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Represores de civil en la manifestacion de hoy
Por varios medios -
Tuesday, Jul. 08, 2008 at 1:26 AM
fotos de los medios
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El relato
Por Ricardo -
Tuesday, Jul. 08, 2008 at 5:44 AM
Por Marco Antonio Los
discursos sorprenden. Según su contexto histórico, claro, las palabras
lanzadas desde determinada posición pueden dejar huellas profundas en
la historia de una sociedad. Cuando
Luis D’Elía convoca al pueblo argentino a armarse en defensa de la
democracia, todo argentino bien nacido, como dice el docente matancero,
está obligado a traer un par de imágenes a la cabeza, debido a la
historia de este país. De
todos modos se le puede dejar el beneficio de la redención y ahora es
un militante convencido de la lucha armada. De mínima, cuando D’Elía
convoca a defender la Plaza de Mayo, se espera que al mejor estilo
Galimberti pidiendo piedras y algo más, se formen columnas de
militantes dispuestos a dar la vida por una idea y un proyecto.
Resulta curioso,
debo admitir, que tuve que elegir que las palabras son dichas desde
“determinada posición” y no por determinado “liderazgo”, porque en el
correlato del discurso, se encuentra el abismo entre un líder popular,
o un agrupamiento de palabras que dichas ante un micrófono de
relevancia, no se corresponde con la realidad, al menos la realidad
sobre la que pretende actuar ese discurso.
Vamos a ser más claros, porque profundizar en el abstracto sería
incurrir en materia semiológica y no es este el caso, ni la persona
indicada.
Aunque el que lea este artículo no sea peronista, no hace falta aclarar
que el discurso ejercido por Perón o Evita, el contenido del mismo
propuesto y creado ante y para las clases populares, tenían un impacto
concreto, lo dicho se traducía en un accionar político, en una
construcción social que luego, como un eco, volvía a impactar sobre el
discurso. Ese era y es el motivo de todo liderazgo popular.
Cuando Fidel Castro hablaba ante dos millones de cubanos para arengar
al pueblo caribeño a resistir contra el imperialismo, los cubanos iban
y resistían al imperialismo, se organizaban las milicias, las mujeres
realizaban prácticas de guerra y los barrios se preparaban para evacuar
ciudades enteras ante un ataque nuclear de la principal potencia
militar del globo.
No hace falta tener simpatía con la revolución cubana, ni con el Che,
ni con Fidel Castro, ni con el peronismo. Es simplemente un ejemplo más
en que el discurso tiene su correlato en la realidad.
Dicen que ya no son tiempos de liderazgos, algo discutible. Ese
argumento nace de un determinismo falso en el que caen los falsos
filósofos del sentir popular. El líder no es el padre del pueblo, ni
hay una relación paternalista. Los que piensan eso le quitan toda
racionalidad al pueblo, los que plantean que la relación líder-pueblo
es puramente “sentimental” vacían de conciencia las luchas históricas.
El líder es líder, porque el pueblo lo pone ahí y lo sostiene. Hay una
demanda que genera las condiciones para que, de responderla, surja un
líder.
Entonces, ¿cuál es el correlato del discurso oficial?
No hace falta repasar las contradicciones obscenas del kirchnerismo, de
su militancia en los remates judiciales mientras los militares
remataban militantes, ni su menemismo disfrazado de resistencia al
neoliberalismo, o la oposición a las retenciones contra el golpista que
lo llevó al poder.
Primero uno imagina que
la convocatoria la hace un combatiente de los setenta que sobrevivió al
monte tucumano, y luego partió junto a Gorriarán Merlo a Nicaragua en
plena revolución sandinista; o bien ingresó al país como un clandestino
desde México en alguna célula montonera de la contraofensiva. Pero no,
pese a que generacionalmente bien podría haber estado al menos cerca,
Luís estaba en otra parte.
El correlato a la formación de las milicias populares son veinte
personas con una gomera. No será sorpresivo entonces que en alguna
coyuntura desfavorable al kirchnerismo, D’Elía se exilieen Venezuela o
Brasil, donde será el comando estratégico de unas inexistentes fuerzas
táctica.
En tal sentido, cuando los representantes del “campo” fueron a la Casa
Rosada , la “JP” movió sus columnas para marcar a presión a la
oligarquía golpista. Pero el correlato a esa convocatoria fueron tres o
cuatro docenas de militantes de unos treinta años con el complejo de
culpa de no haber participado en las transformaciones del ’73, entonces
suponen que, como hay una apretada de la Sociedad Rural ,por carácter
transitivo hay del otro lado un gobierno revolucionario.
Y ahí marcharon como a Ezeiza hace 35 años aquella juventud
maravillosa. Pero a escala 1:16000, porque si la JP Kirhcnerista (como
ya firman alucinando un movimiento de masas) junta poco más de 150
militantes para jugara la Play Station en un plasma de 42 pulgadas en
carpas calefaccionadas, y creen que rememoran la gesta del M-26 en la
Sierra Maestra , señoras y señores, o “argentinas y argentinos” como
gusta CFK decir, estamos listos.
Pero si esto fuese la lectura de un grupo secundario y nada más, no
habría otra cosa que cierta lectura afiebrada de quienes creen
encabezar movimientos populares que no juntan ni para un partido de
fútbol. No, la misma idea, la misma lectura errónea se hace cuando
Néstor Kirchner pone como piedra angular de las conspiraciones a
Cecilia Pando, que con un megáfono logró misivas secretar del Vaticano
mediante correos del Opus Dei, financiamiento de la CIA , y un frente
oligárquico conservador de la derecha financiera. No es que no existan
esos elementos, lo grave es darle la entidad de cuadro golpista a un
ser tan elemental y silvestre como Pando, salvo que la intención de
Kirchner sea tratar a los milicos golpistas de pelotudos (hijos deputa
puede ser, pero de pelotudos ni un pelo).
