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La represión al pueblo mapuche mostró la verdadera cara del régimen neuquino
Por CAI -
Thursday, Aug. 27, 2009 at 11:28 AM
caiandino2006@yahoo.com.ar
Desde la guerra de conquista y colonización conocida como “campaña al desierto” y la persecución de “la fronteriza”, no hay en nuestra memoria reciente otro hecho de violencia abierta del Estado en armas contra el pueblo mapuche en puelmapu como el criminal ataque a la comunidad Currumil-Quillén perpetrado esta semana por parte del grupo especial de la policía del Neuquén.
Nuestro abrazo a los peñi y lammgen que defendieron y defienden el territorio ancestral en esa porción de la cordillera, en Quillén. Nuestra tristeza e indignación al comprobar, una vez más, la violación sistemática de los derechos de los pueblos originarios y la subordinación de las instituciones del Estado al servicio del “capital de inversión”.
Desde hace un tiempo de Neuquén estaban llegando varios mensajes del poder “alarmado” por el avance del pueblo mapuche, los que hoy tenemos que analizarlos con el conjunto de la sociedad.
Así, la represión a la comunidad Currumil-Quillén podemos vincularla directamente con un puñado de hechos:
- el anuncio público que hizo la Sociedad Rural de Neuquén en noviembre del año pasado de que sus miembros propietarios “defenderían con las armas la propiedad privada”, inagurando la virtual creación de un cuerpo parapolicial rural;
- la contratación y actuación de grupos armados de ex policías en intentos de desalojos en Villa La Angostura, sur de Neuquén;
- la advertencia sediciosa que lanzó Sociedad Rural de Neuquén ante la vicegobernadora Pechén en la Exposición ganadera de Junín de los Andes en enero de este año por los cortes de ruta y la supuesta “invasión” mapuche a los campos;
- el reciente cuestionamiento público del gobernador Jorge Sapag a la continuidad del proyecto de la Corporación Interestadual Pulmarí (CIP) que co-administra territorio de varias comunidades mapuche.
- la campaña abierta del diario La Nación de Buenos Aires que, a través de sus ediciones del domingo y lunes pasados, anticipó los argumentos del poder para la represión ejecutada en Quillén y que sigue latente contra la comunidad Paichil-Antriao en Villa La Angostura.
Así como para la memoria del pueblo con el gobernador Sobisch la policía mató al maestro Carlos Fuentealba, con el gobernador Sapag baleó y gaseó a los peñi y lamnguen de la comunidad Currumil-Quillén.
Los gobiernos aprueban leyes, constituciones, tratados internacionales que reconocen lo que es inocultable ante el mundo: somos un pueblo milenario prisionero en nuestro propio territorio por parte de dos Estados (Chile y Argentina) que recién están por “festejar” doscientos años de existencia.
Lo que están sufriendo nuestros peñi y lamngen lo vivieron nuestros mayores hace poco más de cien años, cuando se buscó nuestro exterminio para el avance del capital que -como en la actualidad- venía en nombre del progreso.
Es justamente ese dolor y esa sangre derramada por defender nuestro legítimo derecho a existir en el territorio -al que pertenecemos- es lo que nos lleva a levantarnos con fuerza y asegurar que con las armas es imposible detener a un pueblo que ha determinado seguir siendo lo que sistema alguno nos puede negar: seguir siendo Pueblo Mapuche, en la vida, en el tiempo.
Marici weu!!! marici weu !!! marici weu !!!
CAI