Movilización callejera, cacería y después : Argentina Indymedia (( i ))

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Movilización callejera, cacería y después
Por sebastian hacher ((i))) - Friday, Jan. 07, 2005 at 2:50 PM
sebastian@riseup.net

La movilización terminó en cacería

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Caminar por el barrio de Once después las seis de la tarde era mezclarse en esa maraña de remeras estampadas y tatuajes mostrados con orgullo, marcas indelebles o efímeras de una identidad juvenil construída a puro ritual callejero. De a ratos, saliendo de la estación de trenes o caminando desde alguna avenida, distintos grupos –pequeños algunos, mas nutridos otros- aparecían llevando carteles y banderas llenas de nombres propios, con fotos de jóvenes de pelo largo y promesas de no olvidar escritas con fibra o birome.

Cerca de las 20 hs se levantó la bandera que decenas de jóvenes estaban pintando. “Justicia por nuestros callejeros. Ibarra y Chabán la tienen que pagar”, rezaba, y mas abajo “Comisión investigadora independiente”. A diferencia de otros estandartes, repudiados por la multitud, este fue recibido con aplausos: era lo que habían votado los jóvenes en las asambleas previas a la movilización.

Una movilización masiva, compacta –de entre 15.000 y 25.000 personas según diferentes cálculos- partió hacia Plaza de Mayo pasadas las 20 horas, con un cordón de seguridad al frente, organizado por los mismos jóvenes que pintaron la bandera y que se propusieron garantizar que saliera bien. En el barrio de Once, mientras, tanto, unas 3.000 personas realizaban una jornada de recuerdo, con velas y en silencio.

Durante los últimos días, desde todos lados se había operado para que la movilización de hoy fuese un fracaso. Por un lado, los medios se encargaron de difundir que había dos y hasta tres convocatorias contrapuestas, aprovechando la desorganización natural de un movimiento sin centralización, que se autoconvonca con el boca en boca. Por otro lado, como parte de la misma política, el gobierno nacional abandonó la pasividad que mostró dias anteriores. El presidente Kirchner en persona se entrevistó con decenas de familiares, prometiendo cumplir todas sus demandas y mediando entre ellos y el intendente de la ciudad Anibal Ibarra, señalado como responsable de la masacre por la furia popular.

Pero del otro lado, el apoyo conquistado por lo jóvenes que convocaron a organizarse fue apabullante. Desde los trabajadores ferroviarios, que garantizaron trenes gratis para que todo el mundo se movilice, hasta la mismísima MTV (¡!), que repitió varias veces el mensaje de los organizadores, todos aportaron (a su modo) lo suyo para garantizar la masividad.

-Una ayudita de los amigos

Una da las noticias que sobrevolaron las horas previas a la movilización fue la designación de Juanjo Alvarez (1) como Secretario de Seguridad en la ciudad de Buenos Aires. Su función será reemplazar al reunciante secretario de esa cartera, el cuñado del intendente Anibal Ibarra, que se fue pocas horas después de la masacre.

El nombramiento de Juanjo Alvarez no es un dato menor. Se trata de un hombre del Duhaldismo, cuyo mayor merito en la cartera de seguridad es haber participado del diseño del operativo de la Masacre del Puente Pueyrredón, donde fueron asesinados los piqueteros Dario Santillán y Maximiliano Kosteki. Impulsor de la táctica de abrumar con la resencia policial para “persuadir”, Alvarez fue siempre considerado uno de los expertos en materia represiva dentro del aparato del partido justicialista.

Anibal Ibarra venía siendo, hasta la masacre de Cromañón, el máximo representante del llamado progresismo en la Argentina. Incluso, como señalamos en otro artículo, desde muchos sectores se decía que criticarlo era “hacerle el juego a la derecha”. Pero a partir del 30 de Diciembre, el repudio contra su gobierno se hizo generalizado. El dolor de las víctimas y sus familias dejó paso a la rabia, que pareció hacer despertar en miles de corazones el recuerdo de aquel “que se vayan todos”, que nació con las cacerolas del 19 y 20 de Diciembre del 2001. El espiritu de la multitud desafiante, que en aquellos momentos puso en jaque a los políticos, volvió ahora sobrevolar, como un fantasma, las columnas compactas que hoy avanzaban por Av. De Mayo.

No es extraño que llamen, en este contexto, a un personaje como Alvarez. Por un lado, es una forma de enfrentar la crisis que asola a Ibarra con mano dura, política que ayer por la noche fue inaugurada con bastones y carros hidrantes. Por el otro, para el intendente de Buenos Aires, la designación significa su subordinación definitiva al riñón del partido justicialista. Si algo faltaba para que se termine la leyenda del progresismo, desde ayer ese algo comenzó a sobrar.

-Saturación y cacería

Quién escribe estas lineas no recuerda haber visto muchos operativos policiales como el de ayer. Al llegar a la puerta de la sede del gobierno porteño, nos encontramos con un vallado de alrededor de 50 metros, custodiodado por casi más de un centenar de policias. Mas adelante, entrando a Plaza de Mayo, el clásico vallado no sólo cobijaba a un enjambre de policias con escudos, palos y lansa gases. Esta vez, quizás por primera vez en mucho tiempo, la policía estaba del lado de los manifestantes, en el cabildo y sobre las diagonales, haciendo obstentación de varios carros hidrantes, celulares y tanquetas. Se combinaban las formaciones de infantería con los grupos de policias de civil, organizados de a tres o cuatro, mezclados peligrosamente con los manifestantes.

De conjunto, el operativo de Plaza de Mayo tenia como objetivo dar una sensación de encierro, saturación y miedo.

Si la visión se ampliaba a toda la zona, el esquema era el mismo. Tanto las calles laterales a Av. De Mayo, por donde avanzó la movilización, como la Av, de 9 de Julio, estaban llenas de policias de civil y de infantería, hidrantes, tanquetas y celulares. Y si bien el objetivo en estos casos es amedrentar con el número, el esquema policial también parecía cumplir el objetivo de convertir la zona en una ratonera en caso de enfrentamientos.

Y así sucedió. Durante la desconcentración de la marcha, incidentes aislados se convirtieron en una feroz cacería, que se extendió mucho mas allá de la desconcentración.

En la ratonera de Av. De Mayo se produjeron la mayoría de las detenciones, con policias de civil y marañas de escuadras de infanteria avanzando a trancos, en un número tal que, por momentos, los hidrantes y camiones celulares chocaban entre ellos. Allí se vieron jóvenes arrastrados por el piso, familias detenidas adentro de negocios, fotografos apaleados y hasta algún que oto niño apresado por la ley.

No se trató, como contaron los medios de comunicación, de una forma de “dispersar a los manifestantes revoltosos”. Por el contrario, la cacería llegó hasta el Congreso y se extendió a varias cuadras a la redonda. Grupos de infantería quisieron cargar también contra la columna principal de la movilización, que se dirigía a Once. El saldo fueron 40 detenidos, cinco de ellos menores, que están siendo liberados en el día de hoy.

La mayoría de los detenidos eran jóvenes muy parecidos a las víctimas del incendio de República Cromañón. Esos mismo que suelen ser, alternativamente, carne de cañón para los empresarios y blancos preferidos de las fuerzas de seguiridad.

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