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¿Polenta Roundup Ready?
Por Frankenstein - Sunday, Jul. 25, 2004 at 10:52 PM

Ahora habrá que dudar del tradicional plato de comida, el gobierno argentino acaba de aprobar otra variedad de maíz transgénico que los europeos se niegan a consumir como alimento. L os argentinos siguen siendo utilizados como “conejitos de india”. Además de imponérseles el consumo de soja transgénica, una forrajera para engordar animales, como solución al problema del hambre, su ministro de Economía y Producción, Roberto Lavagna, junto al secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos, Miguel Campos, anunciaron la semana pasada, la aprobación del `maíz RR` de la firma biotecnológica Monsanto, resistente al herbicida `glifosato` conocido con el nombre comercial de Roundup.

por Fernando Glenza
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(APM) Ahora habrá que dudar del tradicional plato de comida, el gobierno argentino acaba de aprobar otra variedad de maíz transgénico que los europeos se niegan a consumir como alimento.

L os argentinos siguen siendo utilizados como “conejitos de india”. Además de imponérseles el consumo de soja transgénica, una forrajera para engordar animales, como solución al problema del hambre, su ministro de Economía y Producción, Roberto Lavagna, junto al secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos, Miguel Campos, anunciaron la semana pasada, la aprobación del `maíz RR` de la firma biotecnológica Monsanto, resistente al herbicida `glifosato` conocido con el nombre comercial de Roundup.

El ministro dijo que "esta aprobación no traerá ni riesgos a la salud humana, ni riesgos de tipo comercial". Este maíz transgénico, también, se abrió paso en la UE (Unión Europea) que autorizó la importación el 19 de julio pasado, aunque con una barrera importante: habilita los embarques de este cultivo modificado, pero no extiende la autorización para el consumo humano; nada de esto existe en Argentina.

La Argentina demoraba la aprobación del maíz RR desde 1998 ya que, entonces, se había desatado en la UE un intenso debate sobre los transgénicos, que determinó una moratoria en la aprobación de nuevas semillas genéticamente modificadas. Esto fue hasta la semana pasada, cuando el ministro Lavagna -descontando la aprobación europea- anunció el permiso para sembrar esta variedad. En la Argentina, además del RR, hay otro maíz transgénico, el Bt, resistente a plagas, que ocupa el 40 por ciento del área sembrada.

Esta decisión disiparía el peligro de que los países europeos traben el ingreso del grano. Y la Argentina es el segundo exportador mundial que vende 10 millones de toneladas por cerca de mil millones de dólares anuales y casi el 15 por ciento tiene como destino Europa. Pero no todo será fácil: la Comisión Europea aclaró que estos maíces tendrán que llevar una etiqueta donde se identifique claramente que son `transgénicos`. Es decir que los chacareros y exportadores tendrán que comenzar a separar este tipo de granos transgénicos de los convencionales. Con la soja eso no fue necesario, porque casi la totalidad de la producción nacional es transgénica.

En un reciente trabajo, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) calculó que los costos de separar este tipo de maíces pueden variar entre 3 y 8 dólares por tonelada, de acuerdo al grado de exigencias de los compradores. Así, la separación puede llevarse hasta un 8 por ciento del valor final del producto.

Un trabajo no del todo fácil, teniendo en cuenta que este maíz puede contaminar genéticamente en forma irreversible los maíces nativos, tal como ocurrió en México en estos últimos años y dado a conocer por el equipo de científicos de la Universidad de Berkeley y corroborado por la Universidad Nacional Autónoma de México, por el Instituto Politécnico Nacional y por el propio Gobierno de México. La contaminación se extendía a nueve Estados del país, y entre los contaminantes que se encontraron estaban el Bt (Cry9c) identificado como el maíz Starlink de Aventis, prohibido para el consumo Humano en Estados Unidos, el Bt de semillas de Monsanto y Novartis, así como rastros de la proteína CP4-EPSPS de Monsanto (que indica la modificación para herbicidas).

El drástico cambio que se observa dentro del sector agropecuario, encuentra en la biotecnología uno de sus argumentos principales. Su principal exponente es el cultivo de soja, el cual a partir de la irrupción de los cultivos genéticamente modificados resistentes al herbicida `glifosato` se constituye en el primer cultivo agrícola de la Argentina.

En el caso particular del cultivo de maíz, los avances en este campo se ubican vinculados a la aparición de híbridos transgénicos tolerantes a Diatraea, estos híbridos Bt de acuerdo al tipo de gen modificado permiten lograr diferentes grados de protección frente a la principal plaga que afecta al maíz en la zona de producción.

Con relación a los herbicidas tenemos a los maíces IE e IT los cuales se presentan como resistentes y tolerantes respectivamente al grupo de herbicidas conocidos como Imidazolinonas. Estos no son transgénicos sino que responden a mutaciones inducidas por aplicación de dosis crecientes de herbicidas.

