Julio López
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Anton Pannekoek, una redefinición del marxismo
Por CICA - Thursday, Apr. 27, 2006 at 2:16 AM
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Escrito en 1974. Este texto está basado en la traducción del original alemán publicada por la editorial Zero-ZYX en 1978, e incluido en la compilación "Anton Pannekoek. Una nueva forma de marxismo" (Neubestimmung des marxismus, 1974). El título es de esta edición y se basa en una traducción más literal del título original de la compilación. Se han realizado correcciones menores donde se creyó conveniente por razones de estilo e inteligibilidad y se han suprimido las notas del traductor por partidistas. No obstante, si bien podemos asegurar la congruencia de nuestras modificaciones, no podemos garantizar en absoluto la coherencia de la traducción publicada por Zero-ZYX con el original respecto a muchos matices que pueden ser importantes para un estudio pormenorizado.

Existen pocos teóricos socialistas cuyo trabajo publicístico haya sido tan poderosamente influido por los cambios habidos en el seno del movimiento obrero y por la lucha de clases, como Anton Pannekoek. Efectivamente, esto se entiende mejor si se dice que en tiempos de Anton Pannekoek tanto la situación, como la praxis de la clase trabajadora, se vieron sometidas a cambios sorprendentes. Pero hay algo más que interesa saber: ya antes de que se uniera al socialismo, hizo su trabajo como astrónomo y como científico de la naturaleza -es decir, como alguien, por así decirlo, interesado profesionalmente en la causalidad de los hechos- en el sentido del marxismo. En vida, se separó de las leyes sociales que regían la vida social. Esto significaba para él el reconocimiento de las fuerzas reales que dominan una historia dividida en clases, si bien estas fuerzas no quedaron para él nunca reducidas a simples fórmulas, concebidas como algo absoluto e inmutable. Su método de trabajo como científico naturalista no tenía nada de ungüento aplicado mecánicamente para todo uso, nada de receta.

Ya en uno de sus primeros escritos cuenta la experiencia que, lo mismo que a Marx y a Engels, le llevara a concebir su noción de la historia. Pannekoek dice que las «leyes» de la naturaleza o de la sociedad no deben ser entendidas como leyes absolutas, como reglas, como mandatos inamovibles, que hubieran de influir a la realidad de una manera forzosa.

Por eso escribe: «Toda ciencia, en su calidad de pura ciencia del espíritu, es sistematizadora y ordenadora; busca la regularidad, lo generalmente concreto. El mundo de las apariencias es infinitamente plural y cambiante: siempre nuevo, siempre distinto... El espíritu busca lo general, lo común a todas las modalidades de lo que aparece, formando a partir de aquí conceptos, reglas, causas, leyes... La pregunta de si realmente existe en la naturaleza una ley, ha de ser respondida a la vez con un sí y con un no. Con un sí, en la medida en que lo general, lo común, está contenido en cada caso especial; con un no, en la medida en que sólo lo concreto, lo especifico, es una realidad, siendo la ley por lo tanto solamente una abstracción en nuestra cabeza. Cualquier regla, cualquier ley, pese a su absoluteidad, no puede ir más allá de lo que aportan los materiales concretos, a partir de los cuales esas reglas o leyes se han formado. Ellas son lo general de estos hechos, y si surgen nuevos hechos, entonces la ley queda completada o modificada. De este modo, y de una forma incesante, las leyes de la naturaleza son remodeladas, o formuladas mejor, siempre que se producen experiencias nuevas o más maduras o se llega a unos grados mayores de abstracción». (1)

Esta necesidad científica de configuración continua de las leyes de la naturaleza puede aplicarse también, hasta cierto grado, a las leyes que rigen la evolución de la sociedad (2).


Comunismo de consejos y bolchevismo

En 1921, la socialista holandesa Henriette Roland-Holst (3) reprochó a Pannekoek el haber cambiado su actitud ante Rusia respecto a lo que había escrito antes. Pannekoek replicaba:

«Este es un reproche que se me formula por reconocer que los pensamientos no se paran mientras que el mundo cambia continuamente... Las ideas, condicionadas por las circunstancias continuamente nuevas, han de cambiar igualmente y concordar con el mundo real. Esto significa, por ende, que nosotros debemos repensar, reaprender, liberarnos de todo lo que hasta ahora hemos pensado. ¿Qué hay de malo en ello...? No es culpa nuestra que el mundo cambie tan rápidamente. En una época de revolución no hay que reprochar que la realidad haya cambiado, y por lo tanto, que haya cambiado nuestro pensamiento sobre ella. Al contrario, lo que tendríamos acaso que reprocharnos seria el no darnos cuenta de esto, no quererlo reconocer por pereza de espíritu o por estar presos de ideas envejecidas...» (4).

Este problema caracteriza precisamente la separación teórica del comunismo de consejos con respecto al bolchevismo. Como Rosa Luxemburg (con la que entronca su concepción histórico-materialista), Pannekoek estuvo desde el principio en una postura crítica frente a la revolución rusa. Comenzó por declarar la guerra a los semidioses burgueses-revolucionarios del Kremlin, demostrando que sus métodos no tenían nada que ver con un marxismo revolucionario, ni con la praxis de la lucha de clases de los trabajadores de Europa occidental, y que incluso estaban en contradicción con todo ello.

