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Jujuy: la educacion publica en el contexto del bicentenario
Por Asuncion Ontiveros Yulquilla - Monday, Sep. 20, 2010 at 10:20 PM
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EL ENSAYO TRATA LOS VÍNCULOS PERSISTENTES ENTRE EL PENSAMIENTO Y LAS PRÁCTICAS DE GUSTAVO MARTÍNEZ ZUVIRÍA, CATÓLICO NAZI (PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX) Y LAS PRÁCTICAS ACTUALES EN EL SISTEMA DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA DE LA PROVINCIA DE JUJUY, IMPREGNADAS DEL CREACIONISMO CRISTIANO ARCAICO, MEDIEVAL Y NARCOTIZANTE DE NEURONAS DE LA HUMANIDAD JUJEÑA Y KOLLA.

LA EDUCACIÓN PÚBLICA EN EL CONTEXTO DEL BICENTENARIO: PROVINCIA DE JUJUY

Por Asunción Ontiveros Yulquila

“En octubre de 1943, el general Pedro Pablo Ramírez lo designó Ministro de Justicia e Instrucción Pública de la Nación. GMZ [Gustavo Martínez Zuviría] notificó que el programa del gobierno consistiría en cristianizar el país, fomentar la natalidad más que la inmigración, asegurar trabajo y techo decorosos a cada familia y extirpar las doctrinas de odio y ateísmo. Su primera decisión contra el odio fue la intervención a las Universidades Nacionales, la cesantía de los profesores liberales y la supresión de la autonomía universitaria que regía desde la Reforma de 1918. En la Universidad del Litoral designó al profesor Jordán Bruno Genta, con un decreto que le encomendó el “saneamiento del ambiente y extirpación del mal” debido a “la infiltración de elementos extraños” (Horacio Verbitsky, “Página 12”, 09/05/2010).

La política pública de “cristianizar el país” objetivo omnipresente del católico nazi Gustavo Martínez Zuviría, Ministro de Justicia e Instrucción Pública de la Nación, designado en 1943, continúa desarrollándose a raja tabla en la provincia de Jujuy. En 15 de agosto de 1949, día en que nací y mi abuela concurre al Registro Civil de Negra Muerta, Humahuaca, para registrar mi nombre, se aplicó sin reparos el calendario gregoriano: “Asunción de la virgen”. Sin duda, el hecho es violencia simbólica sin límites: Racismo exclusivista y colonialismo cultural.

En marzo de 1955, ingresé a la Escuela Nacional Nº 21 de la ciudad kolla de Abra Pampa al primer grado inferior. Dado que no sabía “cantar de memoria” el “padre nuestro” y no conocía ni iglesia ni cura, las autoridades de la Escuela (colonizados por formación escolar) me obligaron a concurrir a un curso de “cristianización”. Recuerdo, obligaban a rezar al comenzar la clase con la amenaza de una “regla” o “puntero”, instrumento de tortura. Quien no rezaba era torturado: había que arrodillarse sobre granos de maíz y sostener en cada mano una piedra de regular tamaño.

Para el alumno “incorregible” la tortura psicológica consistía en encerrarlo en un salón obscuro donde había un “esqueleto de pie” que representaba al “muerto malo”. Como el alumno ya había consumido la narrativa de la “calavera mala” y del “diablo”, durante el proceso de “cristianización”, la violencia psicológica y simbólica era brutal: producía traumas psíquicos en la estructura mental y trastorno de la identidad, a veces irreversibles.

“Dios sufre por culpa de ustedes”. “Ustedes son judas, judíos”. “Los gentiles árabes quemaron la Biblioteca de Alejandría”. “Los indios eran anticristianos y salvajes”. “Nuestra cultura comienza en Grecia y continua por Roma”. “Los judíos son como la víboras”. La cruz y la espada trajo la civilización a nuestro continente”. “La civilización más antigua es la egipcia”. “Los Kollas son salvajes como las lagartijas”. Son símbolos que se materializan en traumas, en estigmas, en la identidad de los seres humanos llamados kollas. Ser educado con el imaginario de que los kollas somos culpables del “sufrimiento de dios” y de todas las cosas “malas”, es horripilante.

