Julio López
está desaparecido
hace 6434 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

HISTORIAS DE MAGDALENAS Y SUEÑOS COLECTIVOS
Por reenvío agencia walsh - Tuesday, Mar. 02, 2004 at 8:13 AM

Enviada por Hugo Cravero del Periódico El Urbano.


El móvil 1264 del Comando Radio Eléctrico de Granadero Baigorria entra
lentamente por la zona más oscura del Hospital Eva Perón, que da al frente de
ex Massey Fergunson. Apaga sus balizas y las luces, y gira por las calles
internas del nosocomio. Son las 23.45 del miércoles 25 de febrero y la noche
está por demás de templada y calma. Aunque no hay luna se puede ver a dos
chicas salir de la nada caminando con prisa hacia el veredón que da a la
avenida. Una de las chicas es una travesti y la otra es una piba de escasos 20 a
ños, con suerte.

La prostitución en nuestra ciudad fue creciendo a través del tiempo y de la
crisis. A lo largo de la Avenida San Martín desde el Hospital hasta el límite
con Capitán Bermúdez, travestis y mujeres, de todas las edades, se ofrecen sin
escándalo en la noche. Merodean hombres en bicicletas, motitos hasta vehículos
de gran porte. Es la zona "roja" de Baigorria, sin desnudos ni histerias. Está
como establecido que debe ser así, nadie jode a nadie. Es un mundo dentro de és
te, tal vez más justo y con menos tapujos.

Ahora el móvil se detiene en la densa noche. La travesti, flaca y con la boca
bien pintada camina de manera nerviosa de aquí para allá. Hace círculos de unos
5 metros de radio. Para no estar así. Atrás de ella su compañera, la piba,
dialoga con los milicos del móvil. Ésta escena también es repetida.

A escasos 200 metros de allí, una mujer de unos cuarenta y largos, que no fue
molestada por la yuta, se exhibe casi sin exhibirse. Hace por lo menos 4 años
que lleva esa vida. Todas las noches del año, haga calor o esté helando la
rubia dama se para en la oscura de la parada que del motel. Está un rato, y
después se va. La diplomacia de ella la hace compartir su espacio laboral con
otras chicas y las infaltables travestis. Nunca se supo de disturbios ni de
bronca entre ellas.

"Yo estoy acá por que no encuentro trabajo, muchos me creen monstruo", dice una
hermosa morocha a éste periodista. "No soy de acá, hace un tiempo que vine,
pero cuando pueda me vuelvo", continua diciendo Moira, como se hace llamar la
travesti porteña que durante un año desfiló junta a otras chicas cada noche en
la parada de Hogar Escuela. Un día desapareció, dejando su belleza y rebeldía,
sin dar muchas explicaciones.

Racias, despotismo, hipocresías y conservadurismo, hacen que muchos
baigorrenses miren mal ésta realidad: pobres chicas desalojadas del sistema,
milicos corruptos, hombres solos y utopías de cambios. "Se que algún día yo no
voy a estar mas acá; o sea acá y en ningún lado, voy hacer una mas como
cualquier otra", dijo una muchacha que también compartía con Moira ese espacio
de trabajo. "Por que alguna vez la vida va estar de nuestro lado", remató.

La "Señora Gorda", eterna oyente del periodista "facho" de la ciudad, amigo de
intendentes y concejales, llama y se queja. El tipito lee el mensaje y como
corresponde cobardemente retransmite "dice una vecina que es una vergüenza la
multiplicación de prostitutas por las avenida en Baigorria, ¡Qué hace la policía
que no las mete presa de una buena vez!". Lo que no sabe la pobre Señora,
representante de un amplio sector de la ciudad y no transmite el supuesto
periodista es que éstas mujeres son frutos de un sistema que las somete y
corrompe.

Son las 23.55 del miércoles 25 de febrero. La noche está a pleno. Aunque muchos
percatamos la "transacción económica", el móvil 1264 sale del hospital y rumbea
para el barrio centro, como si nada. Un muchacho que observó todo conmigo, me
dice casi en una carcajada "ya se llevaron el efectivo ahora van por una
pizza". Las chicas, la piba y la travesti charlan y caminan por el veredón
hacia el Hogar Escuela. Lo hacen muy lento. Un hombre de unos cuarenta años,
que viene en sentido contrario y en bici, se detiene y se pone a hablar con
ellas y comienzan a reír, vaya saber uno por qué. Todo vuelve a la normalidad y
la noche se enmudece un instante. Mientras tanto las Magdalenas, cargadas de sue
ños y libres de pecado, siguen llenando ese espacio para que la soledad no les
gane la partida.



agrega un comentario


ULTIMOS COMENTARIOS SOBRE ESTE ARTICULO
Listados aquí abajo estan los últimos 10 comentarios de 1 escritos sobre este articulo.
Estos comentarios son enviados por los visitantes del sitio.
TITULO AUTOR FECHA
Historias de Magdalenas y... Ricardo Mesquita Monday, Mar. 08, 2004 at 6:41 AM