Los híbridos transgénicos (LL) resistentes al herbicida Liberty, si bien fueron aprobados para su uso, no alcanzaron mayor difusión en Argentina.

Por el contrario los maíces transgénicos (RR) resistentes al glifosato, que fueron promovidos a partir de 1998, concertaron inicialmente un gran interés en los productores pero su utilización no había sido aprobada por la Secretaria de Agricultura en Argentina.

Pese a ello, en el año 2000 se había advertido sobre la utilización de híbridos no comerciales de este tipo a nivel experimental en campos de particulares con el riesgo de su propagación posterior dentro de los sembrados de maíz tradicional.

De esto da cuenta la Greenpeace: “En mayo de 2001 advertimos la contaminación irreversible provocada por el transgénico ilegal GA21 en los campos argentinos. El organismo transgénico fue encontrado en Suiza. Nuestras exportaciones de maíz a Europa, ahora contaminadas genéticamente por Monsanto, están nuevamente en peligro".

Casi un año después, el 24 de Abril de 2002, Greenpeace confiscó en un importante supermercado suizo, miles de cajas de polenta elaborada con maíz transgénico no autorizado para consumo humano procedente de la Argentina. La variedad transgénica detectada es el maíz transgénico Roundup Ready GA 21 patentada por la corporación norteamericana Monsanto.

Este escándalo confirma investigaciones del año pasado en la Argentina, que indicó la existencia de plantaciones ilegales de maíz RR GA 21 de Monsanto en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba..

Para el GRR (Grupo de Reflexión Rural), la Cancillería argentina practica las tácticas del tero: proclama posiciones supuestamente progresistas en La Habana, mientras tiene su nido en la OMC (Organización Mundial de Comercio). El gobierno argentino acompaña actualmente a los EEUU en una Demanda contra la Unión Europea y contra el derecho de los consumidores europeos a elegir lo que quieren comer (el 70 por ciento de su población no acepta los transgénicos), cuando no fue nunca capaz de informar a los consumidores argentinos, que con programas como “Soja Solidaria” se los estaba alimentando con forrajes transgénicos.

Según el GRR el mismo Ministro de Economía que firma esta cesión de `Soberanía Nacional` reconoce públicamente que su consultora `Eco Latina` tiene como principal socio a Monsanto en su cartera de clientes. Greenpeace calificó a Lavagna como "empleado del mes" de la multinacional semillera por la aprobación del maíz transgénico RR, un maíz híbrido tan resistente al herbicida `glifosato` como la soja que inunda ya más de quince millones de hectáreas de las mejores tierras, esa soja que se lleva por delante las banquinas, los bosques nativos, las casas y las haciendas de familias campesinas.

El nuevo negocio de Monsanto es un intento de quitar al productor agropecuario la libertad de guardar semillas para sembrar al año siguiente, ya que lo que puede hacer el productor con el trigo y la soja, no puede hacer lo mismo con el maíz o girasol, donde la semilla es híbrida y tiene que comprarla todos los años.

Con esa aprobación se profundizará la dependencia al modelo colonial biotecnológico a la vez que se persiste en la estrategia demencial de aliar a Argentina a sus competidores para enfrentar a sus mercados compradores. Además de incorporar a la producción agropecuaraia un maíz que, parodia de rotaciones, postergue las erosiones masivas en curso diagnosticadas por los técnicos en suelos.

El secretario de Agricultura, Miguel Campos, es el primer convencido del precio de perder la `soberanía biotecnológica`. Las hectáreas con biotecnología de Monsanto crecieron de 60 a 69 millones en el último año. APM

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Es para la gilada "antisoja"
Por Mario - Tuesday, Jul. 27, 2004 at 12:53 AM

Para todos los nabos que le dieron con un caño a la soja

flaco favor le hicieron a Monsanto & Cía

ahora largaron el frankestein ´máiz RR´

¡¡¡ y les taparon la boca !!!!

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ GILESSSSSSSSSS !!!!!!!!!!!!!!!!!!

En vez de hacer hincapié en el VERDADERO PROBLEMA, que es ESTA FORMA DE AGRICULTURA, con las siguientes características

* a gran escala
* completamente tecnificada
* con agroquímicos (pesticidas provenientes de la industria química de síntesis)
* con pseudo-fertilizantes que NO FERTILIZAN (solo le agregan sales al suelo)
* con especies NO NATIVAS
* y para completarla: con semillas transgénicas

le dieron con un caño al frankestein basado en la soja, y Monsanto -hábil como pocos- dijo: ´bueno, no quieren soja, ahí tienen, maíz RR´ otro frankestein surgido de la racionalidad científico técnica moderna y occidental (hoy le llaman biotecnología)

Señor@s, recapaciten. El VERDADERO PROBLEMA es ESTA FORMA DE AGRICULTURA, no la especie cultivada (esta es solo una parte del problema, pero no toda).

Espero haber contribuído en algo.


Mario

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