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[documentos] Trabajo, dignidad y cambio social
Por fwd -
Wednesday, Oct. 02, 2002 at 7:15 AM
la experiencia de los MTDs en la Coordinadora de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón
Documento de la Coordinadora Aníbal Verón.
Durante
los años 1996 y 1997 tienen lugar en el interior del país una serie de
protestas populares que por su masividad constituyeron verdaderas puebladas.
Tanto en la región de la Patagonia (en la zona de Cutralcó y Plaza Huincul)
como en el norte del país (en Salta y en Jujuy, sobre todo), donde las
políticas neoliberales habían causado estragos en aquellas ciudades que habían
crecido a partir de las grandes empresas estatales como YPF (Yacimientos
Petrolíferos Fiscales) o Altos Hornos Zapla, o grandes ingenios azucareros, se
registraron masivas manifestaciones que marcaron el inicio de un fuerte proceso
de recomposición de los sectores populares en la Argentina. En dichas
"puebladas" emergió y se consolidó una herramienta de lucha hasta ese
momento inédita: el corte de ruta.
TRABAJO, DIGNIDAD Y CAMBIO SOCIAL
Los Movimientos de Trabajadores Desocupados que integran la Coordinadora
"Anibal Verón"
(los textos pertenecen a un cuadernillo elaborado por un colectivo de trabajo
integrado por AULE (agrupación unidad para la lucha estudiantil)
GALPÓN SUR y LA GRIETA, integrantes de la COORDINADORA DE ORGANIZACIONES
POPULARES AUTÓNOMAS -COPA- Reg. La Plata.
Introducción
En la zona sur del Gran Buenos Aires, más precisamente en los partidos de
Quilmes, Lanús y Almirante Brown, han surgido y se han desarrollado un conjunto
de organizaciones de trabajadores desocupados cuyas prácticas y concepciones
constituyen un quiebre con las formas tradicionales de la política argentina.
Los Movimientos de Trabajadores Desocupados (MTD) de Solano, Lanús y Almirante
Brown constituyen, en efecto, una de las experiencias más ricas y novedosas de
los últimos años. A estas experiencias se están sumando grupos de diferentes
regiones del país: MTD de Lugano (Capital Federal), MTD de Esteban Echeverría y
MTD de José C. Paz (Conurbano Bonaerense), y los MTD de la Provincia de Río
Negro "Darío Santillán" (Cipoletti) y "23 de Julio"(Allen).
Todas estas expresiones junto al MTD de Florencio Varela y otras organizaciones
integran la CTD Anibal Verón.
Transformando los planes de empleo del gobierno en una herramienta de lucha y
organización, estos movimientos han logrado consolidarse en el tiempo y avanzar
en la articulación y en la coordinación con otros sectores del campo popular.
Los planes arrancados al gobierno en los "piquetes" que cortan la
circulación de vehículos y mercancías por las rutas argentinas son
administrados de forma autónoma y dan lugar a una serie de emprendimientos
productivos (panaderías, bloqueras, herrerías, carpinterías, etc.) y diferentes
iniciativas que satisfacen las necesidades del barrio (bibliotecas populares,
guarderías, comedores, roperos y farmacias comunitarias, etc). De esa manera,
cada victoria en el "piquete" potencia el desarrollo de la
organización.
La forma de organización y construcción política de los Movimientos de
Trabajadores Desocupados marca también un quiebre con respecto a la política
tradicional
Conceptos como el de Horizontalidad, autonomía y trabajo de base están en el
centro de estas experiencias.
La apuesta de los MTD es una apuesta fuerte: su objetivo final es el cambio
social. Un cambio social que se construye en el día a día y donde adquiere un
lugar central la formación de los compañeros.
Muchos de estos conceptos, aparecerán reiteradas veces en las páginas que
siguen. En ellas, no tendremos más remedio que conformarnos con descripciones
aproximadas y con los ecos lejanos de una experiencia cargada de dramatismo y
de vitalidad. Una experiencia que ha sacudido la conciencia de la nación y ha
demostrado la enorme potencialidad de la Argentina profunda, esa Argentina
"piquetera" que no se resigna a ser un país para pocos y lo resume en
una consigna: Trabajo, Dignidad y Cambio Social.
La Argentina arrasada: Una breve contextualización histórica
Durante la década de los noventa, bajo el gobierno de Carlos Menem, se
consolidó en la Argentina el modelo neoliberal. Las consecuencias de dicho modelo,
cuyas primeras piezas habían sido montadas por la última dictadura militar
entre 1976 y 1983, están hoy a la vista y son producto de una serie de
transformaciones estructurales en la economía y la sociedad.
