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TEXTOS 5. Notas para pensar el nuevo documental argentino
Por Festival de Cine y DDHH - Wednesday, Nov. 19, 2003 at 3:42 AM
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Arde, argentina arde. Notas para pensar el nuevo documental argentino Por Pablo Boido – Indymedia Video


01. Empezando

El punto de partida donde se exponen los trabajos de nuevos realizadores del documental en la Argentina es una muestra que se realizó en junio del 2001 en la Ciudad de Buenos Aires donde algunos grupos de documentalistas se reunieron con el fin de proyectar sus realizaciones en el Cine Cosmos . Los convoca la producción del trabajo documental que expresa la temática social de los movimientos de trabajadores desocupados y que por lo tanto, a la muestra se la conoce como de “cine piquetero”.





El grupo Cine Insurgente que comienza a organizar muestra conjuntamente con otros grupos: el Ojo Obrero, Contraimagen, Boedo Films y Grupo 1º de mayo. La mayoría ya venían trabajando hace unos años pero, sólo Boedo Films contaba hasta ese momento con una producción significativa. Ellos habían realizado varios largometrajes como No crucen el portón (1992) que puede situarse como el primer documental que retrata las consecuencias de las políticas neoliberales que se agudizan durante la década del 90. Con la dirección de Claudio Remedi el grupo realiza otros cuatro largometrajes documentales, su última producción es Agua de Fuego (2001) que es presentado en la muestra. Este documental se sumerge en la problemática de los trabajadores desocupados luego de la privatización de YPF (Yacimientos Pretoliferos Federales) y las puebladas en Cultral-Có en la provincia de Neuquén durante el año 1996. También el grupo Cine Insurgente había realizado un largometraje, Diablo, familia y propiedad (1997) basado en la explotación de los trabajadores de las zafras del norte argentino.

Estos grupos comenzaron documentando los conflictos sociales de cerca, en un contexto económico de una creciente tasa de desocupación como consecuencia directa del desmantelamiento de las empresas del estado y de las políticas económicas de flexibilización laboral. El grupo de documentalistas el Ojo Obrero aportó también, en esos momentos, su reciente trabajo Piqueteros, un fantasma recorre la Argentina (2001) un video documental que se acerca a las formas de organización y coordinación de los movimientos de trabajadores desocupados que participaron del Primer Congreso Nacional que se realizó en la Matanza, en julio del 2001.



El grupo de videastas Contraimagen sumó dos trabajos: uno, La batalla de Salta (2001) sobre la represión a los desocupados en Mosconi y Tartagal, y el otro, Nueve días de huelga en cerámicas Zanón (2001) sobre la toma de esta fábrica por sus trabajadores, un fenómeno aún aislado que luego se profundizaría y donde el conflicto derribaría en la toma permante de la misma, este documental inicia al grupo documentado el proceso de la ocupación de diferentes fábricas como Brukman en la Ciudad de Buenos Aires.

02. Diciembre del 2001: Argentina Arde

Es luego de la crisis social, que estalla en Diciembre del 2001, cuando el cine y el video documental social y político en la Argentina cobran una importancia inesperada e inédita por su magnitud. El 19 y 20 de diciembre del 2001 son dos días claves para entender el crecimiento y desarrollo de nuevos movimientos sociales en el país, y también para entender la continuidad y desarrollo de los medios independientes y participativos.

Los nuevos actores sociales que (re)aparecen a partir del 19 y 20 de diciembre cristalizan la demanda de otros espacios de comunicación, lo cual permite que la producción de video documental se multiplique. Para que esto suceda la experiencia de organización de Argentina Arde se convirtió en un factor decisivo, fue uno de los fenómenos recientes y más importante de coordinación y trabajo colectivo en el campo de la comunicación social y el arte.

El mismo surgió a días de la caída de Fernando De La Rúa cuando varios grupos se juntaron y imprimieron unos pocos volantes y afiches realizando una convocatoria con el lema “vos lo viviste, no dejes que te lo cuenten”. La primera reunión se llevo adelante con más de 150 personas, periodistas, artistas, fotógrafos, videastas, militantes de los derechos humanos. Y en un clima de euforia se le puso el nombre de Argentina Arde recordando lo que fue en los 60 Tucumán Arde. Como antecedente a este espacio de organización había surgido ADOC (Asociación de documentalistas) donde muchos de estos grupos buscan dar apoyo a las producciones documentales, realiza un único trabajo colectivo sobre la historia del país y la crisis de diciembre llamado Nuevo documental, para un nuevo país (2002).

