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Crónica de una deshidratación anunciada
Por Diego E. Gurvich - Wednesday, Nov. 04, 2009 at 12:09 PM

El agua sé esta convirtiendo en un recurso crucial, tanto en el mundo como en la Argentina, o incluso en las Sierras Chicas. Entender claramente las bases del problema es vital para poder afrontarlo. La deforestación, la invasión de especies exóticas, el crecimiento urbano desmedido y la falta de tratamiento de los residuos son las principales causas de la disminución en cantidad y calidad del suministro de agua en las Sierras Chicas. Este artículo intenta exponer por que llegamos a esta situación y si estamos, o no, a tiempo de poder hacer algo.

Una de las principales razones por lo cual la vida pudo surgir en el planeta tierra es por la gran cantidad de agua que este posee. Las propiedades físico- químicas del agua la hacen ideales para que en esta se desarrollen los organismos vivos: es un compuesto químicamente estable, se mantiene líquida a temperatura ambiente y sirve para disolver numerosos compuestos. Por estas razones, todos los organismos vivos están compuestos mayoritariamente por agua, y dependen del suministro de esta para no perecer; desde un microorganismo hasta un elefante, desde un musgo hasta un algarrobo.

El ser humano no es ajeno a esta realidad, y además utiliza el agua para muchas de sus actividades. A medida que la sociedad fue evolucionando se hizo cada vez más dependiente del suministro del agua: la aparición de la agricultura, cuando se crearon las ciudades, la aparición de la industria, el mejoramiento de las condiciones de higiene, la utilización de energía hidroeléctrica, son todos hitos en la historia del hombre donde cada vez mayores cantidades de agua se necesitaron. Esto se refleja claramente en la historia del hombre: las grandes civilizaciones surgieron a orilla de los grandes ríos, las sequías generaban hambrunas y guerras, el imperio romano se pudo extender gracias a su avanzada tecnología para transportar el agua (acueductos), los conquistadores de América fundaban las ciudades a orilla de los ríos, y la lista puede continuar.

A medida que la población humana fue creciendo (ahora estamos cerca de los 7.000 millones de habitantes) necesitaba cada vez de mayores cantidades de agua. Por otro lado, las fuentes de agua (ríos y lagos) han sido (y lo son) tradicionalmente usadas para eliminar los desperdicios que genera la sociedad. En nuestros días, la gran demanda de agua del ser humano, sumado a la contaminación de los ríos y lagos, ha generado lo que se conoce como la crisis mundial del agua. En este momento, la humanidad utiliza el 50% del agua disponible del planeta (hay que tener en cuenta que sí bien el 70% del planeta esta cubierta por agua, en los océanos ésta es salada, no siendo apta para el hombre). Si a esto le sumamos los cambios globales (cambio climático, deforestación, contaminación, etc.) el panorama es aún más desalentador.

Lamentablemente nuestro país, provincia, región y localidad no son ajenos a esta problemática mundial y ya estamos sintiendo sus consecuencias. Mientras que en el pasado Salsipuedes raramente se quedaba sin agua y esta no estaba contaminada, ahora prácticamente todos los años sufrimos este problema y la contaminación es moneda corriente. A continuación voy a tratar de explicar de donde viene el agua que consumimos, por que nos estamos quedando sin esta, por que se contamina y que se podría hacer.

El agua que consumimos proviene de las lluvias que caen en las Sierras. Parte del agua se infiltra en el suelo y luego alimenta las vertientes y arroyos, o los acuíferos subterráneos. La cantidad de agua que una sierra (o cuenca hídrica) puede suministrar va a depender de cuanto llueva y de su tamaño. Si bien en las Sierras Chicas las precipitaciones no son bajas (entre 800-900 mm anuales), si lo es el tamaño de las cuencas. La cuenca del Río Salsipuedes tiene 92 km2, que si la comparamos con la del Río Sequía, de 1.752 km2, es muy pequeña. Esto determina que el Río Salsipuedes (y los acuíferos subterráneos) presenta en general un caudal muy bajo, que se hace aun más notorio en la época de sequía. Cabe aclarar que el agua subterránea (que se puede pensar como ríos subterráneos) también depende del tamaño de la cuenca. A mayores tamaños de cuenca, los acuíferos subterráneos tendrán también mayor caudal. En nuestra región, el agua subterránea se encuentra en una sola napa, aunque puede estar a diferentes profundidades, dependiendo del lugar. Esto difiere de lo que ocurre por ejemplo en el área de llanura, donde hay diferentes napas freáticas a distintas profundidades. A pesar de la creencia popular de que hay acuíferos que provienen de los Andes, esto no es sustentado por la evidencia geológica y las leyes de la física.

