Buenos Noches. La idea de la
clase de hoy, que es también un modo de expresar nuestro homenaje cuando se
cumplen un nuevo aniversario de su asesinato, contribuyendo a los muchos
homenajes y recordatorios que se van a realizar, consiste en tratar de discutir
los núcleos centrales del pensamiento teórico y político, y la práctica también,
de Mario Roberto Santucho [1936-1976]. Para no quedarnos en un mito.
Porque así como la derecha intenta convertir a nuestros mejores compañeros en
mitos - ya lo habíamos conversado y discutido en el caso del Che - también con
Santucho pasa algo análogo, aunque seguramente no al mismo modo del Che porque
nadie usaría remeras con la cara de Robi... ya que Santucho sigue siendo un
personaje endemoniado, digamos, para la sociedad oficial argentina. Pero un
poco, la derecha ha construido el mito de Santucho..., el "tira-bombas", el
"tira-tiros"..., y entonces a veces los sectores populares, para contrarrestar y
responder a esa visión derechista, terminan levantando esa misma imagen de
Santucho, aunque invertida, sin atender al conjunto de su obra y de su
personalidad.
Nosotros pensamos que en la tradición marxista, la lucha político-militar en
la que Santucho entregó su vida es siempre - o debería serlo - prolongación de
una lucha política y de un pensamiento político, y no al revés.
Entonces, hoy nos interesa discutir las categorías políticas que
estructuraban la visión del mundo de Robi y cómo fueron cambiando también...
porque nadie nace ni marxista, ni socialista, ni comunista, ni revolucionario,
sino que se va construyendo como tal.
Por eso nos interesaba discutir el pensamiento real de Santucho y en ese
sentido son tan útiles estos libros de documentos reunidos por Daniel De Santis
-realmente los recomendamos- porque si no existieran, sería prácticamente
imposible conseguir esos documentos de la historia del PRT.
Y una aclaración más, antes de ir directamente al tema: la relación de
Santucho con el guevarismo en general, y con el Che en particular, no es una
relación directa, en el sentido que Santucho nunca conoció personalmente al
Che.
Nosotros ponemos el énfasis en una relación política y en la continuidad de
una línea ideológica, no en la cuestión biográfica de si conversó o tomó café
con el Che. Porque en el mismo sentido, a Marx, Lenin no lo vio nunca, jamás se
sentó a tomar cerveza con Marx, ni con Engels. Sin embargo, pocos pondrían en
discusión que entre ellos existe una continuidad. En el caso de la relación de
Santucho con el Che pasa lo mismo, a nivel biográfico quizás nunca se cruzaron
pero hay una trayectoria político-ideológica...
Una de las hipótesis de trabajo que se podría plantear es que Santucho forma
parte del marxismo latinoamericano, es parte de su historia, de una historia que
- como venimos discutiendo en la Cátedra - no nace en los años '60 sino que es
muy anterior y se nota en la primera formación ideológica de Robi.
Entre los muchos hermanos de la familia Santucho, uno de ellos, Amílcar, era
del Partido Comunista. Otro de ellos que tuvo mucha más influencia sobre
Roberto, Francisco René, era indigenista, "aprista", seguidor del APRA [Alianza
Popular Revolucionaria Americana, organización política peruana surgida en la
década de 1920 que sigue existiendo en la actualidad]. ¿Se acuerdan que habíamos
visto entre los antecedentes del pensamiento del Che, las polémicas de los años
'20 entre José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de La Torre?
Bueno, Francisco René dirigía una librería en Santiago del Estero y publicaba
una revista llamada "Dimensión". Este hermano de Robi estaba muy influido por la
ideología de Haya de La Torre, en sus comienzos. Por ejemplo, en uno de sus
textos iniciales [Francisco René Santucho: Integración de América Latina.
Santiago del Estero, Cuadernos Dimensión, 1959] él hablaba de nuestro continente
llamándolo "Indoamérica" y no Latinoamérica.
En una nota al pie de ese trabajo, Francisco René explica porqué le llamaba
Indoamérica, del siguiente modo: "Preferimos indoamericano a latinoamericano o
hispanoamericano, por las mismas razones aducidas por los apristas peruanos
generalizadores del término. Creemos como ellos que así se define mejor una
peculiaridad que hoy se da en el hemisferio".
De este modo, el primer guía intelectual de Mario Roberto Santucho sigue casi
al pie de la letra a los discípulos de Haya de La Torre. Su razonamiento es el
siguiente: el componente fundamental de este continente es indígena, por lo
tanto vamos a hablar siempre de Indoamérica. De ahí que la primera organización
política en la que participan estos hermanos (Francisco René y Mario Roberto) se
llama Frente Revolucionario Indoamericanista Popular (FRIP). Francisco René es
el hermano - me parece a mí - que más influencia tiene sobre Roberto.
Esta tradición de pensamiento indoamericanista también está presente en otros
revolucionarios latinoamericanos de aquella época. El indoamericanismo se
planteó principalmente a nivel historiográfico, es decir, a la hora de
explicarse la propia historia de América Latina. Porque dejemos bien en claro
que esta generación, la generación de Robi Santucho y sus compañeros y
compañeras, no se lanzó a la pelea y a la lucha armada ni arriesgó la vida
porque le surgió repentinamente un "delirio mesiánico" - como nos dice toda la
derecha -, o porque era "foquista" –como nos dice alguna parte de la izquierda -
, sino porque había hecho un meditado análisis previo de la historia del
continente y de sus condiciones políticas.
Entonces, tratando de ver qué herramientas utilizaban a nivel historiográfico
para explicarse la historia de Indoamérica, uno encuentra que, además de los
textos de Haya de La Torre, también utilizaban los libros de Juan José Hernández
Arregui, que era un escritor del interior de nuestro país, un hombre muy
erudito, especialista en la cultura griega.
Hernández Arregui tenía una hipótesis muy fuerte, era muy crítico de la
ciudad de Buenos Aires. Sostenía que Buenos Aires era una "ciudad-puerto de
espaldas al país y de cara a Europa", en cambio el interior era explotado, el
interior... era Indoamérica. Buenos Aires pertenece a Europa. Aunque, a
diferencia de Haya de la Torre, Hernández Arregui era muy hispanista, él
defendía mucho la herencia española (esa era una diferencia importante con los
indoamericanistas). Muy bien, en los orígenes del FRIP encontramos esta idea de
que Buenos Aires está de espaldas al país. No se dice que es "una ciudad
burguesa" pero más o menos..., y también nos encontramos con la idea que la
vanguardia revolucionaria se encuentra en el noroeste Argentino.
