Julio López
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Informe de un largo dìa en Lavalana
Por sh -indymedia - Wednesday, Sep. 04, 2002 at 7:49 AM

Informe sobre los intentos de llevarse la materia prima de la cooperativa Lavalana

Lavalana es una empresa que se dedica a lavar lana. Muchos de los obreros que salvaron su fuente de trabajo tomando la planta, trabajan desde hace mas de 25 años cargando y procesando bolsas de lana cruda, que con los años terminan doblando las espaldas y conviritiendo las cinturas en fuentes permanente de dolor.

Desde hacía tres años, los trabajadores venían cobrando el salario en cuotas, no se hacían los aportes jubilatorios y la vida era un sinfin de promesas imcumplidas.
Cuando la empresa quiso deslindar responsabilidades, proponiendo formar una cooperativa entre patrones y trabajadores, los últimos dijieron no. Y cuando la situación se volvió insostenible, cuando ya no quedó ninguna posibilidad en pie, los trabajadores tomaron la fábrica.

Rodeados de curtiembres, el barrio industrial de Piñeyro guarda esqueletos de decenas de fábricas cerradas; cada calle, cada galpón vacio recuerda a los miles de trabajadores que durante años llenaron de vida el lugar. Los trabajadores de Lavalana se negaron a que su fuente de trabajo sea enterrada en ese cementerio; con la toma de fábrica se propusieron mantener una esperanza viva, y durante ocho meses sobrevivieron con la ayuda de familiares y la solidaridad de la gente del barrio.

El sueño pareció encenderse cuando dos semanas atrás salió publicada en el boletín oficial la ley de expropiación de la planta y la entrega a los trabajadores para que puedan poner a funcionar una cooperativa. Desde el primer minuto comenzaron a refaccionar la fábrica, poniendo lo mejor de sí para comenzar a trabajar hoy mismo.

Las amenazas, los meses viajando a pie o en bicicleta, las largas noches haciendo guardia y la angustia de no tener un centavo, cobraron un nuevo sentido gracias a la esperanza de empezar a trabajar en pocos días. El anímo cambió para siempre.

Lo viejo se resiste a morir, y siempre tiene quién le ayude en su resistencia. Los antiguos dueños de la empresa encontraron rapidamente ese alguien; Carlos Hassan, un fiscal de Lomas de Zamora apenas conocido en los pasillos burocráticos de Lomas de Zamora, pero que demostró total pericia para ordenar el desalojo, tres meses atras, de 300 familias que ocupaban un predio en Villa Fiorito, pasando con topadoras y 500 policías sobre precarias casas de chapa y cartón.

Con esos antecedentes, el fiscal procedió a "no interpretar" la ley de expropiación de la planta, beneficiando a un supuesto cliente (en realidad el antiguo dueño) con cincuenta camiones cargados de lana no procesada. La materia prima, adujo el fiscal, no estaba claramente contemplada en ley de expropiación, y por lo tanto el pedido de un supuesto cliente debía atenderse.

Para llevar a cabo la maniobra, no dudaron en apelar a la tristemente celebre policía de Avellaneda; participaron del operativo alrededor de 200 policias armados con escudos, palos, gases e itacas, y una brigada de caballos que se mantuvo durante todo el dìa en el lugar. Entre la tropa, según reconocieron algunas personas, había policias que habían participado de la represión del Puente Pueyrredón.

La policía llegó de madrugada, media hora antes de que ingresen los trabajadores, rompiendo la puerta con una barreta y golpeando con furia a las dos personas que hacian guardia. Uno de los trabajadores tuvo que ser hospitalizados.

Después vino lo que todo el mundo vió por televisión. A las 10 de la mañana ya eramos unas 100 personas y los trabajadores intentaron entrar a la planta, ya que no había ningún inpedimiento legal para hacerlo. Esas fueron las primeras escaramuzas, que terminaron con los caballos repartiendo golpes a grandes y chicos. Para ese entonces, ya se habían hecho piquetes en las esquinas por donde podrían intentar sacar los primeros cinco camiones cargados de lana, y la noticia comenzaba a correr en todos los ambitos.

Para ese entonces ya estaban presentes trabajadores de Shelco, La Vaskonia, Chilavert, IMPA, Brukman, una delegación de Clínica Junin y Zanon, PO, PTS y miembros de asambleas barriales de toda la zona.

Al mediodía ya se habían hacercado delegaciones de varias fábricas ocupadas, asambleas barriales y partidos de izquierda. Las gomas quemandose, el inmutable cordón de infantería, los bombos que no paraban de sonar; la atmosfera del barrio respiraba la angustia de los obreros que no querían entregar su única esperanza de supervivencia, que no se resignaban a aceptar la incoherencia del poder judicial.

Por la tarde llegó la delegación que se había acecado al juzgado para negociar. La propuesta del fiscal era llevar la lana a un lugar neutral, donde iba a estar custodiada hasta que la ley se aclare. El planteo era mas irracional que el primero; se necesitan cinco días de trabajo para cargar todo, y aclarar una ley que ya es clara puede tomar como mucho dos. Además, según denunciaron varios trabajadores, el galpón propuesto por la fiscalía también era propiedad de los antiguos dueños de la empresa.

Allí, por unos minutos, volvió la tensión. Los 24 trabajadores de la cooperativa trataron de volver a entrar a su lugar de trabajo, desde ahora también su propiedad, y se produjeron nuevos forcejeos. Finalmente, luego de una negociación, se los dejó cruzar el cordón policial para realizar una asamblea en la puerta de la empresa.

