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El Estado contra el pueblo y la lucha popular contra el Estado
Por La Rivolta - Asamblea de Almagro - Tuesday, May. 02, 2006 at 12:39 AM
la_rivolta@yahoo.com.ar

sobre el 1ero de mayo

El Estado contra el pueblo y la lucha popular contra el Estado

“¡Mi defensa es vuestra acusación! Las causas de mis supuestos crímenes, ¡Vuestra historia! (...) Ya he expuesto mis ideas. Ellas constituyen una parte de mi mismo (...) si una vez más ustedes imponen la pena de muerte por atreverse a decir la verdad, y los reto a mostrarnos cuándo hemos mentido, si la muerte es la pena por declarar la verdad, pues ¡pagaré con orgullo y desafío el alto precio! ¡Ahorcadnos!”.
Discurso de defensa de Augusto Spies

“Llegará un tiempo en que nuestro silencio será más poderoso que nuestras voces que hoy son sofocadas con la muerte”
Últimas palabras de Augusto Spies.

Necesidad de expresar

En el paradójico contexto de pérdida y de reivindicación de la “memoria” que el 30º aniversario del 24 de marzo produjo, creemos necesario escribir algo sobre el 1º de mayo que proponga reflexionar sobre el modo en que pensamos nuestra historia y en que nos constituimos a partir de lo que fuimos.

Breve historia del 1º de Mayo…

Antes que nada conviene recordar un poco la historia que dio nacimiento a la conmemoración del 1º de mayo. Este día recuerda las jornadas de 1886 en las que la clase trabajadora estadounidense se lanzó hacia una huelga general con el objetivo, a corto plazo, de mejorar sus condiciones de trabajo, proponiendo una reducción de la jornada a 8 horas diarias, y a largo plazo, de preparar el contexto para una posible revolución social. Ante esta acción, el gobierno desató una brutal represión contra los trabajadores en huelga. En uno de los mítines, realizado en la Haymarket Square de Chicago, los obreros respondieron a esta represión tirando un explosivo entre los policías que mató a uno de estos, mientras que la policía mató a 38 de los huelguistas e hirió a otros 200. Por esta muerte fueron juzgados ocho dirigentes obreros, destacados propagandistas y oradores, a los que se acusó de ser responsables de los hechos. Siete de estos fueron condenados sin pruebas definitivas a morir en la horca. A partir de sus muertes, ocurridas el 11 de noviembre de 1887, se conoció a estos obreros como los Mártires de Chicago.
Esta situación hizo evidente el autoritarismo del Estado norteamericano que, en ese momento, era considerado el más democrático y libre del mundo. Estos hechos generaron una inmensa repercusión a nivel internacional, lo que transformó esta fecha en un día simbólico de la lucha obrera contra la opresión, en el que aparecía claramente el radical enfrentamiento entre el pueblo, por un lado, y el Estado y la burguesía, por el otro, y que permitió demostrar la solidaridad de los oprimidos a nivel mundial.
En la Argentina, las repercusiones de estos hechos empezaron a aparecer a partir de 1890, cuando se realizaron los primeros actos en recuerdo de los “Mártires de Chicago” en Buenos Aires, Rosario y Chivilcoy. Estos actos fueron realizados en forma clandestina, ya que estaban prohibidos y quienes faltaban a sus trabajos corrían el riesgo de perder sus puestos. A pesar de esto, en 1904 se organizó en memoria de esta fecha una multitudinaria manifestación, que dio lugar a la primera represión del Estado contra una manifestación obrera, represión que se recuerda con el nombre de la Masacre de la Plaza Manzini, en la que murió el primer mártir obrero de la argentina, Juan Ocampo, un marinero de 18 años. Cinco años más tarde, para el 1º de Mayo de 1909, la policía bajo las órdenes de Ramón Falcón, reprime un acto convocado por la F.O.R.A. en Plaza Lorea (actual Plaza Congreso). Esta represión provocó ocho muertos, ciento cinco heridos y ochocientos detenidos, lo que originó una enorme repercusión entre las clases populares que llevó al inicio de una huelga general por tiempo indeterminado en la que se consiguió la libertad de los detenidos. Los sucesos fueron conocidos luego como la Semana Roja o Masacre de Plaza Lorea.
El origen del 1º de Mayo nos remite, tanto a nivel internacional como a nivel local, a la brutal represión de la lucha del pueblo contra la opresión del capitalismo y del Estado, que imponían interminables jornadas de trabajo bajo el amparo represivo del estado. La historia del 1 de mayo, nacido del violento asesinato a manos del Estado de los “Mártires de Chicago”, lleva en sí las marcas de la “violencia de estado” contra las organizaciones obreras.