Las políticas neoliberales beneficiaron a los sectores más concentrados de la
economía (los acreedores externos, los grandes bancos, los grandes grupos
locales que se beneficiaron con el proceso de privatización de las empresas
públicas, etc.) y descargaron todo su peso sobre las grandes mayorías
nacionales.
Poco queda de aquella Argentina que se había desarrollado a partir de una
economía orientada a un mercado interno en expansión y que se mostraba mucho
más homogénea desde el punto de vista de su estructura social.
Hoy, y como consecuencia de las transformaciones que se iniciaron con el golpe
de 1976 (que inauguró el proceso de desindustrialización y endeudamiento
externo que requería el nuevo ciclo de valorización financiera del capital) lo
que predomina en nuestra sociedad es la fragmentación y la heterogeneidad. Los
niveles de pobreza y marginación han alcanzado niveles inéditos (casi un
cuarenta por ciento de los argentinos están por debajo de la línea de pobreza),
en tanto que los propios organismos oficiales reconocen que la desocupación
alcanza cifras superiores al 20 %.
El gobierno de Fernando De la Rúa, que cayó en diciembre del año pasado como
consecuencia de una impresionante movilización popular, y el actual, encabezado
por Eduardo Duhalde, no han hecho más que continuar con la aplicación de dichas
políticas.
Por los bordes todavía se puede: Acerca del origen de los MTD de la
zona sur del Gran Buenos Aires.
Durante los años 1996 y 1997 tienen lugar en el interior del país una serie de
protestas populares que por su masividad constituyeron verdaderas puebladas.
Tanto en la región de la Patagonia (en la zona de Cutralcó y Plaza Huincul)
como en el norte del país (en Salta y en Jujuy, sobre todo), donde las
políticas neoliberales habían causado estragos en aquellas ciudades que habían
crecido a partir de las grandes empresas estatales como YPF (Yacimientos
Petrolíferos Fiscales) o Altos Hornos Zapla, o grandes ingenios azucareros, se
registraron masivas manifestaciones que marcaron el inicio de un fuerte proceso
de recomposición de los sectores populares en la Argentina. En dichas
"puebladas" emergió y se consolidó una herramienta de lucha hasta ese
momento inédita: el corte de ruta.
Esos acontecimientos demostraban, por un lado, que la desocupación se había
convertido en un dato estructural de la vida política argentina y por otro, que
los desocupados en tanto sujetos sociales aparecían como un sector clave en la
lucha contra las políticas de ajuste del neoliberalismo.
Ante el crecimiento de la protesta social el gobierno nacional decidió
implementar un conjunto de planes de empleo (Planes Trabajar) con el objeto de
contener las demandas de los desocupados. Los planes tenían una impronta
claramente disciplinadora: desde el poder se pensaba que podían ser útiles para
dividir los movimientos de protesta y para coptar a algunos de sus líderes.
Además, servían para reforzar la ya de por sí extensa red clientelística del
gobierno nacional y los gobiernos provinciales.
Sin embargo, muchas organizaciones de trabajadores desocupados vieron la
posibilidad de consolidar su organización a partir de estos subsidios de empleo
que se conseguían a partir de la lucha.
Es en ese contexto que se produce, a fines de 1997 el primer corte de ruta en
la Provincia de Buenos Aires, más precisamente en Florencio Varela. Esa
experiencia, que fue masiva y terminó con una victoria de los
"piqueteros", constituyó un punto de referencia importante para el
desarrollo de los MTD de Solano, Lanús y Almirante Brown.
"Una de las cosas que más cautivó fue la forma organizativa, que la cosa
se manejara en asambleas, que nadie tuviera un cargo comprado, que todos fueran
removibles (...) la discusión fundamental pasaba por los planes trabajar: si
era aceptar una limosna o la cosa pasaba por agarrarlos para ir por más. (...)
Sobre eso se fundamentaba lo de trabajo, dignidad y cambio social: Agarremos
esto, que es una cagada, pero a partir de esto tenemos la excusa para hacer
otras cosas, y a partir de ahí empezarnos a organizar".(1)
Sería precisamente el MTD de Solano el que más tempranamente comienza a
organizarse. En noviembre de 1997 tienen lugar las primeras asambleas y el
primer corte de ruta, con el que se consiguen los primeros planes. También por
esa época comienzan a establecerse relaciones, a partir de la solidaridad en
las luchas, con las otras organizaciones de desocupados.
