Julio López
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Pueblos Indios: acontecimientos paradigmáticos
Por ASUNCIÓN ONTIVEROS YULQUILA - Thursday, Dec. 03, 2009 at 11:02 AM
rumihuma@yahoo.com.ar Av. Remdios de Escalada 425, (4612) PALPALA, JUJUY

LAS HISTORIAS OFICIALES DE LA COLONIA ESPAÑOLA Y REPUBLICAS OCULTAN LOS ACONTECIMIENTOS DE LA INVASIÓN Y CONQUISTA DE LOS TERRITORIOS DE LOS PUEBLOS INDIOS. EL PRESENTE TRABAJO FUE PRESENTADO EN EL X CONGRESO MUNDIAL DE SEMIÓTICA, REALIZADO EN LA CORUÑA, ESPAÑA, EN SEPTIEMBRE 2009.

“LA CONSTRUCCIÓN SEMIÓTICA DE LA HISTORIA”
DIÁLOGOS SOBRE COMUNICACIÓN, CULTURA Y LITERATURA´
X CONGRESO MUNDIAL DE SEMIÓTICA
LA CORUÑA, ESPAÑA: 22 – 26 SETIEMBRE 2009
PUEBLOS INDIOS: ACONTECIMIENTOS PARADIGMÁTICOS
SECUESTRO Y ASESINATO DE MOCTEZUMA: 08/11/1519 – 29/06/1520
SECUESTRO Y ASESINATO DE ATAWALLPA: 16/11/1532 – 26/06/1533
Por Asunción Ontiveros Yuquila: rumihuma@yahoo.com.ar

Desde el descubrimiento empezó la malicia a perseguir unos hombres que no tuvieron otro delito que haber nacido en unas tierras que la naturaleza enriqueció con opulencia y que prefieran dejar sus pueblos que sujetarse a las opresiones y servicios de sus amos, jueces y curas.
Mariano Moreno, Disertación jurídica sobre el servicio personal de los indios, 1802 (Citado por Pigna, 2004: 21).
INTRODUCCIÓN
Los secuestros y asesinatos selectivos ocurridos en el escenario que actualmente se percibe y se identifica como las Américas, desde el 13 de octubre de 1492 (Pigna, 2004), son, en principio, hechos inverosímiles porque son hasta ahora increíbles. Posteriormente, para justificar lo injustificable, es decir para que los hechos sean verosímiles, se hizo uso y abuso de los recursos de las semiosis oral, escrita y hasta visual, que se producía y reproducía (y aún se reproduce) en el marco de un imaginario, imagen de mundo e instituciones adscritas a las sociedades heterónomas (Castoriadis, 1994), ubicadas en ambos lados del Océano Atlántico.
En toda narrativa historiográfica, la trama se constituye o se teje con datos de la realidad percibida, identificada y con la ficción. Además, todo dato, todo ícono, todo indicio, todo símbolo, tiene un antecedente, un precedente. Pero, todo dato real o ficticio se construye a partir de un imaginario, de una visión de mundo, de un sistema semiótico. Por lo tanto, los hechos históricos habidos en nuestro continente hay que someterlos a un proceso de verificación, con las herramientas de la semiótica y de otras disciplinas, como el análisis narrativo, la sociología del conocimiento y la hermenéutica.
Juan Magariños de Morentín, entiende la semiótica como una disciplina que posee un conjunto de conceptos y operaciones, que tiene como meta explicar cómo y por qué un determinado fenómeno adquiere en una determinada sociedad y en un determinado momento sociohistórico, una determinada significación y cuál es esta significación, cómo se la comunica y cuáles son las posibilidades de transformación. Al respecto, estoy seguro que la historiografía de las Américas tiene amplias posibilidades de transformación, como también, ensayar una construcción del desarrollo histórico de los sistemas semióticos que la hicieron posible (2008).