Memoria y lucha: El 24 de Marzo

Como sucedió con el 1º de mayo, en la actualidad el gobierno de Kirchner intenta transformar en “feriado” el 24 de marzo, un día que históricamente perteneció a la lucha popular. Esta fecha que representa en Argentina la lucha del pueblo en contra de la “violencia estatal”, de aquella violencia que ejerció el Estado reprimiendo, torturando y haciendo “desaparecer” a miles de personas.(1) De esta manera, lo que es una afirmación frente a uno de los modos de la opresión del Estado (la violencia de estado), el Estado quiere volverlo propio, patrocinarlo ("patrio-cinarlo"). El Estado quiere recordarlo para olvidar su verdadero contenido, su cinismo es extremo: “memoria” en sus labios quiere decir olvidar, transformar la lucha contra el estado en un día de estado.
En continuidad de una genealogía que tiene su origen en el “nunca mas” y en la “teoría de los dos demonios”, el gobierno de Kirchner intenta cooptar a través del sistema estatal-institucional la lucha popular en contra de la violencia de estado, y de este modo aumentar los olvidos.

La huelga salvaje contra el paro sindical y el feriado estatal

Tanto el 24 de marzo como el 1 de mayo reafirman la lógica de cooptación de las luchas populares por el estado-capital a partir de la transformación de un día de huelga y de lucha en feriado. Por todo esto, creemos que es necesario afirmar nuestros espacios de lucha, nuestros días de movilización contra el Estado y el Capital. Es necesario retomar aquella idea de huelga salvaje, que movilizó a los obreros de Chicago en mayo de 1886 como arma de lucha, frente al paro y el feriado, que son los instrumentos de la burocracia corporativa y del Estado respectivamente. La huelga no es simplemente una pausa en las actividades, como son el feriado o el paro, sino una acción directa en la que los que participan no pueden ser los mismos cuando esta termina, es una experiencia que no puede atravesarse sin modificarnos. La huelga no es un paro, es una grieta.
Por todo esto apoyamos y reivindicamos la lucha que están llevando adelante los trabajadores de Atento y del Subte, que en su lucha por mejorar sus condiciones de trabajo se enfrentan a la burocracia sindical y la patronal utilizando la huelga como medio de lucha. Es por esto que reivindicamos los hechos de diciembre de 2001, en los que el pueblo a través de la acción directa se enfrentó a la represión para gritar que los políticos no nos representan.
Recordar con la lucha quiere decir ser activos en nuestro recuerdo y continuar la lucha que empezaron otros. Si continuamos con una actitud pasiva ante nuestro pasado, no deberá extrañarnos que en unos años tengamos un fin de semana extra largo en diciembre en el que se mezcle la lucha del 19 y 20 con navidad. Por eso afirmamos que es necesario defender nuestros días de lucha en contra de las jerarquías, repensando nuestra historia para poder pensar nuestro futuro.

(1) Debemos tener presentes que la violencia de estado no se limita únicamente al “Estado militar”, sino que esta es una constante propia del Estado en tanto tal. Basta recordar que las “desapariciones” empezaron con el accionar de la triple A bajo el amparo "democrático", y que esta violencia se extiende al periodo de post-dictadura en el procesamiento y encarcelamiento de militantes sociales por causas políticas y en las matanzas de decenas de personas durante diciembre de 2001, por nombrar sólo unos ejemplos. Con esto no intentamos igualar los “distintos Estados”. Somos concientes de que no son lo mismo los gobiernos de Cámpora, de Videla o de De la Rua, pero si creemos que todos ellos implican, en mayor o menor medida, un uso de la violencia de estado.
La Rivolta
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