"Las primeras asambleas eran de 30 o 40 compañeros. Hicimos una marcha al
Municipio y conseguimos los primeros 50 planes; después viene el primer corte
de ruta porque queríamos más planes. La gente ya no estaba dispuesta a ceder de
forma pacífica los puestos de trabajo... Ahí fue que nos conocimos con los
compañeros de Lanús, que vinieron a solidarizarse al corte".(2)
A los pocos meses comienza a organizarse el MTD de Lanús. En una primera
instancia a partir de la coordinación con otros movimientos que ya existían
como el de Solano, el de Varela o el de La Plata, y en un segundo momento, que
marca la consolidación del movimiento, a partir de una serie de
reivindicaciones específicas en el propio barrio, que excedían el reclamo por
los planes de empleo:
"El MTD se consolida acá cuando damos fuertes luchas zonales y en el
barrio (...) cuando tocamos las fibras sensibles de las tierras del barrio que
estaban en poder del municipio, habiendo tanta necesidad de vivienda... Ahí se
acercaron compañeros del barrio que tal vez veían que había gente que se
juntaba para dar algunas luchas. Pero el tema de tocar los intereses más
inmediatos del barrio fue fundamental. Más allá de nuestro eje concreto, que
podía ser la lucha por los planes, fue por ahí por donde más nos
potenciamos".(3)
Un poco más tarde, comienza a organizarse el MTD de Almirante Brown, el que
hacia noviembre de 2000 realiza su primer corte de ruta junto con los MTD de
Solano y Lanús, en la rotonda de Pasco (Quilmes), y a partir del cual se
consiguieron bolsones de alimentos y planes de empleo que quedaron bajo la
autogestión de los movimientos.
"Nos juntamos, nos organizamos. Ahí nació el movimiento y una palabra
nueva que comenzó a familiarizarse entre nosotros: Compañero. Que para nosotros
es compartir la miseria, el hambre, las necesidades, pero también la lucha, el
esfuerzo, el compromiso, las conquistas obtenidas con cada pelea. Así
comenzamos: asambleas en los barrios una vez por semana, pintadas, volantes en
la feria convocando a los vecinos. Así comenzó todo..." (4)
Los orígenes de estos tres MTD están, de esta manera, estrechamente vinculados
entre sí, hundiendo sus raíces en lo que ellos denominan la solidaridad en la
lucha.
notas
(1) Entrevista a los MTD de Solano, Lanús y Almirante Brown realizada en Lanús
el 6 de abril de 2002.
(2) Entrevista a los MTD de Solano, Lanús y Almirante Brown realizada en Lanús
el 6 de abril de 2002.
(3) Entrevista a los MTD de Solano, Lanús y Almirante Brown realizada en Lanús
el 6 de abril de 2002.
(4) "A un año del primer piquete" en Revista Acontecimiento Nº 22,
Buenos Aires, 2001.
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Los cortes de ruta se fueron constituyendo, ya desde los
comienzos, en una herramienta de lucha fundamental para los desocupados que se
organizan en torno a los MTD. Mediáticamente se los denominó
"piquetes", instalándose dicha figura en el imaginario colectivo. El corte de ruta como herramienta de lucha
El piquete consiste en la interrupción de la libre circulación de mercancías
por las rutas del país, hasta tanto se de una respuesta a las reivindicaciones
planteadas -se trate de mejoras materiales para el movimiento, o de solidaridad
con la lucha de otras organizaciones-. Esta novedosa forma de protesta popular,
que llamó la atención a una opinión pública distraída frente a los efectos
devastadores de las políticas económicas de los años noventa, demostró un alto
nivel de eficacia a la hora de conseguir las reivindicaciones esgrimidas.
Al no percibir un salario, el trabajador desocupado no tiene acceso a los
medios para garantizar su subsistencia. Su cotidiano no se desarrolla en la
fábrica, de modo que su organización emblemática deja de ser el sindicato, para
pasar a configurarse, territorialmente, en los barrios. Es en este marco que el
corte de ruta se convierte en su herramienta de lucha más potente. Herramienta
que permite obtener de las agencias estatales, subsidios (Planes Trabajar)
cuyos beneficiarios serán los desocupados. De todos modos, cabe señalar que
dichos subsidios persiguen el objetivo principal de promover y reforzar una red
de lazos clientelares tendientes a domesticar la protesta. Teniendo en cuenta
esta impronta de control social inscripta en los planes, los MTD buscan reapropiarse
su significado, y disponerlo para potenciar sus luchas.
La efectivización de un corte de ruta requiere una serie de instancias
organizativas previas. La medida es discutida por asambleas barriales. Si se
decide el corte, se dividen las tareas en áreas organizativas: salud, cocina,
prensa, etc. buscándose mecanismos de coordinación entre las mismas. Se procura
al mismo tiempo, garantizar la seguridad de los compañeros movilizados.
