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Acerca de los juicios a los genocidas en Rosario
Por Matías Diaz - Wednesday, Oct. 13, 2010 at 9:42 PM

Hola Cumpas y amigos. Esto intenta ser una especie de carta abierta. Si quieren pasenla.

Acerca de los juicio...
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Ustedes me conocen, soy Matías, estudiante de Historia y tengo 26 años.

Algunos ya lo sabrán y otros no. En Rosario en estos días se están juzgando en los Tribunales Federales de Rosario a seis imputados por delito de lesa humanidad durante la última dictadura militar. Entre ellos nada más ni nada menos que a Ramón Genaro Díaz Bessone. Una de las cinco figuras más importantes del ejército de esa época. Era de la plana mayor. Responsable todos los crímenes de la zona que abarca el II Cuerpo de Ejército. (Que incluye a Santa fe y varias provincias más como Chaco y Corrientes). Los otros represores son José Lofiego, Mario Alfredo Marcote, Scortechini, Ramón Rito Vergara y el ex militante peronista Ricardo Chomiki.

Este juicio al igual que el anterior, en el que se condenó a tres miembros del ejército y dos agentes civiles a cadena perpétua, es oral y público. Puede asistir cualquier ciudadano que se haya acreditado. Muchos de los querellantes y testigos de esta causa no pueden entrar aún. Lo podrán hacer recién luego de haber declarado. Por lo tanto en los días de audiencia, generalmente en las rejas de tribunales, suele verse a un puñadito de personas compartiendo mate y desplegando algunas banderas con rostros de algunos pibes que ya no están. Son estas personas, querellantes y ex detenidos desaparecidos, familiares y amigos, que esperan afuera de tribunales el momento que buscaron más de treinta años: sentarse frente a los jueces y denunciar los terribles tormentos que sufrieron en la dictadura.