En esos primeros documentos del FRIP de inicios de los '60 y en esa primera
formación ideológica también se utilizaban categorías de Silvio Frondizi, un
sociólogo e historiador que al igual que el anterior era crítico del tipo de
desarrollo del capitalismo argentino. Pero a diferencia de Hernández Arregui,
Silvio Frondizi no era peronista. Cuestionaba muy duramente la supuesta
"progresividad" de la burguesía nacional y en consecuencia del peronismo.
El FRIP se unifica alrededor del año 1965 con un grupo político trotskista
que se llama "Palabra Obrera", encabezado por Hugo Miguel Bressano, que es el
seudónimo de Nahuel Moreno. Esta agrupación pertenecía a la Cuarta
Internacional.
Ahí nace el PRT como organización, y a partir de ese momento -al menos eso me
parece a mí - en los escritos de Santucho y en su ideología hay un cambio, se
produce una transformación. La Cuarta Internacional tenía en aquella época como
principal dirigente al belga Ernest Mandel, el célebre economista. En aquellos
momentos Moreno estaba unido con Mandel, después rompen entre sí en una dura
polémica.
Entonces, a la hora de explicarse cómo fue y es nuestro continente, cómo es
la Argentina, también se produce un cambio en los escritos y en la ideología de
Santucho. Aparece la presencia de otro historiador, que era un militante
orgánico de Palabra Obrera vinculado a Moreno: Milcíades Peña.
Peña era un joven, muy joven - porque se suicidó a los 32 años -, pero dejó
una obra muy interesante, muy distinta de la historiografía tradicional, tanto
de la historiografía liberal burguesa como también de la historiografía oficial
del Partido Comunista en los escritos de Leonardo Paso, por ejemplo, o de la
izquierda peronista como Rodolfo Puiggrós. Entonces el joven Santucho adoptaba
de la obra historiográfica de Milcíades Peña y de la sociología de Silvio
Frondizi una idea central. Esa idea giraba en torno a la incapacidad de la
burguesía "nacional" argentina para emancipar nuestro país.
La burguesía nacional argentina no podía encabezar la independencia. Que
nosotros somos todavía hoy un país dependiente creo que está fuera de discusión.
¡Hoy en día más que nunca!. Nosotros seguimos pensando que la dependencia
constituye una de las principales características de la formación social
capitalista argentina, a pesar de que el término "dependencia" ya no está de
moda en la literatura universitaria local (como sí lo estaba en los '60, los
años de Santucho).
El problema central de la discusión política de aquella época, que también
surge - con otro ropaje y con otros personajes - en nuestra época, que vuelve
hoy en día, es si la burguesía local puede o no puede encabezar los cambios
pendientes y necesarios para resolver la crisis del país. A partir de la
explicación que demos de ese problema y de la respuesta que proporcionemos a esa
pregunta política se derivan un conjunto de posiciones políticas.
Entonces Robi Santucho, a partir de las tesis de Milcíades Peña, a partir de
los escritos de Silvio Frondizi, empieza a plantear que la burguesía nacional no
podía encabezar los cambios. No se podía entonces seguir pensando ingenuamente
en términos de un gran "frente nacional" con la burguesía a la cabeza...(fíjense
que aunque este debate está marcado a inicios de los '70 por el regreso de Perón
de su exilio en España y por la formación de un gran frente peronista que le
entrega el ministerio de economía a un sector "nacional" de la burguesía local
como es el caso de Gelbard –previo pacto social y freno a toda la movilización
de los trabajadores clasistas – ese mismo tipo de planteo reaparece ahora, en el
año 2002, con otros personajes, con otros políticos, con otros militares, pero
con la misma liturgia populista y con los mismos planteos...).
¿Qué diferencia había entre los escritos de Roberto Santucho y los de
Milcíades Peña? Principalmente que este último – Peña – mantenía un planteo
totalmente impregnado por el antiperonismo, ya que proponía la tesis que "Perón
era un agente inglés".
El PRT adopta cierto tipo de explicaciones de Peña, pero no acepta
completamente esa visión ya que en un escrito del PRT - "El peronismo, ayer y
hoy" [Ediciones El Combatiente, agosto de 1971]- se plantea que se adopta la
tesis de Peña, pero sin caer... en el "gorilismo de izquierda".
En los escritos del PRT emerge también la presencia de otra historiografía. Y
esto sí llama poderosamente la atención. Es la historiografía de Bartolomé
Mitre. ¿Por qué llama la atención? Pues porque como sabemos, la versión de Mitre
constituye la versión oficial de la historia argentina, la que se enseña todavía
hoy en las escuelas. Pero ¿qué adoptaban los militantes del PRT de esta
historiografía tradicional?
Algo que, paradójicamente, resulta muy interesante: cómo estos historiadores
burgueses reaccionarios (principalmente Mitre, aunque también deberíamos agregar
a Vicente Fidel López, en el siglo XIX y Ricardo Levene en la primera mitad del
siglo XX) describen la campaña del ejército de San Martín, cómo describen... la
guerra de guerrillas. Realmente, si alguna vez lo pueden leer vale la pena, es
hasta muy entusiasmante. Cuando ellos hablan del Ejército de los Andes, cuando
San Martín envía a organizar una guerra de guerrillas en la retaguardia
española, digamos que era muy "atractivo" para esta izquierda revolucionaria que
se planteaba continuar la lucha inicial de San Martín y Bolívar..., y sobre todo
el papel jugado en la lucha guerrillera contra los colonialistas españoles por
Martín Miguel de Güemes, Juana Azurduy, y otros revolucionarios nuestros de
principios del siglo XIX. Seguramente estos historiadores burgueses, de
tradición liberal, todavía en el siglo XIX se podían dar el lujo de alabar
aquellas campañas militares independientistas porque la tarea por delante que
esta burguesía tenía entonces – segunda mitad del siglo XIX - era legitimar la
construcción de un Estado-nación y construir los relatos fundantes de un origen
heroico. Luego, en el siglo XX, sobre todo en su segunda mitad, ante le
emergencia de una izquierda revolucionaria que se planteaba en primera instancia
la lucha por el poder, ya no podían darse ese lujo...
Pero los compañeros del PRT supieron leer bien, leer entre líneas, en esa
historiografía burguesa, en esa historiografía tradicional y reaccionaria y
encontrar los relatos de aquel primer ejército continental de San Martín y sus
compañeros.
