Kronstadt:Trotsky tenía razón.
Por EL MILITANTE -
Sunday, Nov. 07, 2004 at 8:38 PM
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Se confirma la postura de los
bolcheviques ¡Trotsky tenía razón! |
Nuevo material de
los archivos soviéticos sobre Kronstadt |
Autor : : A. Kramer Fecha
: ( 28-Enero-2004 ) Categoria : Historia
|
urante
muchos años la prensa capitalista, profesores eruditos y analistas
burgueses han estado analizando los "archivos secretos soviéticos" y
se ha especulado mucho sobre los "terribles secretos del régimen
comunista" que finalmente confirmarían el "carácter demoníaco" del
comunismo.
Después de los acontecimientos que
tuvieron lugar a finales de los años ochenta y principios de los
noventa, los historiadores finalmente pudieron acceder a los
archivos soviéticos. Esperaban una afluencia de datos acusatorios
terribles. Por supuesto que han encontrado una gran cantidad de
pruebas nuevas que confirman los horribles crímenes del estalinismo.
Nosotros tampoco hemos tenido nunca duda de esto. Trotsky y sus
seguidores condenaron estos crímenes mucho antes de que se abriera
cualquier archivo. Los seguidores de Trotsky en la Rusia soviética
durante las décadas de los años veinte y treinta, pudieron conocer
de primera mano estos crímenes porque se encontraban entre los
primeros que sufrieron las consecuencias de la degeneración
estalinista. Miles de ellos murieron a manos de los secuaces de
Stalin.
Los historiadores burgueses esperaban
encontrar muchas evidencias que pudieran ser utilizadas para
demostrar que no había diferencia entre el estalinismo y el régimen
sano de Lenin y Trotsky que vino inmediatamente después de la
revolución. Pero se han encontrado con problemas para encontrar
documentos que puedan ser utilizados para desacreditar a los
dirigentes de la Revolución Rusa: Lenin y Trotsky. En el pasado los
documentos más difíciles de conseguir eran los relacionados con los
dirigentes de la Oposición de Izquierda, ahora cualquier historiador
tiene en claro por qué ocurría esto. Los archivos demuestran que
estos dirigentes jugaron un papel clave en la revolución de 1917 y
en el establecimiento del estado soviético.
Durante
los últimos diez años se han publicado nuevos datos y muy
interesantes sobre algunos de los momentos críticos de la Revolución
Rusa. Entre estas nuevas fuentes tenemos dos libros sobre uno de los
acontecimientos más trágicos de la Revolución Rusa: la llamada
rebelión de Kronstadt.
No es necesario describir aquí
todos los aspectos de este acontecimiento tan conocido. A principios
de marzo de 1921, en uno de los períodos más críticos de la
existencia de la república soviética, en la base naval de Kronstadt,
cerca de Petrogrado, hubo un intento de golpe militar contra el
gobierno soviético. La Unión Soviética estaba pasando en ese momento
por una situación muy crítica y eso obligaba a Lenin y a Trotsky a
ocuparse muy rápidamente de los rebeldes. Después de rechazar el
ultimátum lanzado por el gobierno para que capitularan, Kronstadt
fue tomado y capturado en el segundo ataque. Los dirigentes rebeldes
huyeron a Finlandia.
A finales de los años treinta un
grupo de antiguos trotskistas, incluido Víctor Serge, Max Eastman,
Souvarine y algunos otros, atacaron a Trotsky por su comportamiento
durante la rebelión. (Al hacer esto Víctor Serge contradijo sus
ideas anteriores expresadas en el momento de la rebelión).
Describieron los acontecimientos de Kronstadt como una rebelión de
trabajadores y marineros contra la "dictadura bolchevique" y
consideraban el aplastamiento de los rebeldes como un "primer paso
hacia el estalinismo". Más tarde, otros ideólogos y propagandistas
anticomunistas adoptaron esta misma crítica. Trotsky respondió en
1938 a estas personas en su artículo “Alarma por Kronstadt” donde
analizaba la naturaleza pequeño burguesa de este golpe.
No hay necesidad de repetir aquí los argumentos de
Trotsky, aquel que lo desee puede leer el artículo. Aquel que quiera
conocer la verdad puede leer a Trotsky. Lo que aquí pretendemos es
dar algo de la nueva información publicada en estos documentos
recientes: una colección de material sobre Kronstadt.