El creacionismo, la escolástica, el monogenismo (la idea de ser descendiente de un solo hombre por obra de “dios”) racista, no formaban ciudadanos libres ni con potencialidad para pensar, sino seres sumisos y enajenados del mundo kolla: colonizados y con miedo a ser libres para buscar nuestras raíces. En febrero de 1958, una granizada que cayó sobre Abra Pampa perforó los techos de cartulina que había “regalado” el “doctor” Horacio Guzmán, en su campaña proselitista para ser gobernador de la provincia de Jujuy.

Por la tarde, luego de la granizada, la gente colonizada y fiel creyente del “enojo del altísimo” concurrió a la iglesia local. El cura era un alemán. Mi madre concurrió porque el techo de cartulina de la casa que alquilábamos quedó lleno de agujeros. Retornó de la iglesia llorando, como si hubiera sido la culpable del meteoro. El cura alemán aprovechó para emitir un sermón cargado de odio para los kollas poco creyentes: la granizada fue por “culpa nuestra, porque no concurrimos a misa y no rezamos”.

El código de comunicación que tenía la iglesia católica era (es continúa siendo) no solo racista y colonial, sino brutalmente exclusivista para comunicarse con “dios”: oficiaban misas en latín, incomprensible para los kollas. Mi padre, colonizado y cosificado por el bestiario cristiano creía que el cura se comunica con “dios”, con el latín; y que los gringos (estadounidenses), propietarios de la Compañía Mina “El Aguilar” se comunicaban con el “diablo”, con el inglés. Pero, siempre concluía que el latín y el inglés eran lenguas para “comunicarse” con el “dios y con el diablo”. Se preguntaba: ¿Qué pecado cometí para ser pobre y muerto de hambre?

Egresé de la Escuela Nacional Nº 21 en 1963, sin haber sido “cristianizado”, por lo tanto libre de toda tortura y estigma torturador. En 1964 ingresé a la Escuela Técnica Nº 1 General Manuel Belgrano, de Maimará. Allí recibí el seudónimo de “judío” y “ciencia loca” porque no comulgaba con ningún signo y símbolo del cristianismo. ¿Por qué el apodo “judío”? Porque en los periodos de exámenes no acostumbraba concurrir a la iglesia católica ni a otra cristiana. Me dedicaba a leer y escribir sobre la materia a rendir como si fuera el último acto de mi vida. Me gustaba leer revistas temáticas y diarios que se editaban en Buenos Aires.

¿Qué hacían mis colegas católicos empíricos entre 1964 y 1966? Rezaban para sacar una nota buena, estudiaban de memoria, concurrían a misa y al rosario (noche). En el día y hora de un examen escrito, colocaban un crucifico dentro del calzado y trataban de no pisarlo cuando ingresaban al examen, o se lo introducían en la boca. En el subsuelo de la Escuela había una calavera natural; allí prendían velas y solicitaban al “altísimo” que le ayude en el examen. En definitiva, nadie estudiaba en profundidad. Se aprendía de memoria una narrativa y se repetía como loro delante del profesor “cristiano”. Recuerdo, que mis compañeros me odiaban por “ser judío”: escupitajos, insultos a la madre, patadas, puñetazos. Los escuchaba con tranquilidad, y a veces terminaba en pugilatos.

¿Qué significaba ser “judío” en la Puna y Quebrada de Jujuy? El relato común, de la vida cotidiana del habitante kolla “cristianizado•, era un personaje que supuestamente “había asesinado de Jesús”. En la vida diaria, un niño kolla travieso era tipificado de “judío” o de “indio”. Para la llamada “semana santa” un “judío” es una víbora, un zapo, un lagarto. Los “pecadores” grandes salen el “viernes santo” a cazar y destrozar víboras, zapos y lagartos en nombre de “dios”. Así un violador queda “libre de pecado” si llega a cazar y trozar una víbora, porque simbólicamente mató a un “judío”. Se podría metamorfosear que: en el “viernes santo”, los “cristianos” de la Puna y Quebrada realizan una limpieza “étnica” en el campo y por ello reciben la gracia de “dios”.