SECUESTRO Y ASESINATO DE MOCTEZUMA: 08/11/1519 – 29/06/1520
La exposición versará sobre cómo el sistema semiótico imperante en el mundo español de los siglos XV y XVI y las semiosis respectivas: imaginario, imagen del mundo e instituciones, fueron conformando la historiografía del llamado “descubrimiento” y la construcción de la imagen de los pueblos invadidos y sojuzgados, desde el 13 de octubre de 1492 y hasta los días 25; 26; 27; 28; y 29 de junio de 1520, en que fue asesinado Moctezuma en el contexto de la llamada “noche triste” (30/06/1520) para los invasores españoles.
Trataré de explicar qué percibían los principales protagonistas de la invasión a la ciudad de Tenochtitlán, y qué enunciaban posteriormente en sus cartas de relación y crónicas. Para describir qué percibían y qué enunciaban, expondré ejemplos concretos de las narrativas bibliográficas, sobre la imagen del mundo, imaginario persistente e instituciones instituidas (Castoriadis, 1994) que daban legitimidad a los invasores. Como por ejemplo, el relato de Hernán Cortés sobre el 26/06/1520 que expresa:
Y el dicho Mutezuma, que todavía estaba preso, y un hijo suyo, con muchos señores que en principio se había tomado, dijo que le sacasen a las azoteas de la fortaleza y que él hablaría a los capitanes de aquella gente y les haría que cesase la guerra. Y lo hice sacar, y llegando al petril que salía fuera de la fortaleza, queriendo hablar a la gente que allí combatía, le dieron una pedrada los suyos en la cabeza, tan grande, que de allí a tres días murió; y yo le hice sacar muerto a dos indios que estaban presos, y a cuestas lo llevaron a la gente, y no sé lo que de él hicieron, salvo que no por eso cesó la guerra, y muy más recia y muy cruda fue cada día (Alcalá, 2002: 99).
UN PUNTO DE PARTIDA
El 28 de julio de 2009, el profesor Mario Goloboff en su nota de opinión “Lecturas” publicada en el diario “Página 12” de la ciudad de Buenos Aires, expresa sobre la semiótica y psicoanálisis:
[…] la sociedad moderna, azuzada por la semiótica y el psicoanálisis, ha ido convirtiendo el verbo que describe una actividad visible y concreta como la de posar y deslizar los ojos sobre una línea de diario o de libro en resbaladiza aptitud metafórica: no sólo leemos la curva de los astros y los designios de Dios en las marcas del cielo, el destino de las manos en las cartas, los pasos de la bailarina en la danza, un recuerdo impreciso en el gusto de cierta magdalena; ahora leemos también la disposición de los muebles y adornos en una casa como expresión del espíritu de sus habitantes; las intenciones y objetivos de los integrantes de cualquier manifestación colectiva en sus ropas y caras; la traición de la amada en sus actos fallidos, en sus enojos y en sus apuros; el inconsciente en los sueños.
Todo es posible ya de una “lectura”, ampliada, sistemática, permanente, obsesiva. Esta captación, este presunto apoderamiento inteligente de los signos de la realidad., desplazado, al fin, del simple ojo hacia otras regiones ignotas de los sentidos o del espíritu, a pesar de su aparente hondura se revela cada día como ingobernable por el raciocinio.
En la Nueva España colonial, como en el México republicano, la frase “gente con razón” representaba a los españoles, a los “criollos civilizados” de las urbes, como también a los encomenderos, hacendados y miembros del clero católico. El iluminismo y el racionalismo eran dos categorías de la modernidad continental europea que arriba como instrumentos coloniales a las Américas, donde los indios eran “los indios sin razón”. La semiosis de los indios no tenía validez para el formato semiótico de los europeístas.
Por cierto, Tenochtitlán fue invadida y destruida entre el 8 de noviembre de 1519 al 13 de agosto de 1521. Un periodo en el que la dictadura teocrática cristiana, del que eran vasallos activos Hernán Cortés y su gente, no permitía racionalizar. Europa tuvo que esperar a Renato Descantes para racionalizar o pensar desde la perspectiva humana, aunque en un sentido lineal y excluyente. En 1519, todo lo que hacía Hernán Cortés, no lo hacía él, sino Dios. Dios “ordenó” la invasión y la destrucción de Tenochtitlán.
