versión para imprimir - envía este articulo por e-mail |
Palestina: Manifestación de mujeres baleada x ejercito Israeli
Por RB -
Friday, Dec. 08, 2006 at 12:36 AM
Manifestaciónde mujeres palestinas baleadas por el ejercito israeli.
Manifestación de Mujeres Palestinas
jajajajajaja
Por Klovs -
Monday, Dec. 11, 2006 at 8:47 PM
Claro, te falto aclarar que las mujeres estaban frente a una mezquita ocupada por terroristas islamicos que se disfrazaron de mujer para mezclarse con ellas que les brindaban proteccion. Por ende son un objetivo militar legitimo.
Sionismo y Revisionismo Historia, Democracia y algo más
Por Desconocido -
Tuesday, Dec. 12, 2006 at 12:35 AM
Sionismo y Revisionismo: 1. El reino de la mentira Que si los derechos humanos, que si la
democracia, que aunque no sea un sistema perfecto, es el mejor
posible: lo nuevo en el Occidente que impone el modelo democrático
al mundo, por sus logros reales, y por una serie de presiones que no
tienen ya nada que ver con el concepto filosófico de la democracia,
es que está desarrollando, como cualquier otro sistema de gobierno,
rasgos totalitarios. Se ha abierto una era de hipocresía sin
precedentes. Pues las democracias, que son tan agresivas como
cualquier régimen, se pasan el tiempo invocando la moral y los
derechos humanos para encubrir sus actuaciones. Cuando Luis XIV
encandilaba y ensangrentaba a toda Europa, no se las daba de
liberador. Desde la Revolución de 1789, eso se acabó. Antes las
guerras las hacían los especialistas, y los reyes no tenían por qué
justificarse ante una opinión pública que todavía no existía. Una de
las conquistas de la democracia, que han heredado los demás
regímenes de la edad moderna, es que ahora se manda a todo el mundo
al muere, por lo cual hay que convencer a la carne de cañón de que
va a morir por una causa santa. El adversario no puede ser sino
satánico. Durante la primera guerra mundial, los servicios de
propaganda aliados echaron a rodar el rumor de que los alemanes le
cercenaban las manos a los niños belgas y fabricaban abono con los
cadáveres, cuando no jabones. Estas "informaciones" fueron retomadas
sistemáticamente por la prensa, dando inicio a las técnicas modernas
de alucinación colectiva. La cosa cuajó porque el público se
engolosina con los horrores. Pero ya en los años de 1920 a 1925,
todo el mundo reconoció que estos alegatos habían sido fabricados.
Mientras tanto, bajo la presión de Francia, los vencedores habían
impuesto a Alemania el inicuo tratado de Versalles. Trataron a los
perdedores como los únicos responsables del conflicto, despedazaron
el imperio austro-húngaro, y humillaron a Alemania por todos los
medios posibles. Francia, Bélgica e Inglaterra se adueñaron de sus
colonias, perdió parte de su suelo en provecho de Polonia,
Checoslovaquia y Bélgica. Fue desarmada sola y unilateralmente. Por
fin, fue condenada a pagar los platos rotos de la guerra. John
M.Keynes, número tres de la delegación británica -una de las mentes
más lúcidas de este siglo- renunció a su cargo diciendo: "si
imponéis estas condiciones escandalosas a Alemania, provocaréisla
ruina económica de Europa central y una nueva guerra dentro de
veinte años". Se nos dice que las democracias son
débiles, y suelen capitular ante las dictaduras, arrastrando una
tendencia fatal a reanudar con "el síndrome de Munich"; pero
nuestros perros guardianes se aprovechan del lugar común para
enfatizar sobre la necesidad de aplastar a tal o cual país -árabe
por el momento- por estar ofendidendo al establishment mundial. En
realidad las democracias son todo lo contrario de regímenes débiles.