¿Quién instaló la matriz anti judía en la Puna y Quebrada? Desde 1593 los jesuitas “soldados de dios” y los franciscanos “ascéticos”. En 1935 el filonazi Pío XI designa obispo de Jujuy alemán Enrique Mühn, de la congregación “verbo divino”. El cura de la ciudad kolla de Abra Pampa era un alemán de nombre Felipe. Recuerdo que enseñaba el idioma alemán a las docentes tucumanas. Para los alemanes, los kollas eran “gentiles” y “paganos”. Asociados con la “liga de madres” (católicas), los curas practicaban la “extirpación de idolatrías”. Acompañados por policías y empleados municipales recorrían casa por casa entre el 31 de octubre y el 02 de noviembre, confiscando ofrendas que elaborábamos para espera a nuestras almas, a nuestros seres queridos. Prohibían ofrendar a la Pacha Mama y cantar coplas. Racismo, intolerancia y colonialismo, sin ninguna duda, de los ministros del Pontificado de Roma.

Desde 1966 las misas católicas se ofician en castellano. Y arriban a Humahuaca y la Puna los paracaidistas claretianos de Sevilla (España), nacidos y formados en el mundo feroz del genocida Francisco Franco. La “misión” colonial e imperialista de los claretianos, supuestamente, era “evangelizar y civilizar” a los kollas “mal evangelizados” durante la vigencia de la encomienda “Omaguaca” del reino de “la madre patria”. La “extirpación de idolatrías” encarada por los claretianos sevillanos fue feroz. Emulaban a los encomenderos de los siglos XVI y XVII. Los kollas cosificados con el imaginario del “dios” nacido en Nazaret, optaron por cambiar de camiseta: pentecostales, adventistas y anglicanos, donde el mal está representado por el “diablo”, Carlos Marx y el “trapo rojo” con la hoz y el martillo. Fenómenos que son consecuencias de la Revolución Cubana (1959).

En la Casa Rosada estaba instalado el anticomunista fóbico Juan Carlos Onganía. Se temía que los kollas importaran la Revolución Cubana: por ello el aterrizaje de claretianos restauradores de encomiendas y de cristianos “bíblicos” en la Quebrada y Puna jujeña. También aterrizó la Coca Cola con películas propaganda contra los guerrilleros de Cuba y la publicidad de la “refrescante” bebida de los países “libres de la hoz y del martillo”. A fines de 1965 arriba a la ciudad de Jujuy el “cruzado” obispo José Miguel Medina, conocido por su goce y disfrute de la tortura, la muerte cruel de los “enemigos de la sociedad occidental y cristiana” y por sus “enseñanzas” a los miembros de las fuerzas armadas, antes y después de la derrota en las Islas Malvinas.

El “cruzado” José Miguel Medina, con fines “educativos” funda en Instituto “Populorum Progressio”. El fin cotidiano “evangelizar docentes laicos” para evitar los “vientos comunistas y socialistas” del “norte y de sur”. Durante el proceso de la dictadura genocida (1976 – 1983), el “cruzado” José Miguel Medina logra que el Estado provincial reconozca los cursos de posgrado de “ciencias sagradas” del Instituto católico y del profesorado elemental de catequesis. A cada docente que participe y complete esos cursos el Estado le reconoce TRES puntos. Por el contrario, cuando un docente de matemáticas, informática, o de historia, realiza un posgrado solamente se le reconoce 0,25 puntos. ¿Provincia feudal o feudo del Pontificado de Roma? ¿Teología de la educación?

Las respuestas son diversas. Lo negativo del Instituto “Populorum Progressio” es que construyó un submundo corrupto y feudal en el sistema educativo del Estado jujeño. La provincialización del sistema nacional durante el periodo ultra neoliberal de nuestro delincuente Carlos Saúl Menem contribuyó a que prácticas educativas del Antiguo Régimen se restauren en la provincia de Jujuy. De nada sirvió el 25 de Mayo de 1810, tampoco el Éxodo Jujeño de 1812. De nada sirvieron las batallas contra los españoles realistas y genocidas en la Quebrada de Humahuaca. De nada sirven los principios humanistas de la Revolución Francesa.

