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La tierra prometida de los Mocoví
Por Manuel Lonkopan ((i)) Fotos: Georgina García - Tuesday, Dec. 04, 2007 at 2:54 PM
mapukimvn@yahoo.com.ar; georgy_garcia@hotmail.com

“Esperamos buenas noticias para diciembre, sino nos veremos forzados a hacer una marcha grande”, simple como estas palabras viven 20 familias mocoví en la periferia sur de Berisso, entre el abandono y la pobreza desde donde han iniciado el largo proceso de recuperar su identidad y desarrollarla a cientos de kilómetros de su territorio ancestral en Calchaquí, provincia de Santa Fe. Llegaron a la ciudad del Gran La Plata hace 18 años obligados a emigrar por la falta de trabajo. Hoy a fuerza de 'changas' como albañiles y el cartoneo construyen orgullosamente su propio barrio, donde sueñan con tener una escuela bilingüe para que los niños mocoví recuperen su lengua materna.

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Llegar a la comunidad no es fácil, antes hay que sortear la falta de señalización y el abandono de las calles de tierra que se convierten en verdaderos pantanos en épocas de lluvias. En las calles 156 y 28, al costado de la ruta 66 que une Berisso con La Plata, y con la ciudad de las diagonales de fondo, los mocoví viven en precarias casas de 'chapa', sin agua potable, sin instalación eléctrica, sin los servicios mínimos. Pero al adentrarse al barrio la alegría no falta, todas las necesidades materiales se hacen menor ante la hospitalidad que les irradia a flor de piel.

“Acá vivimos familias mocoví la mayoría pero también hay gente de otros pueblos como algunos tobas. Así como han llegado nuevos hermanos algunos se han vuelto a Calchaquí como mi madre”, comenta María Patricia Gonzáles (26), madre de tres hijos, camino a su casa en el centro del perímetro del barrio frente a la sede comunitaria que funciona además como comedor para los chicos. “Todo aquí se decide por asamblea ante cualquier situación, si alguien se porta mal y se decide expulsar se hace si la mayoría está de acuerdo”, prosigue.

El rostro gastado de Juana Gonzáles Matolí, tía de Patricia, grafica la historia de exclusión y olvido que cruza a esta gente; han vivido innumerables avatares de parte de la sociedad argentina representada a través de sus instituciones. “Nosotros no somos gente mala”, dice Juana con una pena onda en sus ojos por los recuerdos del pasado de su pueblo y de su vida misma. "Salimos de nuestra tierra en 1985, vivimos en distintas ciudades de la provincia de Buenos Aires (Junín, Salto y Pergamino) hasta llegar a La Plata donde estuvimos cuatro meses parando en la terminal”, cuenta Patricia. Al percatarse de esto las autoridades del municipio decidieron llevarlos a Villa Elisa donde estuvieron otros cuatro meses en un Instituto de Menores con el préstamo de una casa. “De ahí nos subieron a un camión y nos trajeron acá atrás en un asentamiento de Berisso donde había seis familias viviendo en la miseria. Se llenaba de agua. La pasamos muy mal. Nos tiraron como basura”, recuerda la joven vocera, miembro desde su adolescencia de la Corriente Clasista y Combativa (CCC).

“Recién en el 2001 mi mamá nos dijo que somos mocoví”, continúa Patricia. A partir de ese momento se decidieron organizar como comunidad originaria y avanzar por el derecho a la propiedad de las tierras tal como garantiza la Constitución. A mediados de 2006, unas 20 familias se fueron del asentamiento y levantaron un nuevo barrio en un predio lindero al tejido urbano de Berisso, espacio actual de la comunidad. “Cuando llegamos acá hasta casi nos matan, una tarde apareció un hombre de a caballo con una escopeta al hombro diciendo que esta tierra era de él y si no nos íbamos nos iba a disparar, pero en realidad era todo mentira porque el verdadero dueño es de La Plata y tiene buena relación con nosotros porque quiere vender este lote", señala.

Por ahora están con un acuerdo de comodato realizado hace un año y cuatro meses con el dueño de las tierras hasta que el Instituto Nacional de Asuntos Indígena (INAI) regularice las tenencias, compre el lote y haga el traspaso del título de propiedad a la comunidad. Pero ha tardado demasiado a juicio de los mocoví: "Hace cuatro años que vamos todos los meses al INAI y aun no tenemos respuestas. De parte del dueño no hay problema, gracias a los abogados de Liberpueblo pudimos conectarnos con ellos. El inconveniente viene del Estado que debe cumplir con su burocracia para tratar las problemáticas de los pueblos originarios porque esto no es solo con nosotros sino con todos nuestros hermanos", manifiesta ofuscada Patricia. “Ya entregamos todos los papeles que nos pedían y esperamos las buenas noticias para diciembre. Sino, nos veremos forzados a hacer una marcha muy grande”.

Para llegar hasta donde han podido construir pasó mucho tiempo y debieron luchar “porque no fue regalo del Estado, tuvimos que hacer hasta una marcha a la Casa de Tierras de la Provincia en La Plata. Ahí logramos que venga un agrimensor a hacer estudios para ver si esta tierra es habitable o no”, señala orgullosa Patricia Gonzáles. Toda una novedad aquella movilización para los platenses, plenamente ignorantes de la existencia de esta comunidad a pocos kilómetros de sus casas. “Caminamos todos los miembros del barrio por calle 50 y la gente se sorprendió”, recuerda.

El municipio de Berisso se oponía a la creación de este barrio en este lugar porque supuestamente sería una zona de recuperación no apta para las viviendas, sin embargo sus actuales pobladores, señalan lo contrario: “Cuando nosotros llegamos esta tierra estaba abandonada llena de yuyos, tuvimos que limpiarlo y por suerte no se inunda como en el asentamiento", afirma Patricia.