El primer libro publicado lleva el extraño título de:
“El Trotsky desconocido: Bonaparte rojo” (Krasnov V. G. Moscú.
2000). Este intenta describir el papel de Trotsky durante la guerra
civil rusa. El segundo libro: “Kronstadt, 1921” (Moscú. 2001), es
una colección de documentos sobre la rebelión de Kronstadt. Es
importante insistir en que ninguno de los dos libros ha sido escrito
por simpatizantes bolcheviques.
La crítica
anti-bolchevique intenta presentar una imagen popular de Kronstadt
donde la simpatía de los soldados del Ejército Rojo estaba del lado
de los rebeldes. Se ha especulado mucho sobre una masa de soldados
negándose a tomar parte en el ataque por razones políticas y también
historias sobre deserciones en masa entre los soldados del Ejército
Rojo, y que muchos de ellos se pasaron al lado de los rebeldes de
Kronstadt. Pero todo esto es un mito.
Lo que ocurrió
realmente es completamente diferente. Se dio el caso de una unidad
que se pasó al lado de los que defendían Kronstadt, que ocurrió
durante el primer ataque infructuoso. Se trataba del batallón de
regimiento 561 del Ejército Rojo, este regimiento fue reclutado
entre antiguos prisioneros de Machno, Wrangel y Denikin. Es
perfectamente conocido que durante la guerra civil en Rusia algunas
unidades campesinas se cambiaron de bando, incluso varias veces,
debido a los fracasos militares.
Se dio otro caso con
los regimientos 236 y 237 de infantería que se negaron a atacar. Su
posición fue: "¡No vamos a pasar el hielo! ¡Nos iremos a nuestras
aldeas!" Estas unidades campesinas estaban aterrorizadas ante la
idea de atacar a través del hielo esta fortaleza de primera clase
defendida por acorazados. Hubo otros informes de negativas a cumplir
las órdenes en diferentes unidades, pero en todos estos casos las
causas estaban relacionadas con la pobre calidad de la comida y la
ropa, la mala calidad del camuflaje. No dieron razones políticas.
Esto es fácilmente comprensible si recordamos que el joven régimen
soviético heredó una economía atrasada y, por encima de eso, que se
vio obligado a utilizar sus escasos recursos para defenderse contra
los Ejércitos Blancos que contaban con el apoyo de los imperialistas
que intentaban aplastar la revolución.
La situación
dentro de Kronstadt también parece algo diferente al mito. No
existía una masa sólida de soldados que estuviese firmemente detrás
de la rebelión. Incluso los historiadores burgueses como Krasnov han
tenido que reconocer esto. Dentro de Kronstadt hubo enfrentamientos
entre los viejos marineros revolucionarios y los nuevos reclutas que
procedían de familias campesinas y pequeño burguesas. Este dato se
puede comprobar en el hecho de que algunos barcos declararon su
neutralidad mientras que otros se posicionaron en contra de los
rebeldes.
Aquí merece la pena citar algunas de las
declaraciones publicadas por las tripulaciones de varios barcos,
entre ellos los dragaminas Ural, Orfei y Pobeditel: "Los hombres de
los guardias Blancos que están dirigiendo a los rebeldes pueden
hacer mucho daño a la república y puede que ni siquiera duden en
bombardear Petrogrado".
La misma situación se podía
encontrar detrás de las líneas de batalla rebeldes. En el informe de
inteligencia militar del Séptimo Ejército podemos ver que muchos
marineros y soldados rebeldes querían pasarse al lado de los
bolcheviques pero fueron amenazados por sus comandantes.
Según los documentos publicados en estos dos libros
hay nuevos datos sobre lo que ocurrió en la ciudad de Kronstadt.
Durante el ataque a Kronstadt los trabajadores de la ciudad se
movilizaron contra los golpistas y liberaron la ciudad incluso antes
de que llegaran las fuerzas principales del Ejército Rojo. Así que
en realidad lo que tuvimos no fue una rebelión de trabajadores y
marineros contra el bolchevismo, sino ¡una insurrección de
trabajadores y marineros bolcheviques contra los "rebeldes"!
En las proclamas de los marineros de Kronstadt vemos
las palabras que hacen referencia a "los hombres de los guardias
Blancos que están dirigiendo a los rebeldes". No eran simples
palabras. El mando real de los rebeldes no estaba concentrado en el
soviet de Kronstadt, como podrían pensar algunos ingenuos, sino en
el llamado "Tribunal por la defensa de la fortaleza de Kronstadt".