Dicho como nota al pie: según recuerda Pombo [Harry Villegas Tamayo,
sobreviviente de la guerrilla del Che en Bolivia, hoy general de brigada de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba], que luchó junto al Che Guevara en
Cuba, en el Congo y en Bolivia, Guevara – al igual que el PRT - también le daba
para leer a sus compañeros, a sus combatientes internacionalistas de Bolivia,
los relatos de las guerras independientistas sobre Juana Azurduy y sus
guerrilleros. También en esto Santucho fue un guevarista consecuente...
Otra fuente ideológica de la que se nutrió Santucho fue Lenin. Como era
obvio, ya habiendo cortado amarras definitivamente con Haya de La Torre,
Santucho empieza a tener una lectura mucho más leninista, más "clásica", si se
quiere, sobre el papel de América Latina. La crítica explícita contra Haya de la
Torre ya la formula Francisco René Santucho en su trabajo "Lucha de los pueblos
indoamericanos" [publicado en 1963 en el periódico Norte Argentino]. Allí se
plantea que los aciertos iniciales del APRA: "se ven traicionados ahora por la
debilidad de su propio líder que ha entrado en compromisos con regímenes
reformistas cómplices del imperialismo". A partir de esa ruptura con el
populismo aprista se abre en el horizonte ideológico de Robi la posibilidad de
apropiarse de la tradición teórico-política de Lenin.
Como ustedes saben, Lenin escribió en 1916 "El imperialismo fase superior del
capitalismo" y ahí habla de nosotros, de la Argentina. Dice textualmente: "No
sólo existen los dos grupos fundamentales de países – los que poseen colonias y
las colonias --, sino también, es característico de la época, las formas
variadas de países dependientes que, desde un punto de vista formal, son
políticamente independientes, pero que en realidad se hallan envueltos en las
redes de la dependencia financiera y diplomática. A una de estas formas de
dependencia, la semicolonia, ya nos hemos referido. Un ejemplo de otra forma lo
proporciona la Argentina [...] No es difícil imaginar qué sólidos vínculos
establece el capital financiero – y su fiel «amiga», la diplomacia – de
Inglaterra con la burguesía argentina, con los círculos que controlan toda la
vida económica y política de ese país".
¿En qué se basaba Lenin para proporcionar semejante descripción y explicación
de la Argentina? Pues una de sus tesis principales sostenía que el desarrollo
del capitalismo mundial nunca es chato, ni plano, ni liso ni homogéneo. Los
países y sociedades capitalistas no están en el mismo rango ni son equiparables
entre sí, como hoy sostiene erróneamente, por ejemplo, Toni Negri en su Imperio
cuando plantea que entre Estados Unidos y Brasil, la India e Inglaterra... "sólo
hay diferencias de grado". Por el contrario, Lenin tenía la hipótesis de que el
capitalismo a nivel mundial se expandía en forma asimétrica, según un desarrollo
desigual que generaba países y sociedades metropolitanas y dependientes, cuyas
diferencias no son sólo de grado – es decir: cuantitativas, mayor o menor
cantidad de capitalismo y desarrollo -- sino que son diferencias
cualitativas.
El PRT adopta esta tesis de Lenin, y plantea que el desarrollo interno del
capitalismo argentino también es notoriamente desigual y origina zonas
metropolitanas y zonas periféricas y/o dependientes. O sea que no es lo mismo el
desarrollo del capitalismo en la Mesopotamia que en el Noroeste. Así, por
ejemplo, en el folleto "El proletariado rural detonante de la revolución
argentina" [Tesis políticas del FRIP, editado en 1964 en el periódico Norte
Argentino] se sostiene que: "El imperialismo, al introducirse como factor
estructural en el desarrollo de la economía argentina promoviendo la
seudoindustrialización, ha acentuado los desniveles regionales, al desarrollar
unilateralmente la zona portuaria en detrimento del Interior".
Obviamente, este tipo de caracterización se basaba en la teoría del
desarrollo desigual de Lenin. Pero le agregaba un matiz específico cuando hacía
referencia a la "seudoindustrialización". ¿De dónde tomaban esa visión tan
crítica de la industria argentina? Pues de las tesis historiográficas de
Milcíades Peña. No casualmente la primera de estas tesis políticas del FRIP,
combinando la teoría del imperialismo de Lenin con la visión de Peña, sostenía
que "La República Argentina es un país semicolonial seudoindustrializado". A
continuación, la segunda tesis agregaba: "La burguesía nacional en su conjunto
es incapaz de luchar por la liquidación de la dependencia de nuestra
patria".
Así como Lenin defendía la tesis de que la explosión iba a surgir en "el
eslabón más débil de la cadena imperialista", Santucho planteaba por analogía
que en la revolución argentina el factor detonante era el proletariado
azucarero, ya que el capitalismo del noroeste era de alguna manera "el eslabón
más débil" dentro del capitalismo argentino.
Y también, junto a las categorías clásicas de Lenin, en el PRT se adoptaron
en determinado momento categorías de León Trotsky quien, como ya habíamos
planteado en las clases anteriores cuando analizábamos su influencia en la
visión del Che sobre el capitalismo latinoamericano, en su Historia de la
Revolución Rusa, plantea una hipótesis que denomina "ley del desarrollo desigual
y combinado".
¿En qué consiste? Pues en que nunca existen países y sociedades capitalistas
absolutamente homogéneos, compactos, con un solo modo de producción, sino que en
realidad hay relaciones sociales de distintos modos de producción que están
combinadas entre sí. Algunas predominan sobre otras, pero están combinadas.
Puntualmente Trotsky sostiene que: "Azotados por el látigo de las necesidades
materiales, los países atrasados vense obligados a avanzar a saltos. De esta ley
universal del desarrollo desigual de la cultura se deriva otra que, a falta de
nombre más adecuado, calificaremos de ley del desarrollo desigual y combinado,
aludiendo a la aproximación de las distintas etapas del camino y a la confusión
de distintas fases, a la amalgama de formas arcaicas y modernas". Trotsky la
denomina "ley" pero en realidad – pensamos nosotros – habría que denominarla
teoría del desarrollo desigual y combinado, ya que conjuga diversas hipótesis
sobre el desarrollo histórico.