"El hecho de que los compañeros que están en el piquete se cubran la cara
es por una cuestión de seguridad básica. Porque nosotros después volvemos al
barrio y el mismo policía que está incómodo porque tiene que pasar dos días en
la calle porque nosotros cortamos la ruta, es el mismo policía que después
patrulla por nuestras casas. Además, hay que tener en cuenta el nivel de
inteligencia, que consiste en filmar las características del corte y sobre todo
a los compañeros que están en el piquete, porque después esas imágenes se
utilizan para armar causas y procesar a esos compañeros". (1)
El piquete es también la instancia en que se pone en evidencia el trabajo
cotidiano, de formación, que se desarrolla entre corte y corte. Para continuar
con el ejemplo, pensemos el caso ilustrativo de la organización de la
seguridad. El cumplimiento de esta función es clave pues debe garantizar la
integridad de los participantes, que suelen ser familias enteras. Quienes se
encargan de dicha función son en general los jóvenes de los barrios, los mismos
que padecen cotidianamente la violencia de la marginación y la represión
policial. Teniendo esto en cuenta, los MTD realizan un intenso trabajo para
contener la hostilidad que los pibes manifiestan hacia las "fuerzas del
orden" cuando se arma el piquete. Este trabajo de formación rinde sus frutos
ya que, paulatinamente, los encargados de la seguridad van tomando conciencia
de la responsabilidad que significa tener que resguardar a sus compañeros.
"Acá teníamos una particularidad: que los pibes vienen de treinta años de
cultura política que viene del intendente, y de llevarlos como ganado. Los
llevaban a los actos y les daban vino, droga. Cargaban un colectivo y les daban
esto y lo otro. Al principio costaba, porque sin saber mucho iban a un piquete
y para ellos iban a un acto de Quindimil [intendente de Lanús] y querían tomar
vino. Se fue dando todo un laburo... y esto nos ha llevado a que hoy en día,
los compañeros van a los piquetes y de antemano saben que no se puede ni
alcohol, ni droga, ni nada por el estilo. Si hay alguno que aparece descolgado,
los mismos compañeros le dicen que se quede, que no suba al colectivo. Los
mismos pibes del barrio que después a la noche se juntan en la esquina con
ellos y toman. Se ha generado una cultura en el MTD de descartar todas esas
cosas. Todos saben que en pedo no hay que ir, porque es una responsabilidad
grande. Más los compañeros piqueteros que son una vanguardia de las familias
que están en el piquete, y las defienden con garra, y en eso también tiene esa
cultura, que de a poco se ha ido superando". (2)
Así como los piquetes son una herramienta de lucha, son al mismo tiempo una
experiencia donde los compañeros comparten los esfuerzos de recuperar una
identidad propia. Es esa identidad que se forja colectivamente, en pie de
batalla. Pero es una batalla dura y paciente, que trasciende la jornada del
piquete y se consuma todos los días. Se trata del combate cotidiano, del
intento de doblegar a los elementos más aguerridos del enemigo, atrincherados
en las ilusiones de la salvación individual y la felicidad basada en el lucro.
"El barrio La Fe no existe en los planos, es un barrio tomado desde hace
ya 16 años, un macizo de tierra que no figura, no existe. El índice de
ocupación -no de desocupación- debe ser del 15% en el barrio La Fe. Y ese
barrio, esa gente, no existe. No existe cuando hace tres días de cola en la
municipalidad para anotarse para que le entreguen pañales, no existe cuando en
la salita no hay remedios.
Creo que muchos de estos compañeros comienzan a existir en el piquete (...)
Digamos, existís en tanto que lucha organizada del movimiento". (3)
El sistema busca confinar a los compañeros al silencio y la invisibilidad. A
pesar de ello, su voz se hace oír y su presencia se impone en cada jornada
piquetera. Lo novedoso de esta cuestión es que, contrariamente a la imagen que
difunden los medios, el piquete es un momento donde la alegría es soberana. Un
encuentro ritual, donde los compañeros comparten la intensidad que alberga una
lucha encarada colectivamente.
"La mayoría de los compañeros que recién se acercan al movimiento, más del
ochenta por ciento, vienen exclusivamente por la necesidad concreta. Están
necesitando algo para comer, no tienen mercadería, no tienen laburo, no tienen
un carajo. Pero cuando ya hay un proceso la cosa cambia, empiezan a sentir la
adrenalina y la necesidad de organizarse". (4)
El corte de ruta aloja un contenido emancipador. Allí los compañeros tienen una
cuota de poder y son respetados, incluso por la misma policía que en los
barrios los reprime.
