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Frantz Fanon y los condenados de la tierra
Por ISQUITIPE - Friday, Oct. 09, 2009 at 1:54 PM
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ISQUITIPE Boletín independiente

adherido a Aproasbaires - Asociación para la protección del ambiente serrano - Buenos Aires - Argentina.

Número 95 Agosto del 2009

Isquitipe: voz aborigen que significa cañada. Así se denomina, en lengua camiare, el pueblo de Río Ceballos, provincia de Córdoba, lugar donde nació el boletín

FRANTZ FANON Y LOS CONDENADOS DE LA TIERRA

Los hombres tanto como los libros son producto de su tiempo. Pero los hombres pasan y los libros -o sea sus obras- quedan.

Los hombres tenemos pretensiones de inmortalidad. Pero eso es tan impropio como la vida misma.

Sus obras -en este caso sus libros- tienen posibilidades de ser inmortales y de ser recordados, tanto como hayan contribuido a esclarecer aspectos fundamentales.

Pero unos y otros, los hombres y los libros, no pueden dejar de reflejar el momento histórico que vivieron. No pueden ver más allá de lo que son testigos. De allí saldrá todo su conocimiento. Y ese será también su propio límite.

Muchas personas inconscientemente le adjudican intemporalidad a los libros y a sus autores.

Creen que pueden reflejar la sociedad y los actores de esa sociedad cualquiera sea el tiempo en que fueron hechos.

Esta debería ser una de las primeras precauciones de quien lee: averiguar quién lo escribió y cuándo.

Muchos de los errores que surgen de este olvido podrían ser evitados.

Franzt Fanon (1925-1961) fue un escritor contemporáneo, protagonista de la gesta emancipadora de Argelia. Fue el autor de este libro que lleva por título “Los condenados de la tierra”(editado en 1965)

Fue además de combatiente en esa guerra, psicólogo y observó minuciosamente los efectos que la guerra causaba en los combatientes y la población en general.

Su trabajo, por tanto, es muy rico para una psicología de la guerra de liberación.

Los condenados de la tierra de Fanon son los campesinos del campo argelino, los obreros de las ciudades, los intelectuales que se han pasado al bando de la revolución.

Ellos vivían la condena de vivir en un país colonizado por Francia, sometido a los tormentos, persecuciones y todo tipo de recursos para perpetuar el poder colonial.

Sí, Francia, la de la Revolución Francesa, la de los derechos universales, es el país colonialista que usufructuaba un régimen perverso y la guerra para liberarse causó más de 1 millón de muertos.

Cuando éramos jóvenes veíamos un clásico del cine de la época que era “La Guerra de Argelia” de Gillo Pontecorvo, que retrata este episodio histórico de una manera que conmociona por su crudeza. Todavía se puede ver esa película en Internet.

Fanon se refiere al colonialismo, como un fenómeno social, si bien no desconoce su naturaleza política. Él analiza la relación entre colonizado y colonizador, cómo nace, cómo se desarrolla y cómo va a transformarse cuando el régimen colonial desaparezca.

Pero el colonialismo siguiendo el análisis de Fanon trae aparejado otra cuestión: la del racismo. El colonialista desprecia al nativo; lo considera inferior y eso es un mecanismo inherente a la dominación que quiere establecer. Es producto del miedo a la rebelión y a que pueda poner fin a la propia dominación.

Fanon explica como va resurgiendo una nueva cultura del país colonizado al amparo de la lucha revolucionaria y como reacción a la violencia ejercida contra él.

Y aquí aparece este otro elemento que el autor considera íntimamente relacionado: la violencia.

La violencia revolucionaria es presentada como una praxis que libera al colonizado; es un acto creativo, de curación del oprimido, que empieza así a recobrar su dignidad.

