Julio López
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Etchecolatz reveló tener información sobre el paradero de Clara Anahí
Por [Reenvio] APDH - Monday, Oct. 03, 2011 at 11:50 PM

Como no quiso responder las preguntas de las partes no ofreció detalles al respecto. Durante un breve tiempo justificó su accionar en el rol “contra la subversión”. Además, se expresaron los imputados más cercanos en el trabajo del Servicio de Inteligencia durante la Dictadura Cívico Militar. Sigue mañana martes desde las 10.30 PRENSA Y DIFUSIÓN APDH LA PLATA

OCTUBRE2011) Una extensa jornada se vivió en el Tribunal de la Ex – Amia en La Plata, con la continuación de la etapa de las indagatorias a los imputados por delitos cometidos en una parte del Circuito Camps. Hubo frases polémicas como las que hizo Etchecolatz reconociendo información con respecto al secuestro de Clara Anahí, y el extenso relato de Cozzani en relación al caso Gravier.

 
Desde las 10.30 hasta las 19.30 con algunos cuartos intermedios se escucharon las voces de los acusados, ante la presencia de familiares, víctimas, amigos y público en general.
 
“Preso político”
 
Etchecolatz mide alrededor de un metro 70. Su postura morruda, sus 80 años encima y su cara de presunta inocencia puede llegar a convencer a algún desprevenido de la historia. Hoy le tocó el turno de la indagatoria, y se sentó sobre el banco solitario en el centro de todas las partes del juicio: de frente a los jueces, a la derecha de los defensores y a la izquierda de la querella.
 
Sobre el lado superior  izquierdo de su camisa colgó un cartel con la siguiente inscripción: “Miguel Osvaldo Etchecolatz, preso político”. De inmediato el Juez Rosanski le pidió que se lo sacara, luego de unos minutos de resistencia.
 
- ¿Usted sabe señor Etchecolatz de lo que está imputado?
- Si señor Juez, son un cúmulo de sentencias que tengo por haber combatido la subversión.
 
Luego vino la lectura de las causas que está imputado (sumadas a las condenas recibidas), entre ellas privación ilegal de la libertad, aplicación de tormentos, sustracción y ocultamiento de menores (Clara Anahí Mariani).
 
Rosanski le preguntó la dirección al ex Director General de Investigaciones en gran parte de la dictadura: “Jóvenes idealistas escarchaban mi domicilio en Buenos Aires así que me tuve que mudar a Mar del Plata”, respondió.
 
De esta manera comenzó su declaración, que no duró más de quince minutos: “Le voy a pedir que tenga consideración dada mi patología de tener que hacer uso. Una declaración correcta. La memoria-“, dijo, y fue interrumpido por el Juez ya que no se puede leer una declaración.
 
“Me veo con una condena irreversible”
 
Etchecolatz parece convencido. Según manifestó es un simple ciudadano convertido en preso político. “De haber tenido que actuar para impedir que el terrorismo y la subversión perversa convirtiera a la patria en su rehén, ahora me encuentro enfrentado nuevamente ante un juicio que ante las informaciones recolectadas me veo ya con una condena irreversible”.
 
Su oratoria pareció planificada en sus largas horas de soledad en el Penal de Marcos Paz. Con tono elevado de voz expresó: “Estamos ante un proceso que no me ofrece seguridad. Los señores jueces deben advertir que la verdad no puede ser más que una. La verdad presunta no equivale a la verdad verdadera”
 
 El acusado dijo que las pruebas pretenden indicar hechos en los que no ha participado, como en el “politizado caso López”. Para Etchecolatz con esto lo único que se logra es “inspirar sentimientos de odio y de venganza” en las fabulaciones hechas por el gobierno de turno y organizaciones de “pseudos” derechos humanos.
 
“Puedo aportar datos y elementos de prueba sobre el destino de Anahí Mariani pese a quién fuera sentirse perjudicado. Fui testigo presencial de aquel hecho” expresó con total seguridad, sobre el hecho de calle 30 entre 55 y 56 en el que se desarrolló un espectacular operativo para asesinar a parte de la familia de Chicha Mariani y secuestrar a la beba de tres meses de edad en noviembre de 1976.  
 
Por otra parte le dedicó un párrafo a los abogados defensores, que según indicó han sufrido dificultades para entrevistar a testigos.
 