El piquete, entonces, como un evento donde la fragmentación y postergación
cotidianas mutan, al calor de las gomas encendidas y las ollas populares, en
esperanza y rebeldía.
notas
(1) "La nación subestimada" Entrevista al MTD Lanús, en La Náusea
N14. Diciembre 2001.
(2) Entrevista hecha a los MTD de Solano, Lanús y Almirante Brown realizada en
Lanús el 6-4-02.
(3) Entrevista a los MTD de Solano, Lanús y Almirante Brown realizada en
Almirante Brown el 27-4-02.
(4) Entrevista al MTD Solano, en Situaciones N4, Ediciones de Mano en Mano.
Diciembre de 2001.
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Principios de contrucción de la organización política de
los MTDs Los MTD son autónomos, no se articulan con ningún partido
político ni con ninguna central sindical. Consideran que a las visiones
centralizadas se les escapa el drama chiquito de las personas, la especificidad
de cada situación. Sin embargo, no escatiman en llamar compañeros a los que
comparten sus métodos y sus luchas. Y no dejan de poner el hombro cuando otros
los necesitan. Autonomía no implica abandonar el uso de los planes sociales del
Estado, sino que justamente implica usarlos pero dándoles otro sentido. Y que
justamente, éstos no se deben a una supuesta generosidad de los gobiernos, sino
a la lucha de los compañeros.
Principios de construcción de la organización política de los MTD.
Los MTD levantan la consigna "Trabajo, dignidad y cambio social";
para que ella pueda concretarse han generado una organización, que haga de lo
escrito y declamado una creación en la vida real.
La construcción de la forma política de los MTD se sustenta en tres pilares:
trabajo territorial, autonomía y horizontalidad.
Los MTD recogen las problemáticas más sensibles de los barrios donde se
encuentran asentados. Barrios habitados por gente pobre, y por todas las
dificultades que la pobreza genera. Trabajando sobre su dimensión social,
política y económica, buscan encontrar soluciones prácticas que aborden de
manera frontal los estragos de las relaciones sociales capitalistas.
Para los MTD no se trata únicamente de un problema de empleo, sino, como ellos
dicen: ''tenemos que modificar las relaciones de dominación y violencia que
cunden entre nosotros, para eso tenemos que cambiar nuestra cabeza, y para
cambiar la cabeza, hay que cambiar las prácticas'' (1). Por eso, los
integrantes del MTD se esfuerzan por tocar las fibras más delicadas del
territorio que habitan, para hacer de él un ejemplo concreto de cambio social;
en algunos casos será la tierra y la vivienda, en otros, el empleo y el
proyecto productivo. Todo eso se hace teniendo en claro que a los pobres no los
paren los repollos, sino que la sociedad actual es estructuralmente injusta, y
eso es lo que hay que cambiar. Los MTD dicen: "necesitamos una economía
solidaria, necesitamos resolver los problemas chiquitos, de esta manera vamos
enfrentando los grandes (...) pero para ser solidarios tenemos que dejar el
individualismo, entonces tenemos que formarnos". (2)
"Desde lo muy concreto, y sin grandes definiciones, estamos tratando de
encarar esa idea del cambio social en nuestras relaciones, y el cambio social
ahora. Y no solamente ir combatiendo esas prácticas, sino pariendo nuevas
prácticas". (3)
Así, van laborando su cotidiano, hilando sus prácticas en el gran telar donde
se plasman las luchas por la justicia.
Los MTD son autónomos, no se articulan con ningún partido político ni con
ninguna central sindical. Consideran que a las visiones centralizadas se les
escapa el drama chiquito de las personas, la especificidad de cada situación.
Sin embargo, no escatiman en llamar compañeros a los que comparten sus métodos
y sus luchas. Y no dejan de poner el hombro cuando otros los necesitan.
Autonomía no implica abandonar el uso de los planes sociales del Estado, sino
que justamente implica usarlos pero dándoles otro sentido. Y que justamente,
éstos no se deben a una supuesta generosidad de los gobiernos, sino a la lucha
de los compañeros.
"Al principio era una idea muy precaria y básica, de rechazo a la
institucionalidad política conocida, ya sea de los grandes partidos, como
también de los partidos de izquierda. Era un rechazo a todas las formas
tradicionales de militancia y de espacios políticos que no queríamos seguir
reproduciendo. Por ejemplo, no queríamos que la conquista en la ruta quedara en
mano de los punteros. Pasamos por ese traspié, y después con mucho esfuerzo
empezamos a construir nuestro propio espacio de militancia, para no reproducir
lo viejo generando nuestra propia organización, para no quedar en manos de los
punteros del PJ. Y ahí tuvimos que pensar cómo se gestionaba, cómo se
organizaba..." (4)
"Cuando ganamos los primeros planes, comenzamos a manejarlos de forma
autónoma, en forma de taller. Luego, definimos el sentido de esos talleres y el
sentido de lo que llamamos economía alternativa. Aquí el gobierno no entra,
todo lo define el MTD." (5)
Así, van grabando a fuego su destino, forjando sus acciones en la fragua de la
historia.
