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DROGADEPENDENCIA Y SEGURIDAD CIUDADANA
Por DANIEL GAMBOA - Thursday, Jul. 13, 2006 at 7:30 PM
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La alienaciòn y el fetiche de la mercancia, dejan sus rastros antihumanitarios en las experiencias cotidianas de los trabajadores

S.O.S DE UNA MADRE- FRENTE A SU HIJO ADICTO A ESTUPEFACIENTES .CUANDO LA INMEDIATEZ NO DEJA VER LO SUSTANCIAL.

La noticia, es simple. Una madre concurre a una dependencia policial y luego al poder judicial, pidiendo ayuda porque teme por su seguridad y la de sus vecinos barriales, frente a los comportamientos agresivos de su hijo, producidos por su ingesta de estupefacientes.
Habría que advertirle a los asombrados de siempre, que el tema no es una excepcionalidad del Sistema Tutelar de Menores, sino que se convierte día a día en su habitualidad y la principal razón generativa de los comportamientos delictuales que se vuelcan a la consideración de estos órganos del poder judicial.

Muchas veces,por experiencias personales, tropezamos en la enseñanza de Filosofía en los distintos niveles educativos, con la resistencia al abordaje de las problemáticas que son propias de esa área del saber. La primaria excusa que se esboza, es lo abstracto del relato y la falta de reflejo de lo trasmitido con lo real.
Tal vez, siguiendo esa perspectiva, frente al reclamo de una madre frente a su drama, generado por las conductas y comportamientos de su hijo adolescente como consecuencia de su adicción a sustancias estupefacientes, a algunos les parecería al menos temeraria la respuesta filosófica. Sin embargo, en el esperado debate que la difusión pública del suceso a de tener a tenor de la profusa presencia periodística en el juzgado en donde se abordaba la situación concreta, parece adecuado, al menos un sobrevuelo sobre los grandes problemas de la filosofía, como herramienta para transitar por el asunto sin riesgo de resbaladizas y antojadizas conclusiones-
Un primer vistazo, alerta sobre el inconveniente de parcializar mediáticamente el tema. Es contrario a toda lógica resolutiva del conflicto, hacer públicos criterios jurisprudenciales y desarrollos de intelectuales favorables a la despenalización de la tenencia de marihuana para consumo personal, para luego pasar a letras catástrofes señalando la desesperanza de una madre frente a ese tipo de consumo por su hijo . El saber filosófico concurre en nuestra ayuda desde los grandes trazos de las corrientes ideológicas que sustentan nuestra cultura occidental, para advertir que el todo incluye la parte y esta a su vez se define por esa globalidad, de modo tal que un chico amenazando a su madre para conseguir dinero con el cual adquirir sustancias estupefacientes con las que se encuentra en relación adictiva, no puede nunca abordarse sobre el análisis de el fenómeno particular sino que también impone una visión de la globalidad.
Desde la modernidad, se advirtió el fenómeno de alienación del sujeto en la sociedad capitalista. Bien que con diversos enfoques los pensadores señalaron además aquello que llamaron: el fetiche de la mercancía. Con esa estructura conceptual, es posible ver que lo que genéricamente se denomina droga, es básicamente, desde la perspectiva de su significación material una mercancía, es decir, un objeto con un valor de uso y otro de cambio ponderado en un precio que se define monetariamente.
Un sujeto, sea este en formación de su personalidad, como el niño que nos ocupa , como un adulto, aún su propia madre , transita por este mundo sobre la preexistencia de relaciones sociales que le son dadas y que a la vez le determinan. Son esas relaciones sociales las que le imponen un mundo en donde su espacio de libertad se ve cada vez más determinado por su inclusión o exclusión del sistema productivo y los objetos culturales que este produce, determinandolo en el imperativo alienante de la posesión de bienes como fín en sí misma. De tal forma , tanto nuestro niño consumiendo,como su madre denunciando , estan diciendo basta frente a este orden de cosas, cada uno a su manera. Y en este especio del problema, el que le resta significación a que la sustancia consumida resulte legal o ilegal.
En otras palabras, poco aporta al la definición de ese conflicto existencial si el niño amenaza, roba , daña o dispara armas de fuego para conseguir comprar una sustancia adictiva no permitida o si actúa bajo los efectos de un pegamento que obtiene en una góndola de supermercado o en una ferretería. En los dos casos es su falta de persectivas frente a un mundo opresivo, la que lo determina en tal obrar. Detentando objetos podrá vivir el hoy para mañana reiniciar la búsqueda que achica el horizonte de su existencia.
Que nos dice una madre, al pedir socorro institucional. Simplemente que no puede sola, con el problema. En ese terreno tampoco se advierte como el Estado, “hipotéticamente socorrista” (sea aparato judicial o administrativo) podría desde sus estructuras opresivas y autoritarias, con un problema que contribuyen a generar y del que es parte.La lógica del consumo y la poderación del mercado como única determinante de nuestras vidas, supone necesariamente una estructura Estatal como la actual, con sus policias, sus psiquiátricos, sus juzgados y demás yerbas opresivas.
Nuestro niño concreto, no puede con esta vida en la que la imagen prevalece sobre la sustancia. En la que la tenencia de objetos aporta seguridad y condiciona al sujeto definiendo su vida simplemente por la manera de obtener esos objetos. No puede en definitiva, con la alienación.
La construcción de un hombre nuevo, en una sociedad superadora de la relación dialéctica capital-trabajo, es la luz que aparece en el fondo de esta oscuridad mercantilista. La destrucción del Estado de los poderosos y los grupos económicos y su sustitución por una sociedad democrática y participativa es la línea estratégica de esta batalla contra la deshumanización del sujeto. No parece un camino fácil . No obstante recordar también desde la filosofía, que un problema complejo no acepta por definición una solución simplista.
Ladrando a la luna desde pacatas definiciones dictadas por una moral vacía de todo contenido,y apelaciones a la seguridad individual, será muy útil para llenar espacios mediáticos pero únicamente nos conducirá al punto de inicio, como un burro en la noria.

Daniel Gamboa

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