Entonces,– una vez superada la influencia del APRA y el indigenismo, a los
que habría que agregar la influencia inicial de la Reforma Universitaria y de
varios intelectuales que realizan conferencias en la librería de Santiago del
Estero, dirigida por Francisco René -- en el pensamiento político de la
dirección del PRT en general y de Mario Roberto Santucho en particular, se
conjugan las categorías sociológicas de Silvio Frondizi, las historiográficas de
Milcíades Peña, la teoría del marxismo revolucionario clásico de Lenin y Trotsky
y, por supuesto, la enorme influencia de la revolución cubana y de la revolución
vietnamita.
Sería muy largo de desarrollar y no tenemos tiempo, pero obviamente a todas
estas influencias las moldeó y las amalgamó en el caso del PRT el guevarismo y
el castrismo y también el pensamiento político de Ho Chi Minh y Giap.
Para adelantar y acortar –cronológicamente hablando- en nuestra exposición,
agregamos que luego viene la ruptura con Nahuel Moreno y la fundación del ERP
[Ejército Revolucionario del Pueblo], en el V Congreso en 1970, donde el PRT se
divide en el "PRT - La Verdad" (encabezado por Moreno) y el "PRT - El
Combatiente" (encabezado por Santucho),. Ambos grupos toman el nombre de acuerdo
al periódico de cada uno.
Aunque tenemos que ser breves, me parece interesante prestarle atención al
documento de la fundación del ERP. Las posiciones políticas de este documento se
nutren de toda la tradición clásica del marxismo, que a su vez provienen de
Clausewitz y de Maquiavelo.
Porque, a principios del siglo XVI, el teórico florentino Nicolás Maquiavelo
sostenía en El príncipe y en los Discursos sobre la primera década de Tito Livio
que para unificar Italia como una nación moderna, había que derrotar el
predominio de Roma – El Vaticano – y también había que terminar con la
proliferación de bandas armadas locales, los célebres condottieri [combatientes
mercenarios]. Maquiavelo propone la formación de una fuerza militar republicana
completamente subordinada al príncipe, es decir, al poder político. ¡Es la
política, según Maquiavelo, la que manda sobre lo militar y no al revés!.
Más tarde, a inicios del siglo XIX, el teórico prusiano Karl von Clausewitz
vuelve a prolongar aquel pensamiento defendiendo que "la guerra es la
continuación de la política por otros medios" [en su libro De la guerra]. A
inicios del siglo XX, más precisamente en su exilio suizo durante la primera
guerra mundial [entre 1915 y 1916] Lenin, mientras estudia la Ciencia de la
Lógica de Hegel, lee y anota detenidamente De la guerra de K.v.Clausewitz. Lenin
no es el único marxista en este sentido. Antonio Gramsci, en sus Cuadernos de la
cárcel, más precisamente a inicios de la década de 1930, redacta "Análisis de
situación y relaciones de fuerza", un pasaje de los Cuadernos de la cárcel donde
sostiene que la lucha político-militar y la guerra constituyen un momento
superior de las relaciones de fuerzas políticas, que enfrentan en una situación
a las clases y fuerzas sociales.
Por lo tanto, en toda esta tradición de pensamiento político, que se remonta
a la herencia republicana de Maquiavelo y, a través de la reflexión de
Clausewitz, es adoptada por los clásicos del marxismo, LA LUCHA POLÍTICO-MILITAR
ES LA PROLONGACIÓN DE LA POLÍTICA, NO AL REVÉS.
En los documentos de la fundación del ERP también aparece en primer plano UN
ANÁLISIS POLÍTICO de donde se deduce la necesidad de LA LUCHA POLÍTICO-MILITAR y
no al revés.
Creo que luego de años de propaganda burguesa que intentó demonizar a los
revolucionarios argentinos y latinoamericanos, remarcar ese tipo de pensamiento
específicamente POLÍTICO resulta hoy impostergable. Porque la generación de
Santucho y sus compañeros y compañeras no se lanzaron a la lucha
político-militar de manera "irracional", "demencial" o "mesiánica"...como
acostumbran a escribir en los grandes medios de comunicación de masas. No
estaban deseosos de adrenalina. No eran "jóvenes loquitos y aventureros"
deseosos de vivir peripecias extrañas. Existía en ellos un tipo de análisis
específicamente POLÍTICO, asentado como vimos muy sumariamente en un tipo de
reflexión sociológica e historiográfica sobre las contradicciones del
capitalismo argentino y la impotencia histórica de sus clases sociales
dirigentes y dominantes. Creo que para poder desmontar la estrategia de
descalificación de esa generación (a la que se le puso un cartelito que decía
más o menos así: "Demonios subversivos" o también "Demonios terroristas"),
tenemos que volver a pensar despacito, bien detenidamente, estas cuestiones.
Me parece entonces muy interesante focalizar la atención en una parte de esos
documentos de fundación del ERP. Porque los que no vivimos aquella época nos
sorprendemos cuando encontramos allí algo completamente inesperado... En esos
documentos políticos aparece una crítica muy fuerte contra el foquismo y contra
Regis Debray.
¿Quién es Regis Debray? Debray era un joven estudiante francés, discípulo del
filósofo Louis Althusser, que vino a Latinoamérica y después escribió un
artículo muy largo, en la famosa revista "Les Temps Modernes" de Jean Paul
Sartre: "El Castrismo: la larga marcha de América Latina" . Entonces, este
artículo les gustó mucho a los cubanos. Lo invitaron a Cuba, y ahí, en Cuba,
escribe después un texto que pretende ser, digamos, la "síntesis teórica" de la
revolución cubana. Un texto que hoy en día se utiliza para criticar a la
revolución cubana y para denostar al Che Guevara. El texto de Debray se titula:
"¿Revolución en la Revolución?". Allí Debray realiza una versión realmente
caricaturesca de la revolución cubana. Sostiene, entre otras cosas, que en Cuba
no hubo casi lucha urbana, que solamente hubo lucha rural, que la ciudad era
burguesa mientras que la montaña era proletaria y que, por lo tanto, la
revolución surge de un foco, de un pequeño núcleo aislado.
Así, de este modo, Debray hace la canonización y la codificación de la
revolución cubana en una receta muy esquemática que se conoce como "la teoría
del foco". Esta versión de Debray de la revolución cubana es muy utilizada hoy
en día para ridiculizar la teoría política del guevarismo...aún cuando el mismo
Debray ya no tiene nada que ver con esta tradición, pues pasó a las filas de la
socialdemocracia – en el mejor de los casos y siendo indulgentes con él...