La organización de los MTD es horizontal; buscan afrontar colectivamente los
problemas que se vayan presentando. Para ello las deliberaciones y las
decisiones se toman en asambleas abiertas al barrio. Una organización plana, y
el ejercicio continuo de la participación, constituyen una de las
características definitorias de estos movimientos. Los trabajos concretos de la
organización se dividen por áreas: emprendimientos productivos, salud,
formación, política, prensa, relaciones externas, seguridad, etc.
"Nos criamos con dos falacias muy grandes, una la que metía la religión:
cuando te mueras vas a vivir bien. Y otra: cuando hagamos la revolución vamos a
ser todos felices. No tenemos que esperar la revolución para ser felices, para
empezar a construir un hombre nuevo. El hombre nuevo se empieza a construir
hoy. Desde nuestra visión política, no puede existir autonomía que no sea
colectiva. Y esa autonomía colectiva implica responsabilidades para todos, y
entre todos. Responsabilidad de construcción, de compromiso, de respeto con el
compañero, de esmerarse cada día". (6)
"Algunos cuestionan el tema de la democracia directa, la horizontalidad,
de que acá no hay dirigentes. Uno de los cuestionamientos principales es:
"¿cómo puede ser que acá nadie dirija?
Si bien no tenemos dirigentes, hay compañeros que son muy referentes. Algunos
compañeros se destacan por la oratoria, otros por la capacidad de análisis;
pero esos compañeros de ninguna manera tienen la decisión final."
"Casi no trabaja-mos por voto, trabaja-mos por consenso. Cuando la cosa se
traba y hay que decidir sí o sí, en este caso se acata a la mayoría, pero lo
que mayormente buscamos es el consenso. Y si por ejemplo el tema a definir no
urge una definición inmediata, los delegados vuelven a los barrios y escuchan
lo que plantea cada barrio". (7)
Así, van aplastando la soberbia, hablando desde el llano a una sociedad
jerarquizada.
Más allá de la autonomía de cada movimiento, los MTD articulan con
organizaciones que comparten la misma forma de construcción política, y
coordinan acciones de lucha con otras organizaciones con las que existen
diferencias de formas de construcción, pero que en determinadas coyunturas
coinciden en sus reivindicaciones.
"Creemos que la unidad es fundamental, de hecho nosotros nacimos,
crecimos, nos desarrollamos, nos fortalecimos en base a la unidad. Creemos que
ésta tiene distintos niveles: uno es entre los trabajadores desocupados (de la
región, la provincia, del país); otro con los demás sectores en lucha
(trabajadores ocupados, de la salud, docentes, estudiantes). Sobre todo es
importante la unidad interna, que nos permite sostenernos en el tiempo sin
desintegrarnos; entendemos la coordinación como paso previo, como proceso de
conocimiento hasta lograr la unidad".
"La solidaridad debe ser un enunciado concreto, y no un enunciado
abstracto, no sólo entre nosotros (como personas miembros de una misma clase)
sino con los otros (demás sectores sociales). Pero sobre todo, lo más
importante es la solidaridad entre las organizaciones populares, más allá y por
encima de las diferencias que puedan existir, sobre todo en momentos difíciles
(represiones, detenciones, persecuciones, etc.)''. (8)
notas:
(1) Entrevista a los MTD de Solano, Lanús y Almirante Brown, realizada en
Lanús, 6 de abril de 2002.
(2) Entrevista a los MTD de Solano, Lanús y Almirante Brown, realizada en Lanús,
6 de abril de 2002.
(3) Entrevista a los MTD de Solano, Lanús y Almirante Brown, realizada en
Lanús, 6 de abril de 2002.
(4) Entrevista a los MTD de Solano, Lanús y Almirante Brown, realizada en
Lanús, 6 de abril de 2002.
(5) Entrevista a los MTD de Solano, Lanús y Almirante Brown, realizada en
Lanús, 6 de abril de 2002.
(6) Entrevista a los MTD de Solano, Lanús y Almirante Brown, realizada en
Lanús, 6 de abril de 2002.
(7) Entrevista al MTD de Solano, en Revista Hacha y tiza, N. 2, editada por el
Centro de Estudios Populares C.E.P, La Plata, 2002.
