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¿La OMC resucitó gracias a las ONG?
Por PeterRosset - Thursday, Oct. 07, 2004 at 1:26 AM

La OMC es como un gato con nueve vidas: cada vez que parece estar muerta,sus patrocinadores en el Norte encuentran la manera de revivirla. No seesperaba nada nuevo, pero Estados Unidos y Europa lograron sacarse de lamanga una victoria. La traición al Sur por los gobiernos de los paíseslíderes del G-20, sumado a la ya antigua promoción de varias ONGinternacionales a favor del concepto de la "Caja de Desarrollo"abrieron el camino a esta victoria del Norte

Después de su debacle hace poco más de un año en Cancún, la OrganizaciónMundial de Comercio (OMC) parecía moribunda. Las negociaciones noavanzaban. Estados Unidos y la Unión Europea no cedían a las demandas deacceso a sus mercados y de recortes a los subsidios agrícolas hechos porlos grandes países agroexportadores del Sur, liderados por Brasil y laIndia y agrupados en el G-20. Tampoco cedían a las demandas del G-33 y elG-77 -grupos de países más pobres- por un trato especial que lespermitiera proteger a sus mercados nacionales y a los pequeñosproductores rurales. Los países del Sur resistían los intentos de lassuperpotencias del Norte de imponer una nueva ronda de negociaciones quetocara nuevos temas, como inversiones y competencia, y tampoco estabandispuestos a resolver pendientes, como recortes arancelarios, servicios yderechos de propiedad intelectual.

Todo indicaba que el sacrificio del campesino coreano Lee Kyung Hae y lalucha en las barricadas en Cancún habían contribuido a un golpe casimortal a esta institución del poder de las grandes corporacionestrasnacionales.

Pero la OMC es como un gato con nueve vidas: cada vez que parece estarmuerta, sus patrocinadores en el Norte encuentran la manera de revivirla.Esta vez ocurrió a través de una serie de negociaciones en Ginebra sobreel "marco" para las futuras negociaciones. No se esperaba nadanuevo, pero Estados Unidos y Europa lograron sacarse de la manga unavictoria. La traición al Sur por los gobiernos de los países líderes delG-20, sumado a la ya antigua promoción de varias ONG internacionales afavor del concepto de la "Caja de Desarrollo" abrieron elcamino a esta victoria del Norte. Y en esto hay lecciones muy importantespara los movimientos sociales.

Primero: confiar en los gobiernos de países con economías gigantescas eintereses propios, como Brasil y la India, es una ilusión. Brasil quiereun mayor acceso para sus agroexportadores a los mercados europeos ynorteamericanos. El gobierno de Lula ha amarrado su carreta al caballo dela agroexportación. El ministro de Agricultura, Roberto Rodrigues, es expresidente de la cámara de agroindustria, ex consultor de Monsanto yferoz defensor de los transgénicos.

Como dijo en Cancún un líder de Vía Campesina: "Cualquiera quepiense que al exportar una tonelada más de soya de Argentina o Brasil,muere un niño menos por inanición, no entiende acerca de la dinámica dela pobreza" El incremento en la cantidad de soya para exportaciónen Brasil y Argentina está sacando a miles de familias rurales del campo,sumergiéndolas en una pobreza cada vez más aguda.

Lo que más necesita la gran mayoría de los productores rurales sonprecios justos y acceso a sus propios mercados locales y nacionales. Elcomercio libre hace que esto sea imposible. En cambio, permite a lascorporaciones extranjeras usar los precios artificialmente bajos -por lacompetencia desleal- para acaparar los mercados nacionales.

Segundo: creer que es posible "una OMC con cara humana" es unatrampa. Desde hace años, ONG internacionales, como Oxfam-Gran Bretaña,hacen cabildeo en favor del concepto de la Caja de Desarrollo, como unmecanismo para aminorar los efectos nocivos de la OMC. La idea originalera negociar una "caja" en la OMC -un conjunto de excepciones-en la cual los países pobres colocarían sus productos"sensibles" a las importaciones baratas, como los alimentosbásicos. Dichos productos sensibles estarían sujetos a menos"disciplina" de parte de la OMC (menor reducción de aranceles ymenor apertura de mercados), así confiriendo un grado de protección alsector campesino y a la seguridad alimentaria. Después el gobierno de laIndia propuso agregar a esta "caja" la demanda de mayor accesoa los mercados del Norte y algún recorte de subsidios agrícolas enEstados Unidos y Europa.

Desde el inicio, esta propuesta fue criticada por los movimientossociales, como Vía Campesina, debido a que acepta las reglas de juego dela OMC y, en el mejor de los casos, a cambio de protecciones muy ligeras,dejaría campo abierto a la liberalización y privatización de todo lodemás.

Según el analista Walden Bello, después de Cancún el concepto quedó comomera idea que parecía no contar con suficiente apoyo. Pero ante lanegativa de los países del Sur a avanzar en las pláticas, losnegociadores del Norte, especialmente el de Estados Unidos, RobertZoellick, decidieron aceptar, al menos en apariencia, algunas demandasdel Sur.

Ahora sin el nombre de Caja de Desarrollo, y reducido a lo esencial-protecciones especiales muy limitadas, acceso (mutuo) a mercados yquizás algún recorte de subsidios- resultó ser la llave que necesitabanlas superpotencias para lograr la anuencia del G-20 (sobre todo Brasil yla India) al desestancamiento de las negociaciones de la OMC. La grannovedad de julio fue simplemente un acuerdo mutuo Norte-Sur de recortarmás sus aranceles (mayor apertura de mercados en todos lados) y la"promesa" de parte del Norte de negociar en el futuro laposibilidad de protecciones especiales y recortes de sus subsidios. Osea, más libre comercio y más promesas.

Según Vicente Paolo Yu III, del South Centre, en Ginebra, fue"gracias al esfuerzo y cabildeo de las ONG internacionales enGinebra" que este "avance" fue posible. Pero es unverdadero desastre. De nuevo demuestra la no confiabilidad de lospartidos políticos de la izquierda light en el poder.

Hace un par de años, en el Foro sobre el ALCA en Quito, al escuchar a larepresentante de una ONG internacional que hablaba maravillas de la Cajade Desarrollo y las posibilidades de trabajar "dentro delsistema", un campesino del Sur dijo: "Proponen negociar lamuerte lenta en lugar de la muerte rápida. No nos interesa ni su versiónni la oficial. No queremos una OMC menos mala, ni una ALCA mejor".Lo triste es que fue precisamente la ilusión de una OMC mejor la quepermitió revivir al monstruo moribundo.

Peter Rosset es Investigador del Centro de Estudios para el Cambio en elCampo Mexicano - CECCAM

Fuente: La Jornada, México

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