Uno de sus dirigentes era el contralmirante S. H. Dimitriev (que fue
ejecutado después de la caída de la fortaleza), el otro era un
general, A. H. Koslovsky, que huyó a Finlandia. Estos dos antiguos
oficiales estaban muy lejos de sentir simpatía por el socialismo
"con los bolcheviques o sin ellos".
Se ha hablado
mucho sobre S. M. Petrecheko, el marinero y dirigente
anti-bolchevique. Lo que realmente resulta interesante es observar
que en 1927 este hombre fue reclutado por Stalin para la GPU y fue
un agente estalinista hasta 1944, cuando fue arrestado por las
autoridades finlandesas. Al año siguiente murió en un campo de
concentración finlandés.
La verdadera historia es que
los trabajadores y marineros de Kronstadt realmente comprendieron la
auténtica naturaleza de estos rebeldes mucho mejor que cualquiera de
estos intelectuales que han intentado edificar el mito de Kronstadt.
Lo mismo se puede decir de las fuerzas contrarrevolucionarias que
estaban funcionando en Kronstadt. El anterior primer ministro
zarista y ministro de economía, y en la emigración director del
Bando Ruso en París, Kokovzev, transfirió 225.000 francos a los
rebeldes de Kronstadt. El Banco Ruso-Asiático transfirió 200.000
francos. El primer ministro francés, Briand, durante la reunión con
el anterior embajador del gobierno Kerensky, Malachov, prometió
"cualquier ayuda necesaria para Kronstadt".
Como
explicó Trotsky, la conocida como rebelión de Kronstadt no fue el
primer movimiento pequeño burgués y anti-bolchevique que tuvo lugar
durante la guerra civil y la revolución. Hubo otros movimientos que
fueron dirigidos por personas que planteaban la consigna de "soviets
sin bolcheviques", etc. Hubo movimientos de este tipo en fábricas de
los Urales y entre los cosacos arios. Pero de estas experiencias
podemos ver claramente que en condiciones de guerra de clases, este
tipo de consigna puede llevar directamente al campo de la reacción y
barbarie medieval. No puede haber revolución sin partido
revolucionario. Los trabajadores y soldados rusos de la época
comprendieron esto muy bien. Lo comprendieron mucho mejor que
algunas personas de hoy en día, entre ellos algunas de izquierda.
La realidad fue que muchos militantes anarquistas,
mencheviques, social-revolucionarios y de otros partidos,
participaron en los soviets junto con los bolcheviques, pero no sin
ellos. Había una gran diferencia entre la militancia normal de la
base de estos partidos y sus dirigentes que eran completamente
anti-bolcheviques. A principio de los años veinte las autoridades
soviéticas locales en algunas zonas judías de Ucrania fueron
reclutadas prácticamente en su totalidad entre los militantes del
Bund. Muchos anarquistas participaron en la revolución y en la
guerra civil al lado de los bolcheviques contra la reacción Blanca.
También cooperaron con el nuevo poder hasta el ascenso del
estalinismo. Incluso hoy en día estas personas valerosas son
consideradas por algunos anarquistas modernos como "traidores".
¡Algunas personas nunca aprenden!
No tenemos nada que
temer de la publicación de más material de los archivos soviéticos.
Esperamos que en los próximos años se encuentren más documentos en
estos archivos sobre las luchas largas y heroicas del proletariado
ruso. Seguramente nos darán más información sobre las tradiciones
revolucionarias de los trabajadores rusos.
Diciembre 2003
Apéndice: Ted
Grant sobre Kronstadt
Antes de que se conociera
este material procedente de los archivos soviéticos, Ted Grant
publicó su libro “Rusia: de la revolución a la contrarrevolución”
(1997). En el libro Ted escribía sobre los acontecimientos de
Kronstadt y confirma lo que A. Kramer escribe en su artículo.
Reproducimos aquí lo que aparece en el libro:
La
rebelión de la guarnición naval de Kronstadt, en 1921, creó una
situación muy grave. Sobre este acontecimiento se han escrito tantas
falsificaciones, que se ha convertido prácticamente en un mito. El
propósito es, como siempre, desprestigiar a Lenin y Trotsky y
demostrar que el bolchevismo y el estalinismo son iguales. Resulta
llamativo que todo el vocerío de indignación sobre Kronstadt une a
los burgueses y socialdemócratas que se opusieron a Octubre con los
anarquistas y ultraizquierdistas. Pero estos alegatos no tienen nada
que ver con la verdad.