“Hay violaciones sistemáticas desde lo más alto del Estado Argentino, trasgrediendo leyes y pactos. En los años 70 no estaban publicados los delitos de genocidio, tortura y de lesa humanidad”, arguyó con respecto a la cuestión jurídica, y continuó su declaración con una descripción de organizaciones de la época: “Eran integrantes de organizaciones de tipo militar con armamento, jerarquías, nivel operacional, sustento y preparación en Estados extranjeros. Les permitía acción de envergadura contra gobiernos democráticos”
 
En la última etapa tampoco tembló su voz, y miró al Tribunal sin pestañear:  “Sepan señores jueces que todos los detalles que pasan por sus ojos son registrados y evaluados. Sepan que la década de los 70 quedará envuelta en un crepúsculo creado para su ocultamiento. Los crímenes de los terroristas fueron creados con odio. Víctimas del odio nuestros hombres cayeron por amor, servicios a la libertad y a la patria. Murieron para cimentar con sus sangres jóvenes los valores de una argentina libre”
 
Etchecolatz concluyó: “Yo sé que habrá una opinión sobre mí pero no tengo miedo, nadie podrá obstruir los caminos de la verdad. Estoy dispuesto a dar la vida. Sepan que las cadenas que apresan mi mano no me avergüenzan. Esas cadenas honran a ustedes”.
 
El turno de Norberto Cozzani
 
Fue Agente, Cabo y Cabo Primero a partir de mayo de 1976 hasta septiembre de 1978 en el área de investigaciones. Está acusado de coautor material y  privación ilegal de la libertad de  media centena de personas. Recordó en varios pasajes de la indagatoria que fue parte de la “comisión” que se encargó del caso Graiver y está acusado de tormentos.
 
En primer lugar dio una opinión en consonancia a los abogados defensores, con relación al “delicado” estado de salud de sus co – procesados como justificativo para no enjuiciarlos ya que no pueden dañar a nadie. “Vea que una persona que viene golpeada de hombre de edad avanzada como Etchecolatz no pueda molestar tanto”.
 
“Si eliminamos al francotirador salvamos lo que vendrá”
 
Negando los hechos que se produjeron en la dictadura y centrándose en su persona, Cozzani declaró: “Tengo una muerte cívica más los años de condena que llevo. Si se les arrimara a la corte algún Doctor Duhalde, doctor Matarolo o algún Graiver que subsidiara la compra de armamentos, mañana podrían estar armados y formar un grupo terrorista”.
 
Más tarde se centró en el contexto militar, y justificó el uso del aparato de poder. “Hubo de carros de bomberos, uno azul y otro rojo. Algunos jóvenes idealistas se subieron a ese carro y se creyeron que la institución justicia había que arreglarla tirando piedras desde afuera hacia adentro. Otros la cuidamos desde adentro hacia fuera. Pasaron años tristes. Hubo muertos de nuestro lado también, inocentes muertos, bombas que es lo más letal que pueda utilizar alguien que no sabe quién va a morir”, expresó y agregó: “Si eliminamos al francotirador salvamos lo que vendrá. El dilema moral queda, la vida de los ciudadanos está saldada”
 
Fue una declaración extensa, que abarcó más de dos horas del mediodía. Por momentos trató de dar un discurso más leve que el de Etchecolatz: “La sangre que se derramó no se recupera y ojalá que con estos juicios y nuestras condenas se solucione una argentina nueva, que no haya más rencores”
 
En un cuarto intermedio más de uno se preguntó como el imputado pasó de Cabo de la Policía Bonaerense a hacer estudios de mercado en Rusia, trabajar en Cuba y ser un empresario que trabajó para Estados Unidos, Israel y la Unión Europea, según lo comentado ante el Tribunal.
 
Con voz de locutor y apenas pasados los 60 años de edad, el imputado expresó su teoría con respecto al rol que cumplió al lado de Camps y Etchecolatz: “No me permito la libertad al precio de una claudicación moral. Es como que hubiese sido un tonto de 25 meses de policía y no lo fui. Rompí la media normal del Suboficial de policía. No porque fui un desaparecedor de personas. Simplemente porque pensé y trabajé”.
 
 
Caso Graiver
 
El tema que más tocó en su declaración fue la Comitiva en la que participó en lo que calificó como la persecución de “subversivos económicos”.
 
El caso Graiver, según comentó,  comenzó como resultado de tres allanamientos en La Plata donde había tres casas de cambio clandestinas. “Era tal la magnitud del secuestro de monedas que mandaron a pedir en helicóptero algunos documentos donde figuraba que uno de los mayores movimientos lo hacía Juan Graiver, dueño de una inmobiliaria”.
 
Por tal motivo días más tarde las fuerzas policiales y militares ordenaron la detención del empresario. “David Graiver tenía una deuda con la organización político militar Montoneros. Este hombre confundió al oficial que lo detuvo con un Montonero”, expresó.
 