Los “docentes catequistas” son parásitos del sistema educativo de la provincia de Jujuy. Solo enseñan a memorizar el “padre nuestro” y a narcotizar las neuronas de niños y adolescentes. Construyen realidades desde la perspectiva creacionista monogénica, donde la figura central es “dios” y su “criatura Adán”. La historia, geografía, matemática, física, química, son sustituidas por el rezo y las conjeturas de que el “mundo fue creado en siete días”. La violación a la mujer y a los niños, el embarazo precoz, el hambre, la miseria, corrupción, el “dios mercado libre”, el subdesarrollo, la corrupción, los políticos ineptos, son castigos de “dios”: es decir, son obras del “dios” todopoderoso, u “obras” del “diablo”. Se obliga a rezar al comenzar una clase, antes de desayunar, almorzar, merendar, cenar y antes de dormir. En cada pueblo y barrio se celebra una fiesta patronal y se rinde honores al “altísimo”, y se exige rezar por el filonazi Rátzinger (Bendicto XVI).

El 25 de Mayo de 2010 se conmemoró 200 años de la emancipación argentina. Unos celebraron porque les va fenómeno en lo económico, social, cultural y político. Otros protestaron, como los pueblos indios, porque en 200 años el poder hegemónico (católicos la mayoría) del país es incapaz de reconocer un trozo de tierra con título definitivo. Sí, se niega reconocer los derechos al pueblo indio, muy a pesar que directa e indirectamente contribuyen con impuestos o tributos al Tesoro del Estado, además con sus territorios usurpados mediante rapiña y acciones genocidas. Los derechos del pueblo kolla son negados en la provincia de Jujuy, en la Argentina, a través de la educación pública, porque la “cristianización” (narcotización) colonial persiste.

A manera de conclusión., Eduardo Galeano, antes del último mundial de fútbol desarrollado en Sudáfrica, explicaba al diario “Página 12”, profundamente por qué antes de la primera mitad del siglo XX, Uruguay era una potencia cultural deportiva y en el campo de la educación pública laica, gratuita y obligatoria:
"Hay una parte de la historia que parece inexplicable: cómo un país despoblado y pequeñísimo pudo ganar la medalla de oro en fútbol de los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928, el Mundial de Uruguay de 1930 y pudo vencer en el Maracaná, en el Mundial de Brasil de 1950, contra todo pronóstico. Pero eso tiene explicación: el papel fecundo que tuvo el Estado uruguayo en los albores del siglo XX. Uruguay estuvo en la vanguardia del mundo en educación libre, laica, gratuita y obligatoria, con un papel creativo, y allí estuvo integrada la educación física. Sembró campos de deportes en todo el país. Por no hablar de muchas otras cosas: las ocho horas laborales antes que en los Estados Unidos, el voto femenino antes que en Francia, la ley de divorcio 60 años antes que en España... cosas así. Eso explica cómo un país minúsculo pudo llegar tan alto. Pero el Estado perdió esa energía de cambio, se fue desinflando, y esa falta de continuidad en la vocación creadora del poder público se reflejó en el fútbol. Por eso digo que ya no somos los que éramos."

Asunción Ontiveros Yulquila; rumihuma@yahoo.com.ar. DNI 05264397 M.

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desarraigo
Por subvercivo - Tuesday, Sep. 21, 2010 at 1:15 AM

El desarraigo cultural es un echo,basta ver la falta de autoestima del avitante puneño,que se evidencia en el desprecio a su cultura milenaria,evitando el abrigo de sus prendas de vestir confeccionadas con lana de llama,evitando alimentos nutritivos ya sea tuberculos o cereales orijinarios de la puna,cambiando el adobe con el bloque y el techo de paja y barro por chapas de sing.

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