Este planteo es propio de la época violenta que lo alumbró; pero creo que no se puede sostener realmente. Escuchemos estas frases del libro de “Los condenados de la Tierra”

“Qué es pues, en realidad, esa violencia? Ya lo hemos visto: es la intuición que tienen las masas colonizadas de que su liberación debe hacerse, y no puede hacerse más que por la fuerza”

“Desde su nacimiento(al colonizado), le resulta claro que ese mundo estrecho, sembrado de contradicciones, no puede ser impugnado sino por la violencia absoluta”

En referencia a la afectividad del colonizado, dice Fanon:

“Todo está permitido porque, en realidad, no se reúnen, sino para dejar que surja volcánicamente la libido acumulada, la agresividad reprimida”.

La violencia y su legitimidad, está sobre todo referido a la necesidad de expresión del colonizado y para oponer un medio proporcional a otro, la violencia del colonizador.

La primera idea de la necesidad del colonizado no puede ser un argumento justificador ya que no se hace cargo de los enormes daños que la violencia causa en los otros.

Tampoco el hecho que la ejerzan los colonialistas puede ser una justificación para ejercer otra violencia igual y de otro signo.

Impensable en esa época, sin embargo me complace que sepan que piensa otro psicólogo, pero de nuestros días, sobre la violencia que ciega otras vidas:

“No tenemos derecho a interrumpir abruptamente las vidas de los demás antes que hayan completado su karma. No tenemos derecho. Sufrirán un castigo mayor si les dejamos vivir (..)

La violencia no es únicamente provocar daños físicos a los demás. Algunas formas de violencia pueden ser más devastadoras que la física. Puede ser algo muy sutil. Distinguir entre “ellos” y “nosotros” es un acto de violencia. Centrarnos en las diferencias entre la gente, en lugar de considerar lo que tenemos en común, tarde o temprano lleva inevitablemente a la violencia.

Tenemos miedo del “otro”. Proyectamos nuestro odio personal, nuestros fallos y nuestros errores en él. Le culpamos de nuestros problemas en lugar de mirar en nuestro interior. Intentamos resolver nuestros problemas “arreglando” al otro, a menudo con violencia. El mensaje de los sabios- Brian Weiss

La India de Mahatma Gandi también tuvo su proceso de descolonización y la praxis política fue justamente la inversa: la de la no violencia.

Jean Paul Sartre que prologa la edición de “Los Condenados de la tierra” repite el discurso de la violencia de un modo brutal:

“matar a un europeo es matar dos pájaros de un tiro, suprimir a la vez a un opresor y a un oprimido: quedan un hombre muerto y un hombre libre”

"Harían bien en leer a Fanon, porque muestra claramente que esta violencia irreprensible no es ni ruido sin sentido ni la resurrección del espíritu salvaje, ni siquiera el producto del resentimiento: es el hombre recreándose a si mismo [...] no hay acto de ternura que pueda borrar las marcas de la violencia, sólo la violencia misma puede destruirlas”

Bueno también en honor a la verdad, no se puede sacar estos terribles discursos del contexto del tiempo que fueron dichos (la década del 60), tiempos inusualmente violentos.

Lo que queríamos decir es que esta tríada: colonialismo, racismo y violencia encuentra un lugar en el libro de Franzt Fanon de tal forma que un aspecto se remite al otro como una parte al todo.

Aquí queremos hacer una consideración sobre el régimen colonial.

El siglo XX ha sido el siglo de la descolonización del África y Asía, así como el siglo XIX fue el siglo de la descolonización en América.

En el régimen colonial un país invasor somete a otro. Francia, en el caso analizado por Fanon, dominaba sobre Argelia.

Los colonialistas dictaban las leyes, designaban los gobernantes y tenían sujetos a los habitantes del territorio, en otra época libres de sujeciones.

El régimen colonial es como un sombrero que se ha puesto sobre otro país y la lucha del país colonizado es para sacarse de encima ese flagelo.

Nosotros también fuimos colonia de potencias europeas; como era el caso del Virreinato del Río de la Plata en relación con España.