Después de las precipitaciones y del tamaño de las cuencas, el siguiente factor que determina el agua de una cuenca, es la vegetación que crece sobre la misma. La vegetación es fundamental para preservar una cuenca ya que evita la erosión del suelo, ayuda a su formación, retiene el agua de lluvia evitando que escurra y ayudando que infiltre. En definitiva, la vegetación actúa como una esponja que absorbe el agua y la libera lentamente. Esto es fundamental en lugares con una marcada estación seca, como en nuestra región. Si no fuera por esta propiedad una vez que se terminara la estación de lluvias, los ríos y acuíferos subterráneos se secarían inmediatamente. Sin embargo, no toda la vegetación es igual para regular el agua. Las plantas también transpiran agua para poder hacer fotosíntesis y crecer, utilizando el agua del suelo. En general las especies de los pastizales nativos (como los que se ven en el Camino al Cuadrado) y de los bosques nativos (dominado por molles, cocos y garabatos, entre otros) son muy conservadores en el uso del agua. Esto quiere decir que están adaptadas a lugares secos, y transpiran muy poca agua. A diferencia de las especies nativas, muchas especies exóticas que están invadiendo nuestras sierras (siempreverde, paraíso, grateus, Acer negundo, mora, pino, olmo, acacia negra, etc.) son originarias de regiones más húmedas, por lo que son muy poco ahorrativas en el consumo de agua. La consecuencia de esto es que, a medida que estas especies vayan colonizando el paisaje, van a ir secando las cuencas y, por ende,
disminuyendo el caudal de los ríos y acuíferos subterráneos.Un estudio realizado en los bosques de pinos de Calamuchita demostró que estos secan en un 50% las cuencas. Datos preliminares de las Sierras Chicas (Zeballos & Gurvich, inédito) apoyarían estos resultados. Hoyos (2007) mostró que los bosques de siempreverde aumentaron en la región de 40 has, en el año 1983 a 1700 has en 1997.

Aparte de las invasiones biológicas, cualquier otra actividad que afecte a la vegetación de la cuenca hídrica va a afectar la capacidad del ecosistema de proveernos de agua: la deforestación del bosque nativo, los incendios, el sobrepastoreo, la actividad minera (canteras), la construcción de caminos o rutas, etc. Obviamente, el efecto de cada actividad va a depender de donde esté ubicada y del área que ocupe (no es lo mismo tener una cantera de media hectárea, que toda la zona se transforme en una gran mina). Todas estas actividades eliminan (o disminuyen) la vegetación, por lo que cuando llueve el agua no se infiltra sino que se escurre y se pierde en las crecientes, y además disminuye su calidad. Muchas de estas actividades tienen un fin comercial, por ejemplo las canteras. Si bien generan riquezas que son aprovechadas por la sociedad, también generan perjuicios económicos (disminuyen o contaminan el agua) por lo cual a la hora de aprobarse, deberían tenerse en cuenta tantos los aspectos positivos como negativos.

El otro gran factor que determina si vamos a tener o no agua, es la población humana. Incluso si nuestras cuencas estuviesen en buen estado (sin erosión del suelo, ni especies invasoras, ni minería, ni sobrepastoreo, etc.) existe un límite a la cantidad de población que les puede suministrar agua. El proceso de poblamiento de los suburbios de la ciudad de Córdoba que se viene produciendo desde hace unos 15 años ha aumentado considerablemente la población de todas las localidades de la región y Salsipuedes no es la excepción (a duplicado su población en los últimos 10 años). A mayor población, mayor demanda de agua. Sin embargo, el suministro de agua (caudal de ríos y napas) se ha mantenido relativamente estable. Esto significa que la cantidad de agua por habitante va disminuyendo proporcionalmente al aumento de la población. Esto se agrava por los altos consumos por habitante que se registran (unos 500 litros diarios por habitante, cuando lo recomendado no es más de 200 litros por persona).

