Julio López
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A 50 años del histórico XX Congreso del PC soviético que denunció a Stalin
Por Comunista - Saturday, Feb. 25, 2006 at 7:00 PM

A 50 años del histór...
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Aquel inolvidable 1956 duró en realidad nueve meses, que comenzaron el 25 de febrero (hoy hace medio siglo), cuando de improviso el líder soviético Nikita Kruschev denunció en una sesión secreta del XX Congreso del partido Comunista los crímenes de Stalin.

Se puso en marcha así un proceso de apertura que fue para adelante y atrás, hasta que las contradicciones se hicieron insanables y el comunismo europeo —y no solo el europeo— estalló en mil pedazos. El muro de Berlín fue abatido en 1989 y la Unión Soviética se disolvió en la Navidad de 1991. Aquel inolvidable 1956 que se abrió con grandes esperanzas concluyó con la tragedia de la invasión soviética a Hungría, el 5 de noviembre, que demostró los límites del régimen soviético pero también cómo el informe secreto de Kruschev al XX Congreso del partido causó de inmediato fermentos liberadores del yugo de Moscú en los países satélites de la URSS, reprimidos despiadadamente.

Stalin había muerto de un derrame cerebral en 1953 y tras la inevitable batalla por el poder, Nikita Kruschev fue promovido a secretario general del partido, que era el puesto clave para controlar todos los botones y manijas del poder. El era uno de los máximos dirigentes stalinistas de una época en la que la más mínima crítica a Stalin significaba una muerte segura.

La grandísima mayoría de los militantes comunistas de todo el mundo y muchos dirigentes del partido soviético no tenían idea de lo que estaba por pasar y continuaban lanzando elogios sin límites al "padrecito de los pueblos", como era llamado Stalin.

El culto a la personalidad, las deportaciones a Siberia y otros lugares inhóspitos de la gigantesca Unión Soviética euroasiática de 23 millones de kilómetros cuadrados, los asesinatos en masa de dirigentes y delegados del partido (el 70% de los que asistieron al XVI congreso no vivieron mucho más para contarlo), la dictadura llevada a límites de represión y crueldad inimaginables, fueron solo en parte denunciados por Kruschev a una platea estupefacta.

Cuentan que en la sala del Kremlin donde tenia lugar el XX Congreso se oyó de pronto una voz que rompió el silencio y el hilo del discurso de Kruschev. "Y ustedes dónde estaban, camarada?", gritó un delegado y por suerte para él nunca se supo quién había sido. Kruschev se enojó pero se dio cuenta que había que seguir adelante.

Nikita en realidad quería desmantelar las peores perversiones del sistema staliniano, pero también revisar la política económica, renovar el aparato del partido, del gobierno y del Estado y abrir una nueva era para modernizar rápidamente a la URSS.

En el campo económico la desestalinización se concentró en la reducción de las grandes inversiones en la industria pesada y en favor de los sectores de consumo para elevar el nivel de vida del pueblo soviético.

Pero las repercusiones más importantes se registraron en el Este europeo, entre las naciones ocupadas por los soviéticos en la última fase de la Segunda Guerra Mundial. En 1949 había nacido la OTAN, la alianza militar occidental y en 1955 la URSS respondió con la creación del Pacto de Varsovia. También fue fundado el Comecón una enorme estructura para controlar el funcionamiento de la vasta área económica comprendida por la URSS y los países satélites (Polonia, Hungría, Alemania Oriental, Checoslovaquia, Bulgaria).

En Polonia las aspiraciones de libertad llevaron a fuertes reivindicaciones de autonomía, canalizadas en el retorno al poder de Wladislao Gomulka, que propugnaba la "vía polaca al comunismo". En Hungría las mismas aspiraciones terminaron en una revolución popular antisoviética y en una represión implacable.

