Julio López
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El reino de lo simbólico
Por Pensamiento Negro - Sunday, Jun. 26, 2011 at 10:26 AM
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19/6/11 / En otro momento, el titular de los medios me/nos hubiera hecho saltar en el aire de la indignación, la bronca, y la sensación de desamparo.

Quizás, hasta hubieramos salido a intentar resistir, o repudiar.

Quizás, hubiera sentido, como ya pasó algunas veces, que la vida se transformaba cuando unx podia darse el lujo de elegir una madre a su medida y sus necesidades. Tan combativa y fuerte. Tan precisa, tan digna, tan irreverente como puede ser la irreverencia de un adolescente en un rostro de más de 50 años, con el mismo fuego, con la misma garra, con la misma exigencia. Tan decidida a defender con uñas y dientes esos ideales que nosotrxs, sus hijxs, levantamos, defendemos y hasta moririamos por ellos.

Quizás, como siempre, todo fue una ilusión, y lo sabiamos desde hace mucho, ¿porqué no? Si su autoritarismo lo decia a gritos.

Quizás fue nuestro sueño, o mi sueño, o el sueño que nos han hecho soñar lxs manipuladores de sueños.

La realidad es que nunca pasó.
Nadie corrió.
Nadie resistió.
Nadie gritó.
Nadie.

El peor enemigo histórico-simbólico, las fuerzas de seguridad, entraban a la casa de Las Madres y nadie deciamos nada, ni ellas mismas.
La justicia, esa misma que rechazó habeas corpus con un argumento legal, no se encuentra alojadx en ninguna dependencia estatal, dedicía, ahora, entrar a la casa de esas madres a las que no escucho núnca, y ellas, en definitiva, dignas madres de este sistema, lo admitian sin chistar.
Del sueño revolucionario a la pesadilla capitalista. Así, en uno o varios pasos, despacios o rápidos, no recuerdo, no quiero recordar.
Una imagen fugaz me hace verlas en la casa rosada, saludando a Rodriguez Saa.
Otra postal más benigna me llega a la mente y tapa la otra, por suerte, las madres intentando sostener su ronda habitual ese jueves, 20 de diciembre.
La sombra más funesta viene después, y es eso, una sombra. No se bien cuando, ni como, ni con que imagen exacta me enteré que estaban ahí, de ese lado, que les daba su pañuelo, que les decia sus hijxs, que ya no iba por el socialismo … esto último no lo dijo, no, pero ¿qué debe interpretarse cuando alguien sostiene y apoya a una presidenta que aclara que ella no está contra el capital? No había, no hay muchas respuestas.
La figura de esa madre se desplomó, y la de aquellas que aún la siguen.

El sueño revolucionario vivido se deshizo. Esta Madre no era, sino, otra madre más, dispuesta a entregar nuestros sueños con el argumento de proteger nuestra existencia, dispuesta a restringir nuestra libertad y nuestros deseos, a desoirnos, a entrar en el juego de repartir las migajas que papá estado se digna tirarnos en vez de dejarnos organizarnos para luchar por lo que queremos.
Nos entregan sin entregarnos.
Nos protegen aficciandonos.
Nos reprimen nuestros sueños socialistas intentando convencernos de que hay un capitalismo social, y siguiendo con la consigna de que el trabajo dignifica se volvieron empresarias en un contexto social hambriento de soluciones rápidas, urgentes, que calmen ese malestar general que estaba exigiendo cambios profundos en esta realidad absurda donde tengo que “ganarme la vida” como esclavx, juntando dinero para una libertad que no podré comprar nunca.

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