Sin embargo, hay que poner énfasis lo que afirma el profesor Mario Goloboff, en el sentido, de que cualquiera sea el dibujo, el trazo, el relato, la crónica, voluntaria e involuntaria, consciente e inconsciente, es siempre el lector el que le da sentido, según su propia historia, su sentimiento, su interpretación, según lo que quiera establecer o demostrar. Galoboff sostiene que la tan mentada legibilidad viene del propio objeto; y somos nosotros los observadores quienes conferimos la legalidad.
Otorgamos la legalidad y el sentido de la naturaleza y de las cosas, a partir de nuestras vivencias, de nuestra experiencia, y de nuestras concepciones del mundo. En 1519, conforme a la primera carta de relación de Hernán Cortés, percibía una ciudad como “Granada” al observar Tenochtitlán; también significaba a Moctezuma como un poderoso emperador omnipotente, como lo era el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Los íconos, índices y símbolos constituyen la historia de la facultad semiótica, la historia de la disciplina semiótica y la historia del mundo. Las semiosis varían de acuerdo a un momento determinado y en una determinada comunidad. Así por ejemplo, los habitantes de Tenochtitlán eran tipificados como indios, es decir como algo distintos a los cristianos. Moctezuma fue identificado como un poderoso emperador a semejanza de un emperador europeo. Ser recibidos en la casa comunal de Tenochtilán, para los forasteros, con todas las atenciones necesarias e indispensables, incluso para los perros, caballos y esclavos, significó para los castellanos invasores auto-considerarse “dioses”.
Hugh Thomas (2004), historiador británico ensaya que Hernán Cortés y sus hombres estaban asombrados en su ingreso a Tenochtitlán, porque la ciudad, es posible, se asemejaba a cualquiera que hubiesen visto en la Europa mediterránea, Nápoles o Constantinopla. Tal vez, expresa Thomas, los expedicionarios veteranos “italianos” y “griegos” hayan visto esas ciudades; pero, que ninguno de los invasores castellanos conocían una ciudad mayor que Sevilla.
Prosigue el historiador británico, indicando que la tradición mexicana de hospitalidad obligaba a Moctezuma y a los indios en general alojar muy bien a los forasteros. Ensaya que en el recibimiento a Cortés el 8 de noviembre de 1519, probablemente Moctezuma llevaba un capa bordada, un tocado de plumas verdes y sandalias decoradas con oro y, en el empeine, piedras preciosas. Que también llevaría flores, capullos de cacao, guirnaldas y collares de oro adornaban la litera, mientras que unos indios nobles barrían el suelo por donde se dirigía Moctezuma (Thomas, 2004).
El 14 de noviembre de 1519, la versión oficial de la historia colonial alude de que Cortés solicito audiencia con Moctezuma, acompañado de sus principales capitanes y tres decenas de soldados armados y de los intérpretes Marina y Jerónimo de Aguilar. Luego de un dialogo contaminado de mentiras castellanas, los invasores secuestran a Moctezuma y comenzaba a “gobernar de preso” (Thomas, 2004).
Sin embargo, el poder político de Tenochtitlán aceptó cumplir con los requerimientos de los invasores. Para el británico Thomas fue “un golpe brillante, un ejemplo de la enorme maña de Cortés”. El secuestro estaba consumado; como todo secuestro a un personaje importante de un pueblo, sí se quiere recuperar al secuestrado sano y salvo, hay que obedecer los requerimientos de los secuestradores.
La tortura, la hoguera para quemar vivos a los no querían colaborar fueron las claves para amedrentar a los habitantes de Tenochtitlán y sus gobernantes. Toda acción contra los indios eran “órdenes de Moctezuma”, había que dividir la población para consumar la invasión. Thomas ensaya que durante el secuestro, el imperio siguió funcionando normalmente (2004), que los tributos llegaban a la ciudad tomada, como también oro y plata en diversas representaciones (joyas) desde el Norte, el Sur, Este y Oeste de Mesoamérica.