La primera mentira es
identificar a los amotinados de Kronstadt con los heroicos marineros
rojos de 1917. No tienen nada en común. Los marineros de Kronstadt
en 1917 eran obreros y bolcheviques. Jugaron un papel vital en la
Revolución, junto a los obreros de la cercana Petrogrado. Pero
prácticamente toda la guarnición de Kronstadt se presentó voluntaria
para combatir en las filas del ejército rojo durante la guerra
civil. Fueron dispersados por los diferentes frentes; la mayoría no
volvieron. La guarnición de Kronstadt en 1921 se componía
principalmente de levas de campesinos inexpertos de la Flota del Mar
Negro. Una mirada superficial a los apellidos de los amotinados
demuestra inmediatamente que casi todos ellos eran ucranianos.
Otra mentira se refiere al papel de Trotsky en el
episodio. En realidad, no jugó ningún papel directo, aunque como
Comisario de Guerra y miembro del gobierno soviético aceptó plena
responsabilidad por ésta y otras acciones gubernamentales. La toma
de la fortaleza de Kronstadt por parte de los amotinados puso al
Estado soviético en grave peligro, dado que acababa de salir de una
guerra civil sangrienta. Es cierto que la delegación negociadora
bolchevique, dirigida por Kalinin, llevó mal las negociaciones con
la fortaleza, lo que inflamó una situación ya de por sí grave. Pero
cuando los amotinados habían tomado la base naval más importante de
Rusia, no quedaba margen para los compromisos.
El
principal peligro era que Gran Bretaña y Francia utilizaran sus
armadas para ocupar Kronstadt, con el motín como excusa. Esto
hubiera puesto Petrogrado a su merced, ya que controlar Kronstadt
significaba controlar Petrogrado. El único resultado posible era la
contrarrevolución capitalista. La consigna "sóviets sin
bolcheviques" demuestra que, de hecho, había elementos
contrarrevolucionarios entre los marineros. A los bolcheviques sólo
les quedaba una posibilidad: había que hacerse con la fortaleza
militarmente. Estos acontecimientos se desarrollaron durante el X
Congreso del Partido, que interrumpió sus sesiones para permitir que
los delegados participasen en el ataque. Es interesante destacar que
miembros de la Oposición Obrera, una tendencia semi
anarco-sindicalista presente en el Congreso, también se unieron a
las fuerzas atacantes. Esto pone fin a otra de las mentiras: la que
intenta establecer una amalgama chapucera entre Kronstadt,
anarquismo y Oposición Obrera, tres cosas que no tienen
absolutamente nada en común.
Víctor Serge, que tenía
muchas simpatías por el anarquismo, se opuso implacablemente a los
amotinados de Kronstadt, como demuestra el pasaje siguiente:
"La contrarrevolución popular transformó la
reivindicación de sóviets elegidos libremente por la de "sóviets sin
comunistas". Si la dictadura bolchevique caía, era sólo un paso muy
corto hacia el caos y, a través del caos, a la insurrección
campesina, la masacre de los comunistas, el retorno de los emigrados
y, al final, por la fuerza imparable de los acontecimientos, otra
dictadura, esta vez anti-proletaria. Los despachos de prensa de
Estocolmo y Tallin demostraron que los emigrados tenían en mente
precisamente esta perspectiva (despachos que, por cierto, reforzaron
la intención de los dirigentes bolcheviques de tomar Krondstadt
rápidamente y a toda costa). No estábamos razonando en abstracto.
Sabíamos que sólo en la Rusia europea había por lo menos cincuenta
focos de insurrección campesina. Al sur de Moscú, en la región de
Tambov, el maestro de escuela eserista de derecha Antonov, que
proclamó la abolición del sistema soviético y el restablecimiento de
la Asamblea Constituyente, tenía a sus órdenes un ejército campesino
soberbiamente organizado de decenas de miles. Estaba en
negociaciones con los blancos. (Tujachevsky suprimió esta Vendée a
mediados de 1921)" (Víctor Serge, “Memoirs of a revolutionary”
1901-1944, pp. 128-9).
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