La primavera de Nikita Kruschev encalló en las limitaciones de un régimen por definición dictatorial y las aperturas se hicieron en parte irreversibles pero llevaron a la reacción del aparato del partido y a la deposición del mismo Kruschev en 1964. Llegó la era de Leonid Breznev que implicó un gran paso atrás que se prolongó hasta los años 80.

Fue en esa década, a partir de los cambios que se fueron imponiendo en Polonia, que la URSS se debilitó mortalmente. La "glasnot" (transparencia) y la "perestroika" (transformación) que aplicó el nuevo líder Mijail Gorbachov aceleraron el proceso de disolución de la URSS y de su control del Este europeo. El proceso del deshielo en las relaciones con el Occidente capitalista liderado por los Estados Unidos fue demostrando que la era bipolar de la Guerra Fría iba disolviéndose para dar lugar a la hegemonía a EEUU como única superpotencia global.

Kruschev había denunciado a Stalin pero no al sistema soviético, que bajo la férrea guía comunista duró 74 años. La lista de horrores de Stalin y el sistema stalinista se conoció a fondo muchos después. El texto completo del informe Kruschev del 25 de febrero de 1956 fue publicado completo por orden de Mijail Gorbachov recién en 1988.Habían pasado 33 años.

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trtos
Por Christian Rakovsky - Saturday, Feb. 25, 2006 at 7:27 PM

Es una muy buena noticia la caída del comunismo, para nosotros, los trotskistas pequeño-burgueses reformistas estudiantilistas y faloperos.

Muera el Comunismo!
Viva Trotsky!

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NIKITA BUFÓN TRAIDOR!
Por Vasilevich Ourumov (MSV) - Saturday, Feb. 25, 2006 at 10:08 PM
movimiento_stalin_vive@hotmail.com

NIKITA BUFÓN TRAIDOR...
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VIVA EL PADRE DE LAS NACIONES

AZOTE DEL NAZIFASCISMO

CONSTRUCTOR DE SOCIALISMO

GUARDIÁN DE LA PAZ!



VIVA EL
MOVIMIENTO STALIN VIVE!

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Stalinismo
Por (A) - Saturday, Feb. 25, 2006 at 10:45 PM

Che no sean jodidos que todavía queda la Harnecker y un montón de intelectuales de izquierda que no se atreven pero están con ganas de reivindicar a Stalin...

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No jodan
Por Eso, no jodan - Saturday, Feb. 25, 2006 at 11:32 PM

Eso che, no jodan que todavía quedan troskistas con ganas de hablar, que por otro lado es lo que màs hacen. Los "herederos del HERALDO DE LA REVOLUCION" (así se hacía llamar Leon Bronstein) están por cumplir 70 años desde que fundaron "la internacional que cambiaría al mundo". Los esperamos para festejar los 70 años de virginidad revolucionaria compañeros. En cuanto a los Stalin Vive, mostraron la hilacha cuando bardearon a los comunistas checos que están siendo proscriptos en su país, no son más que herederos de la Franja Morada.
El PEPE PUDO SER UN BESTIA, PERO NO FUE UN TRAIDOR.
Este 9 DE MAYO, día de la victoria sobre el fascismo, volveremos a ver sus avinagradas caras ANTIESTALISNISTAS DE CARTON.

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Cuidado con eso...
Por Leninista - Saturday, Feb. 25, 2006 at 11:42 PM

A tener cuidado con la reivindicación edl XX Congreso que con la fachada de "la denunca de los crimenes ed Stalin" paso a contrabando la vía pacifica al socialismo, la coexistencia pacifica con los EE.UU., Construyeron el muro, invadieron Hungria, Checoslovaquia,Afganistan...y abandonaron definitivamente toda la linea leninista...
Stalin cometio graves errores (aunque tuvo sus aciertos) y los revisionistas conservaron todos sus errores (burocratismo, autoritarismo, etc.) y los profundizaron volviendose decididamente imperialistas y convirtiendose en un regimen fascista...

