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Rituales
Por Por Pedro CARIMAN * / Periódico Azkintuwe - Friday, Feb. 18, 2005 at 2:03 PM
prensa_mapuche@hotmail.com

Apuntes sobre un aniversario

Rituales...
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La cultura cristiano-occidental concibe el tiempo en días, meses y años. Los mapuches, en ciclos basados en los cambios de la naturaleza. ¿Qué hace entonces este grupo periodístico mapuche adscrito a la idea de la recuperación, construcción y proyección de los derechos e identidad de su pueblo, llamando públicamente a sus hermanos a pronunciarse en éste su primer “aniversario”? Más aún ¿Cómo es esto de que el primer aniversario de un hecho fundacional acaecido un 12 de octubre de 2003, se celebre en el mes de febrero de 2005, o sea, dieciséis meses más tarde!!?...

Sabido es que la inmensa mayoría de nuestros padres no conoce el dato exacto de su edad con la (im)precisión calendárica que desde los días de Gregorio XIII y su reforma rige el tiempo impuesto en y desde Occidente. Dado que la cultura mapuche concibe el tiempo en forma distinta, para muchos de ellos no ha constituido problema el carecer de fecha, con día y hora, que indique el momento de celebración de aniversarios y /o cumpleaños. En verdad, la celebración de este tipo de acontecimientos comporta un tipo de ritual propio de individuos y cuerpos sociales alejados de la práctica de nuestros mayores, por lo que si de purismos se tratara, su celebración por parte de nosotros mismos constituiría en rigor un hecho carente de sentido cultural.

¿Qué hace entonces este grupo periodístico mapuche adscrito a la idea de la recuperación, construcción y proyección de los derechos e identidad de su pueblo, llamando públicamente a sus hermanos a pronunciarse en éste su primer “aniversario”? Más aún ¿Cómo es esto de que el primer aniversario de un hecho fundacional acaecido un 12 de octubre de 2003, se celebre en el mes de febrero de 2005, o sea, dieciséis meses más tarde!!?

A esta altura, el expectante lector lo estaría aún más si cayéramos en la tentación de basar nuestra explicación en el recurrente y mentado hecho, de que al concebir los mapuche el tiempo en forma distinta y que dada la importancia cosmogónico-espiritual del número 4 en nuestra cultura, pues... 4 veces 4 da 16 y, cábala de por medio, hemos seguido el pulso rítmico de nuestro propio tiempo ancestral para la celebración de nuestro primer aniversario, exactamente dieciséis meses después de nuestro nacimiento periodístico.

Tal vez muchos de nuestros hermanos y amigos en Puelmapu se sentirían a gusto y dichosos con una explicación semejante. La imagen de unos mapuche incorporando un ritual ajeno al que, no obstante, se le da un sentido propio, ha ganado adeptos a este lado de la cordillera cuando va acompañada de explicaciones cósmico-esotéricas, por más que las razones de fondo tengan muchas veces un carácter contingente y de sentido común.

De este último tenor son precisamente las razones que nos llevan a considerar valioso celebrar este primer aniversario en febrero de 2005 y, en las líneas que siguen, las abrimos para compartirlas con ustedes por entender que, por su significado, ocasiones como éstas son propicias para el sentimiento y la reflexión abierta, franca, fraterna, sin complacencias ni auto justificaciones. Lo haremos eso sí, convencidos del aporte que para el momento que vive nuestro pueblo, puede y debe hacer cada uno de los que somos parte y /o apoyamos de una u otra forma esta inédita experiencia mapuche de periodismo escrito.

Diversidad y proyecto común

Se ha convertido ya casi en un lugar común, la aceptación casi sin discusión de la realidad mapuche como un mundo que en su interior es diverso, heterogéneo, con diferencias que incluso lo muestran con propuestas de aparente similitud discursiva, pero antagónicas en sus respectivas prácticas. En la otra cara de la moneda, la idea, tampoco mayormente discutida, sobre la necesidad de que nos encontremos en un proyecto común como pueblo, es finalmente vapuleada al descender a las contingencias del acontecer cotidiano, en extremo también heterogéneo.

