Julio López
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La institución (anti-poesía)
Por raas - Saturday, Feb. 11, 2006 at 1:08 AM
raas@riseup.net (Casilla de correo válida)

La institución

La institución como ley y costumbre
Se ha hecho carne en estos tiempos gloriosos
Horas de mentiras piadosas y nuevas mentiras
De vueltitas discursivas, sobre todo
Y la diferencia sustancialísima
Entre lo expresado y lo hecho.

Somos lo que podemos, cierto
A eso iba justamente…
Seres mentirosos de un lado y del otro
no le digo la verdad para evitar el daño
prefiero mentirle a hacerle mal.
Haz lo que digo, no lo que hago.

El catolicismo militante y el hambre
se han impregnado hondamente
en muchas partes del cielo y la tierra
el engaño como música cotidiana y preferida
el político mandando en el discurso, no es nada nuevo
el explotado acatando en el trabajo, no es novedad.

La esposa, el marido, el hijo, la niña,
Las armas en manos de enfermos de izquierda
Quieren el poder también, mentirosos!
El novio, la amante, el enfermo, la vieja,
El moribundo, la ciencia esclava, el médico vicioso
El vendedor ambulante, el mendigo miserable,
El prospecto del medicamento aliviador

El refinamiento de la cultura general avanza
El estado-empresa no puede tapar su intención última.
La mujer excitada arriba gimiendo y mintiendo
El hombre acabando que se piensa un dios monoteísta,
Los Partidos de todas las direcciones, mienten,
El journalista parasitario, el conductor enloquecido
Que deja la presa en el suelo yéndose de a gotas.

La regla del ocultamiento, modus vivendi
La mirada a los ojos encubre
Hasta las leyes mienten
Ya no pueden disimular siquiera
La mentira como medio y como fin
El fin de la humanidad y la muerte total, son la verdad.
SONRIA, estamos trabajando para usted.
10,9,8,7,6,5,4…

raas
8-2-2006 D.C.

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Eso no es poesía
Por enestanocheenestemundo - Saturday, Feb. 11, 2006 at 2:23 PM

Eso es un manifiesto.

Esto es poesía:


En esta noche, en este mundo

Alejandra Pizarnik
De «Textos de sombra y últimos poemas» (1971-1972 )

A Martha Isabel Moia

en esta noche en este mundo
las palabras del sueño de la infancia de la muerta
nunca es eso lo que uno quiere decir
la lengua natal castra
la lengua es un órgano de conocimiento
del fracaso de todo poema
castrado por su propia lengua
que es el órgano de la re-creación
del re-conocimiento
pero no el de la re-surrección
de algo a modo de negación
de mi horizonte de maldoror con su perro
y nada es promesa
entre lo decible
que equivale a mentir
(todo lo que se puede decir es mentira)
el resto es silencio
sólo que el silencio no existe

no
las palabras
no hacen el amor
hacen la ausencia
si digo agua ¿beberé?
si digo pan ¿comeré?
en esta noche en este mundo
extraordinario silencio el de esta noche
lo que pasa con el alma es que no se ve
lo que pasa con la mente es que no se ve
lo que pasa con el espíritu es que no se ve

¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades?
ninguna palabra es visible



Las Flores del Mal.
Charles Baudelaire.

I

LA DESTRUCCION

El demonio se agita a mi lado sin cesar;
flota a mi alrededor cual aire impalpable;
lo respiro, siento como quema mi pulmón
y lo llena de un deseo eterno y culpable.

A veces toma, conocedor de mi amor al arte,
la forma de la más seductora mujer,
y bajo especiales pretextos hipócritas
acostumbra mi gusto a nefandos placeres.

Así me conduce, lejos de la mirada de Dios,
jadeante y destrozado de fatiga, al centro
de las llanuras del hastío, profundas y desiertas,

y lanza a mis ojos, llenos de confusión,
sucias vestiduras, heridas abiertas,
¡y el aderezo sangriento de la destrucción!

II

UNA MARTIR

Dibujo de un maestro desconocido

En medio de frascos, telas sedosas,
y muebles voluptuosos,
de mármoles, pinturas, ropas perfumadas,
que arrastran los pliegues suntuosos,

en una alcoba tibia como en un invernadero,
donde el aire es peligroso y fatal,
dónde lánguidas flores en sus ataúdes de cristal
exhalan su suspiro postrero,

un cadáver sin cabeza derrama, como un río,
en la almohada empapada,
una sangre roja y viva, que la tela bebe
con la misma avidez que un prado.

Parecida a las tétricas visiones que engendra la oscuridad
y que nos encadenan los ojos,
la cabeza, con la masa de su crin sombreada,
y de sus joyas preciosas,
en la mesilla de noche, como una planta acuática,
reposa, y, vacía de pensamientos,
una mirada vaga y blanca como el crepúsculo
escapa de sus ojos extraviados.

En el lecho, el tronco desnudo, sin pudor,
en el más completo abandono, muestra
el secreto esplendor y la belleza fatal
que la naturaleza le donó.

Una media rosada, adornada con hilo de oro, en la pierna
ha quedado cual recuerdo.
La liga, al igual que un ojo secreto que llamea,
lanza una mirada diamantina.

El singular aspecto de esta soledad
y de un gran retrato voluptuoso,
de ojos provocativos como su actitud
revela un amor tenebroso,

una culpable alegría y fiestas extrañas,
llenas de besos infernales,
que regocijarán a los ángeles malos
nadando entre cortinas y chales.

Sin embargo, al ver la esbeltez elegante
del hombro y su trazo quebrado,
la cadera levemente afilada, y la cintura ágil
lo mismo que un reptil irritado, se advierte
que ella es joven aún. -Su alma exasperada
y sus sentidos mordidos por el tedio,
¿se habían entregado a la jauría enfurecida
de deseos errantes y perdidos?


El hombre vengativo al que no pudiste, viviendo,
a pesar de tanto amor, aplacar,
¿sació en tu carne, inerte y complaciente,
toda la inmensidad de su deseo?


¡Responde, cádaver impuro! ¿Por tus rígidas trenzas
te levantó con brazo febril?
Dime, cabeza horrible, ¿en tus fríos dientes
hay aún sus últimos adioses?


-Lejos del mundo burlón, lejos de la multitud impura,
lejos del magistrado curioso,
duerme en paz, duerme en paz, extraña criatura,
en tu sepulcro misterioso;
tu esposo corre el mundo, y tu forma inmortal
vela junto a él cuando duerme;
lo mismo que tú sin duda te será fiel
y constante hasta la muerte.

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