OTRA VEZ LA POLÉMICA EN INDYMEDIA: PO CONTRA PTS, MIENTRAS EL PERONISMO RÍE
Por Osiris Troiani y Enrique Raab - Saturday, Sep. 28, 2002 at 11:10 PM
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A HORAS DEL COMIENZODE LA ASAMBLEA NACIONAL DE TRABAJADORES, LAS ACUSACIONES EMPIEZAN A FLUIR EN UNA WEB PÚBLICA Y EL TROTSKISMO ARGENTINO DEMUESTRA UNA VEZ MÁS QUE NADA LES IMPORTA MÁS QUE SU PROPIO PARTIDO. MIENTRAS LOS SECTORES MÁS BURÓCRATAS DEL VIEJO PERONISMO REVOLUCIONARIO ADMINISTRAN MÁS DE 20 FÁBRICAS OCUPADAS LAS VERTIENTES DEL MORENISMO CORREN EL PELIGRO DE NAUFRAGAR EN LA MIOPÍA.

Cuando faltan pocos meses para que los casos más ejemplares de la toma de fábricas cumplan un año de lucha, las fracciones trotskistas en la argentina parecen haber perdido la brújula: se combaten entre sí en público, como si vivieran en una socialdemocracia europea. Los voceros del Partido de los Trabajadores por el Socialismo y del Partido Obrero se persiguen como perro y gato en medio de una coyuntura complicada donde se multiplican las amenazas, las persecuciones y los ataques de la derecha.
A casi una semana de una feroz represión en Jujuy y a tres meses de la Masacre de Avellaneda todo sigue igual para los partidos que adhieren a la Cuarta Internacional en la Argentina.
Los militantes del partido conducido por Emilio Albamonte (PTS) han llevado a fábricas como la textil Brukman a una casi segura derrota judicial por intentar trasladar el reclamo de "estatización bajo control obrero" que evolucionara favorablemente en Neuquén con la ocupación de la Fábrica de Cerámicos Zanón. Los días pasan y los dueños de la empresa han logrado socavar en la prensa y en la justicia el justo reclamo de los trabajadores textiles que hoy están en vilo a la espera de que la justicia no ordene el desalojo de la fábrica.
Pero a la derecha del PTS, el partido de Altamira trata de encontrar su lugar en el movimiento de fábricas ocupadas y en su fracaso combate todo lo que no le pertenece y repite una de las peores tradiciones del trotskismo argentino: hace públicas discusiones que son sumamente útiles a la derecha y a los aparatos represivos del Estado.
Del mismo modo en 1975 cayeron varios compañeros revolucionarios gracias a las denuncias del por entonces PST. En esas fechas la prensa morenista y el maoismo condenaban en sus periódicos las "células foquistas" que estaban en las fábricas. Muchos militantes de organizaciones político militares aún recuerdan a los presos trotskistas negarse a "entrar en las celdas de los terroristas", confirmando las sospechas que de ellos tenían los carceleros que en esos días torturaban sistemáticamente.
Han pasado 25 años y aunque muchos memoriosos ya ni le piden una autocrítica a los herederos de aquellos PST o Política Obrera de aquellos años, no puede dejar de sorprenderse ante semejante necedad.
Mientras siguen detrás de verdaderos ejemplos de lucha obrera, los trotskistas vernáculos confrontan, se delatan, se amenazan, luchan entre sí y permiten que rancios sectores del viejo peronismo revolucionario sigan construyendo en silencio y sin pausa un potente movimiento de fábricas ocupadas transformadas en cooperativas.
De la mano de un abogado hábil, los que ayer creyeron que el Polo Social era "la renovación de un Movimiento Nacional y Popular" han logrado arrancar dos leyes de expropiación y garantizan el trabajo de una importante cantidad de trabajadores que por desgracia contarán con una conducción socialdemócrata que en unos años los comprometa en otra nueva aventura frepasista o como se llame.
Mientras pasan los días, las definiciones clasistas parecen naufragar al calor de una disputa inútil que Trotsky ya habrìa resuelto en Kronstadt

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