La segunda guerra mundial, que se habría podido evitar, ofreció a
las democracias magníficas oportunidades para demostrar su carácter
pacífico. En agosto de 1945, los norteamericanos lanzaron dos bombas
atómicas sobre Japón. Siempre se dijo que lo hacían para acortar el
conflicto. Sin embargo hoy se sabe con absoluta certeza que los
Japoneses habían ofrecido capitular un mes antes. Y también se sabe
por qué los norteamericanos se hicieron los sordos: por un lado sus
estrategas querían probar sus bombas sobre ciudades de verdad
(precioso experimento) y por el otro se trataba de darle a entender
a Stalin que la guerra había terminado y que debía ponerle punto
final a la progresión de los ejérictos soviéticos en el Asia. Al
principio del mismo año, la aviación inglesa había destruido Dresde
con bombas incendiarias. Dos cientas mil personas fueron quemadas
vivas en una sola noche, tanto como en Hiroshima y Nagasaki. Una
última oleada de asalto se encarnizó sobre los salvavidas en medio
de la ciudad en llamas. Y eso cuando la guerra en Europa estaba
practicamente terminada; la ciudad de Dresde no contaba con ninguna
industria ni instalación estratégica, pero albergaba a cientos de
miles de refugiados que huían ante el Ejército Rojo. Dresde era una
de las ciudades de arte más hermosas del mundo. Los ingleses sabían
todo eso. También sabían que los bombardeos masivos tenían poco
efecto sobre las capacidades militares de la Wehrmacht. En 1980, Irak, sostenido por la URSS y los
Occidentales, atacaba a Irán. La revolución islámica le quitaba el
sueño al mundo, y el imán Khomeiny era "el nuevo Hitler". La ONU,
templo del derecho internacional, se negó a designar el agresor,
limitándose, después de darle largas al asunto, a rogar a los
beligerantes que suspendieran las hostilidades. Francia, principal
proveedor de armas de Irak, se había opuesto a una condena de su
cliente. Cinco años más tarde, los Irakíes utilizaron armas químicas
contra Irán, violando todas las convenciones internacionales. La ONU
siguió callada. Por fin, los occidentales intervinieron miltarmente
al lado de Irak, y la guerra terminó por empate. En 1990 nuestro
mismo amigo Saddam ocupó Koweit, joya de la democracia mundial.
Había caído en una trampa urdida por Estados Unidos, quienes le
habían dado a entender que una anexión de Koweit no les molestaría.
Pero para desgracia del querido Saddam, ya Khomeiny había muerto, y
le tocaba a Irak estorbar a los Occidentales. El país se había
vuelto demasiado poderoso, amenazaba la estabilidad de Arabia
Saudita, principal aliado, guardián del botín petrolero y banquero
de Estados Unidos en la región, y más que nada, disponía de cohetes
capaces de caer sobre Israel. De ahí que los Occidentales
descubrieran que el régimen irakí era monstruoso, que pisoteaba los
derechos humanos, y que Saddam era el nóvisimo Hitler. De un
pestañazo, la ONU votó todas las resoluciones necesarias para hacer
uso de la Fuerza, a cada cual más humanitaria y democrática, y así
fue cómo estalló la llamada "guerra del Golfo", en realidad la
destrucción planificada y premeditada de Irak por la aviación
americana y los adyuvantes franco- británicos. ¿Para qué multiplicar los ejemplos ? En
este fin de siglo, la democracia encarna el Bien, el Derecho y la
Justicia, como cualquier dictadura, aunque no se le vean tanto los
colmillos desde adentro, porque los tiene de oro. Las agresiones
promovidas por la democracia son cruzadas por la libertad. La
ideología dominante se limita hoy a la exaltación de la democracia.
Y esta civilización de termitas, en proceso de auto-hundimiento,
segrega un discurso que es la imagen invertida de la realidad. La "inteligentzia",
la casta política y el hampa mediática compiten en servilidad ante
los nuevos amos. El silencio elocuente de los intelectuales en los
procesos por revisionismo (que son la oportunidad para analizar las
bases históricas del nuevo totalitarismo), su velocidad para hacer
alardes de su capacidad de sacrificio para socorrer al vencedor, su
habilidad para colocarse en las corrientes ascendentes, su
lameculismo los han colocado a la par de los criados de Stalin, y
además se la dan de izquierdistas en su mayoría. Terminemos con una observación que todos
han podido hacer cien veces en cuanto a la famosa "transparencia
democrática". Siempre se dice que las dictaduras ocultan sus
catástrofes. Lo cual es cierto. Y ¿qué de las democracias ? Cada vez
que se produce un incidente nuclear, los poderes públicos (y
privados) se confabulan para ocultarlo. 2. El revisionismo Los revisionistas cuestionan la historia
gneralmente aceptada de la segunda guerra mundial, tal como nos la
matraquean los media. Se trata de los que no creen ni en la
existencia de cámaras de gas en los campos de concentración, ni en
un exterminio sistemático, planificado o improvisado de los judíos.