Mando esta especie de carta porque ayer miercoles 6 de octubre por primera vez desde que comenzó el juicio entré a la sala de audiencias.
Al momento de entrar a la audiencia, me senté a observar y escuchar las declaraciones al lado de Yoli Medina. Yoli tiene su hermano Oscár Medina desaparecido en Villa Gobernador Gálvez. Yoli comenzó a pasar las fotos de los pibes y pibas desaperecidos en los 70' que se despliegan en cada audiencia como una forma de decir: ellos aún están presentes.
En contraposición de esto, es impactante ver a Lo Fiego a un par de metros de uno, o a Marcote. Terribles torturadores y violadores. Asesinos de la peor calaña, denunciados por cientos de personas que podieron sobrevivir a sus picanas, golpes, violaciones, humillaciones y muertes. Personajes sin escrúpulos que gozaban y difrutaban de los quebrantos que le llevaban al cuerpo de jóvenes veinteañeros. Recuerdo haber leído en algunos libros los tormentos que aplicaban a los detendios y ayer, al estar a unos pasos de ellos, verles las manos, realmente me causó una repulsión extrema.
Ayer justamente declaró el Cadi Chomiki. El imputado que más discusión trajo a la justicia. Lo que contó este sombrío ex detenido que, desde hace años es acusado por los sobrevivientes como un colaborador de los represores, fue espantoso. Trató de ponerse en un lugar de victima privilegiada y explicó pormenorizadamente como en el Servicio de Informaciones de Rosario se torturaba, como se mataba, como se violaba, como se organizaban los secuestros, y cual fue su grado de participación en todo esto. Cuando Chomiki comenzó a relatar sobre los momentos en que le tocaba limpiar la sala de torturas y quitar los restos que quedan después de ese infierno, Yoli Medina no pudo más y se quebró en llanto. Ahí la abrazamos varios compañeros y se tuvo que retirar de la sala.
Cuando salí de la audiencia ya estaba mejor y contenida por los amigos y compañeros que están afuera de tribunales.
Una de las imagenes que me llevo de ese momento tan impactante de ser observador de un juicio de lesa humanidad, es justamente la sala de audiencias del Tribunal Oral. Ver a una decena de personas que pueden entrar a la sala y otra decena que queda afuera esperando ser llamada a declarar o "aguantando" y compartiendo charlas con lo querellantes es lo que prefiero retener de estos juicios.
La sala de audiencia que tiene disposición para cerca de 30 personas está apenas completa hasta la mitad de sus lugares. El resto de las sillas vacías tiene una foto de un desaparecido o desaparecida. Todos los lugares que nadie ocupa tiene una foto de estos ausentes que han vuelto para ver juzgados a sus asesinos.
Pensaba mientras miraba la cantidad de asientos sin personas y que apenas tenían una foto, lo paradójico de la situación: ¿No será que ahora los ausentes somos nosotros? ¿No será que los ausentes en realidad nunca se fueron? ¿No será que estamos siendo complices como sociedad de dejarlos sólos otra vez como hace treinta y pico de años atrás? ¿No será que ahora estamos dejando solos a los que pudieron sobrevivir de ese espanto? ¿No sería mejor que cada uno de esos rostros luminosos en vez de quedar apoyado en cada una de las sillas vacías sea levantado por por una sala de audiencias llena de público?
Lo que está pasando acá en rosario en estos días es algo que no ha sucedido nunca. Los peores represores de la dictadura están siendo juzgados, y nosotros como sociedad podemos participar de este proceso.
En la calle, en las universidades, en el trabajo, en los medios de comunación, en las escuelas, en los partidos políticos, en los recitales y en inmurables lugares más se habla, se conoce y se repudia a la dictadura y sus cómplices. Se denuncia publicamente y se debate sobre personajes de hace treinta años atrás y sobre otros que aún caminan este presente. Así y todo, hoy en la megacausa Diaz Bessone donde se juzga a terribles criminales apenas es acompañada por esos pibes que volvieron de la muerte de la dictadura (hoy personas de 50 años) como así también amigos y familares de desaparecidos . Que como dije antes no deja de ser un puñado de personas. Un grupo de gente que no han trascendido mediaticamente, ni que tampoco se consideran héroes por haber sobrevivido. Compañeros que desde que han salido de las mazmorras del II Cuerpo de Ejército sólo han buscado justicia, por ellos y por lo que no pudieron salir.
Uno, que es de una generación nacida en democracia, al hablar con pibes de la misma edad se sorprende. Chicas y chicos que conocen lo ocurrido hace más de treinta años atrás y que repiten cada 24 de Marzo: ¡NUnca Más! Sorprende decubrir el énfasis y la bronca que utiliza esta generación cuando se refieren a los milicos del 70'. Hay una convicción muy sostenida cuando expresan que no quieren más militares en el poder.
Entonces vuelvo a las preguntas: ¿El "Nunca más" es una frase que rememora el pasado o una inscripción que reordena la forma de pensar de este presente? De ser así ¿El Nunca más es una frase o una forma de vida?
Todo ese grupo de sobrevivientes víctimas y su opuesto, las personas más crueles que pisaron esta ciudad, se están debatiendo entre el horror y el abrazo, entre las sonrisas y las lágrimas, cada semana en pleno Boulevard Oroño. Muchos deben quedarse afuera de tribunales porque no pueden entrar aún a las audiencias, el resto que ingresa muchas veces debe soportar recuerdos muy duros y marcas que son imborrables, como el caso de Yoli Medina ayer, y deben retirarse del recinto. También deben aguantar las cínicas palabras y mentiras de estos asesinos quer aún parecen disfrutar de estas instancias de juicio.
Creo que es importante que como generación nos acerquemos a participar de este proceso único en Rosario. Este momento va a traer un antes y un después, es un punto de inflexión y de no retorno. Es importante escuchar lo que se está diciendo, lo que se está relatando, que argumentos se están usando. Escuchar a sus protagonistas. No esperar que nos cuenten la historia. Reflexionar por nuestra cuenta, llorar, conmovernos y esperanzarnos. Comparar las justificaciones que utilizan los represores con los discursos que aún se levantan en algunas voces. Aprender de este momento, que nos toca como juventud, para poder algún día transmitirlo a los que vendrán. No esperar al 24 de marzo, no esperar ver un discurso en TV o una película para expresar un repudio o darnos tiempo para la reflexión.
Nunca en la historia de este país ha ocurrido un hecho tan sangriento como ese. Y ahora en este lugar del mundo se está juzgando a sus responsables.

Si quieren presenciar las audiencias públicas y orales, se tienen que acreditar en Tribunales Federales (Oroño entre San Luis y Rioja) a la mañana. Deben llevar fotocopias de sus documentos, la primera y segunda hoja. En este momento la sala de audiencia no se llena completamente así que el que quiera observar el juicio, una vez acreditado, lo podra hacer. Las audiencias generalmente se llevan a cabo los días lunes, martes y a veces miercoles. Los horarios son a la mañana y parte de la tarde. Si no pueden aún, no se desesperen, como es una megacausa con un montón de querellantes y testigos, este juicio va a durar muchísimos meses.
Insisto que como juventud tenemos el privilegio de poder ser parte de esto, hay muchos y muchas que no llegaron a presenciar este momento y que lucharon toda su vida sin bajar los brazos por ver a estos asesinos juzgados y condenados. Es el caso de varias de nuestras queridas Madres rosarinas que ya se han ido como Nelma Jalil, Irma Molina, Elenita Belmont, Darwinia Gallichio o Nelly Galasso.

Bueno, queridos cumpas y amigos. Ojalá que en la próxima nos encontremos todos afuera de tribunales compartiendo entre charla y charla algún mate.
Saludos.

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