Sin embargo, muy pronto, el pueblo reclamará la libertad de Moctezuma. Cuitláhuac organizaba la resistencia para liberar a Moctezuma. Desde el 25 de junio, incluso antes, había comenzado los preparativos para la expulsión de los invasores. El 29 de junio, cuando los castellanos no pudieron apaciguar los ánimos del pueblo, Cortes en persona acuchilla a Moctezuma, antes de abandonar Tenochtitlán. La expulsión de los invasores, la historia oficial colonial la denomina “noche triste”. Fray Bartolomé de las Casas asevera que Cortés asesinó a Moctezuma, por una confesión de éste.



SECUESTRO Y ASESINATO DE ATAWALLPA: 16/11/1532 – 26/06/1533
Un dato importante, antecedente, Hernán Cortés y Francisco Pizarro, por vía materna, son primos hermanos. Cortés dominaba dos idiomas, el castellano y latín y además estudió en Salamanca. Francisco Pizarro, por el contrario, era analfabeto. Pero, el sistema semiótico, imaginario y visión del mundo de Pizarro era diferente respecto del de Cortés. Ontológicamente el mundo de Francisco Pizarro era otro, y por supuesto, conocía las ventajas y los escenario que emergen al secuestrar, extorsionar, marcar los tiempos, recibir botines de guerra y de secuestro, y asesinar en nombre de la ética absoluta (Zucchi, 1995) ordenada por el “altísimo”.
Cortés invade Tenochtitlán sin Capitulación (contrato) que legitimara su acción invasora cristiana. Por su parte, Francisco Pizarro consigue “firmar” la Capitulación de Toledo el 17/08/1529. La percepción del español respecto del indio había cambiado, había hecho historia. Por ello, en la Capitulación estaban pactados tácitamente los objetivos para: secuestrar al “emperador” o “rey” del “Perú”, exigir un voluminoso rescate de oro, plata y otros metales preciosos y, avanzar progresivamente la invasión hasta tomar el poder político del Estado del Tawantinsuyu (Yulquila, 2005).
El 16 de noviembre de 1532, antes de ponerse el Sol, el Hanan Inka Atawallpa concurría al palacio gubernamental de la ciudad de Cajamarca. Había pactado una cena fraternal y amistosa con Francisco Pizarro y su delegación, atraído por la curiosidad que por lo general tienen la mayoría los seres humanos que ofician de huéspedes. Para lo tawantinsuyanos, las personas montadas sobre caballos, uniformadas con armaduras metálicas, armadas con arcabuces y ballestas, portando un falconete liviano, y acompañadas por esclavos y perros, eran wiracochas, es decir extraños, forasteros que llegaban desde lejos.
Francisco Pizarro y sus secuaces portaban en sus cerebros, en sus “neuronas”, y en soportes de papel, además de una semiosis particular, un plan definido desde antes de la Capitulación de Toledo (fechada el 26 de julio de 1529 y suscripta el 17 de agosto del mismo año): secuestrar al “emperador”o al “rey” del “Perú”, exigir un voluminoso rescate de oro, plata y otros metales preciosos, y avanzar progresivamente la invasión hasta tomar el poder político del Estado víctima. La comida entre Moctezuma y Hernán Cortez (1519) y el sangriento secuestro del anfitrión azteca era un modelo paradigma a imitarse en el Tawantinsuyu.
En Cajamarca, una semana antes del 16 de noviembre, Atawallpa había autorizado a sus funcionarios la entrega, a los “embajadores” de Francisco Pizarro, de un obsequio de llamas y otros productos, como también las instalaciones del Tampu de la ciudad de Cajamarca, para que los visitantes cocinaran la mejor comida de su patrimonio culinario. Atawallpa concurría al encuentro acompañado de una reducida delegación de primera línea y por distinguidas mujeres en plan de una fiesta de recepción y de hospitalidad para los desconocidos viracochas o forasteros.
Ya dentro del palacio gubernamental del Tampu y durante la cena, el Hanan Inka Atawallpa es sorprendido por la acción del secuestro; cayó en la trampa delincuencial al igual que Moctezuma ante Cortez y sus secuaces. Las tecnologías del secuestro, la extorsión, el rescate, el requerimiento, la intimidación mediante el “escarmiento ejemplar”, la quemazón en la hoguera de algún importante personaje cautivo, el engaño, el botín de mujeres, la conversión religiosa punitiva, fueron herramientas inquisitoriales esenciales durante el proceso de guerra de reconquista de la península ibérica que había caído bajo el dominio de los árabes durante siglos. Atawallpa secuestrado por Francisco Pizarro y sus acólitos, trastorna la realidad del gobierno y de la población altamente disciplinada y cohesionada del Tawantinsuyu.