Pannekoek caracterizó la táctica bolchevique como «oportunismo comunista», por lo que este oportunismo de la III Internacional era algo tomado de las formas de lucha y de los métodos de la II Internacional. Justamente, las experiencias de la lucha de clases demostraban que tanto el parlamentarismo como las organizaciones sindicales habían de ser consideradas históricamente ya como formas sobrepasadas por el capitalismo. Ambas formas -parlamentarismo y organizaciones sindicales- solamente tenían para él un carácter socialdemócrata, y portaban los estigmas de un movimiento reformista de carácter radical-burgués. Para él estaba claro que, en su evolución social, los movimientos reformistas socialdemócratas habían sacrificado su intención originaria, y que las nuevas y militantes organizaciones obreras -por ejemplo, los consejos y los comités de huelga autónomos-, independientes de las formas socialdemócratas existentes, habrían de luchar de una forma totalmente diferente al modo en que luchaba la burocracia sindical integrada en la sociedad burguesa.


Revoluciones en el estado futuro

La realidad social, la evolución social de la lucha de clases, obliga a Pannekoek a revisar sus propias teorías. Él escribe:

«El socialismo no es simplemente una lección, un manual o una serie de tesis, que, una vez aprendidas, pueda decirse: ¡ahora ya me lo sé, y es suficiente con ello! El socialismo es un aprender continuo, ampliación de las propias opiniones; el aprendizaje no cesa jamás. El conocimiento socialista nunca está completo, no es una cosa cerrada; por el contrario, el socialismo es una evolución inconclusa, un proceso progresivo» (5).

Pannekoek fue fiel a esta idea, y su crítica a Roland-Holst así lo demuestra, revisando no solamente la cuestión sindical y el parlamentarismo, sino también la política socialista, examinando la política en general, frente a las tesis que él mismo defendió durante toda su juventud.

Dos artículos, publicados precisamente en este volumen, muestran inequívocamente que Pannekoek, en su calidad de uno de los teóricos más celebrados de la Internacional Socialdemócrata, no pudo al principio realizar totalmente esta crítica. Así, en su artículo escrito a comienzos de siglo, titulado «Revoluciones en el Estado futuro» [1907], parte de la convicción socialdemócrata de que hay que romper el poderío de la clase burguesa, a fin de que la clase trabajadora misma pueda ejercer el poder estatal, que necesitaría para ello. Además, dice que es preciso que la nueva forma de Estado tome en sus manos el nuevo orden revolucionario de la producción social. Esto está, naturalmente, muy alejado de lo que vaya a afirmar más adelante con el curso del tiempo.

[Así,] en la confrontación con el escrito de Lenin, «El Estado y la Revolución», la afirmación de Lenin de que el Estado burgués destruido habría de ser substituido por un «Estado proletario» la comprendía Pannekoek -y ello en contraste con sus reflexiones en «Revoluciones en el Estado futuro»- en el sentido de que las afirmaciones de Lenin sólo eran inteligibles a partir de las contradicciones internas de la revolución rusa, pero que ellas nada tenían que ver con una concepción marxista. (6)

Ética y socialismo

En su trabajo titulado «Ética y Socialismo» [1906] aún no comprende el socialismo, de una manera consecuente, como el resultado de la lucha llevada adelante por los propios trabajadores. Pannekoek define al socialismo como «el instrumento que proporciona al trabajador las armas espirituales».

En mi opinión, en «Ética y socialismo» Pannekoek valora falsamente los motivos que mueven en su lucha al trabajador. Recuerda a la burguesía holandesa, que no pudo comprender en el año 1903 la solidaridad de clase de los trabajadores de los ferrocarriles con los trabajadores del transporte. Naturalmente, es correcta su opinión de que dominantes y dominados juzgan sus acciones de manera completamente distinta, pero el ejemplo que pone para justificarlo no es del todo correcto. Pues la negativa de los trabajadores de los ferrocarriles a transportar bienes se debió a una lucha que dominaba su situación social. El no considerar esta parte de la lucha no puede comprenderse sino desde dentro de la mentalidad de la socialdemocracia, en la que estaba preso por aquel entonces Pannekoek. Así, en el mismo escrito, vuelve a encontrarse otra cosa parecida. Habla de que los trabajadores no tienen «por meta» el cambio de la sociedad, sino que ésta cambia independientemente de los trabajadores. Si se parte de esta convicción, no puede naturalmente hablarse de proletariado «socialista» (lo que, en realidad, hace en el citado escrito). Si el proletariado lucha contra el orden social dominante, no lo hace porque desee un «mejor orden social» (como afirman los idealistas políticos). La lucha contra el capital no tiene sus orígenes en la lucha del proletariado a partir de razones ideales, sino que está fundada en sus necesidades materiales. Aun cuando no se aperciban directamente intereses materiales concretos, no habría que buscar motivos deletéreos, sino la situación práctica concreta. El sentimiento de justicia, las razones éticas y morales que llevan a obrar, son, según Pannekoek, exclusivamente sociales.

Todo aquel que se ocupe con los mencionados problemas de ética y socialismo en Pannekoek, comprobará con sorpresa que estos temas son hoy tan actuales como entonces. Por sólo nombrar algunos ejemplos: los mineros belgas bloquearon durante sus huelgas las carreteras, los nudos de comunicación, impidiendo el tránsito de mercancías y personas; en 1901, los mineros ingleses se negaron a ir a las minas, y a hacer horas extraordinarias en 1903/04 (7). Para juzgar tales acciones como «correctas» o como «falsas», hay que partir de motivos éticos como «bueno» o «malo», teniendo además en cuenta que tales conceptos son relativos, condicionados por la situación de clase, la edad y las creencias morales. Lo que a los trabajadores les parece permitido, a sus enemigos de clase les parece amoral, reprochable e ilícito.

