Julio López
está desaparecido
hace 6437 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Gente de la tierra
Por sebastian hacher ((i)) - Wednesday, Jul. 30, 2003 at 9:57 PM
sebastian@riseup.net

No tenemos un costado donde la sangre esté limpia de lodo

El escenario es la orilla del Riachuelo, con calles de empedrado manchadas con lagunas perennes de alquitrán, casas con recuerdos de masonería, de conventillo, de colonia y de puerto. Paramos en una parrilla al aire libre, con ristras de luces blancas que guardan melancolía de un lujo alguna vez insinuado, y que ahora iluminan la cena de los últimos obreros de bolso marinero, de mameluco bajo la campera y manos gruesas como racimos. El parrillero canta siguiendo a un intérprete de boleros que desafina desde la radio, y baila con una pareja imaginada en el montón de carne a medio cocinar. Envueltos en un festival de olores de asado y grasa quemada, perros vagabundos y linyeras le piden, cada uno a su modo, un pedazo de algo para aplacar el hambre.

Nosotros estamos sentados con Rogelio Fermín, que tiene 18 años y es cazador de pumas, zorros y guanacos desde que tiene memoria. Mientras comemos, con voz pausada y dulce nos va contando su historia.

De chico caminaba por en la cordillera, aferrándose a las rocas para escalar por los cerros o descubrir los valles, imaginándose encuentros con los pumas de los que hablan tantas leyendas.

Empezó con sus perros, persiguiendo zorros y guanacos, y cuando tuvo edad para que su padre le deje usar un rifle buscó encontrarse con esos animales cuyos bramidos retumban contra las paredes de un mundo agreste e inhóspito. Los encontró a la vuelta de un cerro, en lo alto de una roca, en la ladera de una montaña que lo vio nacer y hacerse hombre.

Dice que nunca sintió miedo, que sus perros le cuidaron las espaldas la única vez que el animal, viéndose encerrado, estuvo "cerca de tocarle el cuero". Conoce sus movimientos, sus costumbres, cada uno de los parajes donde el puma asecha, caza o se recluye a descansar. Sabe que Agosto, cuando la nieve llega a la rodilla, es su mes preferido, que a veces anda solo y a veces de a dos y que una madre puede tener hasta cuatro cachorros, y que cuando la piel del cachorro deje de tener manchas los va separar de su cria para que aprendan a valerse por si mismos.

Nos habla de sus vacas, de sus cabras, de sus yeguadizos, de los bueyes que hacen el trabajo pesado, de los caballos, de lo que se puede plantar en medio de la cordillera, del precio de la lana de la oveja. Nos enseña del viento que dobla los árboles, que se lleva el follaje todavía verde y le deja al otoño apenas el consuelo de algunas hojas para teñirlas de marrón.

Todo eso cuenta Rogelio Fermín con la sabiduría del campo, de la montaña, la piedra y el río. Habla y sonríe de a ratos, y nos enseña por qué su pueblo se llama Mapuche, que en el idioma de Castilla se traduce como Gente de la Tierra. Nos explica que ellos son parte de esa naturaleza a la que deben todo y respetan, porque tiene vida. Que uno puede cortar las ramas y el tronco del árbol, pero que ellos son la raíz que siempre queda y vuelve a crecer.

Ø


El 15 de Marzo del 2003 llegaron hasta el rancho de la familia Fermín 21 policías de las comisarías de Cushamen y El Maitén (Provincia de Chubut). Al frente del operativo iba el comisario de Cushamen César Brann. Los policías golpearon la puerta de la casa donde en ese momento estaban Rogelio y sus padres, y les informaron que se iban a tener que ir. Estaban siendo desalojados.

No respondió Don Mauricio Fermín a las agresiones, pero Rogelio pidió que le mostrasen la orden. "Yo no les tengo que mostrar nada; se van y punto" dijo el comisario, y comenzó una discusión en la que, para el estilo respetuoso de Rogelio, "fui agredido verbalmente, y tuve que hacer lo propio".

Desarmaron los corrales, arriaron a los animales, comenzaron a quemar, a romper y a cargar los restos en una camioneta y en una carreta de la familia. Con un yugo y los mejores bueyes ataron las paredes de la casa para derrumbarla, y lo que quedó en pie lo destrozaron a puntinazos. Derribaron esos ladrillos hechos de barro, agua y bosta, esas paredes y esos bloques que habían hecho, como todo su pueblo, con sus propias manos. Después soltaron los animales, pisotearon la huerta y cargaron para su beneficio los frutos del saqueo.

Rogelio no tenía sus caballos, y entonces era difícil avisarle a los vecinos para que los vengan a ayudar. Los dos que habían llegado a ver que pasaba habían sido expulsados a punta de escopeta, y entonces solo podía tratar de cuidar de sus padres para que no sean golpeados.