(8) "A un año del primer piquete. Movimiento de Trabajadores Desocupados
de Almirante Brown'', en Revista Acontecimiento N. 22, Bs. As., 2001.
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Nuevas formas de organización de la producción y el
consumo Como ya
se ha dicho, los MTD han logrado convertir los planes de empleo del Estado en
una herramienta a partir de la cual generar mayor organización. Sin embargo, su
apuesta es a futuro. El objetivo es que los diferentes emprendimientos
productivos se consoliden en el tiempo y puedan satisfacer las necesidades
materiales no sólo de los integrantes de los MTD sino del barrio en su conjunto
más allá de los planes de empleo.
Una de las particularidades que tienen los MTD de Solano, Lanús y Almirante
Brown ha sido la de transformar los planes sociales, improductivos y
asistencialistas en la concepción del gobierno, en proyectos auténticamente
productivos.
" En principio los planes trabajar estaban destinados exclusivamente a
tareas municipales: zanjeo, construcción de veredas, cuando no para arreglar
unidades básicas del Partido Justicialista. A través de la lucha logramos la
autogestión, para definir nosotros las tareas a realizar, proyectos propios,
que no dependieran del municipio, o del puntero de la zona. Evitamos así la
intermediación de los Municipios y quedó el control directo de los planes de
empleo en manos de los trabajadores desocupados. Nuestra idea es que los
emprendimientos deben beneficiar a todo el barrio y no solamente al que pudo
acceder a un plan. Queríamos destinarlos a un micro- emprendimiento, una
panadería solidaria en el barrio, un taller de herrería, un taller de
capacitación en oficios (electricidad, albañilería, biblioteca popular, etc)".
(1)
Los subsidios indignos implementados por el Estado para esquivar el problema
estructural de la pobreza y controlar a las organizaciones que estaban
surgiendo fueron, luego de ser conquistados mediante la lucha, resignificados
por los MTD, que se establecieron un triple desafío: 1) dar respuestas a las
necesidades urgente de alimentación y salud, 2) construir una nueva
sociabilidad y 3) garantizar a futuro las necesidades materiales de sus
miembros más allá de los planes de empleo.
Con respecto al primer punto, es evidente que los talleres productivos
proporcionan una serie de beneficios concretos en la vida cotidiana:
"En el aspecto productivo se ve claramente en qué sirvieron los 160 pesos
durante un año. En que además de ir comiendo, en dos meses, hoy tenemos una
panadería que no sólo produce pan, sino que produce prepizzas, produce cosas de
repostería, tenemos una huerta que puede ser funcional a ese proyecto, tenemos
compañeros que ya se capacitaron en un oficio, y pueden rebuscársela en una changa.
Además también lo ves en un aspecto más social... una guardería en un barrio,
una biblioteca, una precaria salita de primeros auxilios... (2)
Sin embargo, la lucha de los MTD no está dirigida a lograr una
"inclusión" dentro de un sistema capitalista que se basa en la
explotación del hombre por el hombre. El proyecto de los MTD es mucho más
radical, como lo pone de manifiesto su propia práctica en los talleres:
"Nosotros queremos generar nuevas relaciones sociales. En los grupos de
trabajo no hay uno que ordena el trabajo, o te toma lista cuando llegás y te
pone la sanción o te dice "corré, barré, limpiá". Hay que aprender a
laburar de forma solidaria, sin tratar de hacerle trampa a tu compañero, porque
no es que le hacés trampa al patrón; no es que si podés te escapás antes, o si
podés mentir traes un certificado trucho para justificar que no vas a
laburar." (3)
Se trata, en definitiva, del surgimiento de una nueva cultura política, basada
en la igualdad, en la solidaridad y en la convicción de que el cambio social se
construye día tras día. En los MTD ningún integrante del movimiento gana más
que el otro, y si hay excedentes, éstos vuelven a la organización.
"Todos los compañeros que ganan 160 pesos aportan a fin de mes 10 pesos
que van a un fondo común. Eso sirve para garantizar los micros, la farmacia, la
construcción de todos los galpones, el financiamiento de los talleres
productivos... y también va a servir para lo que serán los futuros comedores.
Lo que producen los talleres productivos vuelve a ese fondo, y no
necesariamente se reinvierte en ese taller, puede reinvertirse en la
biblioteca, que produce conocimiento, algo que es tan importante como la
producción de pan, y a veces más." (4)
Como ya se ha dicho, los MTD han logrado convertir los planes de empleo del
Estado en una herramienta a partir de la cual generar mayor organización. Sin
embargo, su apuesta es a futuro. El objetivo es que los diferentes
emprendimientos productivos se consoliden en el tiempo y puedan satisfacer las
necesidades materiales no sólo de los integrantes de los MTD sino del barrio en
su conjunto más allá de los planes de empleo.