El problema de la relación entre ética y socialismo atraviesa más o menos todos los escritos de Pannekoek (para comprender la importancia del factor moral en Pannekoek, será de importancia estudiar el pensamiento de Josef Dietzgen (8)). Para él, como teórico socialista, se trata de:

- desarrollar los métodos que no van de la idea a la realidad, sino, viceversa, de la realidad a la teoría;

- estudiar las leyes sociales (resaltando lo general, lo esencial), que no han de ser forzosamente aplicables en todo momento (9), sino que son relativas.

Para Pannekoek, lo esencial es el método, y no esta o aquella afirmación de Marx; en el método veía Pannekoek el arma más potente en la lucha social espiritual.

«La concepción materialista de la historia -escribe- no es ni un sistema definido, ni una teoría definida; es un método de investigación, cuyas causas y efectos se pueden investigar en todos los acontecimientos, y que permite explicaciones suficientes para los sucesos sociales que se siguen uno tras otro». (Kant y el Marxismo, De Niewe Tijd, 1901, pág. 613.) (10)

La contemporaneidad dialéctica de lo general y lo particular hace parecer muy actuales las reflexiones de Pannekoek, pese a los hechos de que, naturalmente, como hombre de su época, no pudo prescindir. En la medida en que consideraba sus propias reflexiones no como inalterables, sino como algo en continua evolución, sus análisis van más allá de los problemas puramente relativos a su época.


El trabajador lucha por sí mismo

Al comienzo del siglo XX, Pannekoek se da cuenta de que se halla en una encrucijada histórica (11). El proletariado ya no era enemigo de ciertas formas del modo de producción capitalista, sino del capitalismo en general. Pannekoek vio llegar la época histórica en que la clase obrera misma tomaría su papel histórico, en lugar de servirse más de sus representantes tradicionales, políticos y sindicales.

(La huelga de trabajadores portuarios de Hamburgo, Bremen, Kiel (1910-1913), las luchas de los mineros ingleses y belgas, la huelga de los transportistas holandeses, contribuyeron esencialmente a que Pannekoek desarrollara una concepción completamente nueva de la lucha de clases -así por ejemplo, algunos años más tarde hablaría del «socialismo de los trabajadores», por contraposición al «socialismo de las organizaciones tradicionales»-.)

Naturalmente, y con este criterio, se situó inmediatamente en contradicción con los bolcheviques, que no valoraban la capacidad de iniciativa de las masas, sino la disciplina de partido y la obediencia a ultranza. Sólo con una información deficiente puede comprenderse que Pannekoek luchara en favor de los bolcheviques rusos contra la carnicería social-imperialista de los pueblos y contra el social-chovinismo de la II Internacional. Cuando comprendió con claridad la verdadera situación, comenzó su resistencia. Un motivo suficiente para esta comprensión fue el escrito de respuesta al folleto de Lenin, dirigido contra Pannekoek y otros, titulado «El 'radicalismo de izquierda', enfermedad infantil del comunismo» (12).


Ruptura con el «comunismo» oficial

Tras su ruptura con el «comunismo» oficial, comienza el periodo teórico más importante de Pannekoek. En esta época, no sólo escribe un extenso estudio sobre los consejos obreros, o publica una investigación sobre «el origen del hombre» [1947] -empalmando con el problema que había bosquejado en su folleto «Darwinismo y marxismo» [1909]-, sino que también rompe, claramente, con el mito bolchevique en su trabajo «Lenin filósofo» [1938]. La ocasión para este escrito fue el trabajo publicado por Lenin, en inglés y en alemán, titulado «Materialismo y empiriocriticismo». Si se hubiese conocido antes este último escrito -escribe Pannekoek-, antes se hubiese podido considerar desde una perspectiva crítica tanto el bolchevismo como la revolución rusa.

Cuando Pannekoek, en su trabajo titulado «Revolución mundial y táctica comunista» (aproximadamente de 1920/21), criticó el oportunismo bolchevique, estaba más o menos claro para él que la revolución rusa acabaría en el capitalismo de Estado. A los mismos bolcheviques los consideraba aún como victimas involuntarias y trágicas de esta inevitable evolución. Comparó su situación con la analizada por Engels en su estudio titulado «La guerra campesina en Alemania»; es decir, la situación de un Partido que toma el poder en una época determinada, en la que las condiciones sociales aún no estaban maduras para el poder de clase que ese partido representaba. En su escrito «Lenin filósofo» corrige Pannekoek sus anteriores concepciones e ideas. Dice que la concepción filosófica de Lenin no tiene básicamente nada en común con el materialismo histórico de Marx y Engels, sino que más bien lo tiene todo con el materialismo burgués del siglo XVIII.

A comienzos del siglo XX, según Pannekoek, eran dominantes en la Rusia atrasada las mismas relaciones sociales que a comienzo de la gran revolución burguesa en Francia. En el enorme país agrario, el modo de producción capitalista no es el predominante. El Zar y la Iglesia detentan el poder económico y social. En lucha contra ambos, el materialismo científico se acredita como el arma más segura. La tarea de la revolución inmediata es acabar con la situación feudal, abrirse a la moderna evolución industrial, sobre la base del trabajo asalariado. Dicho de otra manera: la gran revolución rusa del siglo XX es una revolución burguesa. Pero la revolución no sería llevada adelante por la clase burguesa, cuyos intereses estaban íntimamente unidos al zarismo. El papel histórico de la burguesía sería asumido en Rusia por el partido leninista, que aparentemente se alza en nombre del proletariado. Esto imprime su carácter tanto al Partido como a la Revolución.

