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Se fue Jugando
Por HUGO CRAVERO - Monday, Mar. 12, 2007 at 2:07 PM
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Se fue Jugando Alexis Gómez tenía 8 años y su vida estaba rodeada de juegos y escuela.

Se fue Jugando

Alexis Gómez tenía 8 años y su vida estaba rodeada de juegos y escuela. La tarde del jueves 8 se lo vio como casi todas las tardes. Jugando a las bolitas despreocupado de todo junto al piberío del barrio Marista de Granadero Baigorria, que como él, sorteaba el hambre comiendo en comedores populares y merenderos.
Llovía como ocurrió durante toda la semana, y Alexis seguía jugando con los otros pibes, atrapados en la inocencia y la magia. Había esquivado la muerte muchas veces. Había chapoteado junto a sus pares el barro de los grandes zanjones que la empresa Obring, contratada por el gobierno de Santa Fe, hizo para la construcción de los desagües de la ruta 34 S, artérea que atraviesa el barrio Marista y el sector más humilde del Barrio Martín Fierro y que unirá Baigorria con la ruta AO12 y la localidad de Ibarlucea.
El pibe jugó hasta el último minuto apostando al destino, sin miedo a lo desconocido. En vez de hacerle caso a la mamá, que lo mandó a la casa del padre para que dejara de mojarse ante la terrible lluvia, decidió seguir en el mundo lúdico de la infancia y se fue a la cava, tal vez a ranear o quizás a pasar el tiempo entre las montañas de arcilla rojiza que dejaron las excavaciones de la obra.
Los vecinos del lugar dicen que las fosas estaban hechas desde hace meses sin ningún control de nadie, sin carteles que avisaran la peligrosidad de la profundidad y el agua estancada. “Primero abrieron la más chica (de 5 metros de depresión y 5 metros de largo por 4 de ancho) en la intersección de Callao y la ruta, y hace un mes hicieron la otra (de 7 metros de cavidad y 10 metros de largo por 5 de ancho). En esa cayó Alexis y se ahogó”, dijo Norma, vecina que lo conoció y compartió tardes y juegos con el pibe.
Obring que facturó 18 millones de pesos a la provincia por la obra no contó que la ruta iba a atravesar dos populosos barrios. No reparó en los pibes, en los jóvenes, en los viejos y no señalizó las zanjas y cavas. Sólo lo hizo después de la tragedia.
El viernes 9 una pueblada hizo escuchar las voces siempre marginadas por las minorías acomodadas. El humo digno de gomas y grito piquetero pidió por Alexis y culpó a los que tenían que controlar. ¿Habrá un antes y un después de Alexis en los lugares postergados de Baigorria? ¿Se podrá pensar y luchar por la dignidad, para que nadie más ningunee a las mayorías que aún esperan?
La muerte de Alexis quedará en el recuerdo colectivo de una ciudad de memoria endeble y que a través del tiempo se deformará entre los interlocutores. Lo que si va a perdurar es que el pibe se fue jugando y tal vez prendió la luz en el medio de la oscuridad. La de la rebeldía para el bien de muchos.

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