Y también sale Cristina con su revolución de género, que es
“presidenta” y con esa actitud libera a las mujeres ante la opresión
masculina, y se lanza a una cadena nacional tras otra para anunciar
planes de salud que no se hicieron con el dinero que ya tenía. Convoca
a plazas para defender luchas que no entabla, peleas por la
distribución de la riqueza que no se distribuye (al menos como dice). Y
el pueblo, que no reacciona con entusiasmo, es el correlato a ese
famoso “relato” que los Kirchner construyen.
Ese relato en que las únicas personas que lucharon contra la Dictadura
fueron las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, sobre lo que algún día
habrá que aclarar que en realidad, la Madres y Abuelas resistieron por
la memoria, contra la Dictadura y los demás gobiernos, de los que
lucharon contra la opresión y por un país más justo. Porque detrás de
ese discurso se esconde la hipocresía de los que no resistieron a nadie
ni a nada, no fueron pares de los que intentaron cambiar la realidad
injusta de un país y cuando doblaron el codo de una escandalosa huida,
buscan la redención comprando un pañuelo blanco, luego de haber sido
parte de aquellos que no les habrían la puerta a la querida “memoria”.
El relato de la Cancillería era la austeridad de las comitivas
presidenciales. Con esta premisa buscaba instalarla idea que el
despilfarro se había terminado. Pero el correlato es que a las joyas y
aviones usados para llevar amiguitos al Calafate por la hija
presidencial, también nos traemos un tren bala, a la sazón, dispendo
que nos pone en el siglo XXI, pero que como correlato tiene a medio
país por debajo de la línea de la pobreza.
Y de los correlatos hubo una escena que primero pudo llamar la
atención, luego dio pánico, pero en realidad generaba tristeza. Venía a
la mente la imagen de Perón marcando el pulso de la vida política. Era
la primera conferencia de prensa de Néstor Kirchner. No había Plaza de
Mayo sino una sala apenas iluminada. No había masas populares vivando,
sino veinte personas aplaudiendo tibiamente. Al supuesto gran discurso
y aún más grande convocatoria, le respondió el correlato de la
intrascendencia.
Como muchos han marcado, Cristina Kirchner citó mal a Marx cuando dijo
que la historia se sucede como tragedia y luego como comedia, cunado en
realidad el original dijo que se repite como farsa. Tal vez no se
equivocó como dicen. Evidentemente la historia se repite como farsa,
pero también, como se puede ver, como comedia: a La Cantata Montonera
que grabó Huerque Mapu en el ‘73, y a la trova de la revolución cubana,
D’Elíay “ La Cámpora ”recrean con Ignacio Copani y Bombita Rodríguez.
Pueden intentar hacer cuanto relato se les ocurra. Lo incontrastable es
el correlato.
Buenas imagines
Por : +₧? -
Tuesday, Jul. 08, 2008 at 11:05 AM
salen bien claritos algunas de estas basuas, el dolape sobre todo esta mas que fichado de muchas marchas y de transitar el microcentro en la semana.
: . :
ejecucucion publica a los provocadores!!!!
Por Que alguien de buenos aires les meta un cuhet -
Tuesday, Jul. 08, 2008 at 1:25 PM
Porque no los fajan a estos servicios!!! hay que ejecutarlos en la calle o secuestrarlos y hacerle juicio revolucionario y liquidarlos!!! estan escrachados que esperamos???
buenisimo!
Por io -
Tuesday, Jul. 08, 2008 at 1:46 PM
buenisimo el relato de Marco Antonio!
Seré yo, que estoy mal?
Por Mikay -
Thursday, Jul. 10, 2008 at 2:23 AM
Leyendo esta nota, vengo a darme cuenta de mi falta de correlato con la realidad, como ciudadana sin filiación partidaria, pero que apoya con vehemencia la ley de retenciones. Mire ud don Marco Antonio?, aunque no sé quien es, en la web dice Solís de un cantante, etc. Pero el aire de sabiduría que sobrevuela su escrito, parece que es de un sabelotodo. Lo bueno fue señalarme estos errores míos y quien sabe de unos cuantos millones. Ahora, haré las paces con mis compañeras/os de trabajo con quienes he discutido fuertemente el asunto, y ya no vivare más al denostado por ud. Ignacio Copani.
La única duda señor, es su analogía de correlatos... que acá no se está planteando que está sucediendo un proceso de una revolución como en Cuba, sólo una mera distribución de la riqueza...
Aporte
Por Yo -
Friday, Jul. 11, 2008 at 3:23 PM
pichumbusa@hotmail.com
Desde ya es una nota que aporta y no da a cerrar ningun debate. Para nada me parece sabelotodo. En un pais donde los que tienen la sarten por el mango no quiere que se debata nada, esta bueno que se dé esto de socializar lo que pensamos.
Yo acuerdo en todo lo que dice, es hora de sumar pensamiento y que empecemos a organizarnos como pueblo, con todo lo que sabemos y tenemos aprendido y por aprender.
me guardo la nota
Saludos, y ovbio que no me llamo YO es solo que no quiero que salga mi nombre, por si algun desayunado no se dio cuenta. jeje