Todos, desde la madre de Atawallpa, los hermanos, el Urin Inka Waskar, las mujeres, los funcionarios, los militares, los habitantes en general debían colaborar con los secuestradores, para evitar la muerte del Hanan Inka Atawallpa. El verdugo o el guardián de Atawallpa desde su secuestro hasta su asesinato era Francisco Pizarro, nadie más; los traductores, “martinillo” o “felipillo” eran simplemente dos protagonistas de “intérpretes”.
Desde el 16 de noviembre, al atardecer, hasta la consumación del asesinato, ocurrida a mediados de 1533, los secuestradores convivieron con las muestras de solidaridad y apoyo de la población del Tawantinsuyu hacia Atawallpa. Desde los cuatro suyus convergían hacia la ciudad de Cajamarca los cargamentos de oro, plata y otros metales preciosos, transportados por centenas de personas. Como siempre, un volumen inesperado de oro enloquece a todo ladrón; quiebra la confianza y genera la competencia y la traición entre los miembros de la banda delincuencial.
Entre enero y febrero de 1533, Francisco Pizarro ordena dos comisiones para acelerar la llegada del oro y de la plata a Cajamarca. La primera delegación de secuestradores encabezados por Hernando Pizarro (hermano de Francisco) se dirige hacia Pachakamac (Sur de Lima) acompañando por Tupac Wallpa, hermano de Atawallpa y militares tawantisuyanos de primera línea. La segunda delegación presidida por Hernando de Soto, a mediados de febrero, se dirige hacia el Cusco, acompañado por militares locales. Los militares tawantinsuyanos eran la “carne” para “garantizar” que ningún habitante local tenga la ocurrencia de rebelarse contra los secuestradores: todos debían colaborar.
En Jauja, la delegación de Hernando de Soto se encuentra con la de Hernando Pizarro; ambos secuestran a Chalko Chima y al Urin Inka Waskar, quienes concurrían a Cajamarca con un cargamento de oro y de plata. Hernando de Soto y su comitiva trasladan al rehén Waskar hacia el Cusco para la extorsión y el requerimiento de rescates. En el Cusco, los secuestradores e invasores no “recibieron beneplácitos” de Manko Inka, sino del propio Urin Inka Waskar (rehén). Por otra parte, Hernando Pizarro se dirige a Cajamarca con el rehén Chalko Chima y con el correspondiente cargamento de oro y de plata.
En ese contexto, el rey Carlos I de España y emperador Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico, era consciente de su realidad en el nuevo mundo que habitaba. Pero, ese mundo, era disputado por el mundo musulmán. El oro y la plata de los secuestros eran destinados para sostener la guerra contra los “hijos del demonio” musulmán.
El 26 de junio de 1533, es asesinado Atawallpa con los instrumentos y el marco jurídico de la llamada “santa inquisición”. Se inventó el mito del “arrojo de la biblia” por parte de Atawallpa. A 466 años del asesinato de Atawallpa hay dos Estados sudamericanos que simbólicamente son “enemigos” por efectos de los enunciados construidos a través de los relatos de las “verdaderas historias de la conquista del Perú”. Ecuador se identifica con Atawallpa, “el quiteño” y el Perú se identifica o se siente representado por Waskar, “el cusqueño”. Los ecuatorianos son “atawallpistas” y los peruanos son “waskaristas”, a través de sus respectivas historias oficiales
Antes del asesinato de Atawallpa, supuestamente se desarrolla la parodia del “tribunal justiciero” para “condenar” o “absolver” al Hanan Inka Atawallpa acusado por Francisco Pizarro de “haber dado instrucciones desde su cautiverio para asesinar a su hermano Waskar y de conspirar contra los españoles”. Según la versión de la historia oficial y colonial, solamente Diego de Almagro (el “viejo”) y Hernando de Soto habrían votado u opinado a favor de la libertad y de la vida de Atawallpa. El resto habría votado por el “ajusticiamiento” del secuestrado. En la práctica, se aplicaron los rituales inquisitoriales clásicos contra una supuesta “herejía” de Atawallpa; se decide quemarlo vivo en la hoguera; si aceptaba el “bautismo” cristiano lo asesinaban por estrangulamiento con el garrote.