A modo de ejemplo de las tensiones, reflexiones, certezas e incertidumbres que el tratamiento franco de estos temas generan en nosotros mismos y que podemos fácilmente detectar en las innumerables ocasiones en que nuestros hermanos/as aquí y allá se reúnen, pero de las que pocas veces dan cuenta sus respectivos documentos públicos, citaremos a continuación algunos pasajes de un escrito realizado por Cipriano Melillán, un hermano “nacido y criado” en el área rural, hablante del mapunzugun y con formación universitaria en el campo de la historiografía.

En su preocupación por entender y dar cuenta de las implicancias de estas discusiones, así lo explica en un informe elaborado para sus hermanos/as luego de participar hace un tiempo en un Trawun con presencia de jóvenes mapuche, estudiantes y profesionales, de ambos lados del Wallmapu, interesados en intercambiar y debatir sus puntos de vista y sus realidades desde “la perspectiva de una visión amplia mapuche” (1):

“Se notó en los participantes del encuentro el esfuerzo de integrar la totalidad del territorio en cuanto a espacio y quedó claramente en evidencia la pluralidad que ello encierra en cuanto a problemáticas, representación de identidad espacial de los individuos(...) lo que en algún momento llevó –en la reunión- a confrontación por las prioridades y el campo de acción a priorizar dentro del contexto de los problemas específicos al que se enfrenta el pueblo mapuche en los distintos puntos del extenso territorio. Esto evidenció, a mi parecer, algo más: la estrechez de nuestras visiones en cuanto a considerar una visión amplia del espacio y sus particularidades específicas, la escasa cultura –que tenemos- de discusión y de debate amplio y tolerante que lleva a sostener posturas inflexibles y a ver la realidad solo desde una perspectiva, por ejemplo, solo desde lo político o solo desde lo cultural (...)”.

Al intentar comprender las razones, el joven profesor de historia continúa:

“Esto tiene una explicación: en nuestra cultura jamás necesitamos de estos elementos de pensamiento abstracto para pensarnos como mapuche, y hoy es un desafío al que debemos enfrentarnos para considerar nuestra problemática y plantear nuestras demandas en el escenario de la sociedad moderna y occidental en la que estamos insertos. Es decir, lo entiendo y creo que es producto de pensar una forma de organización y de una visión de sociedad diferente a la tradicional histórica del pueblo mapuche (...). Por otra parte, las problemáticas a las que –el pueblo mapuche- debe enfrentarse hoy son múltiples y diversas. Esto obliga a la necesidad de la unidad en la diversidad para plantear acciones desde un ámbito más amplio tomando como base la unidad lingüistico-cultural, asumiendo que aquí deja de ser –la mapuche- una sociedad horizontal y de reciprocidad para transformarse en una sociedad estratificada y que esto conlleva la noción de poder y dominio. Pensar entonces una conciencia colectiva dentro de esa diversidad es una construcción ideológica y una necesidad política. Y me queda la sensación de que esto es sabido, pero no sé con cuanta claridad en el ámbito de quienes piensan políticamente la cuestión mapuche y creo que no es un número – de personas- muy amplio".

Al plantear los ejes que articulan a los mapuche por sobre las diferencias, nos dice:

“Ciertamente hay elementos comunes que lo unen y allí quedó evidenciado: las problemáticas, aunque son de diverso tipo, responden a la condición de pueblo dominado; la lengua; la cultura, el territorio, entre otros. De aquí surgen los principales frentes críticos que requieren de acciones (...) y aquí la acción de los diferentes actores sociales son, por lógica, múltiples y en diversas direcciones. Se puede llegar a verlos como acciones antagónicas y contradictorias si no se los mira desde la perspectiva de la diversidad de acciones y actores involucrados (...) En este punto se reconoció la escasa voluntad de las organizaciones y algunos sectores de entablar un debate amplio y tolerante, “hay una permanente invalidación del otro”, todos creen tener la verdad absoluta (...)”.