El imputado dejó en claro que integró las comisiones de todo lo relativo al Caso Graiver, donde acopiaba información en la Dirección General de Investigaciones. “Hubo instructores de toda naturaleza y la información iba al comando del Primer Cuerpo del Ejército”, explicó.
 
Una de las víctimas del juicio es Osvaldo Papaleo, al que el imputado se encargó de criticar: “Es un farsante, que no fue procesado por falso testimonio no se por qué, miente muchísimo. Hay una foto que está él en Puesto Vasco. El señor Papaleo sale en libertad luego de almorzar con Camps en la Jefatura de Policía”.
 
 
Fueron dos detenciones a Papaleo indicó el imputado. Ambas “fueron en horario normal”donde estaba su esposa y su hija Carolina Papaleo, hoy actriz. “El señor Papaleo tenía un Sub Oficial de apellido Videgain que le traía ropa todas las semanas desde su casa. Dormía en el despacho de Rojas, el Director de Puesto Vasco”.
 
Después reconoció una invitación de Papaleo días después de la libertad para ir a ver un show musical. “Fueron dos comisarios junto a sus esposas pero para mí no era ético”.
 
“Mi principal orgullo es que secuestro 74 millones de dólares y no faltó nada”, sentenció con respecto al tema.
 
 
“Eran subversivos económicos”
 
En el año 1977 se produce una segunda investigación en la que participó el imputado, que se llamó Operativo Amigo, para secuestrar al periodista Jacobo Timberman. “Mi trabajo estuvo reducido a los careos y narraciones en la Jefatura de Policía. Posteriormente se hizo el operativo Claridad, lo conozco por las carpetas”.
 
En esa sede policial se produjeron discusiones entre Nilda Papaleo y Timberman, “A Jacobo Timberman se lo veía deprimido como se lo ve a uno un fin de semana en la cárcel. Se imponía sobre él la señora Lidia Papaleo” dijo y agregó que había una atmósfera cordial donde hubo una discusión de tipo comercial.
 
Cozzani admitió que trasladó a los hermanos Miralles (víctimas) hasta el patio de Bomberos en Buenos Aires. “Quedaron hasta que de un Centro de Detenidos vinieron a buscarlos y se lo llevaron”, completó.
 
Con respecto al centro clandestina Puesto Vasco expresó que “no puedo decir que era clandestino porque tenía mastil y una bandera y un oficial de turno. Creo que era uno de los  muchos lugares escogidos por la autoridad militar, un lugar donde como preso que soy hoy no me perece que había demasiados detenidos para tan poco espacio. He visto a la gente por una oportunidad que me invitaron a comer un asado”.
 
- Señor Cozzani usted dijo que había que matar al francotirador para prever situaciones
 
- Señor Juez Tenemos que entender en que contexto se vivía y con que apuro se les dijo a los militares que  hay que apagar el incendio.
No puedo creer que haya estado en el medio de todo eso. Era una sociedad que aplaudía lo que estaba pasando. Era otra circunstancia política.
 
 
 
- ¿Cómo fue su Actividad como custodio de Etchecolatz?, le preguntó la fiscalía
 
- Fue la función específica entre 1976 y 1977. Dado el momento que se vivía y los atentados que hubo, nueve personas por turno y 27 lo custodiaban todo el día. Me movilizaba en uno de los coches, había choferes. Era personal de custodia en un acto, reunión, en cualquier movimiento del Director de Investigaciones.
 
Tercer imputado del día
 
El Tribunal llamó a Luis Patrón, quien se dirigió con su campera verde y bastón, acompañado de dos oficiales del SPF (Servicio Penitenciario Federal) hasta la silla. Está imputado en la causa 2955/09 por privación ilegal de la libertad, aplicada a cincuenta y cuatro casos, tormentos y sustracción de una menor de diez años.
 
Cuando Rozanski le ofreció declarar, su respuesta fue sencilla:
 
-Señor, yo respeto al Tribunal y a las personas que lo componen. Por el momento, no voy a declarar.
 
Guallama dijo no
 
El próximo en acercarse fue Hugo Alberto Guallama, quien sostuvo que fue policía y antes de estar detenido hacía changas. Hoy vive en Olmos. El acusado fue chofer de Etchecolatz, agente primero y luego cabo. Se lo imputó por el homicidio de Diana Terruggi  y la sustracción de Clara Anahí. Además, por complicidad en la privación ilegal de la libertad de Jorge Julio López, entre otras.
 
Al momento de darle la palabra, tomó la misma decisión que Patrón:
 
-Su señoría, no voy a declarar.
 