"La apuesta precisamente es esa: ir desarrollándonos de forma tal que no
dependamos del Estado para seguir manteniéndonos, y que si al Estado se le
antoja cortarnos estos subsidios, tengamos mínimamente la capacidad de
sostenernos en el tiempo con redes de producción y consumo, con una
comercialización popular que nos permita tener la panadería y distintos
productos básicos que se van produciendo en un barrio. (...) Hoy son temas de
estudio para nosotros la posibilidad de desarrollos productivos alternativos,
redes de autoconsumo solidario, y estamos profundizando en las experiencias del
MST en Brasil, a través de compañeros que conocen de cerca los criterios de
producción y consumo de los Sin Tierra." (5)
Las transformaciones estructurales operadas por el neoliberalismo en los años
noventa no sólo significaron una enorme transferencia de ingresos desde los
sectores populares hacia los sectores más concentrados de la economía; al mismo
tiempo implicaban, debido a los altos niveles de desocupación y a la
precarización del mercado de trabajo, una fuerte política de disciplinamiento
de los sectores populares. Sin embargo, a pesar de estas dificultades
estructurales, los MTD han logrado organizarse políticamente:
"Estamos hablando de una base social con un nivel de marginación
importante, con un nivel de exclusión histórica, no solamente de gente que se
quedó sin trabajo cuando se privatizaron las empresas, sino que se trata de un
nivel de marginación más estructural, donde muchos compañeros viven o del
cirujeo, de la changa, o del pequeño rebusque, pero también eso en los últimos
años fue excluido. Entonces, esa base social es la que tiene que organizarse en
grupos de laburo donde cada grupo tiene que autoorganizarse. Y es medio un
despelote, todo eso, ya que requiere de una dinámica de mucha discusión para
garantizar la lógica que nosotros queremos: que los compañeros tomen el trabajo
como propio y respeten criterios solidarios de trabajo." (6)
Desde luego, todo este proceso lleva su tiempo, y las dificultades están a la
orden del día. Las nuevas prácticas nacen, necesariamente, imbuidas de toda una
cultura que debe ser dejada de lado. Por ello los MTD otorgan a la formación un
lugar tan importante dentro de su funcionamiento.
"Todo es muy incipiente. Lo único que se comercializa afuera es la
producción de cueros. En general los talleres se han ido consolidando en todos
los grupos, pero lo que sí vimos es que no estaba saldado el debate ideológico
de para qué se produce, de qué se hace con el excedente. Algunos compañeros
empezaron a plantear que "si la panadería gana, entonces la ganancia tiene
que ser nuestra, si nosotros trabajamos acá". Y así en varios talleres.
Entonces faltaba capacitación ideológica. Es difícil desarrollar un proyecto
alternativo, solidario, cuando el que está elaborando, haciendo el zapato, no
entiende que tiene que ser un colectivo. Para qué se produce, a quién vamos a
vender y qué vamos a hacer con el excedente de esa venta, cómo se va a
reinvertir. El tema de la ganancia, de la economía solidaria, son cosas que si
bien se discutieron muchísimo y hay acuerdos ya tomados, sigue siendo
complicado. Somos conscientes de que el cambio social no se da a partir del
discurso sino que es un proceso. Y ese proceso hay que darlo, y darle su
tiempo." (7)
notas
(1) "Por los bordes todavía se puede", en Revista El perseguidor Nº
5, editada por la Agrupación Unidad para la Lucha Estudiantil (AULE), La Plata,
enero-febrero de 2002.
(2) " Por los bordes todavía se puede" en Revista El perseguidor Nº
5, editada por la Agrupación Unidad para la Lucha Estudiantil (AULE), La Plata,
enero-febrero de 2002.
(3) En Revista Hacha y Tiza Nº 2, editada por el Centro de Estudios Populares
(CEP), La Plata, 2002.
(4) Entrevista a los MTD de Solano, Lanús y Almirante Brown realizada en Lanús
el 6 de abril de 2002.
(5) "Por los bordes todavía se puede", en Revista El perseguidor Nº
5, editada por la Agrupación Unidad para la Lucha Estudiantil (AULE), La Plata,
enero-febrero de 2002.
(6) En Revista Hacha y Tiza Nº 2, editada por el Centro de Estudios Populares
(CEP), La Plata, 2002.
(7) Entrevista a los MTD de Solano, Lanús y Almirante Brown realizada en Lanús
el 6 de abril de 2002.