Atawallpa es asesinado con el garrote y queman sus restos en la hoguera. La metodología inquisitorial aplicada contra el Hanan Inka Atawallpa trastornaron brutalmente la forma de percibir y de apreciar la realidad que tenían los invadidos: la semiosis constituida. Por ejemplo, los cuerpos de los gobernantes muertos eran momificados en el mundo andino. Además, desde abajo hasta arriba de cada piso ecológico, desde la pequeña jurisdicción gubernamental, desde los cuatro suyus, hasta el Tawantinsuyu, estaban gobernados por dos autoridades: un Hanan y un Urin; uno gobernante de arriba y otro de abajo. Atawallpa y Waskar gobernaban en forma conjunta el Tawantinsuyu.
Materializado el asesinato del Hanan Inka Atawallpa, el secretario privado de Francisco Pizarro, el escribano Francisco de Jerez, emprende viaje a España, para concluir su relación novelesca ensalzada de ficción: “Verdadera relación de la Conquista del Perú y provincia del Cuzco, llamada nueva Castilla”. Jerez, percibe por su trabajo como secretario privado y como cronista y redactor de la relación sobre cómo era supuestamente la realidad en los acontecimientos vividos en Cajamarca, desde 1532 hasta junio de 1533, una carga de 110 (ciento diez) arrobas de plata (1.750 kilos). Las arrobas de plata viajan hacia España en nueve cajones. El 3 de junio de 1434 Francisco de Jerez arriba a Sevilla con su preciosa carga; cuyo contenido, a junio de 2005 significaría un suma de cuarenta y cuatro mil seiscientos sesenta (44.660) dólares estadounidenses, a acuerdo al tipo de cotización de Londres.

A fines de 1534, la imprenta de Bartalomé Pérez, de la ciudad de Sevilla, publicaba la primera edición de la “Verdadera Relación”. En el prólogo de su obra, Jerez dice que España no puede compararse con los griegos ni con los romanos porque “si los romanos tantas provincias sojuzgaron, fue con igual o poco menor número de gente y tierras sabidas y proveidas de mantenimientos usados y con capitanes y ejércitos pagados; más nuestros españoles siendo pocos en número, que nunca fueron juntos sino doscientos o trescientos y algunas veces cientos y aun menos, los que en diversas veces que han ido no han sido pagados ni forzados, sino de su propia voluntad y a su costa”.
Lo que no dice Jerez es que cada soldado español, como parte de pago, debía rapiñar los bienes de su víctima. Las 105 arrobas de plata recibidas por el intelectual Jerez fueron más que suficientes para estimular las neuronas y escribir su novela en concordancia con Pedro Sancho de Hoz, su reemplazante como secretario privado y escribano del Francisco Pizarro.
Algunos autores de la historiografía oficial y colonial, respecto del día del asesinato de Atawallpa, mencionan que habría ocurrido 29 de agosto de 1533, otros el 26 de julio de 1533, otros el 24 de junio de 1533. La étnohistoriadora María Rostowrowsky, quien dedica más tiempo para investigar la historia del mundo del Tawantinsuyu, sostiene que el asesinato de Atawallpa habría ocurrido entre el 8 de junio y el 29 de julio de 1533. Tanto Francisco de Jerez como Pedro Sancho de la Hoz, quienes oficiaron de secretarios y de escribanos de Francisco Pizarro, no mencionan un día determinado de la “ejecución” de Atawallpa.
La intención premeditada de no indicar la fecha es ocultar la realidad de los hechos. Además, en ese periodo, la inquisición no permitía escribir realidades, sino lo que la “santa fe” indicaba; por otro lado, la sola mención de los romanos y de los griegos, es un indicio para conjeturar que para redactar la “Verdadera Relación” se plagia los escritos de la historia antigua de Roma o de Atenas. Los “diez” o “doce” “emperadores incas”, no representan ni por asomo datos de la realidad histórica del Tawantinsuyu.