El medio de comunicación mas común entre la comunidad es "el servicio al poblador" que tiene la radio, que a determinadas horas pasa la voz de los mensajes que envía el público. Pero la noticia, más rápida que nunca, arrastrada por el viento, recorría la montaña y llegaba hasta los confines de las comunidades.

Las primeras en llegar fueron las ancianas; caminando durante una, dos o tres horas para acercarse.

Los policías ya habían descansado al costado de un fogón hecho con los restos de una cortina de álamo, y cuando insultaron a las ñañas, Rogelio se sintió estallar; sabe que "eso es delicado, porque es gracias a una madre que nosotros caminamos sobre la tierra". Y él, que es decidido y fuerte, y que no siente miedo frente a los rugidos de la montaña que erizan la sangre de otros, esperaba "nomás un compañero joven para que de ahí, por más que rompan todo, no nos saquen ni muertos".

Con las horas, a caballo o pie, llegaron los vecinos desde los parajes alejados, dispuestos a plantar resistencia. De a poco se fue dando una batalla silenciosa, arriando los animales de vuelta hasta al corral los hombres, y descargando lo que los policías cargaban las mujeres, forcejeando aquí y allá.

Durante tres días seguidos intentaron terminar el desalojo, y por tres días y tres noches defendió la comunidad Vuelta del Rio la propiedad que es de todos y de ninguno. Al cabo de esos tres días, el comisario entendió que no le convenía un enfrentamiento directo, porque un Mapuche, dice Rogelio, vale por tres policías que no saben pelear arriba del caballo.

Ese día por fin la familia pudo leer la orden judicial, oficialmente suspendida, que autorizaba a "romper candados" pero que no decía nada de destruir, quemar y llevarse todo.

Ø


"Vivimos desde siempre en ese lugar. Ahí nací y ahí voy a morir". Tan simple y tan profundo como eso es lo que piensa Rogelio Fermín.

Las tierras en las que vive la familia son legalmente una "reserva" creada en el norte de Chubut por el presidente Julio A. Roca en 1899. Fueron entregadas por este genocida a los sobrevivientes de la Campaña del Desierto, por gestiones del lonko Miguel Ñancuche Nahuelquir. Esas 50 leguas sobre las que se formó la comunidad Vuelta del Rio, es solo una pequeña porción del territorio ancestral Mapuche, el Wallmapuche, que esa campaña y ese presidente se encargaron de diezmar.

Hasta ese territorio, además de familias perseguidas y expulsadas de otras tierras, llegaron a principios de siglo gran cantidad de comerciantes, muchos de origen sirio libanés. Entre ellos estaba Abraham Breide, un mercachifle que se dedicaba a la compra-venta con los campesinos originarios que todavía no sabían leer ni escribir. Breige fue el primero en tener un coche Ford T en el Maitén de los años 20, y para sus transacciones calculaba el peso de las cosas usando su dedo meñique como balanza. Así, entre muchos, consiguió endeudar a una anciana, para luego cobrarse rematando sus cosas, quemando su casa e instalándose en sus tierras. Una práctica que se mantiene en el tiempo.

En 1957, Revolución Libertadora mediante, se crea la provincia de Chubut y con ella el Instituto Autárquico de Colonización y Fomento Rural (IAC) comienza a dar títulos de propiedad a amigos del poder. Según la organización Tehuelche-Mapuche 11 de Octubre, "Breige obtuvo el suyo en 1963, sobre tierras de la Reserva Cushamen, ancestralmente ocupados por las comunidades mapuche Vuelta del Río y Ranquil Huao. Diez años después Breide transfirió sus títulos de propiedad a Aikel El Khazen, otro comerciante sirio libanés asentado en la región, que ya poseía algunos lotes de la Reserva."

En 1994, los sucesores de El Khazen comienzan un juicio de desalojo contra algunas familias de la comunidad Vuelta del Rio, que fue resuelto en primera y segunda instancia a favor de los Mapuche. Pero, en un nuevo juicio, se dictó una medida cautelar para "reintegrar el inmueble" a quién nunca lo tuvo, ni fue propietario legítimo o hizo uso de él. De allí viene el intento de desalojo del 15 de Marzo.

Según escribe el abogado de la comunidad, el Dr. Macayo: "consta en el Expediente la ocupación Comunitaria y Colectiva, la existencia de marcas y señales de los pobladores registradas en los juzgados de Paz de El Maítén y Cushamen, así como diversas pruebas documentales y testimoniales que dan cuenta de una antigüedad inmemorial en la Posesión de la Tierra y el Territorio. Consta también la autorización otorgada por la Comunidad al Sr. FERMÍN para ocupar en forma permanente el Lote donde está actualmente radicada, aún cuando el predio es compartido en forma comunitaria para el pastoreo de los animales de unas cinco o seis familias de la misma Comunidad.".