Y avanza en otro aspecto analizado respecto de lo que en aquella reunión se dio en llamar “las organizaciones tradicionales”:

“...(las organizaciones tradicionales) han perdido fuerza de cohesión de la conciencia social al no seguir la dinámica de la evolución propia de la sociedad –mapuche- y sobre todo se han cerrado a las nuevas ideas de generaciones más recientes que –por ello mismo- no se hallan representadas ni sienten tener espacios de participación con sus nuevas visiones de abordaje a la problemática y las estrategias de lucha que ésta exige. La política de la vieja dirigencia ya no responde al contexto de la sociedad –mapuche- actual, por lo tanto hay que impulsar su renovación (...) terminar con las posturas inflexibles y sectoriales que impiden lograr consensos mínimos para evitar más fracturas y divisiones (...) Incorporando en su base el concepto de la diversidad, ver la cuestión mapuche desde lo macro transforma en imperativo la formación de una conciencia colectiva de pueblo-nación”.

Desde esa mirada “macro”, Melillán se interroga:

“...pensar la visión de pueblo implica tareas concretas: por una parte, cómo integrar el espacio y fomentar esa conciencia desde acciones propias de los mapuche y, por otro, pensar una forma de estrategia de demanda política y de gobierno ¿Autonomía política? ¿Nación Mapuche? ¿Son éstas estrategias viables? ¿Qué implican?"

En términos de prioridad, el reto principal a vencer y lo que se está haciendo:

“ El primer obstáculo a superar es el de la frontera política de los Estados nacionales chileno-argentino, no solo en la práctica real de la libre circulación de bienes e informaciones sino el principal desafío está en superar –ese obstáculo- a nivel de conciencia (representación mental) de los propios mapuche (mapuche argentino – mapuche chileno). Desde esta perspectiva y en esta línea de acción se presentó –en esta reunión- el primer periódico mapuche – de nombre- Azkintuwe, que tiende a ser de circulación nacional abordando problemáticas e información global de la realidad mapuche en todo el Wallmapu”.

A propósito entonces de estas citas que apuntan al centro de importantes discusiones que deben profundizarse y hacerse públicas a todos los mapuche y dada la ocasión en que se inscriben estas líneas, nos permitiremos expresar públicamente una convicción: la diversidad interna no es, ni tiene por qué ser, contraria a un proyecto común, no obstante constatamos que estamos lejos, muy lejos aún de la unidad mapuche bajo un proyecto político común. La comprensión de este hecho nos ha llevado a embarcarnos tras ese objetivo, necesariamente de largo plazo, sin engaños ni autocomplacencias desde las páginas de este periódico, objetivo que hemos asumido también desde el respeto básico que debemos al derecho legítimo que cada hermano/a, organización y comunidad rural tienen de elegir la opción que mejor consideren para sus respectivas demandas y propuestas.

Por ello, junto con lo anterior, levantamos el derecho que asiste a cada uno de nosotros, a conocer e informarse en profundidad de cada una de esas opciones, propuestas y demandas existentes. De tal forma que finalmente, lo que hacemos como medio de comunicación responsable es instar a que nuestro pueblo debata públicamente todo lo que a él concierne de manera informada, respetuosa, franca y argumentada. Que por las páginas de Azkintuwe circulen, discutan y busquen el resbaladizo consenso las diferentes visiones mapuche de Puelmapu y Gulumapu es nuestra franca aspiración, así esto vaya a contracorriente de la atomizada realidad que vivimos hoy.