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stalin no tuvo errores, perros traicioneros
Por Mariscal BRESNEV "El Infernal" - Sunday, Feb. 26, 2006 at 2:16 AM
movimiento_stalin_vive@hotmail.com

stalin no tuvo error...
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ratas de alcantarilla revisionista, y traidores de poca monta, vayan a esconderse debajo de las faldas de Reagan y Juan Pablo II

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Kruschev, el final de un burócrata humanista
Por Mosca Cojonera - Sunday, Feb. 26, 2006 at 2:46 PM
fliegecojonera@hotmail.com

La costumbre de Kruschev había sido siempre estar en su mesa del Kremlin o en el Comité Central a las nueve en punto. El 15 de octubre de 1964 [día de su destitución] apareció a desayunar más o menos a esa hora. La noche antes había tomado un sedante que le recetó su médico, el doctor Vladímir Bezzúbik, pero aun así apenas había pegado ojo. «Tenía la cara más consumida y grisácea -recuerda su hijo Serguéi Kruschev- y se movía más despacio.» (...)

Tras vacilar en la puerta de la casa, Kruschev bajó la pendiente que daba a un riachuelo y cruzó el puentecillo que llevaba a la granja estatal de al lado. Durante el verano habían sembrado maíz con especial esmero para impresionar a su importante vecino.En ese momento el campo estaba vacío, salvo por los tocones de los tallos de maíz que sobresalían de la tierra. Al rodear el maizal por una vereda, Kruschev declamaba sus datos y panaceas agrícolas preferidas como si se dirigiera a los secretarios de partido. (...)

Se aventuraba por los sembrados de una granja cercana mirando a los labriegos recoger una parca cosecha de cebada y avena y se moría por ordenarles que se pasaran al cultivo de hortalizas para el rentable mercado de Moscú. Al principio se quejaba únicamente a su familia, pero después empezó a seguir las labores agrícolas con unos prismáticos. ( ) Desde un altozano cercano a la casa que sus nietos llamaban «la colina de las culebras» por las serpientes que iban allí a tomar el sol al comenzar la primavera, los veraneantes hacían corro a su alrededor, se sacaban fotos con él y escuchaban sus anécdotas. (...)

Durante los meses siguientes, casi hasta el verano, el hombre que durante una década había gobernado la Unión Soviética se sumió en una profunda depresión. Vladímir Grigórievich Bezzúbik, médico personal de Kruschev, no abandonó a su paciente. Además de sentarse y hablar con él durante horas cada vez que le visitaba, le recetaba somníferos y tranquilizantes. (...)

Kruschev «siempre nos había llamado inútiles cuando nos veía frente al televisor», afirma su hijo Serguéi. Ahora, para informarse, (...) leía el Pravda cada mañana en el sillón tapizado bajo la ventana de su cuarto. La propaganda del Partido a la que él había dado tanta importancia le parecía ahora torpe e inepta. «¡No es más que basura! -murmuró refiriéndose al Pravda-. ¿Cómo se puede escribir así? ¿Qué propaganda es ésta? ¿Quién se lo va a creer?».

ENEMIGO DEL KGB

Sin embargo, más que a ninguna otra cosa, Kruschev se dedicó a sus memorias, esfuerzo hercúleo que acabó convirtiéndose en la principal ocupación de sus últimos años. (...) Antes que nada, le dijo Kruschev a su hijo: «Quiero hablar de Stalin, de sus errores y sus delitos, sobre todo porque quieren limpiarle la sangre y volver a subirle a un pedestal». En segundo lugar, dijo: «Quiero decir la verdad de la guerra. Toda esa basura con la que bombardean a la gente por la radio y la televisión me pone enfermo, tengo que contar la verdad». (...)

El Kremlin citó a Nikita Kruschev para un repaso que le iban a dar tres de sus antiguos colegas: Andréi Kirilenko, delegado del Politburó, Arvid Pelshe, que era el encargado de disciplinar a los miembros del Partido que se desviaban de la línea general y Pyotr Démichev, secretario del Partido en la capital.