Según los historiadores revisionistas, los alemanes sí cometieron
matanzas de judíos, pero nunca exterminaron a "los" judíos en
mataderos industriales, ni en Auschwitz, ni en Treblinka ni en
ninguna otra parte. Y la tesis según la cual seis millones de judíos
perecieron por gases u otras armas es un mito. Siguiendo a estos
historiadores, el número de víctimas judías es mucho menor, y la
presencia de cámaras de gas en los campos es un rumor de tiempos de
guerra que recibió un aval demagógico en el proceso de Nuremberg. No vamos a recordar aquí los argumentos de
los revisionistas. Está legalmente prohibido difundirlos por vía de
prensa o publicaciones, pero da la casualidad que son convincentes y
hasta ahora no se les ha dado más refutación que la censura, pues
los historiadores oficiales se conformaron con viabilizar contra los
revisionistas el anatema religioso sin contestar realmente a sus
argumentos. Conviene preguntarse no obstante por qué
las tesis revisionistas suscitan tanto odio, pues cualquier
acercamiento al tema es explosivo. ¿Por qué la deportación de los
judíos dio lugar al culto de la "shoah"? Por qué tantas ceremonias
oficiales permanentes, esos programas televisivos permanentes, esos
filmes, esas alusiones continuas en los medias, tantos libros
redundantes y tantas conmemoraciones ? La respuesta más corriente,
la que se consigue cuando se le hace la pregunta a una persona
desprevenida y de buena fe, es que los judíos fueron víctimas del
mayor crimen colectivo en la historia, y que esto merece, y en todo
caso explica, una expiación permanente. Además se trataría de la
obligación de recordar constantemente "lo que pasó", para evitar que
vuelva a pasar. Según este enfoque, los que niegan el genocidio son
criptonazis que intentan blanquear a Hitler. Esta respuesta es
insuficiente pues muchas atrocidades que sobrepasan en magnitud las
susodichas han sido muy tranquilamente olvidadas, como la trata de
negros, o las matanzas que acompañaron la colonización del Africa o
el exterminio de indígenas que resultó de la colonización de
América. E incluso, más cercana, la larga lista de los crímenes
cometidos "por la humanidad" y por los aliados. Los revisionistas
están más cerca de la verdad cuando explican que el encarnizamiento
con el que se les persigue procede del hecho de que han puesto el
dedo exactamente donde no debían: sobre las mentiras que fabricaron
los Aliados con el fin de legitimar la segunda guerra mundial y el
orden que de ahí resultó. Así es cómo el mito de las cámaras de gas
le sirve de clave a la bóveda ideológica del mundo moderno:
justifica la destrucción de Alemania, los crímenes cometidos por los
vencedores (todo está permitido cuando de vencer al demonio se
trata), el recorte de las fronteras europeas (Alemania perdió la
quinta parte de su territorio, doce millones de ciudadanos alemanes
fueron expulsados, dos millones al menos fueron masacrados, Rusia se
ensanchó con territorios alemanes, y Polonia se deslizó dos cientos
kilómetros hacia el oeste). Por fin este mito justifica la fundación
del Estado de Israel por los "sobrevivientes de la shoah". Todo esto
debería dar a reflexionar y merecería discutirse, pero la ley no lo
permite. Además, aunque todo esto fuera cierto, la argumentación
revisionista no abarca la totalidad del fenómeno. El hombre de la
calle de hoy está convencido de que los judíos estuvieron a punto de
desaparecer de la faz de la tierra, y se indigna cuando se formulan
dudas al respeto. Y el antisemitismo se ha convertido en pecado
mortal. Así es como los Israelíes pueden hacer lo que se les venga
en ganas, pues negar la "shoah" equivale a cometer un sacrilegio. Y sin embargo queda un residuo misterioso
en el fenómeno de unanimidad en el rechazo al revisionismo que no
explican los argumentos exclusivamente racionales de los
revisionistas. El residuo es el siguiente: ¿Cómo es que la leyenda
del exterminio de los judíos echó raíces tan fácilmente, mientras
que cada cual puede comprobar, cuando menos, que si bien los judíos
estuvieron a punto de ser aniquilados -y habría que ponerse a
estudiar seriamente las tentativas en tal sentido- de ninguna forma
han sido exterminados, en el sentido que da el diccionario a
semejante palabra. ¿Por qué el "exterminio" se ha convertido en el
centro de la ideología occidental ? La propaganda no puede
explicarlo todo. Un mito no se crea "desde arriba", con unas cuantas
directivas. Empecemos por lo elemental, el por qué el
cuento de las cámaras de gas se convirtió en algo tan importante.
