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El rey, los espejitos y la mar en coche
Por María de los Ángeles Campilongo - Thursday, Nov. 18, 2004 at 2:41 PM
angelesdelos_@hotmail.com

Decididamente el día de ayer no fue uno más dentro de la cotidianeidad de los rosarinos.

Si alguien hubiese tenido la “suerte” de desplazarse a eso de las 14horas, en colectivo desde una punta hasta la contraria de la ciudad, pasando por el micro-centro, se daría cuenta de que el anterior enunciado es verdadero.
Como la regla lo exigía, a medida que la cercanía al corazón rosarino se acortaba, los decorados cambiaban, las sensaciones ambiguas crecían, la presencia de personas se hacía más densa, la velocidad aminoraba.
“Me pregunto para qué tanto circo” dijo de repente un anciano sentado a mi izquierda.
“Es que vienen los reyes” contestó una mujer mayor, que parada, flameaba de un lado a otro sacudida por los embates de la máquina.
“Si por lo menos vinieran a devolver algo…” expresó con bronca una segunda pasajera, más joven pero no tanto.
Los bocinazos expresaban que la vida en la ciudad seguía su curso… y a la vez, que “algo” detenía ese curso.
Los móviles policiales cortan las arterias principales. Una ambulancia decide pasar igual, un policía la detiene, la ambulancia retrocede, embiste con su parte trasera a un automóvil que se encontraba delante del bus en cuestión y se reanudan los bocinazos.
Corrientes y San Luis. Un caos.
Diez minutos más tarde: Corrientes y Rioja, ídem.
Cuatro señoras de mediana edad con reposeras, mates y termos, reían y debatían sobre el suceso atípico.
“… además, ¿querés creer que encima hay una marcha en contra del Congreso?” sentenció una de ellas. “Si hay algo que no me banco es que hagan cualquier cosa para boicotear. ¡Mirá si les van a devolver los espejitos al rey!”
Además de las banderas españolas y argentinas, en ese orden, Corrientes era intransitable. Cientos de personas arremolinadas en los cordones formaban un muro humano y, en la era de la globalización y el masivo auge tecnológico, cientos de máquinas fotográficas se agitaban en la búsqueda de lograr un buen sitio desde donde disparar. De seguro todos conscientes de que sólo retratarían un Volvo azulino, con vidrios polarizados, que pasaría a gran velocidad por sus narices.
Pero eso sería lo de menos, ya que como algunos sabemos, el cholulismo no permite ver la realidad.
Esa realidad que fue “boicoteada” por la llegada de estos reyes, que nada tienen de magos, y que sólo regresan de vez en cuando ver en qué condiciones se encuentra “su” país colonizado.

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