Pero los españoles ya se fueron.

No se fueron por sus propios méritos. El hecho demando un esfuerzo prolongado.

La luchas por la independencia en los países americanos terminaron con el sistema colonial y los países americanos son políticamente independientes.

Quizá el enorme daño que causaron a las poblaciones originarias y a su patrimonio cultural difícil de superar, instala inconscientemente la creencia de su presencia todavía, de alguna forma, en estas tierras.

Lo que sí existe como una herencia española es el racismo, que funcionó como herramienta para someter culturalmente a las poblaciones originarias y mestizas y que subsiste todavía, pero ahora es funcional a las oligarquías nativas para el orden político local.

Pero el racismo es una cuestión cultural. Y existe profundamente en las sociedades americanas, a pesar de que sean estados independientes.

Por eso, los remedios para el flagelo del racismo son otros, y de ninguna manera una revolución descolonizadora.

El racismo está arraigado en la sociedad y en todos sus estamentos, de distinta manera: en los sectores de población blanca, entre los mestizos y también entre los indígenas , aunque los afecte de distinta manera.

........

En los tiempos actuales, sin embargo, nos encontramos que la cuestión política pasa por otro lado, superadas las estrategias militaristas y violentas.

En algunos países americanos se han llevado adelante reformas del Estado, y ciertas dirigencias reformistas llegan al gobierno con el voto popular.

Esto significa indudablemente un progreso político, por lo menos para quienes amamos la paz.

Igualmente nos encontramos que la cuestión colonial con los países europeos es una cuestión superada en el continente americano, exceptuando algunos pequeños territorios coloniales que aún subsisten.

Pero sin embargo sobre este particular algunos grupos siguen sosteniendo la cuestión colonial, confundiendo el racismo interno con el colonialismo, que son lógicamente, cosas distintas. Y en algunos casos pregonando la necesidad de ejercer la violencia.

De esta manera confunden la estrategia política a seguir y a los enemigos, victimizando políticamente a los demás por sus propios errores.

Los escritos de Fanon han tenido indudable influencia en la época que vieron la luz. Hay una conexión con la visión del Che Guevara sobre la violencia y el hombre nuevo; el uno dos, tres, muchos Vietnam y otros conceptos similares.

Igualmente influye en movimientos actuales que ven en el ejercicio de la violencia una forma de resurgimiento cultural de los sectores oprimidos por la sociedad.

Cuánto de esta prédica sigue influenciando los movimientos políticos del medio oriente y del África en general no lo sabemos, pero es de lógica pensar que ello sucede en gran medida.

En estos casos:

“La violencia es entonces mas que expresión cultural, expresión de fervor religioso, utilizada no tanto contra poderes coloniales, pero contra lo que se ve como élites asimilacionistas y corruptas, especialmente manifestaciones culturales occidentalizadas, tales como formas de vestir, estilos musicales, cinemas, etc. Junto a ello es común, en esta visión, afirmar que la democracia liberal es ajena a los valores culturales islámicos, proponiéndose en su lugar repúblicas islámicas.” (Wilipedia-internet)

Mientras nuestra época, signada por la globalización, donde la presencia de Europa en nuestros países ha declinado ostensiblemente, requiere otras estrategias.

En los países que han elegido la vía electoral para encumbrar su propia dirigencia se aprecia que la conciencia política ha valorizado el poder de las mayorías.

Si bien es cierto que todavía no está todo dicho del éxito y alcance de esas propuestas, esa mayor conciencia política funciona como un reaseguro para que las minorías conservadoras no puedan volver a usufructuar los beneficios del poder.

Así parece que estamos accediendo a una nueva época, donde la paz y la tolerancia hagan posible una convivencia diferente a la que debimos transcurrir hasta hace poco tiempo.

Y la política tiene que ser la herramienta que asegure esa paz y esa convivencia.

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