Kirilenko empezó sin saludar: «Ha llegado al Comité Central la información de que lleva bastante tiempo escribiendo sus memorias, que hablan de numerosos avatares de la historia del Partido y del Estado». Sin embargo, interpretar la historia del Partido y del Estado era «cosa del Comité Central, no de individuos concretos, y no digamos pensionistas. El Politburó le ordena que deje de trabajar en esas memorias y entregue inmediatamente al Comité Central lo ya escrito». (...)

Kruschev comparó a los dirigentes del Partido del momento con el zar Nicolás I, les puso a caldo por estalinistas y les acusó de truncar sus reformas y de «mearse» en los avances conseguidos por él en Egipto y Oriente Medio. Pelshe le recordó que estaba en una «casa del Partido» y le exigió que «actuara en consecuencia».Cuando Kruschev acusó a sus sucesores de arruinar el país, Pelshe replicó que culpaba a otros de sus fracasos y cuando acusó a Pelshe de interrumpirle «a la estalinista», el aludido soltó: «Usted es quien tiene por costumbre interrumpir a los demás.» Kruschev le contestó: «También yo me contagié de Stalin, pero luego me liberé de él, no como ustedes.»

CULPABILIDAD

Los comentarios de Kruschev estaban cargados de autocompasión -«Estoy totalmente aislado; en realidad, estoy bajo arresto domiciliario.Ayúdenme en mi sufrimiento. El retiro es una tortura infernal»-, pero también de antiestalinismo: «Hay que desenmascarar a los criminales.» Recordó a un hombre que había sido un buen historiador y a otro que trabajaba para la Internacional Comunista: «Stalin fusiló a los dos (...). ¡Fueron tantos los enviados a la muerte! ¡Tantos de mis amigos fueron ejecutados, todos dedicados fuera de toda duda al Partido! ¡Tantos murieron a manos de Mao en la Revolución Cultural! ¡A manos de Mao y de Stalin, de los dos!»

¡Y de Kruschev! También debía de estar pensando en su propia complicidad, cuando rogó a Pelshe: «Arréstenme, por favor, fusílenme.Estoy harto de la vida, no quiero vivir. Hoy la radio informa de la muerte de De Gaulle. Le envidio. Quizá la citación de hoy me ayude a morir antes. Quiero morir honrado. Tengo 70 años, estoy en mi sano juicio y respondo de mis palabras y actos. Estoy dispuesto a acatar el castigo más grave, hasta la pena de muerte.Estoy dispuesto a morir en la cruz, que traigan los clavos y el martillo. No hablo por hablar, lo deseo. Los rusos dicen que no hay forma de evitar la súplica y la prisión. Yo siempre estuve en el caso opuesto. A lo largo de mi carrera, nunca me tocó ser el interrogado. Tengo los brazos manchados de sangre hasta los codos; es lo más terrible que me pesa en el alma.»


LOS COMIENZOS
Como comisario político. De familia campesina, en 1918 se alistó en el partido bolchevique, con el que llegó al Soviet Supremo en 1937. Durante la Segunda Guerra Mundial participó en la resistencia de Stalingrado y Kiev y, tras la contienda, se convirtió en el sucesor de Stalin en 1953.

EL PODER

Como primer ministro. Denunció los crímenes de Stalin, pero reafirmó brutalmente el poder soviético en Hungría (1956). Lanzó la política de «coexistencia pacífica» con EEUU. Sin embargo, su tentativa de expulsar a los occidentales de Berlín acabó con la construcción del «muro de la vergüenza». Su último gran error fue provocar la Crisis de los Misiles en Cuba en 1962.

EL RETIRO

Como pensionista. Sus años como jubilado transcurrieron en un aislamiento insoportable por culpa del espionaje al que fue sometido para que no revelara secretos de Estado. A su entierro, en 1971, sólo asistieron sus familiares, que fueron fotografiados y amenazados por agentes del KGB.