Según Pannekoek, por esto no cambia el carácter social de la revolución. Los bolcheviques, en lugar de ser las víctimas de la evolución social en Rusia, son en realidad sus exponentes, y de ahí deriva todo lo que hace que el bolchevismo sea como es: el erigirse en enemigo y rival de la lucha de clase proletaria, y el impedir el camino de la liberación de los trabajadores en la Europa occidental y en los EEUU. Veinte años después de que Pannekoek hiciese estas reflexiones, los tanques aplastaban los levantamientos de la Alemania Oriental (1953), Hungría (1956) y Polonia (1970).


Partido y clase obrera

En su libro sobre los consejos obreros, Pannekoek responde a la cuestión de cómo hay que entender la revolución proletaria. En el artículo «Partido y clase obrera» [1936] da la siguiente definición: «La revolución proletaria es un proceso histórico, cuyo peculiar carácter lo constituye la evolución de la autoorganización de la clase obrera en lucha». La importancia de esta autoorganización bajo la forma de consejos obreros, salidos de las mismas luchas de clases (o, en su estado embrionario, como comités de huelga autónomos) es expresamente acentuada por él.

El capitalismo como sistema económico-político no se supera si se quita de enmedio a los capitalistas privados pero se mantiene al Estado como dirigente de la producción; el trabajo asalariado y la producción de plusvalía, es decir, la dependencia y la explotación de la clase obrera, permanecen. El socialismo significa la autogestión de los obreros en las fábricas (lo que, naturalmente, no hay que confundir con la «autogestión» de Yugoslavia). Además, añade Pannekoek, la caracterización del socialismo no ha de ser entendida como una exigencia, sino que, por así decirlo, es la descripción teórica de lo que puede caracterizarse como visible.

«La liberación de los trabajadores sólo puede ser obra de los trabajadores mismos». Esta frase de Marx, será, naturalmente, aceptada por Pannekoek de una manera total y absoluta. Pero solamente al comienzo del siglo XX adquieren esas luchas formas tales que hacen buena la frase en toda su magnitud. Ciertamente, hubo rebeliones de tejedores en Silesia, y una revuelta en Lyon en el año 1831, pero semejantes revoluciones proletarias sordas eran expresión de la desesperación proletaria y, en general, no eran características de las luchas de entonces. Solamente más tarde se caracterizarán las luchas por el hecho de que los propios trabajadores formarán comités de lucha y asumirán la responsabilidad por si mismos. A ello se refiere Pannekoek, entre otros trabajos, en el aquí contenido «Sobre los consejos obreros».


Carácter de las luchas de clase

Pannekoek derivaba de las luchas de clases existentes en su época el carácter de las futuras. Este método le permitía seguir la huella a los caracteres generales presentes en la pluralidad de las formas de lucha y de sus diferentes intenciones. A tal efecto, mantenía que los distintos consejos obreros espontáneamente formados eran similares entre sí. No obstante, pudo tener otra visión sobre las cuestiones fundamentales del socialismo y del poder obrero.

Pannekoek proporcionó, con todo su trabajo científico-social, una teoría que pretende menos ser una «doctrina» que un medio para el nuevo movimiento obrero, capaz de perfilar los contornos de las futuras organizaciones de lucha. Naturalmente, la teoría no puede abrir ningún camino, pero sí puede al menos decir qué camino podría seguirse y por qué. Justamente aquí radica la importancia de Anton Pannekoek como teórico socialista.

Cajo Brendel

Amersfoort, enero de 1974.



Corregido y digitalizado por el
Círculo Internacional de Comunistas Antibolcheviques





Notas:

(1) Anton Pannekoek: Dos investigadores de la naturaleza en la lucha social, en De Nieuwe Tijd, 1917, pp. 382-383.

(2) Esto se verá con mayor claridad en lo sucesivo.

(3) H. Roland-Holst: El Partido revolucionario. Kollectiv Verlag, Berlin, 1972.

(4) Anton Pannekoek: Rusia y el comunismo. En Die Nieuwe Tijd, 1921, pp. 640-641.

(5) Anton Pannekoek, Socialismo Primitivo. En De Niewe Tijd, 1908, pág. 375.

(6) Nota refundida para esta edición. (Nota del CICA).

(7) Aquí hay una errata evidente en el original, ya que al final Brendel vuelve a hacer alusión a las luchas mineras citadas aquí como muy importantes para la evolución de la concepción de la lucha de clases de Pannekoek. (Nota del CICA).

(8) Nota refundida. (Nota del CICA).

(9) En la versión de Zero se traduce: "las leyes sociales... no han de estar forzosamente referidas al tiempo". Esto no tiene ningún sentido, con lo cual, siguiendo la línea de la primera parte del texto y considerando las posibles raíces lingüísticas del error, llegamos a esta corrección como plausible. (Nota del CICA)

(10) Nota parcialmente refundida, que sigue: "Lo que se puede lograr con tal método lo describe el joven Pannekoek como «[no] un orden de apariciones populares y equívocas, que -engañosamente- presentan a fenómenos completamente diferentes como una forma derivada de una misma cosa. De este modo aparecen a primera vista, por ejemplo, las formaciones eclesiales del siglo XVI y la gran revolución francesa de 1789, no como algo esencialmente idéntico, sino que se pueden considerar como la conquista del poder social por la clase burguesa, ciertamente diferenciada, pero esencialmente idéntica en la forma». (Pannekoek, op. cit. pág. 614)."
El añadido entre corchetes es de esta edición. Parece una errata de traducción y adoptamos esta solución por ser la más simple. (Nota del CICA).

(11) Nota refundida como un párrafo a continuación, entre paréntesis para no cortar la argumentación. (Nota del CICA).

