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Campos de refugiados en África: ¿Ayuda humanitaria o chantaje de transmisión sexual?
Por reenvio de La Haine - Friday, Jun. 02, 2006 at 11:21 AM

02.06.06
Campos de refugiados en África: ¿Ayuda humanitaria o chantaje de transmisión sexual?

x Le Pays

Traducido para La Haine por Felisa Sastre :: Funcionarios de la ONU y cascos azules se han convertido en turistas sexuales que usan y abusan de su poder financiero (1.000 dólares al mes de sueldo) para seducir a sus objetivos preferidos: las poblaciones vulnerables, carentes de horizontes y en búsqueda de un mínimo vital
Uagadogu, 15 de mayo de 2006.- La ONG británica, Save the Children (Salvar a los niños) acaba de publicar un informe abrumador sobre el comportamiento de que quienes están encargados de llevar la ayuda humanitaria a las poblaciones de desplazados o refugiados, desesperadamente carentes de todo, y consecuencia de los diferentes conflictos y atrocidades que se ensañan con África.

El escándalo se ha descubierto gracias al trabajo minucioso realizado por esta ONG en los campos instalados en Liberia para aliviar a las poblaciones, en particular a mujeres y niños desamparados, que sufren los efectos de la guerra civil que ha asolado este país.

Por desgracia, esas nobles intenciones se han transformado enseguida en una pesadilla para esa parte de la población. Funcionarios de la ONU y cascos azules se han convertido rápidamente en turistas sexuales que usan y abusan de su poder financiero (1.000 dólares al mes) para seducir a sus objetivos preferidos: las poblaciones vulnerables, carentes de horizontes y en búsqueda de un mínimo vital.

Si damos crédito a esta ONG, el asunto se resumiría en un terrible mercadeo y trueque sexual inaceptable que propondrían esos llamados “humanitarios” a sus necesitados clientes, que se ven obligados a vender su cuerpo por unos cuencos de arroz. “Tu sexo por alimentos”. Un mercadeo que resulta más cínico que el del “petróleo por alimentos” impuesto a los iraquíes.

No es la primera vez que los “humanitarios” y los cascos azules han sido cogidos en flagrantes delitos e infracciones durante su misión de apaga fuegos en las regiones a donde se han desplazado para dar seguridad a sus habitantes. Ya en 2003, en la República Democrática del Congo, se difundieron casos semejantes en los medios de información y llegaron a todas las Cancillerías. El secretario general de la ONU, conmocionado, ordenó que se llevaran a cabo investigaciones para sancionar a los culpables. Pero, aparentemente, se trataba de un golpe de efecto en medio de este océano de inhumanidad, dado que hasta la fecha una opacidad total rodea los resultados de las investigaciones. Se puede ver en ello, una prima al estímulo de estos delitos recurrentes.

Peor aún, asistimos al final del humanitarismo bajo la forma de crímenes de todas clases. Así, en nombre de la ayuda humanitaria, la comunidad internacional financia proyectos y paga a gentes para que deshumanicen a personas cuya única culpa es la de ser víctimas de la sequedad de corazón de sus semejantes. Es cierto que algunos países de los que provenían los cascos azules han tomado medidas enérgicas al sancionar a elementos de sus contingentes.

Por ejemplo, Nigeria que impuso un castigo colectivo a los policías que prestaban servicio en la misión de la ONU en la República Democrática del Congo. Pero, en general, se limitan a devolver a los culpables a sus países de origen. Cuando se sabe que en nuestros trópicos la impunidad de la que puede disfrutar un individuo despende del grosor de su cartera, resulta evidente que un casco azul, con un buen sueldo, dispone de todos los medios para escapar de las manos de las jurisdicciones nacionales.

Además, la elección de los cascos azules por parte de sus autoridades no se lleva a cabo siempre por medios transparentes. Entonces, ¿por qué no intentar juzgar a esos hombres, que pisotean las reglas elementales de la moral y de la ética de su misión, en las jurisdicciones internacionales bajo mandato de la ONU? Así se evitaría el descrédito de este Organismo.

Mientras tanto, ¿en qué se van a convertir las víctimas de esta bestialidad? Se trata de niños concebidos en la clandestinidad ( a cambio de un huevo o un dólar, tal como confirman los diferentes informes), tras unas relaciones no consentidas, nacidos en el dolor; bastardos, que se van a encontrar en un universo hostil debido a la pesada carga sociocultural. Se trata, en conclusión, de esos desgraciados menores de los que lo menos que se puede decir es que pueden ser víctimas de enfermedades de transmisión sexual.

En lugar de rechazar el derecho a desfogarse de estos delincuentes y marginales sexuales que se deberían haber contentado con las posibilidades que ofrece el oficio más viejo del mundo, se han convertido en una vergüenza para toda la humanidad. Ha llegado el momento de poner freno a esta práctica desvergonzada y permanente de explotar la miseria de quienes tienen derecho a esperar que los trabajadores humanitarios les ayuden a recuperar su dignidad perdida en lugar de convertirse en asesinos de su derecho a ser seres humanos en el sentido pleno de la palabra.

Fuente: http://www.lefaso.net/article.php3?id_article=14051

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