Julio López
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Causa Arancibia
Por reenvio - Monday, Oct. 11, 2010 at 9:01 PM

Cuando el mito se agranda el hombre desaparece. Pero resulta que es el hombre el que nació, creció, luchó amó, estudió trabajó, se sobrepuso al miedo o se sometió al temor, fue fiel al mandato de su sangre y sus ideales o eligió el camino ancho de la comodidad, la ventaja, la codicia, la ambición o la cobardía. Para eso, para conocer a estos hombres, sumando a la devoción a los nombres de los compañeros martirizados, su carnadura humana, para vincularlos a nuestra propia humanidad, la vida nos acercó a Tucumán Vamos compartiendo lo que recibimos (continuaremos con la información recogida, que también está en facebook) , sencillamente porque no es nuestra propiedad privada, es de todos. Quien quiera oír oirá. Justicia, indispensable para la Paz y el Bien, es lo que buscamos. Delia Hermosí

Siete días antes la llegada de la primavera del bicentenario de la revolución, cumplía la experiencia del primer vuelo comercial de cabotaje arribando en la mañana temprana a Tucumán.
El aeropuerto ofrece una vista de llano, y a la distancia no muy lejana una amplia silueta serrana que se divisa sobreponiéndose a una extraña bruma cual la imaginación - y las películas – ubicarían en Londres. El amigo que esperaba “como una estaca” prolonga el misterio, con un:”Ya vas ver que no es bruma, ni neblina, ni nada que te puedas imaginar” y lo prolonga por el camino hacia su casa, que va revelando que el Jardín de la República, no es el adorno de los jardines domésticos bendecidos por la feraz tierra tucumana, es la ciudad misma con su lujuria de flores de lapacho de variedad inaudita, sus cerezos, que enjoyan las calles y avenidas en un espectáculo de formas y colores que quitan el aliento; mientras que, acercándonos a la serranía, la cortina visual que vela la serranía ¡continúa inmutable! Y el amigo, decide la revelación: “Están quemando las hojas de la caña de azúcar, para proceder luego a la zafra”. ¡Increíble! Una industria tan antigua como la explotación del hombre por el hombre, continúa envenenando el aire con una quemazón, tal que impide la vista de la sierra de más de 1.200 metros de elevación a una distancia no mayor de 25 Km. al oeste de San Miguel, capital de la provincia. Un disparate, el jardín increíblemente bello, cercado por la contaminación del aire al punto de impedir la visión del remate de su corona gloriosa, el cerro San Javier cubierta de su selva de yunga, en contemporaneidad con el momento del mayor desarrollo científico tecnológico del que la humanidad tenga memoria.
A comienzos de este año, un pequeño grupo de educadores de La Matanza de la Pcia. de Buenos Aires enterados de que la causa Arancibia Francisco Isauro y Arturo Rene/ sus homicidios, Expediente de Cámara Nº 53.078/09 - Exp de Origen 1383/03.tenía como únicas querellantes a sus hermanas supervivientes, y se encontraba tan “dormido” como el sueño al que enviaron a los maestros mártires. Coincidente con una de las visitas que Italia Arancibia – en esa ocasión acompañada por Gladys, su hermana menor -, se ve obligada, por razones de salud, a realizar a Buenos Aires, se produjo la generosa oportunidad de conocerlas y saber de su testimonio personal de la vida y obra del más recordado héroe civil de la educación argentina y de los trabajadores de la educación, forjador del logro socio-sindical más importante: la construcción de la CTERA. De esta entrevista habla por sí solo el DVD que registró la misma. Huelga otro comentario. Excepto reiterar que los educadores mencionados: Claudia Rodríguez Paoletti, su marido Luis Mournier, Manuel Gómez, Delia Hermosí y sus cuatro hijos, los hermanos Andrea, Rodolfo, Claudia y Andrés –el único no docente – Padula Hermosí están dispuestos a presentarse como querellantes acompañando la causa a efectos de impulsarla.
Primera frustración: la ley impide querellar a particulares que no sean familiares directos, ni colectivos tales como organizaciones de DDHH, fundaciones, instituciones. ¿Qué sentido común impide a seres humanos considerarse particulares damnificados en delitos de lesa humanidad? ¿Qué razón asiste para no dar lugar a reclamar a seres humanos que ofrecen lo que son y lo que tienen para que la justicia caiga sobre ellos si su demanda es injusta, espuria, vil, delictiva?
Segunda frustración: novedades de la causa, el Juez Daniel Bejas del Juzgado Federal Nº 1 de Tucumán, libera a los tres policías de la Federal que participaron en el fusilamiento de los maestros.
Frustraciones siguientes: mejor ni hablar, si cualquiera que haya leído la soledad de la querella, ya estará coligiendo...



