Elecciones en U.S.A.
Por El Militante -
Tuesday, Nov. 02, 2004 at 7:23 AM
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La necesidad de una alternativa de los trabajadores en el seno del bastión de la reacción mundial.
EL MILITANTE - Versíon
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El Militante nº 10
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Elecciones presidenciales en EEUU: ni
Bush ni Kerry |
Se necesita una
alternativa obrera independiente |
Autor : Ramón
Sarmiento Fecha : ( 27-Octubre-2004 ) Categoria :
Internacional
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as
elecciones presidenciales de noviembre en EEUU son las más reñidas y
politizadas de los últimos 30 años. Cuando faltan muy pocos días, no
hay un favorito claro para la victoria. Tanto Bush como Kerry están
cabeza a cabeza en las encuestas.
A diferencia de
otras elecciones cuando los grandes capitalistas y monopolios
apostaban por igual por cualquiera de los candidatos demócrata y
republicano, ahora la situación es diferente. Un sector
significativo de la burguesía norteamericana está hondamente
preocupada por la deriva fundamentalista de Bush tanto en el terreno
militar como en el económico porque está socavando la estabilidad
social y política a futuro, no solamente a nivel internacional sino
en los propios EEUU.
Las aventuras militares en
solitario en el exterior, como la de Irak, son vistas cada vez con
mayor preocupación por este sector de la clase dominante que
respalda al candidato demócrata, John Kerry. La guerra cuesta 1.000
millones de dólares a la semana, los soldados estadounidenses
muertos en Irak ya superaron el millar y comienza a manifestarse un
malestar entre la población por las mentiras de Bush que
justificaban la intervención militar y por los recortes
presupuestarios en la seguridad social, el sistema educativo, y las
infraestructuras. El miedo a un síndrome “Vietnam” comienza a
extenderse con peligrosas consecuencias para la estabilidad de la
sociedad norteamericana.
Aumento de las
desigualdades sociales
La política económica de
Bush es una locura total desde el punto de vista económico más
elemental: reducciones salvajes de impuestos a los ricos y un
aumento exorbitante del gasto militar han conducido al déficit
estatal más grande de la historia: 455.000 millones de dólares este
año y una deuda pública de 7,4 billones de dólares, el 67,3% del PBI
de EEUU, convirtiéndolo en el país más endeudado del mundo.
El déficit comercial superará este año el medio
billón de dólares. La situación económica no termina de despuntar.
En el plano laboral, EEUU perdió en 4 años 1 millón de empleos netos
y 3 millones en la industria. La tasa de desempleo es la más alta en
13 años, el 6,3%. Las diferencias sociales son abismales. Mientras
que en 1982 la diferencia entre los ingresos promedio de un
trabajador y de un ejecutivo eran de 1 a 42, actualmente es de ¡1 a
281! Los nuevos empleos son mayoritariamente a tiempo parcial,
precarizados y con salarios un 13% más bajos en promedio. El número
de pobres es de 36 millones, el 12,5% de la población, y 45 millones
de personas carecen de obra social.
Esta situación no
sería mayor problema para Bush porque, normalmente, los pobres y los
trabajadores norteamericanos participaban muy poco en las
elecciones. Pero en la actual situación de polarización y
politización esto está cambiando y la cantidad de personas que se
está empadronando para votar (en EEUU el voto no es obligatorio) es
récord. Recientes encuestas indican que el 79% de los jóvenes de
entre 18 y 20 años consideran estas elecciones muy importantes. El
número de votantes de 18-20 años es de 40,6 millones. En las
elecciones del 2000 sólo votó el 37% de estos jóvenes. Y esta vez su
voto puede resultar decisivo para inclinar la balanza a uno u otro
lado.
La alternativa de Kerry
Es verdad que Kerry podría ganar las elecciones.