En el espacio Argentina Arde se arma un primer noticiero con diferentes videos informes de “contra información” que como objetivo buscaban dar cuenta de la movilización popular de ese entonces, desde una lógica tanto por fuera de las noticias como mercancía como de las lógicas de dominación del Estado. Con tantas realizaciones se pudo llegar a organizar un “Contrafestival” de cine político en Mar del Plata mientras se llevaba adelante el Festival oficial.

Alrededor de todos estas nuevas producciones se genera un intenso debate entre la relación del arte y la política, de la realización audiovisual y las prácticas militantes. No podemos decir que haya tenido un final feliz, ya que el espacio finalmente se diluyó, pero en los más de seis meses de explosión y trabajo intenso, estas acaloradas discusiones reflejaron todo un mundo nuevo donde por fin se volvía a tratar de pensar y problematizar el rol del arte en la sociedad.

Con La bisagra de la historia (2002) el grupo Venteveo Video daba a conocer su primera producción audiovisual. Este video documental se distingue de las otras producciones audiovisuales sobre el 20 de diciembre al abordar y combinar en un mismo video los rasgos testimoniales de la salvaje represión policial en la insurrección de diciembre como también un espacio para el ensayo poético que permite volverse sobre la realidad, encendiendo discusiones sobre los usos narrativos que se vuelcan en el video documental. Es una realización toma en cuenta la urgencia en la cual debe realizarse ese trabajo, pero no por ello resigna la posibilidad de alcanzar una expresión formal consecuente con lo que sé esta narrando. El cortometraje de poco más de 20 minutos cuenta con un montaje dinámico signado por la música y diversos inserts de audios de las calles. De este modo, recurre a inserts de textos y citas de otros trabajos no documentales que refuerzan el relato de los acontecimientos para cerrar con más citas y apuntes para poder reflexionar sobre la representación en los medios.


03. ¿Una nueva mirada social?
“En un momento estabamos trabajando en un noticiero sindical.
Decí que no existía la tecnología del video en ese momento,
porque lo que hubiéramos podido hacer con el video...
Nerio Barberis

Otro tema determinante para comprender esta nueva ola de documentalistas es el soporte que utilizan. El uso del video esta ligado a la necesidad y exigencia de urgencia que mantienen las realizaciones ligadas a la “contrainformación”, que tiene como finalidad contrarrestar en una primera instancia, la censura y desinformación que producen los grandes medios corporativos, mostrar hechos que son manipulados o silenciados. debemos señalar también que permite otros tipos de narraciones. Desde donde se abre un camino para crear nuevos desarrollos formales. La invención del video (primero analógico y luego digital) se da como continuación del desarrollo del cine y la televisión que se fue modificando con el tiempo. Las primeras cámaras de video que aparecieron en los 60 pasaron bastante desapercibidas por cineastas de la industria, pero ya mucho artistas independientes habían comenzado a experimentar esta nueva tecnología. En los 80, encontramos un expansión mucho más fuerte de la tecnología del video, desarrollo dirgido a la sociedad de consumo con la utilidad de documentar el "american way of life". Así llega lentamente a América Latina, donde adquiere otros propósitos, diferentes a los que busca reproducir la Industria Cultural.

En estos últimos años el video parece haber avanzado por dos caminos, ha alcanzado a un tipo de consumidor masivo con un uso delimitado al registro de la vida cotidiana, vida cotidiana “alienada” y registrada para ser adorada, pero está el otro camino que exploran quienes intentan tomar la herramienta del video para contar otras historias, otras miradas, o para develar su propia mirada, otro registro que estaría situado en un planteo netamente subversivo del lenguaje establecido. Esto es posible por la accesibilidad que permite esta tecnología que es infinitamente más amplia a la tradicional en la producción cinematográfica y audiovisual

Este otro uso se da porque el soporte permite una rápida familiarización y asimilación por parte de los realizadores y protagonistas representados, generando una interacción que permite desde la imagen y narración una construcción colectiva a medida que se va creando.