A contracorriente

La implicancia de embarcarse en el proyecto colectivo de conformar una opinión pública mapuche que se informa y crea canales de discusión libre y democrática, es parte de lo que vuelve a este proyecto periodístico un ejercicio de remar a contra corriente al interior del propio mundo mapuche. Esto debido a la ya mencionada falta de ejercicio en este tipo de discusión entre nosotros. En las citas anteriores, se nos habla de asumir que estamos inmersos en la dinámica de una sociedad que nos envuelve y que ésta es moderna y occidental. Este es el contexto donde toda iniciativa que acompañe cualquier proyecto serio de autonomía para un pueblo como el nuestro se encontrará remando, cuando no lisa y llanamente nadando con manotazos de ahogado, a contracorriente ante las cada vez más engañosos supuestos reconocimientos por parte de un poder que se nos aparece omnisciente, complejo y confuso de analizar. Intentemos verlo en forma panorámica:

En el caso de Puelmapu, nos vemos envueltos por la trama de un poder económico transnacional que mimetiza su intervención por medio de directrices surgidas de diseños políticos que dan marco a emprendimientos dignos de Maquiavello, al mostrarse respetuosos de las identidades y los derechos de lo que ellos llaman las “comunidades locales”, mientras en paralelo financian la dinámica económica que por medio de créditos sostiene el avance institucional del Estado sobre áreas con predominancia de población mapuche. En este marco, los gobiernos nacional y provinciales hablan de reconocimientos mientras al mismo tiempo se reúnen con las empresas responsables de la explotación de la riqueza en nuestro suelo, para brindarles garantías bajo las consignas orientadoras de hacer de Argentina “un país serio” y con “seguridad jurídica” para las inversiones de origen externo.

En forma similar, en el plano de lo jurídico y político a nivel internacional nos vemos envueltos por el espejismo de una coyuntura que se abre como nunca antes al tratamiento de la diversidad y que se muestra permeable al avance del reconocimiento de los derechos de nuestros pueblos. Sin embargo, a poco andar, dicha apertura encuentra rápidamente sus límites político-jurídicos al construir en forma gradual pero exitosa una realidad que reconoce a los llamados indígenas una calidad de pueblo ilusoria, más bien de segunda clase y vaciada de los derechos y deberes que, sin vueltas ni eufemismos, se corresponden con esa categoría política y jurídica.

En el plano de las comunicaciones, en plena era de una globalización que es objeto de disputa planetaria, es bien conocido y denunciado el proceso de concentración de los medios masivos en el mundo y en Argentina en manos de unas pocas empresas dedicadas a éste y otros rubros. Redundar sería aquí repetir las consecuencias negativas de ello para el ejercicio de una prensa independiente, así como para el de la iniciativa de contar con medios alternativos. Lo importante es tomar conciencia que cada una de esas consecuencias recae igualmente con su mortal peso sobre todo intento serio de una prensa independiente por parte de los mapuche.

Ante la pregunta de ¿cuál es la prensa con que se informa el conjunto de nuestro pueblo y qué tratamiento da al tema de la demanda mapuche? deberemos responder con la invitación a revisar la prensa gráfica tanto regional como la nacional del mes de julio de 2004 (2), para concluir en la necesidad de que toda iniciativa por levantar nuestros propios medios debe ser de una u otra forma apoyada en primer lugar por nosotros mismos. Y la realidad de Chile no difiere mucho en este sentido, como bien lo saben nuestros hermanos de Gulumapu, víctimas cotidianas de las campañas de desinformación impulsadas por sectores mayoritarios de la escrita, radial o televisiva chilena.

Una prensa independiente cuyo compromiso sea con el proyecto de construcción de autonomía política como Pueblo, con mayúscula y sin aditamentos de ningún tipo sean estos los más recalcitrantes como “indio”, “aborigen”, “indígena” u “originario”, es lo que necesitan los mapuche. Una prensa cuya guía sea la honestidad en la información y la independencia de criterios solo subordinada al proyecto mayor que cubre las esperanzas de futuro de todos y cada uno de nosotros. Una prensa interesada en la información veraz de lo que hace, discute y propone cada hermano/a, cada organización y cada comunidad rural existente a lo largo y ancho del territorio que ve salir la luz del sol cada día. Una prensa, por último, que convoque al debate que afirme la articulación histórica que une cada punto del Meli Witran Mapu con la única exigencia de la altura de miras y la argumentación informada.

