Julio López
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Gobierno vecinal a cargo de El Alto
Por Indymedia El Alto Bolivia - Thursday, Oct. 16, 2003 at 9:20 AM
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Ya no hay gobierno que valga en El Alto. A nivel nacional, el Presidente Sánchez de Lozada se dio cuenta que en esta ciudad comenzó la revuelta que ahora corea exigiendo su renuncia. A nivel municipal es indiferente la presencia del gobierno local, que literalmente desapareció.

Pero ¿quién gobierna en El Alto? Son al menos 500 del total de los 562 presidentes de las “Juntas Vecinales”, estructuras de organización básica urbana y sub urbana en los nueve distritos municipales de esta ciudad de un millón de habitantes.

La estructura jerárquica de este tipo de organizaciones como sigue: La Federación de Juntas Vecinales (FEJUVE) tiene un presidente y un grupo de 20 dirigentes en varias carteras y con representación proporcional de los nueve distritos.

Luego vienen los representantes distritales (nueve) que coordinan con las juntas de base. Luego, recién están los 562 presidentes de juntas vecinales, que es la estructura básica y que, por ahora (hace nueve días) tienen en sus manos el poder en la ciudad de El Alto.

Las casetas policiales fueron literalmente arrasadas en varias zonas por lo que la policía está más ausente que antes. Los efectivos militares que permanecían en la troncal avenida 6 de marzo (carretera a Oruro) se retiraron el mismo lunes.

Hasta ahora se han producido saqueos en la conocidísima Pepsi, explotó una estación de servicio distribuidora de gasolina y cuatro puentes peatonales que cruzan lo ancho de la troncal venida Juan Pablo II (camino a la frontera con Perú) fueron derribados y ahora se convirtieron en otra forma de contundente bloqueo. Esto ocurrió a la altura de la conocida y estatal Universidad Pública de El Alto (UPEA), creada por presión social en septiembre de 2000.

El Alto responde con marcha a la presión psicológica

La ciudad de El Alto respondió de manera contundente a la presión psicológica a la que fueron sometidos sus habitantes, que denunciaron que militares ingresaron y detuvieron a dirigentes sindicales. Todo un fenómeno de movilización digna de decenas de tesis doctorales.

La marcha de al menos 30 mil alteños en la plaza San Francisco, fue muestra clara un día después de enterrar a 15 de su medio centenar de muertos hasta ahora.

Las denuncias de saqueos (a cargo de militares amparados en la noche) fueron hechas a los medios de comunicación, desde zonas como Santiago Segundo y otras, donde viven ex trabajadores mineros despedidos (”relocalizados”) por el gobierno de Victor Paz (1985-1989), uno de cuyos ministros fue el ahora acorralado Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.

Pero la misma sociedad encontró formas de responder en la misma noche. Se escuchan disparos de armas de fuego pero al mismo tiempo se escuchan toques en postes de luz, silbatos como de árbitro y otras formas.

La manera más contundente de mantener el bloqueo de caminos y avenidas troncales es cocinar en “ollas populares”, donde las amas de casa preparan una comida comuntaria que es repartida por iguala todos los presentes. Luego se pide “una colaboración a voluntad” para preparar el próximo plato, para dentro de cuatro horas.

Con esta estrategia, la gente no pasa hambre, se queda a bloquear y comparte información, reflexión y nuevas estrategias de lucha…

CARACTERISTICAS DE LA CIUDAD

Por ahora El Alto presenta las siguientes características. Los vecinos comenzaron a amarrar alambre de púa entre poste y poste en estratégicas esquinas. Son como vallas a una altura de un metro que no deja pasar a personas y menos vehículos o bicicletas.

La bicicleta se ha convertido en el medio de transporte preferido. Los tallares de reparación de autos (cerrados y sin trabajo por ausencia de vehículos) tienen a los ciclistas como principales clientes.

Los vecinos han sacado viejas y nuevas bicicletas para llevar a sus hijos, para trasladar una garrafa de gas y hasta para llevar un poco de verdura para preparar alimentos.

Por lo demás, la gente no se queja por la escasez de alimentos. Están acostumbrados a ello. Por eso hacen traer carne fresca de llama o de oveja de las comunidades aledañas, compra una lata de sardina en las esquinas, compra pito (cereal molido) por cantidades y lleva su garrafa vacía hasta la zona de Senkata (salida a Oruro) donde puede aprovisionarse de ese energético.

Si no tiene dinero, comienza a cocinar con leña (madera vieja y seca, por ejemplo) o con kerosene.

Son nueve días de “paro cívico-vecinal movilizado” y en El Aro no se mueve un solo vehículo, excepto los de la red de emergencias de salud. Los comercios no están abiertos y la gente sale de vez en cuando para ver cómo están los bloqueos y ver si requieren algo.

Sin embargo, se nota algo de desorganización en esta revuelta popular. A veces hay denuncias de atropellos militares pero no hay forma de verificarlos porque los adolescentes que son encargados para ello, toman el asunto en broma. Es parte de esta historia.

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