El costo de ser mocoví en Berisso


"Queda muy poco de la cultura mocoví, porque nos miran mal, nos discriminan, por eso no se habla el idioma", confiesa con preocupación Juana, la más anciana y única portadora de la lengua junto a Celso Nabanquirí. A la mayoría les han reprimido la práctica de su propia cultura de forma directa e indirecta. “A mi de chica me castigaba la maestra cuando no podía pronunciar el castellano”, relata entre risas Patricia como una anécdota de su vida.

La injusticias no se detuvieron en Berisso, donde muchas veces son discriminados por su condición de pobreza o por “portación de rostro”, como dice Patricia. "Tengo dos primos que no salen y no hablan mucho, siempre que lo hacen dos por tres lo detienen por cosas innecesarias como para averiguación de identidad. Una vez los detuvieron veinticuatros horas en la comisaría por sospecha hasta que fuimos a reclamar por ellos”, denuncia la vocera. Por eso la mayoría de los miembros de la comunidad son mas bien cerrados y no tienen mucha relación hacia afuera. “Si salen no salen uno solo, salen 4 o 5 cosa que uno siempre pueda comunicar si pasa algo”.

El alto porcentaje de analfabetismo, la falta de estudios en educación formal y la marginalidad lleva a muchos de los mocoví a vivir como cartoneros, sin oportunidades de conseguir otros trabajos que no sean 'changas'. Pero para el municipio de Berisso al parecer esto no es preocupación mayor ya que no existe ninguna ayuda hacia la comunidad, señala Patricia. “Siempre invitamos a cualquiera que venga a ver en la condición en que vivimos, no estamos mintiendo cuando decimos que necesitamos muchas cosas para sobrevivir dignamente”.

Como contrapartida a esta situación, la comunidad recibe el apoyo de estudiantes de distintas facultades de la Universidad Nacional de La Plata. “Vienen a darnos una mano en todo, por ejemplo ejemplo los chicos de Humanidades dan apoyo escolar a los chicos. Arquitectura nos está ayudando con un proyecto de bloqueras que queremos hacer y también nos ayudaron a medir todo el terreno para ver cómo se podían hacer las casas”, señala Patricia contenta por la solidaridad que le brinda este sector. “También están trabajando con nosotros docentes, tenemos doctoras, pediatras”, agrega.

Otro de los aspectos relevantes es la temprana edad en la cual contraen matrimonio los jóvenes, la mayoría de ellos no supera los 20 años y así también son padres a corta edad. En estos días el barrio tiene un motivo más para estar feliz: en la humilde casa del presidente de la comunidad Rubén Troncoso nació Leandro, segundo hijo de Verónica Nabanquirí (22) . La joven tuvo a su bebé precariamente ayudado por los comuneros y por un policía llamado Leandro, incidente que terminó dando nombre al niño.

Otro motivo más para estar contentos, como dice Patricia, tía del recién nacido, quien crece sano pese a su precario nacimiento, como crece el barrio lleno de esperanza para los mocoví de Berisso. “Aunque aún no tengamos las comodidades, por la tierra se empieza. Después vamos a luchar por nuestras viviendas y vamos a seguir hasta hasta que nuestros chicos estén bien más que nada”, finaliza la joven vocera, con el sueño intacto de reconstruir su comunidad acá lejos de su gente pero en su tierra.

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Para descargar los audios de la entrevista:
Por Indymedia Pueblos Originarios ((i)) - Tuesday, Dec. 04, 2007 at 11:58 PM
originarios-arg@indymedia.org

TESTIMONIO EN MP3
- 1º Parte 1.5 MB - 3:19
La historia de la comunidad, de Calchaquí a Berisso.
- 2º Parte 1.MB - 2:08
El acuerdo de comodato que tienen con el dueño del lote.
- 3º Parte 1.1 MB - 2:29
En diciembre se cumple el plazo para que el INAI compre las tierras.
- 4º Parte 551 KB - 0:57
El apoyo que reciben de parte de estudiantes, docentes, médicos y pediatras.
- 5º Parte 873 KB - 1:51
La relación con los vecinos no mocoví y la sociedad en general.
- 6º Parte 1.8 MB - 4:01
La discriminación y el hostigamiento policial.
- 7º Parte 728 KB - 1:33
El trabajo de los adultos y las actividades de los más chicos.
- 8º Parte 1.5 MB - 3:17
La falta de instalaciones de luz y agua.
- 9º Parte 1.2 MB - 2:30
Los proyectos a futuro.

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excelente trabajo
Por tatu - Wednesday, Dec. 05, 2007 at 10:49 PM

se demuestra una vez más la política genocida a la que son sometidos los pueblos originarios.
ya no podemos culparlo sólo a Roca, la lista actual es interminable y hoy empieza con K, pero también sigue con la terrible indiferencia de la sociedad en general.
también podemos ver que la gente mocoví, como tantas comunidades están resistiendo por su derecho a la vida y a la dignidad.
ahora, como hace 500 años, no les va a resultar tan fácil el exterminio.
muy buenas las fotos.

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Buenisimo
Por Marcos - Monday, Jun. 23, 2008 at 11:25 AM
marcosn.ss@hotmail.com

Georgina muy buena la nota. Estamos haciendo una revista en la facultad de Periodismo y tal vez en el primer número entraba el tema de la comunidad de Berisso, y me ayudó muchísimo para ver muchas cuestiones. Tenía entendido que la facultad de Arquitectura tiene un proyecto al respecto.
Lo que todavía no tengo bien en claro es el tema de las tierras.
Saludos

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