-.
Es cierto que la temática del "foco" está presente en los escritos del Che
pero de una manera muy diferente a la receta simplificada que construye Debray.
Nosotros creemos que en el Che los términos "foco" y "catalizador" –con los que
el Che hace referencia a la lucha político-militar de la guerrilla, tienen un
origen metafórico proveniente de la medicina (la profesión original del Che). El
"foco" remite al...foco infeccioso que se expande en un cuerpo humano.
Pero, más allá de su origen metafórico, está muy claro que en el pensamiento
político de Guevara la concepción de la guerrilla está siempre vinculada a la
lucha de masas. Concretamente el Che sostiene que: "Es importante destacar que
la lucha guerrillera es una lucha de masas, es una lucha del pueblo [...] Su
gran fuerza radica en la masa de la población" [Ernesto Che Guevara: La guerra
de guerrillas (1960)]. Más tarde, el Che vuelve a insistir con este planteo
cuando reitera: "La guerra de guerrillas es una guerra del pueblo, es una lucha
de masas" [Ernesto Che Guevara: "La guerra de guerrillas: un método", artículo
publicado en Cuba Socialista, septiembre de 1963]. Pero para Debray esos
planteos del Che eran sólo ...detalles insignificantes. No les dio ninguna
importancia. Por eso construyó una visión caricaturesca de la lucha armada que,
lamentable y trágicamente, fue posteriormente atribuida –post mortem- al
Che...
Según recuerda el ya mencionado Pombo [Harry Villegas Tamayo] al Che Guevara
no le gustó ¿Revolución en la Revolución? de Debray. Lo leyó cuando estaba en
Bolivia (pues se publicó en 1967) y le hizo anotaciones críticas, reunidas en
una libreta que se apropió el ejército boliviano junto con su mochila, luego de
capturar al Che.
Pero, aún en el hipotético caso de que jamás puedan leerse o reconstruirse
las notas críticas del Che hacia Debray, ya en aquella época dos militantes
cubanos salieron públicamente a criticar la caricatura "foquista" de Debray
[Simón Torres y Julio Aronde (posiblemente dos seudónimos de colaboradores del
comandante Manuel Piñeiro Losada, alias "Barbarroja"): "Debray y la experiencia
cubana". En Monthly Review N° 55, año V, octubre/1968.p.1-21]. Estos dos
compañeros cubanos le critican abiertamente a Debray - ¡no ahora, en el año
2002, sino en 1968! - el haber simplificado la revolución cubana, el haberla
convertido en una simple teoría del "foco" y el no haber visto en ella que junto
a la guerrilla, en las ciudades luchaba el movimiento obrero, el movimiento
estudiantil, etc. En suma, le cuestionaban - en particular - el total
desconocimiento de la lucha urbana y - en general - la total subestimación de la
lucha política, base de sustentación de toda lucha político militar. Esta es la
principal crítica a la teoría del "foco" realizada en aquella época por los
propios cubanos.
Por supuesto que, en la derecha, nadie se toma el trabajo de reconstruir
todas esas críticas. Simplemente, se "entierra" rápidamente a los
revolucionarios por ser "foquistas"...
Muy bien, entonces, en los documentos de nacimiento del ERP en la Argentina,
encontramos una crítica muy inteligente y muy sugerente a Regis Debray y al
"foquismo", a la errónea subordinación de la lucha política a la lucha militar.
Me parece que esta crítica del PRT y de Santucho pasó desapercibida y, todavía
hoy, se le atribuyen "foquismo" y/o "militarismo" como si la decisión de
desarrollar en Argentina una lucha político-militar hubiese sido en la mente de
Santucho y sus compañeros un delirio irracional y mesiánico y una subestimación
del análisis específicamente político.
Piensen ustedes, que toda la tradición de Santucho siempre recibió esos
ataques... "foquistas" y "militaristas" - se les dijo -..., cada vez que se
habla de Santucho, se trata del... "foquismo". Lo mismo con el Che... "un gran
revolucionario..., pero...foquista".
Sin embargo, en la propia fundación del ERP se hace una crítica muy dura al
foquismo y se genera una crítica inteligente al militarismo. Porque una de las
tesis centrales de Regis Debray consiste en que no hace falta formar un partido
revolucionario. Solamente - plantea Debray -, hay que instalar un foco
guerrillero...No hace falta la lucha política ni la lucha ideológica, sino tan
sólo la lucha militar...Eso es el foquismo, eso es el militarismo.
Y, justamente, en estas tesis del PRT de 1970 y en estos documentos de
fundación del ERP ["Resoluciones del V Congreso del PRT. Fundación del ERP" (29
y 30 de julio de 1970)] se plantea que no, que el eje prioritario siempre debe
ser construir una organización política y de ahí, en todo caso, plantearse la
lucha político-militar. Pero el eje debe ser la política. No puede haber
confrontación político-militar ni lucha político- militar si no es a partir de
un análisis específicamente POLÍTICO. Esta es la tradición de los clásicos del
marxismo que se remonta a Clausewitz y, más atrás, a los escritos de Nicolás
Maquiavelo.
Otra tesis que Santucho y el PRT le critican a Debray en este documento de la
fundación del ERP es la supuesta primacía que Debray atribuye al "factor
geográfico". Pensar que de la geografía se deduce una estrategia
política...constituye un enorme error. En realidad no es así..., ni fue así la
revolución cubana ni ninguna revolución latinoamericana. La geografía no
determina la lucha política, es un error gravísimo. Cuando uno lo encuentra
escrito no pasa nada, pero en política ese tipo de errores cuesta la vida de
mucha gente, de muchos compañeros valiosos, de muchos revolucionarios.
Después, siempre en términos de extrema síntesis, nos encontramos con otros
dos documentos. Uno se titula "Poder burgués, poder revolucionario" [Ediciones
El Combatiente, 23 de agosto de 1974], redactado por Santucho, y el otro es "A
los pueblos de América Latina" [publicado en Che Guevara N°1, Revista de la
Junta de Coordinación Revolucionaria, noviembre de 1974], un documento colectivo
firmado por el PRT-ERP en la Argentina, los Tupamaros en Uruguay, el MIR chileno
y el ELN boliviano. ¿Que encontramos en estos documentos a nivel teórico y
político? Nuevamente, aún a riesgo de repetir..., nos encontramos con un
ANÁLISIS POLÍTICO. A partir de ahí se plantea la lucha revolucionaria
continental..., ¡no eran "tira-tiros" irracionales ni "locos aventureros"!. Se
plantea una visión de cómo funciona el sistema de dominación política de las
clases opresoras en América Latina y se plantea también qué sucede en el seno
del campo popular y sobre todo, en LA CONCIENCIA política de las clases
subalternas y explotadas.
