Julio López
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Territorio y Villerío
Por alejandro haddad - Wednesday, May. 11, 2005 at 6:35 PM

Un 11 de mayo moría de tuberculosis un indio cautivo. Lo habían arrebatado desde el seno mismo de la comunidad de los "piedra", de los cura. Lo llevaron a estudiar con los salesianos, cantó junto a Gardel en algún coro de niños. Lo estudiaron para sacerdote, lo viajaron a Roma, lo vistieron de monaguillo.

A Ceferino Namuncura le pusieron el peso de ser un santo indio. Ahora hace milagros, está obligado a hacer milagros. Los indios de su especie, los de su estirpe, los salvajes están condenados a rezarle porque es él quien les concederá milagros. Es decir, ya no más desalojos, ya no más leyes represivas en contra de las comunidades indígenas, ya no más latifundios encerrando lagos, ni hoteles sobre chenques. Es decir: libertad, tierra, cultura, autodeterminación.

Gracias al vaticano, los mapuche ya tienen un santo. Un santo que nunca supo de libertad; mucho menos entonces de teología de la liberación. Un santo que saboreó las crucifixiones en carne propia.

El estado que lo robó, le dio títulos de oficial del ejército argentino a su padre, al vencido Manuel Namuncura, hijo del temible Calfulcura. Roca le rompió el alma, es decir, le sacó la tierra. Luego, la orden religiosa creada por el italiano Juan Bosco, le devolvería el alma al cuerpo envistiéndolo con una sotana larga hasta los pies. El indio apátrida, obtendría así su ciudadanía argentina; occidental y cristiano. Entonces sí, el gobierno le daría un puñado de tierras en Chimpay, una localidad poco menos que desolada en la actual provincia de Río Negro. Chimpay, "lugar para estar", en mapuzugun, en la lengua de la tierra. El país de la ironía le decía a los restos fúnebres de Ceferino, que su cuerpo último tenía "un lugar para estar". Entonces sí, Ceferino, volviste, aunque con la historia estropeada, a la tierra de tus ancestros.

Como también volvió Carlos Mugica, luego de que los villeros de Retiro presionaran para que su sacerdote de toda la vida y de toda la muerte, volviera a su lugar. Se lo llevaron, entraron al cementerio de la Recoleta, y sacaron a su cura villero de ese engendro de la burguesía. Se lo llevaron. Hoy luce en la capilla que él mismo construyó junto a los vecinos del barrio Constitución de la villa 31.

Carlitos también volvió estropeado. La curia que cien años antes se había hecho del destino de Ceferino, hizo la vista gorda ante el asesinato a balazos de un digno seguidor de Jesucristo. Mugica había resistido junto a los villeros los desalojos. Construyó junto a ellos casas, calles, tendido eléctrico, cloacas, organización y dignidad. Pero las paredes blindadas del vaticano no dejaron oír la balacera. Carlitos cayó moribundo aquel 11 de mayo de 1974, bajo un estado que vislumbraba tanto terrorismo como el de Roca, tanto genocidio como el de aquel general patriota.

Si no es por salvaje es por montonero, pero siempre la libertad, la rebeldía tienen su pecado que pagar. Uno lejos de la tierra, otro, obligado a un paredón sin último deseo.

¿Hasta cuándo iglesia y militares se van a confabular para extirpar almas, es decir, tierras? ¿Hasta cuando estado nacional y estado eclesiástico van a pertrechar silencios cómplices? ¿Hasta cuando van a ir de la mano apretando el mismo gatillo?

Por suerte el tiempo cobra sus deudas y hace justicia. Ceferino y Mugica están con los suyos. Territorio y villerío.

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duda
Por dudona - Thursday, May. 12, 2005 at 10:11 PM

cuando el lonko Namuncurá fue tomado prisionero junto a su familia, los salecianos le ofrecieron educar a algunos de sus hijos - para lograr convertir a los "paganos" o para obtener algunos puntos en el tema de la evangelización ya que estaban bastante por debajo de otras congregaciones -
el jefe Namuncura ofrece a su hijo Ceferino que se destacaba por su inteligencia y con el objeto de que aprenda las costumbres de los invasores. Resulta que Ceferino se convierte sinceramente a la religión católica y se destaca como estudiante, siendo discriminado por sus compañeros por su condición de indígena, sobre todo cuando se trataba de ejercicios físicos donde no podían igualar a Ceferino.
Un obispo lo lleva al Vaticano para presentárselo al papa que quedó bien impresionado, pero se niega a consagrarlo sacerdote por ser hijo natural. (Ceferino era hijo del lonko Namuncurá y de una cautiva española). Yo diría que también por ser indio.
Muere de tuberculosis a los 18 años y es enterrado en italia.
Quiero saber si fue consagrado santo, ya que tengo entendido que sólo fue declarado beato (qué quiere decir beato?).
La vida de ceferino es parte de nuestra historia, de la trasculturización forzada por la espada y la cruz, más allá de su conversión al cristianismo. No creo que haya sido un traidor.
Yo no sé si Ceferino está en el cielo de los cristianos racistas o si andará cabalgando por el wenu mapu (cielo) junto a sus antepasados. Yo no sé si hay un cielo menor para los indios americanos, pero no recuerdo haber visto nunca un angel indio dentro de esa religión "verdadera" y "universal".

Como sea, bienvenido Ceferino a tu tierra americana.

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si, era tan fuerte físicamente el maldito cipayo...
Por "la larva" Brutus - Thursday, May. 12, 2005 at 10:40 PM

...que se murió de tuberculosis a los 18....en cuanto a quien salio tan inteligente el nino, es todo un misterio, porque el padre era un salvage, y la madre la vi en un daguerrotipo y era una chilena que parecia mas india que el mismo namuncura

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a Brutus
Por manuelita - Monday, May. 16, 2005 at 9:56 AM

así que eran "salvages"!!!

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