En realidad, en condiciones normales, debería ser así pero nada es
seguro todavía porque en todas las cuestiones importantes, el
programa de Kerry es sensiblemente el mismo que el de los
republicanos. Es verdad que está intentando apoyarse en los
trabajadores con discursos demagógicos en contra de la reducción de
impuestos a los más ricos y contra el desempleo, pero no puede
emplear otro discurso si realmente quiere ganar las elecciones.
Cualquiera que sea el vencedor será un gobierno de
los ricos. El Partido Demócrata y el Partido Republicano son ambos
partidos de los grandes capitalistas y, como tales, defienden sus
intereses. Pueden parecer diferentes en el estilo político, pero no
hay que confundirse: tienen fundamentalmente el mismo programa en
todas las cuestiones esenciales.
La única crítica
real de Kerry hacia la guerra y ocupación de Irak es que no se está
llevando adelante con el suficiente apoyo internacional. A
diferencia de Bush quiere ofrecer contrapartidas reales a sus socios
europeos en el negocio petrolero para implicarlos en la guerra
debido al alto costo económico y político de la misma. Aunque no se
apoya en la retórica fundamentalista bíblica de Bush, su visión del
mundo es casi idéntica a la de su adversario Republicano -la defensa
del sistema capitalista a escala mundial, como se vio en sus
declaraciones sobre Venezuela, diciendo que la política de Chávez es
perjudicial para los intereses de EEUU.
Basta
observar que la opción de Kerry como su consejero de Seguridad
Nacional es Rand Beers, un veterano burócrata de Washington que
sirvió en el Consejo de Seguridad Nacional durante muchos años. Para
Beers “gran parte de la política exterior norteamericana es
bipartita. Las metas no siempre están cuestionadas; es el estilo, es
la manera en que la enfocamos.” El énfasis en los “estilos”
diferentes es un claro esfuerzo por tapar con una cortina de humo
los intereses de clase representados tanto por Demócratas como por
los Republicanos.
Bush, por su parte, está interesado
en que los problemas domésticos no se destaquen en la campaña
electoral y está apelando a los temores y preocupaciones más básicos
que los norteamericanos enfrentan en una época de tremenda
inestabilidad, explotando los miedos de la población por la “amenaza
terrorista”.
Los trabajadores necesitan su propio
partido
No cabe duda de que una nueva victoria de
Bush sería muy ajustada. En estas condiciones, el empantanamiento de
la guerra de Irak y el inevitable agravamiento de la situación
económica dadas las enormes dislocaciones que presenta la economía
norteamericana, llevarán hasta el límite todas las contradicciones
sociales de la sociedad norteamericana lo que podría conducir a
fuertes protestas populares en los próximos meses, radicalizando
todo el ambiente social.
Pero si ganara John Kerry y
los trabajadores norteamericanos no vieran un cambio fundamental en
su política, aunque tardaran un poco más en manifestarse, las
consecuencias serían exactamente las mismas porque Kerry no puede
ofrecer una política sensiblemente diferente a la de Bush, obligado
a mantener el prestigio y los intereses estratégicos del
imperialismo norteamericano y de la burguesía dentro y fuera de
EEUU.
Los efectos de todo esto en la conciencia de
los trabajadores norteamericanos serán explosivos en los años que
vienen.
Lo que necesita la clase obrera es su propio
partido - un partido de masas obrero basado en los sindicatos para
luchar por los trabajadores y por el socialismo. Esta perspectiva no
es tan lejana como pudiera parecer. La radicalización de la clase
obrera norteamericana es inevitable bajo bajo el golpe de grandes
acontecimientos que la sacarán de la inercia y la rutina. Esta
radicalización se transmitirá al seno de los sindicatos, donde
nuevos dirigentes salidos de las bases desplazarán a la vieja
burocracia corrupta. En esas condiciones, una tendencia genuinamente
marxista en su interior podría crecer rápidamente para elevar y
desarrollar la conciencia socialista de los trabajadores
norteamericanos arrastrando a la mayoría de los trabajadores tras de
sí.
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