Carlos “el Oso” García subió el escalón del escenario sólo con la ayuda de su bastón. Se lo acusa de ser actor directo de privación ilegal de la libertad, por la aplicación de tormentos y por la sustracción de un menor de diez años.
 
Su abogado pidió que leyeran una carta escrita por Guallama en Marcos Paz el 15 de agosto de 2005, la cual fue ratificada en septiembre del mismo año. En ella se refería a las “injustas y perversas” acusaciones realizadas. Allí afirmó: “No dudo que soy totalmente inocente de los hechos que se me imputan (…) Nunca formé parte de una brigada. Fui desde el principio un chofer”. Además, aclaró que jamás disparó “ni un solo tiro” y que, una vez que renunció a la policía, fue chofer de Matilde Born. Con respecto a los acontecimientos de la calle 30, indicó: “Fue el comentario de todos que un subversivo salió herido”. Por último, mencionó la presencia del Oso García.
 
“Tuvimos una experiencia de trabajo muy efectiva”
 
A partir de tal lectura, se dio paso a la declaración de García, quien dijo haber estado en la Brigada de San Martín. Luego lo designaron al gabinete de Robos y Hurtos. “Cuando se abren las cárceles, comienzan una ola de secuestros (…) Nosotros tuvimos una experiencia de trabajo que fue muy efectiva”, comentó el imputado y agregó que a medida que su superior se trasladaba de lugar de trabajo, el equipo iba con él.
 
El director del Comando de Operaciones Tácticas (COT), que tuvo oficinas en la Comisaría Quinta, Juan Fiorillo lo llamó para trabajar en la investigación de un secuestro en La Plata. Según el acusado, fue en ese momento cuando viajó a la ciudad. “Yo no estaba acá en el tiempo que a mí se me señala; yo no coincido con la descripción (que hacen) de mi persona”, expuso. Por otra parte, en una declaración un testigo dijo que lo vio. Al respecto, el imputado sostuvo: “Había otros García, es un apellido común, nadie se preocupó en cotejar”.
 
García explicó que otra señora también dijo verlo: “Si me vio a través de una grilla, tan prisionera no estaba”. Luego agregó: “En su momento plantearemos si son veraces sus palabras, de hecho, yo no trabajé en la Comisaría Quinta”, gritó el imputado.
 
En relación a la carta de Guallama, García creía que él no la había escrito y lo enfrentó en Marcos Paz:
 
-No temas, no pasa nada –el Oso se acercó al chofer de Etchecolatz- ¿Vos me conocés a mí?
-No.
-Pero escribiste la carta.
-¿Qué quiere que diga?
-La verdad.
 
 Con respecto a estos episodios, detalló: “Tendría que hablar subjetivamente, cosa que es común para nosotros en este trámite” y añadió: “Guallama dijo que esa carta se la escribió Tarela”, quien también está acusado en este juicio. Según el imputado, el chofer de Etchecolatz le dijo que tenía una gran necesidad y que Tarela le había ofrecido ayuda, por eso, colaboró con él. Sin embargo, García desconoce cuál fue el beneficio de esa carta: “Habría que preguntarle a Guallama”, puntualizó.
 
“El Oso” aclaró que no trabajó ni con Etchecolatz ni con Fiorillo, pero después señaló que sí lo había visto. Entonces, Rozanski lo interrogó:
 
-¿Conocía o no a Fiorillo?
-Lo conocía y a la vez no. Es como con usted: yo a usted lo conozco pero no lo conozco.
 
Y para continuar con su relato dijo que se refería a que lo había visto en alguna oportunidad. No obstante, después indicó que sí trabajó para Fiorillo, que fue trasladado “voluntariamente”. “Yo me vine a fines de abril (del ’77) hasta el ‘78”, expresó.
 
 
 “Yo estuve el 1 de septiembre de 1977 en la Comisaría Quinta, estaba totalmente vacía”, indicó y agregó que la utilizó para mantener incomunicados a los imputados del secuestro que había investigado con Fiorillo.
 
Por último, aludió a la patota y dijo que no había pertenecido a ella:
 
-Usted mencionó la palabra “patota”. ¿Por qué le decían así?
-Eran policías, un grupo del jefe regional.
-¿Y por eso la llamaban “patota”?
-Sí, patota es un grupo.
 
Al terminar su declaración, el Tribunal decidió rechazar el pedido del defensor de Campos para que no declare mañana: se lo va a trasladar al Hospital de Ezeiza y lo interrogarán a través de una videoconferencia, ya que para los jueces, más allá de su estado de salud, sigue siendo imputable.
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