(12) La crítica de Lenin se dirigía igualmente contra Hermann Gorter y aquellos que habían fundado en Alemania el independiente Partido Obrero Comunista de Alemania [KAPD], y que fueron excluidos de la III Internacional. En el Tercer Congreso Mundial del Komintern de 1921, tuvo lugar en Moscú la separación definitiva.

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Y estos, de donde salieron?
Por Perogrullo - Thursday, Apr. 27, 2006 at 5:46 AM

Son hijos de Mercedes Petit o algun grupejo educado en el PTS?

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JAJAJA, perogrullo, estuviste muy gracioso
Por Un Bolchevique-Leninista - Thursday, Apr. 27, 2006 at 6:14 AM

No, esa gente no es una de las tantas esciciones a la que nos tiene acostumbrado el morenismo. Son una manga de "militantes" virtuales que nunca salieron de Indymedia. Que su única pretensión es crear un grupo virtual. Son un grupo de provocadores autonomistas que están contra todo tipo de organización. Son liberales que te diría, que están a la derecha del viejo anarco-sindicalismo. Se hacen llamar "comunistas antibolcheviques" (SIC!!!??!!! Como si fuera posible la cuadratura del círculo) y tienen una especie de charlatán que suele firmar tres puntitos.
Además que Lenin pulverizó teóricamente a Pannekoek y los otros en su "El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo" debemos aclarar que los epígonos cybernéticos de Pannekoek están infinitamente más a la derecha que este. Pannekoek durante un período estaba a favor de la construcción de un Partido Comunista, bien que armó una secta rupturista contra la III Internacional. Estos de este grupo coquetean con lo peor del autonomismo. No tienen nada que ver ni siquiera con el viejo comunismo de "izquierda". Aquellos aunque sea reivindicaban la dictadura del proletariado; si bien dentro del partido comunista alemán ya le tenían podrido a Rosa Luxemburgo con sus planteos sectarios y ultimatistas, como salirse de los sindicatos reaccionarios, armar sindicatos "rojos", etc. etc.
Los que sacan esta página web CICA se comportan en una actitud provocadora y maccartista contra los partidos de izquierda. Su enemigo no es la burguesía ni el imperialismo, sino el bolchevismo y en particular el mismo Trotski a quien le tienen un odio visceral. Los invito a que vean la página de esta gente para que vean la clase de impostores que son. Acusan al Leninismo de kautskista y coinciden con Kautsky en su rechazo por la dictadura del proletariado y el terror rojo. Reivindican, muchos de sus posteadores en indy, al contrarrevolucionario agente de los Ejércitos Blancos Makhno, quien entre otras perlas organizaba pogromos antisemitas. Y estos canallas tienen el tupé de llamarnos a los bolcheviques "nazis rojos", "fascistas", "policías", coincidiendo con toda la escoria lanzada por los yankis y los imperialistas contra el Poder Soviético
Miren cuando vayan a su página la bandera yanki que los auspicia. No son un grupo de sectarios equivocados. Son contrarrrevolucionarios. Habría que averiguar quién los banca

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Stalin
Por ZZ - Thursday, Apr. 27, 2006 at 12:10 PM

Ese texto de Lenin es francamente de un nivel teórico bajísimo.

Se puede criticar a cualquier tendencia, pero no partiendo de lo que a uno le "informan", sino de lo que realmente afirman estas tendencias.

El anarquismo que critica lenin es una tendencia minoritaria del anarquismo que para cuando Lenin la critica ya casi no existía.

En cuanto al morenismo, es un hijo bobo de Uds. los señores dueños de la verdad defensores de Stalin...

Salúd y Apoplejía

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sigan, fachos pintados de rojo
Por ... - Thursday, Apr. 27, 2006 at 12:14 PM

sus insultos y su calumnia es la mejor publicidad que pueden hacer. si un facho quiere que desaparezca, es porque estoy haciendo algo bien.

la historia de las revoluciones fallidas es la historia de la recuperación de la autonomía obrera por partidos y sindicatos.

en el caso ruso, la revolucion fue expropiada por un partido jacobino dirigido por la intelectualidad y con fraseología marxista que cuando se apropió del poder liquidó a los soviets y a las organizaciones de fábrica y estableció un régimen totalitario, reprimiendo a todo el que desafiara la voluntad del Partido. los "bolcheviques-leninistas" quieren repetir esto, pero sólo lo harán sobre el cadaver de muchos obreros.

MUERTE A TODO TIPO DE FASCISMO!

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y en el sitio del CICA
Por ... - Thursday, Apr. 27, 2006 at 12:21 PM

pueden ver si es verdad eso de que Lenin "pulverizó" a la izquierda comunista alemana. su folleto derechista fue respondido tanto por Hermann Gorter y Anton Pannekoek. Los bolcheviques sólo pudieron "pulverizar" a la izquierda comunista alemana expulsándola de la III internacional, al mismo tiempo que aceptaban partidos y sindicatos centristas solo porque eran de masas.

¿cuantos de los militantes de la izquierda leninista conocen las dos partes del debate? el 99% solo conoce las posiciones de la izquierda comunista alemana a traves de las mentiras de Lenin. los tipos como "bolchevique-leninista" cuentan con la ignorancia y la calumnia como aliados, al igual que Stalin.

si inquisidores como "bolchevique-leninista" no estuvieran cagados de odio porque ahora la posicion de la izquierda comunista alemana y el comunismo de consejos tiene una difusion en español, no se gastarían en decir "son contrarrevolucionarios! son contrarrevolucionarios!".

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Makhno Revolucionario
Por Daniel. - Thursday, Apr. 27, 2006 at 5:17 PM

Makhno contrarrevolucionario y antisemita? Informate IMBECIL!!!! Te tragaste toda la propaganda leninista fabricada para manchar la verdadera revolución, condenarla y aplastarla.