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nota de Boris Kagarlitsky...
Por Mosca Cojonera - Monday, Feb. 27, 2006 at 6:43 AM
fliegecojonera@hotmail.com

EL CONGRESO del PCUS empezó el 14 de febrero de 1956, es decir: el día de San Valentín, conocido entonces como tal en la Unión Soviética sólo por los especialistas en literatura occidental. 50 años después, a los rusos les preocupa mas la cuestión cómo hacerse con una divertida “tarjeta de Valentín” y qué se puede regalar en el día de los enamorados, que la de graduar la importancia histórica del vigésimo congreso del partido y de la alocución secreta de Nikita Kruschov.
Ni que decir tienen que la prensa ha reaccionado al aniversario con varios artículos de obligada rutina. Mientras los periódicos liberales alaban a Kruschov como el primer aunque no suficientemente radical paso hacia el desmantelamiento del totalitarismo, vuelven los nacionalistas arracimarse defensivamente en torno de Stalin, en la convicción de que éste representó la continuación de las grandes tradiciones de Iván el Terrible y la dinastía de los Romanov. Guenadi Ziuganov se pronuncia en nombre del Partido Comunista y declara que el informe de Kruschov apuntaba a la destrucción de los fundamentos del Estado soviético. “En el fondo, se trataba de un ajuste de cuentas personal con Stalin. Quiero subrayar que ese informe no fue previamente discutido ni en el plenario ni en el Presidium del Comité Central del PCUS.”






Kruschov había hablado inmediatamente antes de la clausura del Congreso, el 25 de febrero de 1956, y su discurso no fue realmente “secreto”; muy poco después fue distribuido por todo el país y leído en las reuniones y asambleas del partido. Millones de personas conocían ya unas pocas semanas después su contenido, sin sospechar que en las décadas venideras el sistema soviético iría aproximándose cada vez más al borde del abismo. Y eso a pesar de que, tanto desde el punto de vista geopolítico como económico, la URSS alcanzó el cenit de su poderío, no bajo Stalin, sino precisamente bajo Kruschov y Breznev. En tiempos de Kruschov llegó la ventaja en la exploración del espacio, bajo Breznev se alcanzó la paridad nuclear con los EEUU, y muchos países del Oriente Próximo y de África se pusieron del lado del bloque soviético. También desde el punto de vista material se vivía mucho mejor. Es lo cierto es que se acabó el “hermetismo” ideológico propio del período de Stalin. Y los intentos, particularmente característicos de la era Breznev, de simular las viejas estructuras monolíticas, sólo lograron dividir a la sociedad y prepararon el terreno para la catástrofe moral que habría de acontecer a finales de siglo.






Precisamente, aquel “monolitismo“ de la sociedad soviética estalinista es lo que hoy despierta nostalgia, y no sólo entre los partidarios convencidos del antiguo orden; también entre millones de personas expuestas cotidianamente a la irresponsable y antisocial política de las actuales elites rusas.






Plenamente “monolítica” no lo fue nunca la sociedad soviética, evidentemente. No sólo son las novelas de Solchenitsin son testigos de eso, sino que se pueden traer también a colación los archivos. Sin embargo, había un sentimiento de comunidad de destino que no sólo unía a los estratos bajo de los trabajadores con las capas altas de la burocracia, sino que llegaba incluso a unir, parcialmente, a las víctimas del Gulag estalinista con sus guardianes. No es por azar que muchos de los antiguos confinados en campos, tras su liberación, no sólo no se convirtieron en anticomunistas, sino que se distanciaron de una generación más joven de intelectuales, cuyas opiniones les parecían antisoviéticas. El régimen de Stalin, como una especie de Bonapartismo comunista que fue, estaba prendido a la historia de la Revolución como el totalitarismo del sistema a un especial democratismo, como el miedo y las represiones al entusiasmo y a la lealtad franca. Paradójicamente, eso es lo que hizo al vigésimo Congreso posible y lo que lo convirtió en un asunto ordinario.