Nadie niega que Hitler tenía obsesión con los judíos, y los nazis
podían haber tenido la intención de aniquilarlos sin necesidad de
usar gases. A la inversa, aún si se descubriera alguna cámara de gas
en algún campo de concentración, esto no demostraría en absoluto que
estuviera destinada a eliminar a todos los judíos que los alemanes
deportaban por Europa. No hay vínculo lógico necesario entre
genocidio y cámara de gas. Los dos problemas son independientes, y
normalmente se debía poder tratar la cuestión de las cámaras de gas
como un punto particular de importancia secundaria, un detalle.
Incluso en Francia, se podría plantear que el texto de la ley
Gayssot, interpretada estrictamente, como debería ser siempre
tratándose de una ley penal, no prohibe realmente la discusión sobre
la existencia de tal o cual cámara, o incluso de las cámaras en
general. Pues dicha ley prohibe que se niegue el crimen contra la
humanidad; de ninguna manera prohibe que se discutan los
instrumentos y las modalidades del crimen, tanto más cuando el
juicio de Nuremberg sólo evoca las cámaras de gas de manera
incidental y alusiva, sin ofrecer la menor precisión o localización.
Pero resulta que fue lo contrario lo que ocurrió. En vez de decir:
"lo que importa es que los nazis aniquilaron a millones de judíos, y
poco importa el cómo", los pontífices del Holocausto se atragantaron
con la cámara de gas. Se empalaron en una punta del iceberg,
fabricando así una máquina infernal que tarde o temprano les
estallará en pleno rostro. ¿Acaso les quedaba otro camino? No, pues
cuando los revisionistas empezaron a darse a conocer, hace unos
veinte años, ya era tarde. La cámara de gas ya se había convertido
en el símbolo del Holocausto. Había cristalizado en tono a ella tal
comunión emotiva que ya no había marcha atrás. Por lo tanto se echó
una capa adicional de dogmatización, y se sigue aportando al alud
con intimidaciones, procesos, agresiones, leyes de excepción y
exageraciones mediáticas. Por otra parte, como los especialistas de
la cosa ya saben perfectamente hasta dónde metieron la pata,
procuran desviar la atención del público con movilizaciones sobre
otros temas relacionados con el sufrimiento de los judíos en los
años de la guerra: por ejemplo la desgarradora tragedia de los
tantísimos millones que Suiza se tragó, y que los nietos y biznietos
de los pobrísimos judíos jamás heredarán. Un día esta enorme presa
se abalanzará sobre los que la edificaron, y aparecerá infinitamente
vergonzoso el hecho de que las cámaras de gas las hayan inventado,
propagado, y enarbolado, como su fantasma predilecto e inconfesable,
unos cuantos supuestos defensores de la democracia. Pero la
movilización alocada contra el revisionismo conduce a una revelación
inédita del hecho comunitario judío, y los métodos utilizados
promueven la indagación sobre la verdadera función y la verdadera
naturaleza de dicho vínculo social, anteriormente insospechado en
buena medida. La historia enseña que una situación
anormal puede durar mucho tiempo. Nunca dura eternamente. La verdad
siempre vuelve a salir del pozo. La ideología se amolda a la
realidad, y se restablece el equilibrio. La descolonización, el fin
del "comunismo", la reunificación alemana como la desunificación
yugoeslava ilustran esta ley. La creencia en las cámaras de gas es
tan absurda, y el mito de un exterminio de los judíos tan contrario
a los hechos, que terminarán esfumándose.
http://www.vho.org/aaargh/espa/sionyrev.html La versión original de este documento puede
consultarse en:
Historia, Democracia
y algo mas
mi respuesta a la tuya
Por yo -
Saturday, Jan. 03, 2009 at 3:37 PM
y te ries cabron de mierda? Ojalá que fueras un palestino masacrado por los israelies y que te hubieran robado todo, hasta tu dignidad, y te trataran como un perro a ti y a tu familia.