Entonces, avanzando un poco más en detalle: el análisis político condensado
en "Poder burgués y poder revolucionario" se estructura a partir de una metáfora
espacial que dibujaría qué pasa "arriba" y qué sucede mientras tanto "abajo". La
reflexión de Santucho gira alrededor de un análisis político del arriba y del
abajo o, en otros términos, de las clases dominantes y de las clases
subalternas.
Para analizar las clases dominantes aparece en los escritos de Santucho la
categoría de "bonapartismo". Esta es una tesis muy fuerte de Santucho, que - me
parece - en algún sentido está bastante vigente todavía hoy en día: La historia
argentina se mueve con un movimiento pendular entre dos formas políticas de
dominación burguesa: o la república parlamentaria o el bonapartismo militar.
Nuestra historia fue, lamentablemente, así. No casualmente el Che Guevara
reclamaba en uno de sus escritos "maduros" - dentro de su corta vida política -
que: "Hoy por hoy, se ve en América un estado de equilibrio inestable entre la
dictadura oligárquica y la presión popular. La denominamos con la palabra
oligárquica pretendiendo definir la alianza reaccionaria entre las burguesías de
cada país y sus clases de terratenientes [...] Hay que violentar el equilibrio
dictadura oligárquica- presión popular" [Ernesto Che Guevara: Guerra de
guerrillas: un método, septiembre de 1963]. Tengamos presente que cuando el Che
emplea la expresión "dictadura oligárquica", como él mismo aclara, no está
pensando en una dictadura de los terratenientes y propietarios agrarios a la que
habría que oponer una lucha "democrática" o un "frente nacional" incluyendo
dentro de ellos no sólo a los obreros, campesinos y capas medias empobrecidas
sino también a la denominada "burguesía nacional". No, por el contrario, el Che
es bien claro. Lo que existe en América Latina es una alianza entre los
terratenientes "tradicionales" y las burguesías "modernizadoras". La oposición
no pasa entonces por oponer artificialmente tradición versus modernidad,
terratenientes versus burguesía industrial, oligarquía versus frente nacional.
Su planteo es muy claro - se puede compartir o no, pero es muy claro -: "No hay
más cambios que hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución"
[Ernesto Che Guevara: "Mensaje a los pueblos del mundo a través de la
Tricontinental", en Suplemento especial de Tricontinental, 16 de abril de
1967].
Pensemos detenidamente en la importancia de estas palabras del Che sobre el
equilibrio inestable entre ambos polos pendulares (la dictadura oligárquica,
basada en la alianza de terratenientes y burgueses "nacionales", por un lado, y
la presión popular, por el otro). Reflexionemos sobre la importancia de estas
categorías de Santucho acerca de las dos formas políticas alternativas de
dominación de la burguesía argentina.
Ninguno de los dos - Guevara y Santucho - dice "democracia o dictadura", como
rezaba la consigna de Raúl Alfonsín en 1983 [cuando se termina la dictadura
militar en la Argentina]. No. La alternativa es continuar bajo dominación
burguesa en sus diferentes formas o la revolución socialista. Pues para el Che:
"No debemos admitir que la palabra democracia, utilizada en forma apologética
para representar la dictadura de las clases explotadoras, pierda su profundidad
de concepto y adquiera el de ciertas libertades más o menos óptimas dadas al
ciudadano. Luchar solamente por conseguir la restauración de cierta legalidad
burguesa sin plantearse, en cambio, el problema del poder revolucionario, es
luchar por retornar a cierto orden dictatorial preestablecido por las clases
sociales dominantes: es, en todo caso, luchar por el establecimiento de unos
grilletes que tengan en su punta una bola menos pesada para el presidiario"
[Ernesto Che Guevara: Guerra de guerrillas: un método, septiembre de 1963].
Cuando Santucho quiere explicar las DIVERSAS FORMAS POLÍTICAS DE DOMINACIÓN
que emplea la clase dominante argentina, su planteo específico es: o república
parlamentaria (que no es lo mismo que democracia...) o bonapartismo militar.
¿De dónde extrajo Santucho esta hipótesis? Obviamente su inspiración
inmediata es el Che Guevara, pero en su formulación más general, la extrae de un
libro de Carlos Marx. Por eso habíamos dicho la otra vez que para entender a
fondo al Che, además hay que estudiar al mismo tiempo a Marx. Nosotros creemos
que para entender a fondo a Santucho y sus planteos políticos, también hay que
estudiar a Marx.
Marx escribió entre diciembre de 1851 y marzo de 1852 un pequeño librito
(brillante, realmente vale la pena leerlo...) titulado "El 18 Brumario de Luis
Bonaparte". Allí Marx propone una hipótesis política: en Francia, luego de la
derrota de la revolución de 1848, un dictador da un golpe de Estado y se queda
dos décadas al frente del gobierno francés. Este dictador era un personaje
secundario rodeado de lúmpenes que gracias al liderazgo del ejército se
convierte en determinado momento de Francia en una especie de "árbitro" de los
conflictos sociales. Una especie de "juez equidistante", que viene a solucionar
y a moderar los conflictos. Entonces, como este personaje - que Marx detestaba -
se llamaba Luis Bonaparte (sobrino de Napoleón) la tradición marxista, empezando
por Marx y de ahí en adelante, convirtió en categoría teórica ese análisis
político y lo transformó en el concepto de "bonapartismo".
Este concepto teórico es muy útil. Porque muchos de los problemas que intenta
resolver y explicar vuelven a suceder hoy en día. Pensemos en la figura
pretendidamente "mítica" del coronel Seineldín [militar genocida carapintada,
instructor en las escuelas de contrainsurgencia en Centroamérica, reivindicado
actualmente por algunos grupos nacionalistas en Argentina], que está,
supuestamente, "más allá de los conflictos" y que vendría a resolver esta
necesidad de la "figura fuerte y con carisma"... Otra vez nos encontramos con el
reclamo de un papel que debería - supuestamente - cumplir el ejército... que
vendría a "poner orden", a "mediar entre las partes en pugna"...
