Julio López
está desaparecido
hace 6440 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Ver este artículo sin comentarios

El acto del 24 de marzo
Por Raúl Isman - Thursday, Mar. 30, 2006 at 4:34 PM
raulisman@yahoo.com.ar (Casilla de correo válida) 15-5720-4273

análisiis político del acto del 24 de marzo.

Un ladrido (por izquierda)
de perros a la Luna

Por Raúl Isman
Escritor. Docente.
Miembro del
Comité de redacción
de la revista Desafíos.
raulisman@yahoo.com.ar

Nuestra formación materialista nos exime de cargo alguno de conciencia, en razón del libérrimo uso que le hemos dado a los inmortales versos de Sur, en el título del presente artículo que analizará los sucesos del 24 de marzo de 2006. De no ser así, la culpa nos ahogaría; pero estamos a salvo de pensar que Homero Manzi se revolvería en su tumba por verse mezclado con algunos personajes y organizaciones de nuestra realidad política. De hecho, no creer en la inmortalidad del alma tiene sus beneficios.
La indignación surcó a muchos concurrentes al presenciar el deplorable espectáculo brindado por la izquierda vernácula, durante la marcha en recuerdo de los treinta años del golpe más sanguinario sufrido por nuestro pueblo. En la ocasión como en tantas otras anteriormente, para muchas fuerzas, se trataba de manijear imponiendo posiciones y no vacilaron en patotear… inclusive a las madres, las abuelas y los hijos. La mayoría de los manifestantes concurrió no encuadrada en ninguna formación política y con la intención de repudiar a los golpistas y recordar a los desaparecidos. Es preciso remarcarlo: no para ser anti, ni pro gobierno. Desde el palco se leía una proclama marcadamente antigubernamental, cuando una madre pretendió expresar su posición, contraria a lo que era leído. Le desconectaron el micrófono haciendo gala de un profundo desprecio por opiniones que no coincidían con quienes coordinaban el acto. Recordar estas actitudes también es memoria. Luego hicieron circular un mensaje en el que decían que más de tres centenares de organizaciones habían avalado el texto leído. Dos ya lo desmintieron, sin entrar a considerar la densidad social y masividad del resto de las agrupaciones de marras. Sean tres centenares o varios miles, lo cierto es que se pusieron en la vereda contraria de los principales organismos defensores de los derechos humanos durante el genocidio.
Si se tratase de sintetizar en dos o tres frases la historia de de la izquierda en la Argentina alcanzarían las siguientes:
A) Descuelgue absoluto con la realidad.
B) Apuesta irracional por el cuanto peor mejor.
C) Aislamiento casi absoluto del sentir y las prácticas de las masas populares.
En este escueto artículo nos referiremos sólo a los últimos tiempos, en razón de la brevedad del formato. Por lo tanto, no hablaremos del año 1946 (la opción por la Unión Democrática que alienó al P.C. de las masas), al recordado 1975 (cuando el P.C.R. lamentaba la caída de Lopez Rega) ni a la guerra de Malvinas (el Partido Obrero, desde su periódico, llamaba a los trabajadores a dirigirse a los cuarteles y pedirles armas a las fuerzas armadas para enfrentar a los ingleses. Afortunadamente, los obreros ni leían estas imbecilidades, y si las leían, les hacían caso omiso. De haber puesto en prácticas estas sugerencias, hubieran comprobado hacia que lado apuntaban los fusiles del ejército).
En las siguientes líneas, nos referiremos centralmente al accionar de los Partidos Trotskistas, en razón de que sus desviaciones quedaron marcada y groseramente expuestas. En efecto, es una costumbre atávica en tales fuerzas pretender regimentar a los movimientos sociales a sus imposiciones y fetiches ideológicos. Ocurrió durante el movimiento del año 2002. Lo sufrieron los diversos concurrentes a las asambleas. Cada una de ellas debía soportar la pegajosa presencia de activistas que pujaban por la dirección obrera de un movimiento claramente de clase media y buscaban imponer las decisiones a contramano de la voluntad de los asambleístas. Para ello, llevaban militantes de sus partidos y forzaban las votaciones cuando la concurrencia desgastada ya se había retirado. No fueron los exclusivos responsables, pero contribuyeron al decaimiento y reflujo de las movilizaciones citadas.
En la ocasión del acto del pasado viernes se llevó al paroxismo esa tendencia de sobreimprimir los deseos propios a las necesidades del movimiento. Nada tenía que ver con el acto del 24 de marzo los sucesos de Las Heras. Lo que era menester era sumar todas las voluntades en el repudio al golpismo, sea de personas contrarias al gobierno, como de partidarios. Es decir, unidad de acción para repudiar la barbarie, algo que a los partidos totskistas les suena herejía, ya que sólo apoyan un frente con los métodos del frente único proletario o un frente 100% de izquierda, es decir con si mismos. La marcha fue del conjunto del pueblo contra la dictadura, no de los (auto)elegidos revolucionarios de la clase obrera.