Se necesitaban cambios; eso, cualquiera lo entendía: tras la muerte de Stalin, todos los dirigentes del país discutían sobre reformas. Documentos recientemente publicados prueban que incluso Stalin albergaba parejos pensamientos. La cuestión era sólo ¿por qué escenario había que decidirse? Luego culparon unos a Kruschov de no haber procedido de un modo lo bastante radical; se quejaron, otros, de que todo lo hubiera ventilado en público, extraviando así la reforma política en un mero ajuste de cuentas con Stalin. Kruschov, obvio es decirlo, tenía que cargar todas la culpas sobre Stalin, si quería evitar que se sacaran conclusiones sistémicas más serias: desde las contradicciones internas del sistema soviético, hasta la cuestión de su parentesco real con las ideas marxistas sobre el socialismo. Esas cuestiones las había planteado Trotsky, respecto del cual las elites políticas bajo Kruschov no estaban menos vehementemente distanciadas que de Stalin. De ahí que Kruschov, aquel 25 de febrero de 1956 –y tanto si lo había convenido con los colectivos dirigentes, como si no—, no hiciera otra cosa que dar voz articulada al estado de ánimo de la mayoría del aparato. Su Informe secreto no fue producto del arbitrio de un individuo, sino que se redujo más bien a dar expresión general a lo que había ido imponiéndose en el curso de tres años de luchas internas tras la muerte de Stalin






Transcurridos 30 años más, la perestroika anunciada por Gorbatchov llevó a la Unión Soviética a la ruina total. El resultado de sus reformas fue el sufrimiento de millones de personas humilladas, expoliadas, arrojadas de nuevo a comienzos de los 90 a las fronteras de la supervivencia física. ¿Puede eso considerarse la consecuencia histórica del vigésimo Congreso, de cuyas resoluciones se reclamaron tanto Gorbatchov como su sucesor Yeltsin? Ambos pertenecían, evidentemente a otra generación, educada y templada bajo Breznev. Sin embargo, el XX Congreso fue una especie de parteaguas. En el pugilato entre las fuerzas democráticas propias de la sociedad soviética y las fuerzas de la burocracia, triunfaron externamente las primeras, y realmente, las segundas. Hubo, después de 1956, una democratización, pero sólo en beneficio de la burocracia: el colapso estaba programado.





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demasiado poco, demasiado tarde
Por ... - Monday, Feb. 27, 2006 at 11:46 AM

con el XX congreso el fascismo rojo lavó su cara culpando de todo a Stalin. Pero Lenin, semidios como siempre! (esto compartido por stalinistas y troskistas).

colgar a un dirigente, pero salvar al Partido! repudiar a un burócrata pero para salvar al Buró! repudiar a un tirano para salvar a la tiranía!

Ni partidos ni sindicatos

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¡¡¡Fuera el provocador antibolchevique de indymedia!!!!
Por Yo - Monday, Feb. 27, 2006 at 12:26 PM

"..."="Comunista antibolchevique"="socialismo o barbarie"="todo el poder al los soviets"="Juan Salvo"= provocador barato como el oligarca que pululan en indymedia. Son liberales vergonzantes que se hacen pasar por tipos de izquierda.
La intervención de Juan Salvo ya la tenemos en http://www.liberalismo.org. un sitio de agentes de la SIDE en la que también interviene Lord Kryron=El Oligarca. Nada sería de extrañar que el mismo "comunista antibolchevique" que a veces firma cobardemente como "..." y habla de fascistas rojos sea también un agente de la SIDE. Todos sabemos de quien se trata
¡¡¡¡¡Fuera los provocadores liberales anticomunistas de indymedia!!!!!!!

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