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Crónicas de Atenco, México
Por Dévorah Indy-México - Monday, Jul. 15, 2002 at 9:03 AM

Editorial de IMC México y crónica de los hechos de San Salvador Atenco

LIBERAN A OCHO EJIDATARIOS, DOS CAMPESINOS SIGUEN PRESOS font> 14 de Julio de 2002

Liberan a ocho ejidatarios del Penal de Texcoco en el poblado de Chiconautla. Ni Jesús Adán Espinoza, ni Ignacio del Valle, dirigentes campesinos son liberados; las autoridades gubernamentales argumentan que tienen cinco ordenes de aprehensión. Continúan cuatro hospitalizados, quienes también tienen orden de aprehensión.

El acuerdo al que se había llegado es que si ponían en libertad a los campesinos de Atenco, los ejidatarios harían lo mismo con los siete funcionarios de la Procuraduría mexiquense que retuvieron.
En las actuales condiciones, los habitantes de Atenco discuten si mantienen al subprocurador de Justicia, Jesús Mendiola y al jefe de Averiguaciones Previas de la Subprocuraduría regional, Guillermo Fragoso.

Por su parte, el gobernador Montiel afirma que la liberación de los ejidatarios presos es una muestra conjunta del estado y de la presidencia de destrabar el conflicto.
El secretario de Gobernación, Santiago Creel quien ayer dijo que el gobierno federal actuaría con mano firme. Ahora afirma que la excarcelación de los campesinos fortalece el Estado de Derecho. “Se ha hecho un replanteamiento del aeropuerto de Texcoco y nos sentaremos a dialogar con los habitantes de Atenco, vamos a asociarlos al proyecto y pueden desarrollarse como comunidad. Y si no nos entendemos, ya veremos otras formas no violentas. Siempre hay distintas alternativas”.

Somos analfabetas, pero sabemos respetar la dignidad humana

San Salvador, Atenco
Bicicletas comandadas por los ejidatarios giran y ruedan frente a los distintos retenes policíacos y del ejército que rodean San Salvador, Atenco. Y entre campanadas en el Auditorio Municipal se anuncia la llegada de organizaciones sociales y la salida de caravanas desde el zócalo de la Ciudad de México. Caravanas que han salido desde el viernes, después de la marcha en solidaridad con el pueblo de Atenco que defiende su derecho a la tierra.

Fue el jueves 11 de julio al medio día que los ejidatarios de Atenco, deciden ir a Teotihuacán a encontrarse con el gobernador del Estado de México, Arturo Montiel –quien daría un acto, como parte de su gira- para exigirle la solución de las demandas del respeto a sus tierras. Lejos de entablar un diálogo, Montiel envió a las fuerzas policíacas al pueblo de Santa Catarina, municipio de Acolman.
Los labriegos se topan con una valla de efectivos de la Fuerza de Acción y Reacción Inmediata (FARI), y a las 13:40 horas, aparecen policías vestidos de civil a enfrentar a los campesinos, pasan de los insultos verbales, a los golpes, pronto las piedras, palos y hasta tiros.
Los ejidatarios rociados con gas lacrimógeno, golpeados; ante las bajas, deciden retirarse hacia San Salvador Atenco. El saldo; 16 campesinos detenidos, nueve heridos de gravedad, y un compañero desaparecido. Ya los vecinos de los poblados de Magdalena Panoaya, Tocuila, Acuexcomac, salen a las calles y bloquean la carretera federal Texcoco-Lechería. Retienen tres patrullas y un vehículo con agentes del gobierno del estado.

“Creyeron que agarrando a los dirigentes se descabezaría el movimiento, y sólo es el principio de esta lucha”, comenta el encapuchado quien descarga las cajas del líquido que asegura causa osteoporosis, pero que fue un regalo del exgerente de la trasnacional; tres camiones de Coca-Cola.

Con un mural de Zapata como fondo del Auditorio Municipal, el ejidatario David Pájaro declara por el micrófono: líderes somos todos, porque todos somos responsables de nuestra tierra.
Y al centro de Atenco siguen arribando organizaciones sociales, grupos estudiantiles y la llamada sociedad civil llegan desde distintas partes del país para solidarizarse con los campesinos que dicen no a la construcción del aeropuerto internacional.

Ayer, un grupo que se identificó como Derechos Humanos exigieron ver a los rehenes que están en el Auditorio. La gente les pedía que primero fueran a ver a sus familiares también presos que estaban incomunicados, algunos ni se sabía en que cárcel estaban.
“Nosotros hemos tratado bien a los funcionarios de la Procuraduría, han comido, reciben atención médica y se comunican con sus familiares las veces que lo piden; ellos también son nuestros hermanos y no podemos tratarlos mal, también nosotros queremos ver a nuestros compañeros”, relata un ejidatario con 30 puntadas en la cabeza y vendas en su estómago.
El grito es contundente: “que se vayan, para que regresen”, pide la gente que se encuentra en la explanada del auditorio municipal. Quieren información sobre el estado de salud de los ejidatarios detenidos; “dando y dando”, grita una señora tras el paliacate que cubre su rostro.

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