Desde el punto de vista de la historia colonial, en junio de 1533, en Cajamarca había tres ejércitos privados de los invasores. Uno de Francisco Pizarro y sus hermanos. Un segundo de Diego de Almagro. Un tercero de Hernando de Soto, quien en 1536 se retira del escenario del Tawantinsuyu con un botín de 18 mil onzas de oro fino, que representaban alrededor de 51 kilos de oro puro.
Las 18 mil onzas corresponden a las partidas registradas; además estaban las partidas informales que no arribaban a Sevilla y que eran mayores que las formales. Para tener un mejor idea de lo que significaban las 18 mil onzas de oro fino en 1536, es bueno volar a través del tiempo y del espacio; en julio de 2005, en el mercado de Londres: las 18.000 onzas, a 423,10 de dólares por onza, representan siete millones seiscientos quince mil (7.615.000) dólares estadounidenses.
En 1538, los hermanos Pizarro ejecutan con el garrote a Diego de Almagro (el “viejo”) por la posesión de la ciudad del Cusco. Es un acontecimiento de la guerra intestinal de los delincuentes, quienes manipulaban para sus fines a las autoridades y funcionarios residuales del poder político del Tawantinsuyu, en proceso de disgregación y en guerra abierta contra los invasores. Diego de Almagro entablaba relaciones de poder con los descendientes de Atawallpa y de Waskar. Muerto el “viejo” Almagro, queda como heredero de sus mercedes y ganancias su hijo Diego de Almagro (el “joven”), quien había nacido del vientre de una india en la gobernación de Panamá.
El “joven” Almagro organiza, apoyado tanto por españoles disidentes como por funcionarios del Tawantintuyu que operaban en el entorno de Manko Inka, el asesinato de Francisco Pizarro; el asesinato por venganza sucede el 26 de junio de 1541, en la ciudad de Lima. El 26 de junio es fecha simbólica, tanto para Diego de Almagro (el “joven”) como para los líderes de la resistencia del Tawantinsuyu. Posteriormente, a fines de 1541, se consuma el asesinado del dominico Fray Vicente de Valverde en la Isla de Puná, en el golfo de Guayaquil. Valverde muere quemado con oro líquido que le vaciaron en los ojos y en la boca.
La historia oficial colonial en relación del Tawantinsuyu está ensalzada de la ingeniería intelectual del sistema inquisitorial del Tribunal Religioso del Santo Oficio tanto cristiano romano como español, que se había enquistado en el poder político de España imperial y post imperial, desde 1474 hasta 1834. La mayoría de la “información” que contienen las llamadas “verdaderas relaciones”, como también las “historias” de los cronistas contienen la carga de los prejuicios, perjuicios, mentiras, inventos, con el propósito de justificar la invasión, la expoliación, la rapiña, la colonización y las llamadas “evangelización” y “civilización”. El daño realizado al tergiversar y deformar la realidad del Tawantinsuyu, con propósitos de dominación, es inconmensurable tanto en el pasado como en el presente de la actual República del Perú, como para Argentina, Bolivia, Colombia, Chile y Ecuador.
Todo país, todo pueblo debe conocer su pasado. No existe la verdad absoluta. Pero los pueblos que fueron víctimas de la invasión y colonización deben aproximarse cada vez más a la verdad de sus pasados. Es necesario y vital conocer las virtudes y defectos de nuestros antepasados, porque constituyen el presente desde cualquier ángulo o posición que se perciba y aprecie la realidad: cultural, social, económica y política. Los Francisco Jerez, Pedro Sancho de Hoz, Pedro de Cieza de león, Pedro Sarmiento de Gamboa, Juan Polo de Ondegardo, Inca Garcilazo de la Vega, Waman Poma, deben ser leídos y releídos con pinzas, para recoger los indicios, semióticamente hablando, los iconos, los indicios y los símbolos, las semiosis que permitan reconstruir el pasado contrastándolos con la realidad que persiste en todo espacio y tiempo del mundo andino.