A los que realmente se quieran informar les recomiendo el siguiente texto
__________________________________________
El problema nacional en el machnovismo - La cuestion judia

Todo lo que acaba de decirse del machnovismo demuestra que era un movimiento popular de los campesinos y obreros y que su fin esencial era aseguar la libertad del trabajo por la actividad revolucionaria de las masas.

Desde su comienzo, desde los primeros días, el movimiento conocido con el nombre de machnovismo recibió la adhesión de las clases pobres de todas las nacionalidades que habitaban la región. En su mayor parte estaba formada, naturalmente, por campesinos de nacionalidad ucraniana. Un 6 a 8% eran campesinos de la Rusia Central. Además la integraban griegos, israelitas, caucásicos y gentes de otras nacionalidades. Las aldeas situadas en los confines del mar de Azov y pobladas de griegos y de judíos tenían relaciones constantes con el movimiento. Varios de los mejores comandantes del ejército revolucionario eran de origen griego y hasta último momento el ejército contó con algunos destacamentos especiales de griegos.

Formado por indigentes y fundido en una sola esencia por la unión natural de los trabajadores, el movimiento estuvo animado desde su comienzo por un profundo sentimiento de fraternidad de los pueblos, que es propio del trabajador oprimido. En su historia no hay un solo momento en que se haya seguido una consigna puramente nacionalista. Toda la lucha de los machnovistas contra el bolchevismo fue dirigida en nombre de los derechos y de los intereses del trabajo. Los denikinianos, los austroalemanes, los petlurianos, las tropas de desembarco francesas (en Berdiansk), los secuaces de Wrangel fueron considerados por los machnovistas, sobre todo, enemigos de la clase trabajadora. Cada una de esas invasiones representaba para ellos ante todo una amenaza para los trabajadores y se interesaron en el pabellón nacional que cubría esas incursiones.

En la Declaración publicada por el Consejo Revolucionario Militar del ejército en octubre de 1919 los machnovistas decían en el capítulo consagrado a la cuestión de las nacionalidades:

Al hablar de la independencia de Ucrania entendemos esa independencia, no como nacional, en el sentido petluriano, sino como la independencia social y laboriosa de los obreros y de los campesinos. Declaramos que el pueblo trabajador ucraniano (como cualquier otro) tiene derecho a forjar su propio destino, no como nación, sino como unión de trabajadores.

Sobre el problema del idioma que debía adoptarse en las escuelas, los machnovistas escribieron:

La sección de cultura y de instrucción del ejército machnovista recibe constantemente preguntas procedentes de maestros que desean saber en qué idioma debe enseñarse en las escuelas ahora que las tropas de Denikin han sido expulsadas.

Los insurrectos revolucionarios, conforme a los principios del verdadero socialismo, no podrían de ningún modo y bajo ningún pretexto violar los deseos naturales del pueblo ucraniano. Es por eso que la cuestión del idioma en que debe enseñarse en las escuelas no podrá ser decidida por nuestro ejército, sino por el pueblo a través de los maestros, de los alumnos y de sus padres.

Se deduce que todas las órdenes que emanan del Consejo especial de Denikin, así como la orden número 22 del general May Maiewsky que impiden el empleo de la lengua materna en las escuelas serán consideradas en lo sucesivo nulas, puesto que han sido impuestas por la fuerza a nuestras escuelas.

En interés del desenvolvimiento intelectual del pueblo, el idioma por adoptarse en las escuelas debe ser aquél hacia el cual tiende naturalmente la población, por eso la población, los maestros, los alumnos y sus padres, y no las autoridades o el ejército, decidirán libremente la cuestión.

Sección de cultura y de instrucción del ejército de los insurrectos machnovistas.

(Put K Svobodé, N° 10, del 18 de octubre de 1919).



Vemos de ese modo que los prejuicios nacionales no tenían lugar en el machnovismo. Los prejuicios religiosos tampoco. En su calidad de movimiento revolucionario de las clases pobres de la ciudad y del campo, el machnovismo era enemigo, en principio, de toda religión y de toda deidad. Entre los movimientos sociales modernos, el machnovismo fue uno de aquellos poco numerosos que no se interesó ni en su propia religión ni en la del vecino, ni en su nacionalidad ni en la de los demás, respetando ante todo el trabajo y la libertad del trabajador.

Esto no impedía que los enemigos del movimiento tratasen de desacreditarlo sobre todo desde ese punto de vista. Tanto en la prensa rusa como en el extranjero el machnovismo fue a menudo descrito como un movimiento limitado, extraño a las ideas de fraternidad y de solidaridad internacional y hasta con rasgos de antisemitismo. Nada más criminal que semejantes calumnias. Con el fin de aclarar este aspecto citaremos algunos hechos concretos muy significativos. Una actuación destacada tuvieron en el ejército machnovista los revolucionarios de origen judío, de los cuales muchos habían pasado por los trabajos forzados por su participación en la revolución de 1905 o habían sido obligados a emigrar a la Europa occidental o a América. Citaremos entre otros:

Kogan, vicepresidente del órgano central del movimiento, el Consejo regional militar revolucionario de Gulai-Polé. Kogan era un obrero que había abandonado su fábrica mucho antes de la revolución de 1917 por razones de orden moral y se había entregado al trabajo en los campos en una pobre colonia agrícola judía. Herido por las tropas de Denikin en la batalla de Peregonovka (cerca de Uman) fue arrestado en el hospital de Uman, donde se reponía de sus heridas, y, según testigos presenciales, asesinado.