101008 La imponderable generosidad de la amistad
La imponderable generosidad de la amistad, hizo posible seguir encarnando al mítico secretario Adjunto de la CTERA en su tierra tucumana, visitar el día previo a la intervención quirúrgica de ambos pies a su hermana Italia, visitar a su antigua secretaria de ATEP, tener el honor de conocer su casa natal en Monteros, la Biblioteca Pública que lleva por nombre Isauro y Arturo Arancibia, con la que hace veintiséis años su familia, amigos, vecinos, el pueblo en una palabra, continúan su legado de la educación como el camino de la realización de la vida humana feliz , y visitar el cementerio de Monteros donde en la cripta familiar, abrigados con la bandera nacional, están los ataúdes con los restos de los hermanos Arancibia.
Corresponde, entonces, comenzar a contar la historia recogida de los testigos directos de la vida de las dos primeras víctimas con las que en la primera hora del 24 de marzo de 1976, se inauguraba el genocidio argentino.
Monteros es un pequeño pueblo, que inmediatamente después de Lules, queda al sur de San Miguel de Tucumán. Allí establecieron su hogar, Josefina Poli y Segundo Maximino Arancibia. Josefina, nacida en Córdoba, proveniente de inmigrantes del norte de Italia, su abuela había sido directora de escuela en Milán. Segundo Maximino Arancibia nació en Santiago del Estero, proveniente de una familia inmigrante del sur de España razón que fundamenta el reclamo por el homicidio de sus hijos del reino de España (Sumario 19/97-L JUZGADO CENTRAL DE INSTRUCCIÓN Nº 5 DE LA AUDIENCIA NACIONAL http://www.pparg.org/pparg/carceles/tucuman/documentos/)
Monteros fue la cuna de sus diez hijos, en la casa que Segundo Maximino, portero de la Escuela Normal de Monteros, que compró en cuotas al doctor del pueblo, a verdad sabida y buena de guardada, como se estilaba en esas épocas en que la palabra valía más que cualquier escritura notarial. Al sostenimiento económico de la numerosa familia contribuía la infatigable laboriosidad de Josefina, experta elaboradora de dulces, masas, tejidos en crochet, modista de la ropa de sus hijos, que cada año, para cuando se aprestaban las campanas de marzo, terminaba los ajuares indispensables para sus niños durante el ciclo escolar, que en fondos del amplio patio de la casa, cada año hacía arar la tierra y mantenía la huerta que proveía alimentos a la familia. Una mujer que hoy, maduras, sus hijas no se explican como tenía la fortaleza y la capacidad de desempañar tantas labores desde la primera hora de la mañana a la última de la noche, y que a todos les brindó en su modestia “la época más feliz de sus vidas”. Los legados del matrimonio Arancibia Poli, trabajo esforzado, amor fraterno, la educación como meta y la generosidad de recibir, como hijos propios, a numerosos niños habitantes de zonas más lejanas para que pudieran estudiar. Fraternidad, trabajo sosteniendo el techo, comida y libros, maná compartido que se derramaba bajo el techo de los Arancibia Poli allá en Monteros, Pcia. del Tucumán y se hizo alma, sangre, calcio en los huesos de sus diez hijos. Francisco Isauro el primogénito que cursó – como sus hermanos- los primeros años en la escuela primaria José Federico Moreno, continuados en la Escuela Normal Julio A roca de Monteros, donde se recibió de maestro a los diecisiete años; estudió ingeniería civil en UNT, mientras ejercía el magisterio en escuelas nocturnas; pero debió abandonar sus estudios, por el trabajo a tiempo completo en el sindicato docente de Tucumán ATEP. Fundado por un reducido de educadores en 1958 en cuya dirección sucedió en la a la dirigente Sra. Mustafá. Eran los tiempos de los primeros intentos provinciales de formalizar los Estatutos del Docente, cuya redacción concretó Isauro Arancibia para Tucumán. Mantuvo su actividad gremial hasta que lo asesinaron junto a su hermano en la sede gremial el 26/3/76. Nacieron luego sus hermanos René –fallecido siendo bebé-, Amalia, Irene, Genoveva, Arturito –fallecido a los tres años de vida –Italia, los mellizos Lidia y Arturo, y Gladys. Genoveva, Beba, fue intérprete de arpa y piano y la única de todos los hermanos que no se dedicó a la enseñanza; Amalia maestra, se graduó en Bibliotecología en la UNT y se jubiló en 1987 de la docencia con treinta y nueve años de servicio, a cuyo cargo se encuentra la Biblioteca Pública Isauro y Arturo Arancibia de Monteros. Irene cursó estudios de medicina. Italia desde el cargo de maestra, desde 1961 a 1962 trabajó en escuelas Lainez, luego fue maestra rural en San Rafael, Departamento de Faimallá, ascendió a Directora de la escuela José Martí de San Miguel de Tucumán; por elección de sus compañeros fue vocal del Consejo de Educación desde febrero de 1986 al 30 de diciembre de l989, estudió el Profesorado de Historia y Geografía. Lidia melliza de Arturo, nacidos el 7/7/42, ejerció como maestra rural, ascendiendo a vice directora de la escuela Guillermo Griet de San Miguel de Tucumán, donde se jubiló en 1993. Arturo, cursó estudios en la UNT, en 1974 fue el único director titular por concurso de escuelas nocturnas, hasta su asesinato el 24 de marzo de 1976. Gladys, la hermana menor, maestra, intérprete de piano, profesora de música, continúa ejerciendo la docencia en la dirección de una escuela, y está fuera de sus planes jubilarse.
Esta es una breve semblanza de la familia que forjo estos hijos para nuestra Argentina y todavía no hallan justicia para los dos primeros mártires de la última dictadura feroz que asoló la patria. Amalia, Italia, Lidia y Gladys, están querellando solas contra los verdugos.

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