Esta situación está presente en la situación argentina de hoy. Ese tipo de
reclamos vuelve a resurgir en importantes sectores del movimiento popular
también, fuertemente trabajados por el populismo nacionalista.
En su análisis de Luis Bonaparte y de la situación francesa de aquel período,
Marx plantea elementos fundamentales de su teoría política. Entre muchas otras
cosas allí sugiere que la lucha de clases nunca se da entre clases homogéneas,
como por momentos sugiere "El Manifiesto del Partido Comunista" [1848]. En
realidad, en una formación social concreta, las clases se fraccionan en la
lucha, se realizan alianzas entre ellas y se establecen formas de representación
política cambiantes según la coyuntura.
Por otra parte, en "El 18 Brumario" Marx plantea que la mejor forma de
dominación política de la burguesía es "la república parlamentaria". Para Marx
república parlamentaria no es sinónimo de democracia, como nos quiere hacer
creer el liberalismo. La república parlamentaria no garantiza "la libertad" sino
que constituye una FORMA DE DOMINACIÓN. A diferencia de la monarquía o de la
dictadura militar (donde un solo sector de la burguesía domina) en la república
parlamentaria es el conjunto de la burguesía el que domina a través del Estado.
Digamos que, según Marx, la república parlamentaria licúa los intereses
particulares de las distintas fracciones de la burguesía, alcanzando una especie
de "promedio" de todos los intereses de la clase dominante en su conjunto y, de
este modo, logra una DOMINACIÓN POLÍTICA GENERAL, esto es: anónima, impersonal y
burocrática.
En "El 18 Brumario de Luis Bonaparte" Marx también agrega que cuando la
situación política "se desborda" por la indisciplina y la rebelión popular, la
vieja maquinaria republicana (con sus partidos, su Parlamento, sus jueces, su
prensa "independiente", etc.) ya no alcanza para mantener la dominación. En esos
momentos de crisis aguda, los viejos partidos políticos de la burguesía ya no
representan a esa clase social. Quedan como "flotando en el aire" y girando en
el vacío. Entonces emerge otro tipo de liderazgo político para representar a la
clase dominante: la burguesía deja de estar representada por los liberales, los
constitucionalistas o los republicanos y pasa a estar representada por el
Ejército y las Fuerzas Armadas que, de este modo, se constituyen en "El Partido
del Orden". El Ejército entonces aparece en la arena política como si...fuera a
equilibrar la situación catastrófica, pero en realidad...viene a garantizar la
reproducción de la DOMINACIÓN POLÍTICA de la burguesía.
Mario Roberto Santucho se apropia de este análisis político de Marx y trata
de utilizarlo para comprender la compleja historia política de nuestro país y
también la situación argentina de los años '70.
Podemos empezar destacando el modo cómo Santucho analiza a ese gran
protagonista de nuestra historia política: las Fuerzas Armadas. ¿Que dice Robi
de las Fuerzas Armadas?
Pues que son un Partido Militar. Esto es muy, pero muy, importante. En ningún
momento Santucho sostiene que son simplemente un grupo de "tira-tiros". ¡NO!,
las Fuerzas Armadas son... un partido político. Un partido que viene a
reemplazar al clásico partido político burgués, por definición. Esta hipótesis
sociológica e historiográfica ya está presente en los escritos de Silvio
Frondizi, en los de Abelardo Ramos, etc. (aunque en Frondizi y en Ramos esa
misma hipótesis juega un papel explicativo diametralmente opuesto entre sí).
Roberto Santucho se hace cargo de esa hipótesis y plantea que en la Argentina
las Fuerzas Armadas vienen a reemplazar ese partido burgués ausente..., porque
el partido burgués en Argentina no puede dar cuenta de la situación política...,
y entonces Robi analiza al peronismo como... "bonapartismo".
Pensemos bien la diferencia: sostener que el peronismo es bonapartismo (el
peronismo histórico de 1945 en adelante..., no el de Menem), es algo muy
diferente a lo que planteaba, por ejemplo, Victorio Codovilla [líder histórico
del Partido Comunista Argentino desde 1928 hasta su muerte en 1970]. Codovilla
decía: "el peronismo es fascismo", en un folleto del año 1946 titulado "Batir al
Nazi-Peronismo".
Robi Santucho tiene una visión un poco distinta, mucho más matizada, por eso
decía que no cae en ese "gorilismo de izquierda", pero... tampoco acepta las
posiciones de Rodolfo Puiggrós [historiador comunista que se hace peronista en
la segunda mitad de los años '40 y que luego se convertirá en uno de los
principales intelectuales de la izquierda peronista durante los '60 y '70] , o
de Abelardo Ramos [uno de los principales intelectuales - de origen trotskista -
que adhieren al peronismo constituyendo la corriente política e historiográfica
autobautizada como "izquierda nacional"], y otros. ¿Qué decían Puiggrós, Ramos,
Hernández Arregui y otros ensayistas peronistas? Pues que "el peronismo es «LA
Revolución» en la Argentina".
Entonces, según el análisis de Santucho...el peronismo no es ni revolución,
ni nazismo, sino... bonapartismo. Es decir: una figura militar fuerte, que
aparece como "árbitro" entre las clases sociales y que viene a "poner
orden"...aunque, siempre en última instancia, termina poniendo orden...para el
mismo lado. Para la derecha, para la burguesía.
Antonio Gramsci, que - según me parece - no aparece explícitamente en estos
análisis de Santucho, para explicar los mismos fenómenos de crisis económica y
política, pensando en situaciones donde las clases sociales se separan de sus
viejos partidos políticos y a la burguesía comienza a representarla el Partido
Militar, utilizaba una categoría emparentada con la de "bonapartismo". Gramsci
empleaba el concepto de "cesarismo".
Aunque en Marx la categoría de "bonapartismo" siempre tiene un contenido
negativo. Mientras que para Gramsci puede haber un "cesarismo" progresivo o
regresivo, según contribuya a hacer avanzar o no a los sectores populares en las
relaciones de fuerzas. A diferencia de Marx, León Trotsky, en su exilio
mexicano, utiliza en el mismo horizonte de Gramsci esta visión donde puede haber
un "bonapartismo progresivo" o "regresivo", según contribuya o no a la lucha de
clases. Explícitamente Trotsky utiliza la categoría de "bonapartismo progresivo"
para referirse al gobierno populista de Lázaro Cárdenas [presidente de México a
fines de los años '30], ya que a pesar de ser un gobierno burgués, para
enfrentar al imperialismo y nacionalizar el petróleo mexicano, Cárdenas se apoya
en los sectores populares y en la clase obrera mexicana. Abelardo Ramos apela a
este análisis de Trotsky para caracterizar como "bonapartismo" al peronismo en
un sentido positivo y apologético, mientras que Silvio Frondizi - mucho más afín
al análisis de Marx -emplea el término en su significado negativo, para
cuestionar el carácter supuestamente "progresista" de la burguesía nacional
argentina y del peronismo.