Uno de los casos paradigmáticos donde las cámaras de video se enfocan en otros espacios sigue siendo Compañero cineasta piquetero (2002) este pequeño video documental fue filmado por un joven piquetero. Se realiza en febrero del 2002, cuando esta creciendo una coordinación entre personas decididas a trabajar en coberturas alternativas que exploran las organizaciones sociales. En un día más de trabajo, un integrante del Proyecto E.N.E.R.C. (un colectivo de jóvenes realizadores vículados al Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica) va a filmar la toma de tierras de un predio municipal en la periferia de la ciudad. Cuando luego de una tarde de trabajo, revisa lo filmado encuentra un relato completo, íntegro sobre como se estaba viviendo esa toma, y como se vivía en ese barrio.

Uno de los jóvenes de la organización de desocupados con el que había estado conociendo la toma, le había pedido la cámara, sin avisar había filmado un buen tiempo y produjo un cortometraje sobre su vida. Él cuenta con su voz en off toda su experiencia en el movimiento, como el municipio los ataca continuamente, nos presenta a los diferentes personajes del barrio, muestra donde vive, y nos enseña como funciona toda en un recorrido de imágenes realmente didáctico, que sorprende ya que es la primera que toma una cámara de video en sus manos, y esto queda también documentado en su experimentación con la luz y los acercamientos que permite la herramienta.

Otro ejemplo de este tipo de procedimientos, se da en la película Control Obrero (2002) una coproducción entre Boedo Films y Contraimagen dirigida por Claudio Remedi. Para poder reconstruir todo el allanamiento que se había realizado en la fábrica Brukman, el realizador le pide a los y las trabajadores que fueron protagonistas de aquel día del allanamiento, que tomen la cámara y que relaten en situación como fue todo el procedimiento. Así recuperan de una manera ingeniosa las imágenes que no han sido registradas y se las reconstruye mediante la voz en off y la mirada encuadrada por una cámara en mano, una cámara subjetiva nos va llevando juntos con una voz en off para revivamos en carne propia lo que ocurrió.

Este recurso formal, permite y busca reconocer las "mediaciones" y "ficcionalizaciones" de la creación de cualquier relato, pero este reconocimiento es el que permite también el pleno reconocimiento de un momento de enunciación de la subjetividad, de la individualidad de los personajes y integrantes, de por ejemplo, un movimiento social que no renuncia a la construcción de una poética individual y de esta manera rompe con las hegemonías de la imagen que construyen exteriormente los grandes medios corporativos sobre los movimientos sociales, con una reelaboración de las imágenes que muestra la maquinaria de la Industria Cultural sobre "los excluidos de la sociedad".

También la tecnología del video permite otras formas de difusión y exhibición. A partir de junio del 2002 se han sumado nuevas experiencias como las de Indymedia video, que ha retomado la experiencia del video debate de base con los movimientos de trabajadores desocupados. Su primera intervención fue la realización del video documental Piquete Puente Pueyrredón (2002) presentado públicamente en julio del 2002, a sólo un mes del asesinato de dos jóvenes piqueteros, y en el espacio donde ocurrió la represión.

También ha surgido un nuevo noticiero, Kino Nuestra Lucha, que busca dar cuenta de las luchas de los trabajadores de las fábricas recuperadas, y presentándolos en esos espacios mismos de construcción política cotidiana.

En estos espacios existe una estrecha relación con los diversos actores sociales, que les permiten a los realizadores otro grado de discusión que no están limitadas a los aspectos formales de la recepción de la obra. Aunque estas experiencias aún son parciales, ya que toda producción audiovisual tiene implícito en su forma de creación a través del montaje de imágenes un recorte determinado de la realidad que se presenta para luego representarla, por lo cual existe un alto grado de participación de los que manejan las herramientas técnicas y por lo tanto en las tomas de decisión. Esto no hay que tomarlo como un hecho negativo o positivo, son los desafíos que se presentan al intentar realizar un video documental con participación colectiva, pero sin perder las marcas subjetivas de sus realizadores. Por otro lado es muy importante reconocer que no se pueden abolir las distinciones del capital cultural y económico que atraviesan todas las prácticas de la sociedad.

Estos trabajos son una pequeña muestra (en algunos casos no planificadas) de lo que se puede producir desde y con las personas inmersas en la realidad que buscan representar los documentalistas. El desarrollo de estas experiencias abre el camino a que se construyan medios desde otras lógicas, en forma crítica, para crear innovaciones formales que afecten los conceptos de "recepción" en el campo de la comunicación y el arte, buscando verdaderos cambios culturales tendientes a la democratización de los medios de expresión y comunicación. Estas experiencias reconocen que el campo de batalla en el cual también se dirime el poder es un espacio por la lucha por el sentido de cómo se representa lo “real”.

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