Por otra parte, el presidente de la Nación ya había reconocido que durante la represión en la citada ciudad de Santa Cruz se había violado la ley. Pero tal circunstancia no fue óbice para que ciertas organizaciones batieran el parche con la cuestión en un ámbito, cuyo origen y sentido fundamental era recordar el golpe. Todo esto tiene un trasfondo político que no puede menos que ser analizado. Es que al equiparar a un gobierno como el de Kirchner- independientemente de la posición que se asuma frente al ejecutivo nacional- con la etapa procesista, se realiza en los hechos una apología de la dictadura militar por una sencilla cuestión. Si la caterva de asesinos que se apoderó del estado es equivalente y equiparable a un gobierno que denuncia los susodichos crímenes; lo que se está diciendo es que la dictadura no fue tan terrible. Pensémoslo desde otro ángulo. En Las Heras la terrible y feroz represión arrojó el saldo de… un policía muerto. En tiempos de Videla y Cia, ¿Hubiera sido igual o se deberían lamentar decenas de trabajadores torturados, asesinados con o sin entrega del cadáver? La respuesta parece tan obvia que la omitimos, salvo para el delirio psiquiátrico de ciertas posiciones. De modo que colocar en una similar ponderación a ambos elencos gubernamentales es una grosera deformación de la realidad, además de un inconsciente y torpe elogio de la dictadura. Que lo realice el párroco de las Heras, vaya y pase. La Iglesia atravesó los siete años del proceso sin darse mayormente cuenta de las violaciones a los derechos humanos producidas. Tal vez, la denuncia eclesiástica llegó un poco tarde: apenas tres décadas de demora y quiso referirse al horror vivido en los oscuros años del proceso. Después de todo, a la Iglesia Romana le llevó mas de tres siglos reconocer su error con Galileo. Pero que lo impulsen partidos de izquierda cuyo primer compromiso es dar cuenta de la realidad resulta imperdonable. Es que- parafraseando a Marx- no se puede transformar lo real sin interpretar adecuadamente los hechos.
Otro corolario imprescindible del análisis anterior es el hecho que al confundir la percepción de los referidos gobiernos, se provoca un proceso de despolitización que resulta nocivo para cualquier perspectiva de transformación social. En efecto, si es igual un gobierno que promueve el juicio a los asesinos, mejora la situación de los asalariados en blanco, impulsa la formación de un espacio de economía estatal, evita el aumento de los servicios públicos, impulsa el incremento de los presupuestos educativos por ley, entre muchos otros aspectos destacables; a la misma dictadura, la conclusión que extraen los sectores más rezagados en conciencia de nuestro pueblo es que todo es lo mismo y mejor quedarse fuera del espacio público, es decir, lejos de la política. Proceso similar al vivido durante el juicio político y destitución de Anibal Ibarra, que significó un avance de la derecha.
Por cierto que no es sólo el alejamiento de la realidad; la apuesta a cuanto peor mejor o el divorcio perpetuo con las necesidades y sentimientos de las masas populares son constantes en ciertas fuerzas. Sin dudas, molesta la pretensión de manijear hechos que superan ampliamente el alcance de los partidos de izquierda. Por otra parte, resulta patética la pretensión de colocarse permanentemente como alternativa del presidente. Hace un año el Partido Obrero denunciaba que Kirchner preparaba un golpe de estado contra los piqueteros. Nadie tuvo más noticias del supuesto putsch. Y ejemplos de este tipo se omiten para no fatigar al lector. Pero esto es casi anecdótico. Lo peor es como- para no perder la costumbre- terminan sirviendo objetivamente a la derecha. Veamos los hechos. Por la mañana el presidente señala a los responsables y ejecutores del golpe. En el Colegio Militar y en primer plano las madres de Plaza de Mayo, la cabeza del ejecutivo nacional marcó una vez más la responsabilidad de los criminales en el sufrimiento vivido por el pueblo. Además, el Presidente aludió al poder económico y a figuras como Martinez de Hoz, en cuanto grandes responsables de la tragedia vivida. Ninguna perspectiva seria de análisis, desde el punto de vista popular, puede dejar de apoyar la iniciativa. No se trata de ser oficialistas, pero si no se reconoce la progresividad de tal actitud de Kirchner se hace la apología- por vía de los hechos, al negarle importancia a estas circunstancias- de la derecha que ni siquiera oculta su complicidad y nostalgia por el proceso. Es factible estar contra el gobierno, por los motivos que fueren. Pero no apoyar estos actos coloca a quienes realizan tales acciones en el mismo campo que los defensores de la dictadura. Se trata de un hecho fundacional: el presidente reivindica a las madres de Plaza de mayo en un recinto donde los oficiales presentes, con su silencio, no se sabe si asentían u ocultaban en la soledad de su ser la oposición que no podían expresar. Nadie puede dejar de reconocer la importancia de este acto: el reconocimiento del estado del verdadero carácter genocida de la dictadura, siguiendo el camino iniciado hace dos años en la E.S.M.A.. Los que se oponen a tal reconocimiento son los corifeos de la derecha- los Grondona, Neustadt, Morales Solá y siguen las firmas- con más los que constituyen el ala izquierda del carnaval procesista. Y colocar la cuestión de Las Heras en un primer plano durante el recuerdo del golpe es el deseo de la derecha que quiere invisibilizar el acto del colegio militar, del mismo modo que en el 2004, cuando el fenómeno Blumberg le sirvió para opacar el emocionante acto de La E.S.M.A. Nunca está demás recordar que en lo más sonado de la ola blumberista, el derechista progenitor fue acompañado en una marcha… por el Partido Obrero. Nada es casual y la pertinacia de personeros como Mariano Grondona en llevar a su programa a dirigentes de cierta izquierda es una demostración empírica de nuestros dichos.
La reconstrucción de un espacio de participación popular, progresista y de izquierda requiere comprender la realidad en la medida más abarcadora posible, colocarse de frente al movimiento popular para dialogar con el y no para hacer fraude con las decisiones, respetar la dinámica propia de las organizaciones sociales, alentar la más amplia unidad popular, no pretender imponer los objetivos de la organización al conjunto con vaselina, entre otros cambios en la cultura de izquierdas. Los hechos del 24 de marzo parecen demostrar que ciertos cenáculos ya tienen prácticas insalvables.

