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LIBERTAD DE PRENSA Y DEMOCRACIA EN EL CAPITALISMO?????
Por ANA D. - Sunday, May. 04, 2003 at 4:07 AM

DE QUE LIBERTAD DE PRENSA Y DE QUE DEMOCRACIA HABLAN?


TOMADO DE: Agencia de Información Nacional
ain
Cuba

¿Qué es la libertad de prensa?¿De qué libertad hablamos?

Artículo del argentino Juan Carlos Camaño, secretario general de la Federación Latinoamericana de Periodistas, en ocasión de la celebración del Día de la libertad de prensa en Cuba.



En momentos en que el imperialismo, liderado por Estados Unidos, masacra países y pueblos, han reaparecido de manera patética los utópicos: una especie de intelectual timorato e histérico que le reclama a los criminales que se hagan cargo de la defensa de las víctimas.

Y más patético aún: sueñan con que esa defensa se lleve a cabo con los instrumentos que los delincuentes han creado para disimular su naturaleza y garantizar sus privilegios.

De aquel pequeño encanto de la burguesía a este presente de tierra arrasada.

La lucha por la libertad de expresión se da dentro de la lucha ideológica y política, en el terreno concreto de la confrontación de intereses y no en el laboratorio de las abstracciones teoricistas.

La velocidad con que se reproduce el salvajismo capitalista vuelve ingenuas las manifestaciones de cierto tipo de intelectuales que, con tono "democrático" un poco fuera de época, reclaman -a diestra y siniestra- la plena vigencia de la libertad de expresión, en un mundo gobernado por dictaduras económicas y financieras de neto corte gangsteril.

La reciente invasión a Irak -sumada a otras masacres anteriores- explica de manera contundente de qué estamos hablando cuando hablamos de globalización neoliberal, de su democracia y su libertad de expresión. Hablamos de un capitalismo rabioso y del imperialismo en su camino sin retorno donde la democracia, tantas veces pregonada, desoye olímpicamente a millones de personas pronunciándose contra la guerra y los guerreristas. Por lo tanto, ni libertad, ni democracia. Mísiles para invadir y conquistar. Y represión a quienes, fuera o dentro del escenario bélico, demandan pan, trabajo, educación, salud y vivienda. Utópico y absurdo, pues, solicitarles a los criminales que se hagan cargo de la defensa de las víctimas. Utópico de toda utopía.

El gran dilema que sigue sin resolverse, por imposible, es el de pretender hacer compatible la democracia con el capitalismo. He ahí la cuestión. En tal sentido, la batalla de Irak fue y sigue siendo una clara lección respecto de la hipocresía política del sistema. Lección que rechaza de plano la empalagosa fraseología democratista, tendiente a hacer creer a millones de personas que la realidad no es otra cosa que un interminable espectáculo de ficción.

La realidad es eso que se vive y que miles de millones de personas padecen: hambre, miseria, desempleo, falta de atención sanitaria, de vivienda, de educación, de independencia. Por consiguiente, excepto en la ficción, nada de libertad, nada de democracia, nada de libertad de expresión. Así es la realidad en el sistema capitalista, por mucho empeño que pongan sus apologistas en demostrar lo contrario.

El Orden Global es el que es: una sucesión de genocidios por distintas vías. Entre ellas, la democracia y la libertad de expresión según las formulan -en consonancia con las necesidades del poder real- los publicistas del sistema y sus críticos funcionales. Estos últimos, ¡vaya patetismo!, alzando sus voces como si el mundo estuviera detenido en una foto de los años "dorados" del Estado Benefactor. Atraso. Puro atraso. Desde ahí esas voces. Histéricas, precarias, y en algunos casos, cobardes. Voces de otros tiempos, que denotan una evidente burocratización intelectual. Expresiones de cuando, por citar un ejemplo, diversas manifestaciones del arte aludían al pequeño encanto de la burguesía.

Tiempos arrasados, hoy, por un capitalismo que, en su fase imperialista, se ha lanzado a conquistarlo todo o, en su defecto, a quemarlo todo.

Como bien sabemos, porque nos lo enseña la historia, el capitalismo jamás admitió de hecho, ni de derecho, que la libertad de expresión, la libertad de prensa y la democracia, estuvieran atadas a otro "destino" que no fuera el de los intereses de sus clases dominantes.

¿Qué es, entonces, la libertad de expresión, sino una de las tantas cuestiones que se dirimen ideológicamente en la vida concreta, en la lucha política?¿De qué libertad hablamos?¿De qué democracia?

Sería conveniente no darle a la libertad, a la democracia, a la libertad de expresión, un carácter supremo en estado puro, dentro de una esfera abstracta y por fuera de la lucha ideológica, de la lucha política, de la lucha de clases, de la lucha de intereses.

Es de cómplices con la criminalidad del sistema, pretender colocar por fuera o por encima de la confrontación de intereses entre las clases, los "principios" que se corresponden con la filosofía e ideología de los sectores dominantes.

Así como es de necios e ignorantes, procurar mantener lejos del fuego cruzado de la actual guerra intercapitalista las "libertades" usadas según conveniencia, en la voraz competencia por la conquista de recursos estratégicos y espacios territoriales.

No hay que retroceder casi nada en el tiempo para entender a qué nos estamos refiriendo: las batallas en la ONU, la OTAN, la Organización Mundial del Comercio, por señalar algunos de los organismos internacionales, sintetizan parcialmente el combate librado a sangre y fuego al interior del propio poder real.

Por eso y ante verdades concretas -la realidad tal cual es- se hace necesario no contribuir con la idea de consagrar en abstracto principios que las clases dominantes establecen como paradigmas para todos, pero a favor de sus propios beneficios, contrapuestos a los intereses y necesidades de las clases dominadas. La extensión del desempleo, el hambre, el analfabetismo, la miseria, la violencia, no obedece a fenómeno natural alguno. Sino a un sistema económico, político, social y cultural, basado -a decir de quienes defienden dicho sistema- en las "libertades" y la "democracia".

¿De qué libertad de expresión se habla cuando miles de millones de personas en este mundo son apenas carne en tránsito hacia el matadero de la marginación y la muerte?

En la democracia neoliberal imperialista, que es la que conocemos y la que hegemoniza, por las buenas y las malas, este momento histórico, los gobiernos pasan y las burocracias del poder real quedan constituidas durante décadas en dictaduras económicas, políticas y culturales.

Con ellas, la concentración de capital en manos de un puñado de ricos termina de destronar, en la vida real, cualquier argumento esgrimido en torno a la supuesta existencia de la democracia y la libertad de expresión en la geografía ideológica del propio capitalismo.

La más estruendosa dicotomía entre una -la democracia- y otro -el capitalismo- se verifica con cierta frecuencia a la hora del llamado sufragio universal. Para decirlo tan sencillo como ocurre: Las masas votan por su bienestar, por una mejor calidad de vida, contra la corrupción, contra las mafias, por la justicia social, y sus representantes rinden cuentas, en calidad de rehenes, ante los organismos económicos y financieros internacionales, expresión acabada e indisimulable de la actual dictadura global, con sus mafias incluidas.

El ejercicio de libre expresión -en el caso citado- no pasa de ser una formalidad insultante. Los dueños del dinero, de las tecnologías, las armas, la información, los medios de comunicación, establecen -en su guerra intestina- qué es la "libertad de expresión" y la "democracia". Así como le imponen ambas cosas, según su óptica, al resto de la sociedad. O sea, a las clases explotadas. Ni más, ni menos.




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