Si el 15 de Marzo, durante el intento de desalojo, la comunidad Vuelta del Rio supo que entre la partida policial que destruía y quemaba todo había un civil. Su apellido era El Khazen.

Ø


A esta historia le falta un todavía personaje importante; el juez de instrucción de Esquel José Colabelli, autor de la orden de desalojo contra la Familia Fermín. Para tener un perfil de este hombre de la ley, bastaría saber de un pequeño caso; frente a una denuncia de un terrateniente por el robo de unas vigas, el juez mandó a desarmar el techo del rancho de un Mapuche para comprobar si eran esas maderas las que estaban buscando.

Pero Colabelli no se queda ahí; es el mismo que en 1998 mandó a desalojar a la comunidad Futa Huau de Cañadon Grande a favor de la Policía de Chubut y que durante el 2002 desalojó a la familia Curiñanco para entregarle las tierras a la corporación Benetton. En otra causa todavía abierta, está piloteando otro desalojo de la comunidad Sepúlveda de Buenos Aires Chico, esta vez a favor de la familia del intendente de El Maitén. En su mismo juzgado duermen reglamentariamente varias causas iniciadas por las comunidades originarias contra terratenientes.

En todos los casos los operativos son similares; policías y civiles con armas largas, saqueo y destrucción total de las viviendas.

Contra este juez hay tres denuncias en el Colegio de la Magistratura, por mal desempeño, incumplimiento de los deberes de Funcionario Público, desconocimiento del derecho y discriminación hacia los Pueblos Originarios, además de un pedido de Juicio Político en la Legislatura de Esquel.

Según cuenta el Grupo Sistemas Ecológicos Patagónicos, detrás de su racismo hay un interés material bien concreto. La zona de Vuelta del Rio es rica en minerales y presa codiciada para las corporaciones mineras. Entre el listado de los emprendimientos mineros que esperan para activarse hay uno que está cerca de Piedra Parada, también en Cushamen. El yacimiento está registrado bajo el nombre de Carla I, y está a nombre de Gladys Carla Rossi, también conocida como Gladys de Colabelli, la señora esposa del Juez.

Ø


Hace una semana eterna que Rogelio Fermín está en Buenos Aires, en esta ciudad llena de ruidos tan diferentes a los sonidos de su vida cotidiana. Y si bajó por caminos donde el caballo apenas puede apoyar las patas, haciendo rodar por la ladera las piedras que caen acompañando el eco del galope, si recorrió tantos kilómetros para estar sentado aquí y ahora con nosotros, es porque sabe que su tierra, que él mismo y su familia vuelven a estar en peligro.

El 1 de Julio, el juez Colabelli volvió a reactivar la orden de desalojo, y si todavía no se llevó a cabo es porque la nieve y el viento impiden el cumplimiento de la injusticia. Además de la familia Fermín, por lo menos 7 familias de comunidad corren inmediato peligro de desalojo.

"El problema no es sólo nuestro, es de toda la comunidad y de todo el territorio. Antes no había derechos, y ahora los hay, pero no se cumplen." Así lo resume Rogelio, con sus 18 años, luego de participar el 23 de Junio en la toma de la Casa de Chubut en Buenos Aires, acción que derivó en la promesa del gobierno nacional de "de buscar los caminos para frenar los desalojos en puerta; estudiar los procesamientos e imputaciones de nuestros hermanos y hermanas por la justicia federal; y realizar gestiones para que el ministro de Justicia de la Nación, Gustavo Beliz, junto con el secretario de justicia del Chubut verifiquen que se cumplan las garantías jurídicas en los casos que actualmente afectan a nuestro Pueblo" según cuenta la Organización 11 de Octubre.

Pero Rogelio no confía en los políticos con cara de próceres encerados y distantes, ni en los molinetes de los ministerios donde los empleados apoyan tarjetas magnéticas para anunciar su llegada. Vamos a resistir, me dice, y en sus ojos reconozco que sí, que Mapuche quiere decir en lengua castilla Gente de la Tierra. Con mayúsculas.

Buenos Aires, 30 de Julio del 2003

PD:

No tenemos un costado
donde la sangre
esté limpia de lodo

Qué es el peligro?

una mano que empuña el río hasta que por fin grite?

la boca de todas las hambres haciendo
un amasijo de tierra y agua?

No hay orilla

No hay peligro que amanse a la intemperie
Valeska ("Vuelta del Rio")

agrega un comentario


ULTIMOS COMENTARIOS SOBRE ESTE ARTICULO
Listados aquí abajo estan los últimos 10 comentarios de 2 escritos sobre este articulo.
Estos comentarios son enviados por los visitantes del sitio.
TITULO AUTOR FECHA
Los desplazados Paco Ciri Friday, Feb. 11, 2005 at 2:33 PM
Gracias... pacharuna Saturday, Aug. 02, 2003 at 1:07 PM