La asamblea fue corta y concisa; la materia prima no salía. Ellos podían cuidarla bien ahí, y si no se podía tocar por algunos días no la iban a tocar, pero de allí no se sacaba nada. Concientes de que iban a intentar sacar los camiones de todas formas, se sentaron en el portón de salida y la bloquearon con sus propios cuerpos. La infantería se plantó, los caminioneros se declararon trabajadores que querían irse, y el ambiente se volvió tenso nuevamente.

El que descomprimió, esta vez, fue el intendente de Avellaneda. Laborde llegó con la caida de sol, y en un encendido discurso se ofreció como garantía para que el material se pudiera quedar allí. El sol estaba cayendo, y no es bueno ver como el municipio donde uno es intendente usa como luz nocturna la llama de las gomas quemandose en el piquete.


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Este es el camino
Por Raymond - Tuesday, Sep. 10, 2002 at 1:42 PM
webmaster@po.org.ar

ESTE ES EL CAMINO

Las pantallas de la televisión reflejaron en forma contundente, el martes pasado, el sentimiento de nuestro pueblo y, lo que es más, su nivel de conciencia.

En las puertas de la textil Lavalán, un piquete proletario de centenares de compañeros se enfrentaba en una lucha feroz a la policía para impedir el vaciamiento de su fábrica ocupada.

En el piquete estaban las asambleas populares de Avellaneda y del sur de la capital, los piqueteros y el Polo Obrero, y otras organizaciones luchadoras.

Defendía, frente a la bonaerense, el principio de la expropiación, en beneficio de los obreros, de los medios de producción y de vida que el capital era incapaz de poner en marcha, sembrando con ello la miseria social.

Por su contenido social y por su método de acción, la lucha de Lavalán es la expresión de la disposición de los trabajadores argentinos de luchar por la reorganización de la sociedad sobre nuevas bases.

Diez días antes había ocurrido lo mismo en Parmalat, cuya patronal pretendía trasladar la maquinaria a Pilar, dejando en la calle a casi 300 compañeros.

Pero las mismas pantallas mostraron algo más: la movilización de los vecinos de Munro contra la comisaría debido al asesinato por la policía de un joven inocente.

Otra vez El Jagüel, otra vez Floresta, otra vez el antagonismo ya irreductible entre la masa del pueblo y el Estado de los gendarmes del capital y de la entrega de la nación.

Es en este marco que se debe visualizar la crisis nacional; no en el de las encuestas, los "espacios" o los culebrones de los Congresos o Legislaturas.

Lavalán, Parmalat, Munro, El Jagüel – somos todos.

Necesitamos sumar a todos los piquetes que nacen como hongos cotidianamente en un gigantesco piquete nacional para impulsar la huelga general que los barra a todos, para que un gobierno representativo del pueblo en lucha convoque a una Asamblea Constituyente soberana.

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A pura fuerza de piquete: gran triunfo de Lavalana
Por Raymond - Tuesday, Sep. 10, 2002 at 1:45 PM
webmaster@po.org.ar

A PURA FUERZA DE PIQUETES:
GRAN TRIUNFO EN LAVALANA

El martes 3 la policía provincial allanó la planta Lavalán, ubicada en Avellaneda, una de las casi 100 fábricas ocupadas y bajo gestión de los trabajadores. Los obreros habían reabierto la fábrica y logrado la aprobación de un proyecto de expropiación por parte de la Legislatura bonaerense.

La orden de allanamiento del juez se basó en el reclamo del stock de lana de uno de los antiguos dueños de la firma, a pesar de que la ley de expropiación comprendía todos los activos, incluyendo en forma explícita las materias primas.

Dada la arbitrariedad de la medida, no hay que descartar que detrás de la orden judicial esté la mano de un sector de la patronal que es partidario de una línea represiva contra las ocupaciones de fábrica y ve con desconfianza la política contemporizadora del gobierno, que viene echando lastre ante las gestiones obreras. Por lo pronto, asistimos al primer caso de una intervención policial contra una fábrica "expropiada".

Esta provocación fue literalmente aplastada por la acción de los trabajadores, las asambleas, las organizaciones piqueteras y los partidos. En una verdadera guerra campal que se prolongó durante todo el día, se logró, al anochecer, que la lana no saliera del establecimiento. El juez no tuvo más remedio que dar marcha atrás.

Todo comenzo a la mañana, cuando la policía irrumpió a los garrotazos en la fábrica y desalojó a los trabajadores. A partir de ahí comenzó la resistencia, que se fue ampliando con el correr de las horas. La presencia de los trabajadores que se concentraron en la puerta fue engrosada con delegaciones de organizaciones populares y vecinos, quienes hicieron el "aguante" a lo largo de toda la jornada.

A media tarde, luego de varias horas de concentración en la puerta, los obreros de Lavalán habían logrado franquear el cordón policial y retomar el control del establecimiento. En asamblea general resolvieron desafiar la decisión del fiscal e impedir la salida de la lana. En la puerta, mientras tanto, se habían concentrado más de 400 compañeros, entre los que se destacaban el Polo Obrero, las asambleas barriales y delegaciones de obreros de otras fábricas ocupadas. Junto a los obreros de Lavalán formaron un verdadero escudo humano, sentados en los accesos a la planta para impedir la salida de los camiones que pretendían sacar la materia prima. Los compañeros repetían incansablemente a través de sus cánticos: "Lavalán es de los trabajadores, y al que no le gusta se jode, se jode", y "La lana no se va, la lana no se va"... Y la lana no se fue.

¡Un gran triunfo de la lucha obrera!

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