Conjuntamente al incremento poblacional, surge un problema, que si bien pudo haber sido prevenido, en la actualidad es muy grave: la contaminación por nitratos debido a la falta de tratamiento de los residuos líquidos cloacales. El nitrato es un producto de la descomposición de la materia orgánica, que si está presente en el agua en altas concentraciones es dañina para la salud. Este problema se acentúa en la época de sequía, ya que se concentran más los residuos de los pozos negros en las napas freáticas. Este problema ha llevado a que en ciertas épocas los pozos deben ser cerrados, o bien se tiene que traer agua no contaminada, para mezclarla y así diluir los nitratos. Los basurales a cielo abierto son otra causa de contaminación de las aguas, en este caso no solo por nitratos sino por un gran numero de otras sustancias contaminantes, entre ellas los metales pesados.

En resumen, el problema del agua es complejo: el clima, la vegetación, los usos de la tierra, el crecimiento poblacional, la falta de planificación y de tratamiento de los residuos sólidos y líquidos son todos factores que están contribuyendo. Por lo tanto, para tratar de solucionar (o paliar) el problema se necesita abordarlo de manera integrado y no de manera individual. ¿Que se puede hacer ante esta situación? La respuesta son muchas cosas. En primer lugar es necesario realizar investigaciones, ya que sin información confiable no es posible realizar gestiones exitosas. Sin embargo, existen numerosos antecedentes de países que han sufrido problemas similares, por lo que hay una vasta cantidad de información que se puede utilizar aquí. A nivel de la cuenca, se debería crear una reserva hídrica natural. Esto permitiría controlar a las especies invasoras, evitar el sobrepastoreo, prohibir la deforestación del bosque nativo, limitar emprendimientos perjudiciales y así maximizar la cantidad de agua que produce la cuenca. A nivel poblacional se necesita una seria planificación urbana. Determinar que actividades se pueden desarrollar y cuales no. Con los datos de los caudales de agua se puede determinar cual es la población máxima que puede habitar la región y planificar el crecimiento urbano. Con respecto a la contaminación de las napas se debería ir pensando en la realización de un sistema de cloacas, o sugerir a la población a que utilice métodos más eficientes para el tratamiento de los líquidos cloacales. El basural a cielo abierto
debería ser erradicado, y establecer sistemas de reciclado de la basura.

Lograr esto es no fácil ya que requiere cambios profundos en todos los niveles de la sociedad. Es fundamental que la población tome conciencia del problema, y que el gobierno tome la decisión de solucionarlo. Con la nueva autopista que se esta construyendo hasta Salsipuedes, entrar y salir del pueblo va a ser tarea bastante sencilla. Por lo tanto, si hubiese que rebautizarlo, AguaSipuedes sería una buena opción (al menos si la situación no cambia!).

Bibliografía consultada:
Gavier GI & Bucher EH. 2004. Deforestación de las Sierras Chicas de Córdoba (Argentina) en el período 1970-1997. Academia Nacional de Ciencias, Miscelánea N° 101.

Hoyos LE. 2007. Evaluación del grado de invasión del siempreverde (Ligustrum lucidum) en las Sierras Chicas de Córdoba. Tesis de Maestría. Programa de Postgrado en manejo de Vida Silvestre. Universidad Nacional de Córdoba. Argentina.

Jobbágy EG et al. 2006. Forestaciones en pastizales: hacia una visión integral de sus oportunidades y costos ecológicos. Agrociencia 10:109 - 124
Vitousek, PM. et al. 1997. Human domination of earth's ecosystems. Science 277: 494- 499.

1 Investigador CONICET, Cátedra de Biogeografía & Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (CONICET-FCEFyN, UNC) y miembro de Ecosistemas Argentinos.

Este artículo fue publicado en La Voz de los Vecinos (Salsipuedes) en el 2008.

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