agrega un comentario


Otra vez¡¡¡¡
Por Antispam - Thursday, Mar. 30, 2006 at 4:36 PM

Borrenló¡¡¡¡¡

agrega un comentario


Dale letra a tn y klarín, sorete
Por siniestro de barracas - Thursday, Mar. 30, 2006 at 8:56 PM

Sabés porqué publicás acá? porque los medios de la burguesía ya están llenos de alcahuetes como vos, pero que escriben bien.
No te hagás el polémico putendo los goles errados por la izquierda si después vas a festejar los de Anibal y Alberto Fernández de Kirchner, ¿y después querés publicar como cualquier compañero que lucha por sus derechos y se enfrenta con los milicos de tu gobierno?
Los detenidos-desaparecidos y las plazas llenas de pueblo no son DE LA izquierda, sino que siempre fueron, son y serán DE izquierda. Ustedes ya no, ni nunca más lo serán, ni nunca más los que luchan los miraran como compañeros, sino como a esos que ya no son imprescindibles, como los Reutemann que se quedan sin nafta antes de llegar al fin del camino.
Cada vez que putean a la izquierda, con todos sus pros y sus contras, están puteando a los detenidos-desaparecidos y su magna ideología, el marxismo-revolucionario (con y sin Perón). Y si los compañeros desaparecieron, no fue por sus errores, sino por sus aciertos. Y si el gobierno y sus medios genocidas nos atacan, no es por nuestros errores, sino por nuestros aciertos. Resulta que con el tiempo la degeneración política trajo otra clase de fascistas: los que dicen que el único izquierdista consecuente es el que ya murió, o no es esa tu ton-teoría? Ortega Peña era de izquierda, Jhonn William Cooke era de izquierda, Santucho era de izquierda, Bonnet era de izquierda, Pujals era de izquierda. No serán ustedes, con ese olor a café de ministerio quienes nos den a nosotros carnet de izquierda consecuente, como los que nos precedieron no fueron a preguntarle a los amenuences del gobierno quien era más de izquierda que quien: DE IZQUIERDA ES EL QUE LUCHA, EL QUE PUTEA A LA IZQUIERDA ES EL BURGUÉS Y EL CLAUDICANTE.
Así estamos, ustedes en la luna, nosotros con los perros.

agrega un comentario


FORMA$$$$$ION MATERIALI$$$$$$TA
Por Plejanov - Thursday, Mar. 30, 2006 at 11:49 PM

La formación materiali$$$$ta es la de los días 29 delante de la ventanilla de Kobro.

agrega un comentario