Mario Roberto Santucho utiliza la categoría de "bonapartismo" en la misma
perspectiva de Silvio Frondizi, con un fuerte contenido crítico, y recurriendo a
un tipo de análisis político que bebe directamente en "El 18 Brumario de Luis
Bonaparte". Pero no sólo lo emplea para explicar la aparición del peronismo
histórico - el del primer peronismo de la década del '40 - sino también para
describir la emergencia recurrente de los militares argentinos a lo largo de
toda nuestra historia como el "Partido del Orden", en tanto Partido Militar, es
decir, en tanto auténtico partido político de la burguesía argentina.
Todo esto vale para el análisis de Santucho sobre qué sucede con el bloque
político y social de "los de arriba"...
Ahora bien, ¿qué pasa con "los de abajo"?
Al mirar el capitalismo "desde abajo", desde su clases explotadas, Robi
recorre la historia del movimiento obrero argentino y plantea los orígenes del
movimiento obrero clasista en nuestro país, identificando tres corrientes: el
anarquismo, que fue la más importante, el socialismo y el comunismo. Santucho y
el PRT se hacen cargo de la tradición comunista. Es decir que Robi reivindica al
comunismo hasta un determinado período de la historia, a partir de ahí el
comunismo pierde la hegemonía sobre el movimiento obrero local, desdibuja su
política revolucionaria, diluye su clasismo y aparece en el seno de las clases
subalternas este fenómeno político que todavía nos marca hoy en día, que es el
peronismo.
Entonces, a partir de ahí, Santucho sostiene cuáles son los dos desafíos del
movimiento popular - a mí, personalmente, me parece que este desafío sigue
pendiente hoy, en 2002, aunque presente en nuestra época nuevos ropajes, nuevos
personajes y nuevos escenarios -:
a) Por un lado, el populismo (Santucho también lo denomina "nacionalismo
burgués", que consiste en confundir a toda la Nación como si fuera parte del
pueblo, meter a la burguesía nacional como parte del pueblo, y pensar que el
enemigo está solo fuera del país),
b) Por otro lado, el reformismo (Robi lo encuentra y lo identifica
principalmente en el partido comunista, así como el principal exponente del
populismo, dentro del campo popular, eran en su opinión de aquel momento, los
Montoneros).
Aquí se torna importante pensar y reflexionar en qué medida este movimiento
pendular de diversas formas políticas con que se ejerce la dominación política
en nuestro país (república parlamentaria o bonapartismo militar), para explicar
el comportamiento de las clases dominantes; y este desafío (el de las variadas y
renovadas formas del populismo y/o el reformismo) para la experiencia y la
conciencia política de las clases populares, explotadas y subalternas, sigue o
no vigente en la actualidad. Eso hay que discutirlo a fondo.
Para nosotros, esta situación no se ha cancelado en el pasado. Adquiriendo
nuevas modalidades y ritmos diferentes, insertas ambas en el ciclo de la actual
mundialización del capital, sigue existiendo en nuestra sociedad la posibilidad
latente de que a la agonizante república parlamentaria -¡qué se vayan todos!,
mediante- la suceda una nueva forma de bonapartismo militar. Esa posibilidad no
está sepultada, depende de la relación de fuerzas y de la iniciativa de los
piqueteros, de los obreros que ocupan fábricas, de los asambleístas y de
diversos sectores movilizados. Por otra parte, dentro del campo popular, vuelven
a aparecer los intentos reformistas y/o populistas para encauzar la rebelión
popular dentro de los moldes del sistema.
Por eso, como conclusión, pensamos que el mejor homenaje que hoy le podemos
hacer a Robi Santucho es intentar continuar ese tipo de mirada sobre nuestro
país, ese tipo de análisis y de intervención política para que su figura no se
convierta en nuevo mito inoperante, vacío, hueco, fantasmal.
Al rescatar para nuestro presente la figura de Santucho, no podemos volver a
cometer los errores en los que cayó Regis Debray cuando torpemente pretendió
esquematizar la revolución cubana subestimando la política. De la misma manera,
no podemos caer en la tentación de esquematizar la vida y la praxis de Robi
Santucho convirtiéndolo en una caricatura de lo que realmente fue, en un
"tira-bombas" irracional, demente, foquista y tristemente aventurero, como
sostiene la derecha.
Si bien la historia nunca se repite, creemos que muchos de sus análisis
siguen siendo útiles para ubicarnos y para actuar en la movediza y cambiante
situación política actual. Para nosotros Robi no es un "cadáver prestigioso".
No, por el contrario, es alguien cuyo pensamiento y cuyo ejemplo están vivos y
nos son muy, pero muy útiles, en el presente.
Quedaría para otra oportunidad analizar la política cultural de Santucho y
del PRT, que la tuvieron, con tensiones, pero la tuvieron... aun cuando muchas
veces se desconoce. Aunque lo hemos hecho en algún trabajo ["Mario Roberto
Santucho: Del intelectual orgánico al cuadro combatiente". En De Ingenieros al
Che. Bs.As., Biblos, 2000. p.275-288], hoy ya no queda tiempo.
Pero no quería terminar sin dejar de remarcar el eje que - desde nuestra
humilde opinión - vertebra toda la vida, todo el pensamiento y toda la praxis
del Che Guevara, de Robi Santucho y de los y las guevaristas de Argentina que
dieron su vida por la revolución socialista latinoamericana y mundial.
Esto es: que la lucha político-militar y el enfrentamiento material con el
enemigo –inevitables en algún momento del proceso revolucionario, si es que no
somos ingenuos y creemos que la burguesía nos va a ceder graciosamente el poder-
están siempre mediados, es más, están siempre precedidos, por un ANÁLISIS
POLÍTICO y por un estudio riguroso de nuestro país y de nuestro continente. Esta
es la principal conclusión que las nuevas generaciones no debemos nunca olvidar
ni perder de vista. ¡La política es lo que define el pensamiento revolucionario
de Santucho y el pensamiento del Che!