Que en la pequeña plaza de Cajamarca se haya llenado con 30.000 o 40.000 indios, el 16 de noviembre de 1532; y que una centena de arcabuces, un falconete y sables hayan matado miles de indios en media hora y en la oscuridad, es un grosero insulto a la inteligencia y a la historia del mundo andino. Es imposible. Se impusieron las tecnologías del secuestro selectivo, la extorsión, el requerimiento del botín de rescate, la disuasión selectiva y asesinato inquisitorial porque la invasión fue perfectamente planificada por los genocidas españoles, sacando provecho de la benevolencia y del bienestar (los niños mayores de tres años eran propietarios de una parcela de tierra), de la abundancia, del elevado sistema de vida y de la sofisticación del Estado del Tawantinsuyu.
Por último, vale recordar la proposición de George Orwell (1903 – 1950): “Quien controla el pasado controla el futuro, quien controla el presente controla el pasado”. Millones de habitantes del mundo andino, que tiene relaciones genealógicas con lo que fue del Tawanstinsuyu, desde la Argentina hasta el Oeste de Colombia, continúan siendo controlados desde el pasado. El futuro está estigmatizado por la historia colonial oficial. Por ejemplo: la tesis colonialista “El pasado indio fue bárbaro, el presente es civilizado” debe ser sometido por las operaciones de la semiótica para reencontrar significaciones más precisas, más próximas a los acontecimientos históricos.
En fin, hasta aquí llego. He tratado de explicar la percepción, identificación y significación de los cambios de las semiosis en el mundo colonial hispano, que se manifiestan a través de los enunciados y/o narrativas de la historiografía relacionadas a los hechos o acontecimientos citados, que son necesarios deconstruirlos para verificar en pos de la recuperación de la identidad diversa de los pueblos indios de las Américas.
PUNTO FINAL: A MANERA DE CONCLUSIÓN
Citaré en esta conclusión una reflexión profunda del actual presidente de la República de Bolivia, Evo Morales Aima:
Para mí la naturaleza, la Madre Tierra, que le decimos Pacha Mama, es más importante que el ser humano. El ser humano sin la Pacha Mama no es ser humano. La Pacha Mama, la Madre Tierra, la naturaleza, el planeta, sin ser humano sigue siendo planeta (O’Donnell, 2009).
El ser humano nace en una realidad social construida por seres humanos. La realidad y también su historia social, de los pueblos indios, desde 1492 hasta el presente, se escribe desde la ontología inmutable que prevalece en el imaginario europeo cristiano, desde fines del siglo XV.
La semiótica, como toda ciencia social debe ser capaz de conjugar entre el mundo subjetivo y el mundo objeto mutable o cambiante, para el análisis de la realidad social de las relaciones entre los pueblos indios y las sociedad hegemónicas. Se debe re-significar la historiografía de los pueblos indios de las Américas, para contribuir a que se modifiquen las asimetrías, las intolerancias, las exclusiones alevosas que persisten en las relaciones sociales entre individuos, pueblos, naciones y regiones.
BIBLIOGRAFÍA
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CASTORIADIS, Cornelius (1994). Los demonios del hombre: encrucijadas del laberinto. Editorial Gedisa, Barcelona.
GORLIER, Juan Carlos (2008). ¿Confiar en el relato? Narración, comunidad, disidencia. Editorial de la Universidad de Mar del Plata, Argentina.
MAGARIÑOS DE MORENTÍN, Juan (2008/09). “Semiótica, historia y territorialidad”. http://ar.groups.yahoo.com/group/semioticians.
O’DONNELL, Santiago (2009). “El presidente de Bolivia, Evo Morales, en Buenos Aires, en carrera para la reelección: ‘Si buscan matarnos es porque se sienten derrotados’”. Sección El País, diario “Página 12”, Buenos Aires, martes 28 de abril de 2009.
PIGNA, Felipe (2004). Los mitos de la historia argentina. La construcción de un pasado como justificación del presente. Grupo Editorial Norma, Buenos Aires.
ZUCCHI, Hernán (1995). La sociología comprensiva: estudio sobre M. Weber y A. Schutz. Edición del Autor, San Miguel de Tucumán.
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