Una prensa semejante es lo que un Pueblo con sueños futuros de libertad precisa construirse ante tal adversidad interna y externa antes mencionada. Con la modestia que nos infunde la ignorancia de que somos portadores y la convicción generada en nuestro esfuerzo reflexivo, sostenemos que aquí está el desafío auto impuesto en iniciativas como las que encarna el periódico Azkintuwe. He aquí también, la dimensión de la significación que para nosotros adquiere este proyecto comunicacional en Puelmapu.

Nuestros deberes, vuestros deberes

El encuentro de jóvenes mapuche del que da cuenta el informe citado en la primera parte de ese artículo, se realizó en noviembre de 2003, con el primer número del Azkintuwe circulando ya por el Wallmapu y a un mes y días de su nacimiento. Fue una de las formas en que poco a poco se fue corriendo la voz sobre su existencia en distintos puntos de nuestro Oriente territorial y así, aquellos que pudieron leer su primer Chalintukun, íntegro en la lengua de la tierra, pudieron leer además su primera editorial asumiendo el compromiso de abordar la información de la realidad “mapuche en todo el Wallmapu”, como dice el hermano del informe, y "del Wallamapu para el Wallmapu”, como señalaba el equipo Azkintuwe.

A doce números de aquellos días, podremos coincidir en que pese a las vicisitudes que este emprendimiento ha debido sortear desde entonces hasta hoy, la realidad mapuche al Este de la cordillera ha sido reflejada en forma permanente y ello puede apreciarse en cada una de las ediciones hasta hoy publicadas. También podremos coincidir en que esto no ha sido suficiente, pues el acontecer de amplias zonas de nuestro territorio puelche aún no cuentan con una cobertura regular. No obstante, hacia ello apuntamos nuestra tarea en el entendido de que así nos acercamos al objetivo de la existencia real y no solo ideal de un “periódico nacional mapuche”, tal como también sostiene su primer editorial.

Hay por eso un aspecto que en este punto quisiéramos exponer abiertamente a todos y cada uno de nuestros hermano/as. Todos aquí conocemos y nadie de buena fe podrá negar la inmensidad espacial de Puelmapu y el obstáculo que esto representa a todo intento de articulación mapuche. Esto nos pone a cada uno de los interesados en dicha articulación como pueblo, en la situación de interrogarnos con honestidad en relación a cuanto hacemos desde nuestro lugar por apoyar iniciativas como esta del periódico Azkintuwe; interrogarnos sobre cuanto de nuestras observaciones van acompañadas por el serio intento de aportar con información o en la ardua tarea que implica la distribución. O en la más sencilla, pero muy escasa, actitud de adherir simplemente con el monto económico que propone la portada o concretar el trámite para la suscripción.

Ante el cúmulo de obstáculos antes mencionados que se cruzan en el camino de un pueblo que quiere ponerse y caminar sobre sus propios pies, creemos que la existencia de medios independientes y de espacios abiertos al debate público debe contar con el apoyo de su gente. De tal forma que de los cuidados, la observancia, el compromiso, la crítica y el sustento aportado por los propios interesados se podrá garantizar la existencia de un medio que se precie y cumpla con su condición de independiente y comprometido con la información veraz, contrastada, plural y de esmero profesional. El cese del mismo se justificará si el periódico faltase a su compromiso con dichas premisas básicas. Hasta entonces, es el apoyo decidido el que debiera imponerse ante los muchos obstáculos que se deben sortear mes a mes.

Rituales propios y no tanto

Entre los obstáculos puntuales mencionaremos, junto al de la institucionalidad estatal que ha impedido la distribución regular del Azkintuwe en el Oriente mapuche, el de la crónica falta de recursos que ha obligado en más de una oportunidad a la publicación de ediciones bimensuales en lugar de solo las mensuales tal cual había sido la intención original. Se devela así la razón (o el misterio) por la que nuestro primer aniversario se celebre dieciséis meses más tarde de su nacimiento, cuando se cumple el primer ciclo periodístico de sus 12 ediciones publicadas.