S. Zinkovsky (Zadof), jefe del destacamento de exploradores y después comandante del regimiento especial de caballería. Había sufrido antes de la revolución una condena de diez años de trabajos forzados por un delito político. Fue uno de los elementos más activos de la insurrección revolucionaria.

Elena Keller, secretaria de la sección cultura y de instrucción del ejército. Obrera que había tomado palie en el movimiento sindical de América del Norte y después en la organización de la Confederación Nabat de Ucrania.

José el Emigrado (Gottmann), obrero, miembro de la sección de cultura y de instrucción del ejército. Tomó parte activamente en el movimiento anarquista de Ucrania. Fue uno de los organizadores de la Confederación Nabat y miembro del secretariado.

J. Aly (Sukovolsky), obrero, miembro de la sección de cultura y de instrucción del ejército; sufrió en los tiempos del zarismo una condena a trabajos forzados por un delito político. Fue uno de los organizadores de la Confederación Nabat y miembro del secretariado de la misma.

Podríamos agregar aun muchos otros nombres a la larga lista de judíos que tomaron parte en las diferentes manifestaciones del movimiento machnovista, pero preferimos abstenernos por razones de precaución.

En el seno mismo de la insurrección revolucionaria la población judía laboriosa tomaba parte activa y de modo fraternal. Las colonias agrícolas judías diseminadas en los distritos de Mariopol, de Berdiansk, de Alexadrovsk y otras participaban activamente en las asambleas regionales de campesinos, obreros e insurrectos y enviaban sus delegados, así como al Consejo militar revolucionario regional.

Visto que se habían producido actos de antisemitismo en la región, Machno propuso a todas las colonias judías en el mes de febrero de 1919, que organizaran milicias para su propia defensa y les proporcionó fusiles y municiones en cantidad suficiente.

Hacia la misma época fueron organizados una serie de mitines en la región, en los cuales Machno apeló a las masas para la lucha contra el antisemitismo.

La población laboriosa judía, a su vez, profesaba hacia la insurrección revolucionaria sentimientos de profunda solidaridad y fraternidad. Al llamado del Consejo Revolucionario Militar para proveer de combatientes voluntarios al ejército de los insurrectos machnovistas, las colonias judías respondieron enviando gran número de reclutas.

En el seno del ejército machnovista existía una batería servida exclusivamente por artilleros judíos y cubierta por un destacamento de infantería formado también de israelitas. Esa batería, mandada por el insurrecto Schneider, ofreció en el mes de junio de 1919 una resistencia desesperada a las tropas de Denikin que atacaban a Gulai-Polé y fue destruida, perdiendo hasta el último hombre y el último obús.

Es probable que hubiese en el período insurreccional de 1918-19 individuos hostiles con los judíos, pero ése no era un rasgo característico del machnovismo; era el resultado del conjunto de la vida rusa, y esos casos aislados no podían tener ninguna significación en el movimiento. Si individuos de ese género se permitían violencias contra los judíos, no tardaban en sucumbir frente a la justicia severa de los insurrectos revolucionarios.

Hemos dicho ya que Grigorief y su Estado Mayor fueron eliminados por la acción enérgica de los machnovistas y hemos indicado que una de las razones principales de ese acto había sido su participación en los pogroms antijudíos.

Citemos aun otros casos que tienen relación con la misma cuestión y de los cuales tenemos un conocimiento preciso.

Con fecha 12 de mayo de 1919, varias familias israelitas -20 personas en total- fueron muertas en la colonia judía de Gorkaia, cerca de Alexandrovsk. El Estado Mayor de los machnovistas designó una comisión especial para esclarecer el asunto; esa comisión pudo establecer que el asesinato había sido cometido por siete campesinos de la aldea vecina de Uspenovka; esos campesinos no constituían parte del ejército insurreccional; sin embargo los machnovistas consideraron que no debía dejarse impune el crimen y fusilaron en el acto a los culpables. Se estableció después que ese crimen y otras tentativas del mismo género eran instigados por agentes de Denikin que se habían infiltrado en la región y trataban de preparar por esos medios una atmósfera favorable para la entrada de las tropas denikinianas en Ucrania.

El 4 o el 5 de mayo de 1919, Machno acompañado de varios comandantes de sus tropas, se dirigió desde el frente hacia Gulai-Polé donde era esperado por el delegado plenipotenciario de la República, L. Kamenef, llegado de Karkof con otros representantes del gobierno soviético. En la estación del Alto- Totmak Machno vio repentinamente un cartel con la leyenda: ¡Mueran los judíos, salvemos la revolución, viva Batko Machno!.

-¿Quién ha colocado ese cartel?, preguntó Batko Machno.

Se supo que había sido uno de los insurrectos a quien conocía personalmente, un combatiente que había tomado parte en batallas contra las tropas de Denikin y que, en suma, era bastante buen hombre. Fue detenido y fusilado en el acto.

Machno prosiguió la marcha hacia Gulai-Polé. Durante el resto de la jornada y en el curso de sus negociaciones con los representantes de los soviets no pudo liberarse de la impresión siniestra de esa ejecución. Se daba cuenta de que se había obrado con crueldad, pero al mismo tiempo veía que aquellas manifestaciones, considerando el avance de Denikin, podían significar un gran daño para la población judía, también para la revolución, si no se obraba con decisión.