Así, es de sentido común en la sociedad en que estamos insertos el que tras un primer ciclo temporal que cuente 12 meses o bien, en este caso, ediciones, se proceda al rito de la celebración del tipo conocida como cumpleaños. Hoy, hasta nuestros padres lo hacen más allá de saber que el dato impreso en sus respectivos documentos nacionales es inexacto. Mayor sentido tiene entonces el asumir aquellos que son portadores de significado para nuestro colectivo porvenir, pues, los ritos serán propios o no tanto en la medida que porten o no sentido a nuestro que hacer colectivo.

Así como varios de los ritos del pasado mapuche nos son ajenos a nuestra práctica cotidiana actual, bien podemos convertir en propios y cercanos a nuestro quehacer, aquellos que nos permiten la conmemoración de hechos de significancia trascendente para nuestros proyectos de futuro como pueblo. En ello radica para nosotros la significación de la experiencia periodística del Azkintuwe en Puelmapu. Por esto adherimos a la celebración de su primer aniversario e invitamos a nuestros hermanos/as ha hacer lo propio / Azkintuwe


NOTAS

* Su autor es miembro del Comité Editorial del Periódico Azkintuwe. Integrante del Centro de Estudios Mapuche Pewma de Neuquén, cursa estudios superiores en la Universidad de Comahue.

1. Melillan, Cipriano. Informe del Encuentro Puelmapu – Gulumapu. Realizado en la ciudad de Temuko los días 18 y 19 de Noviembre de 2003 con participación de jóvenes mapuche de Río Negro, Newken (Puel Mapu), IX y X Región (Gulu Mapu). El Informe se redactó en la ciudad de Zapala en Diciembre de 2003.

2. Para el caso de la prensa regional: Editorial del Diario Río Negro, 7 de Julio de 2004. Bajo el título de “Una moda riesgosa”, entre otros términos menos sutiles como llamar “calabozo” y “minoritarias” a las lenguas como el mapunzugun, se ataca por “idealista y de inspiración metropolitana” a la necesidad de implementar una educación bilingüe e intercultural en la región. Para el caso de la prensa nacional: Diario La Nación, 4 de Julio de 2004. Artículo con el titulo de “Reclamo Indígena y populismo” donde se alerta para el futuro sobre la emergencia del reclamo “indígena” local como un rebote de la situación continental. Este artículo fue analizado en extenso en la nota del 20 de octubre por el corresponsal de Azkintuwe Hernán Scandizzo, ocasión en la que se muestra el proceder de la prensa y sus previsibles consecuencias en diversas zonas del territorio mapuche donde la movilización emergente es calificada directamente de “terrorismo”.

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hermanos mapuche
Por desde afuera - Friday, Feb. 18, 2005 at 11:03 PM

sigo el tema atentamente, pero tal vez yo sea un poco subnormal o inculta ya que muchas veces no logro entender lo que dicen.
me pregunto si los peñis que viven en el ámbito rural entienden lo que ustedes dicen.
creo que se puede hablar de los mismo de manera que pueda ser comprendida por todos, ya que de otra manera es también una forma de discriminación.
la gente, nosotros, no solemos reconocer que no entendemos ya que corremos peligro de parecer estúpidos.
bien si quieren demostrar cultura e intelectualismo, ya que se han cansado de ser tildados de salvajes e ignorantes, pero sería bueno buscar un término medio y accesible. No es acaso eso parte de su cosmovisión? Lo bueno coexiste con lo malo, la luz con la oscuridad y el hombre debe encontrar el equilibrio.
peukallal

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Es para tanto?
Por Puelkona - Saturday, Feb. 19, 2005 at 1:30 PM


Porqué no vuelven al mapuche kimun? y dejan de dar tantas vueltas para explicar algo tan simple como un aniversario.

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