Cuando el ejército insurreccional retrocedió en el verano de 1919 hacia Uman, hubo casos en que los insurrectos saquearon los bienes de algunas familias judías. Al examinar esos casos, los machnovistas se dieron cuenta de que se trataba siempre de los mismos autores -cuatro o cinco hombres que habían pertenecido antiguamente a los destacamentos de Grigorief y que habían sido incorporados después de su muerte al ejército machnovista-. Al ser descubiertos, el grupo fue licenciado. Todos los combatientes que habían servido con Grigorief fueron expulsados del ejército machnovista como elementos que no estaban suficientemente preparados desde el punto de vista ideológico, y a los que no era posible educar en ese momento.

Hemos descrito la posición de los machnovistas frente al antisemitismo. Las manifestaciones de antisemitismo que se produjeron en Ucrania no tenían ninguna relación con el machnovismo.

Cuando la población judía estuvo en contacto con los machnovistas, encontró en ellos a sus mejores defensores contra el antisemitismo. La población judía de Gulai-Polé, la de las ciudades de Alexandrovsk, Berdiansk, Mariopol y de todas las colonias agrícolas judías situadas en la región del Donetz, pueden testimoniar que encontraban en los machnovistas amigos revolucionarios y que las medidas severas que siempre adoptaban éstos, en caso de necesidad, evitaban el antisemitismo de los contrarrevolucionarios de la región.

El antisemitismo existe en Rusia como en muchos otros países. En Rusia y en Ucrania, en particular, se manifestaba, no como resultado de la revolución o del movimiento insurreccional, sino al contrario, como un vestigio del pasado. Los machnovistas lo combatían siempre decididamente con la palabra y con la acción. Publicaron llamados invitando a las masas del pueblo a luchar contra ese mal. Se puede afirmar que los machnovistas han cumplido con su deber revolucionario en el dominio de la lucha contra el antisemitismo en Ucrania y fuera de sus límites. Tenemos a mano un manifiesto publicado por los machnovistas de común acuerdo con los anarquistas a propósito de casos de antisemitismo ocurridos en la primavera de 1919, relacionados con el comienzo de la ofensiva general de Denikin contra la revolución. He aquí el texto, con algunas omisiones.



¡A LOS OBREROS, CAMPESINOS E INSURRECTOS!

¡Siempre con los oprimidos, contra los opresores!

En los días penosos de la reacción, cuando la situación de los campesinos de Ucrania era particularmente dura y parecía no tener salida, fuisteis los primeros en levantaros como combatientes inflexibles e intrépidos por la gran causa de la emancipación de las masas laboriosas ... Ese fue el momento más bello y el más lleno de alegría de nuestra revolución, porque marchábais contra el enemigo con las armas en la mano, en calidad de revolucionarios conscientes, animados por la alta idea de libertad y de igualdad. Pero elementos nocivos y criminales lograron insinuarse en vuestras filas. Y al son de los cantos revolucionarios, de los cantos fraternales de la próxima liberación de los trabajadores, vinieron a mezclarse los sones terribles, los gritos desgarradores de los pobres judíos atormentados hasta la muerte ... Sobre el fondo claro y resplandeciente de la revolución aparecieron manchas sombrías imborrables, producidas por la sangre de los pobres mártires judíos que, ahora como antes, continúan proporcionando, según el capricho de la reacción criminal, víctimas inocentes de la lucha de clases ... Actos vergonzosos están en vías de ser realizados. Pogroms antisemitas tienen lugar.

¡Campesinos, obreros e insurrectos! Sabéis que los trabajadores de todas las nacionalidades -rusos, judíos, polacos, alemanes, armenios, etc.- sucumben de un modo semejante en el abismo de la miseria. Sabéis que millares de jóvenes judías son vendidas y deshonradas por el capital, lo mismo que las mujeres de otras nacionalidades. Sabéis cuántos honestos y valientes judíos militares revolucionarios han dado su vida por Rusia, por la libertad ... La revólución y el honor de los trabajadores nos obligan a gritar fuerte, para hacer estremecer las fuerzas oscuras de la reacción, que todos hacemos la guerra a un enemigo común: al capital y al principio de autoridad, que oprimen igualmente a los trabajadores, sean de nacionalidad rusa, polaca, judía, etc. Debemos proclamar que nuestros enemigos son los explotadores y los opresores de todas las nacionalidades: el fabricante ruso, el dueño de las fundiciones alemanas, el banquero judío, el propietario latifundista polaco ... La burguesía de todos los países y de todas las nacionalidades se ha unificado para una lucha encarnizada contra la revolución, contra las masas laboriosas del mundo y de todas las nacionalidades.

¡Campesinos, obreros e insurrectos! En este momento, cuando el enemigo internacional, la burguesía de todos los países, se ha precipitado sobre la revolución rusa y siembra a manos llenas la discordia nacional entre las masas trabajadoras para falsear la revolución y quebrantar los fundamentos de nuestra lucha de clases -la solidaridad y la unión de todos los trabajadores- es a vosotros a quienes corresponde la resistencia a los reaccionarios conscientes o inconscientes que ponen en peligro la causa de la emancipación del pueblo trabajador de las garras del capital y de la autoridad. Vuestro deber revolucionario es sofocar en germen toda persecución nacional y hacer despiadadamente justicia a todos los instigadores de pogroms antisemitas.

El camino hacia la liberación del trabajo será abierto por la unión de los trabajadores de todo el universo.

¡Viva la Internacional del Trabajo!

¡Viva la Comuna anarquista libre!

Comité ejecutivo del Consejo Militar Revolucionario de la región de Gulai-Polé.
Grupo de anarquistas del Nabat, de Gulai-Polé.
Comandante en jefe de los insurrectos, Batko Machno.
Jefe del Estado Mayor del ejército de los insurrectos machnovistas, B. Veretelnikof.
Gulai-Polé, mayo de 1919.




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