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A la deriva hacia las elecciones presidenciales de Octubre
Por Carlos Petroni - Informes IPI - Wednesday, Oct. 12, 2011 at 6:51 PM

Miércoles 12 de octubre de 2011
A la deriva hacia las elecciones Presidenciales de Octubre

Por Carlos Petroni

Nadie disputa efectivamente ni el posible triufo oficialista ni sus planes para profundizar la dependencia del pais de Brasil y China, ni sus intentos por “reformar” a la burocracia sindical, ni la hegemonia que pretende en su movimiento politico. ¿La calma chicha que precede a la tempestad?

El país flota a la deriva hacia las elecciones presidenciales del 23 de octubre sin entusiasmo, indiferente y sin grandes expectativas. En el mar, a esto se le llama “navegar en la calma chicha” Algunos, tal vez muchos, dieron por cerrada la temporada electoral en las primarias del 14 de agosto donde el oficialismo se impuso logrando un 51% de los votos.

Otros, ante la falta de opciones se han refugiado en la indiferencia y también los hay que piensan que, de todas formas, nada cambiará a partir de Octubre. “En realidad”, dicen, “el gobierno sigue gobernando como si nada ocurriese digno de mención.”

Esto no es enteramente cierto. El gobierno planifica cambios, muchos de ellos abstractos aun para los ciudadanos en general y para los trabajadores en particular: se habla en murmullos de ajuste de tarifas, disminución de los subsidios al transporte, reducción del gasto público, reintegración en el Mercado internacional de préstamos, consolidación de una corriente hegemónica dentro del peronismo, freno a los aumentos saláriales… A excepción de esto ultimo, lo demás pasa desapercibido entre los trabajadores que ven a estas cosas como simples palabras.

Excepto claro esa preocupación que sobrevuela sobre todos los asalariados: que no aumente el desempleo – después de todo, en su gran mayoría están a un salario de la indigencia, viviendo al día – y los desempleados que aspiran, sino a un aumento mínimo, por lo menos a que el estado retenga la capacidad de seguir con los subsidios.

Los jubilados, no lo ignoramos en absoluto, pueden aspirar al 82% móvil real, pero no hacer olas para ellos significa no perder los aumentos miserables otorgados por este gobierno que, comparados con gobiernos anteriores, los ha acercado un poco a la pobreza partiendo de su situación de indigencia (de acuerdo al INDEC, claro).

Para la clase media y la burguesía, la cuestión es también no hacer olas. Hay que navegar en el mar calmo y sin viento del Kirchnerismo y tener la esperanza que se mantengan los créditos para comprar autos, heladeras y plasmas; que se mantengan o no caigan abruptamente los precios de las commodities en el Mercado internacional y que de alguna forma se llegue a un acuerdo con las potencies dominantes en este territorio: Brasil y China.

Compartiendo solo el 13% del PBI nacional, las empresas norteamericanas – como sus congéneres europeos – no tienen para invertir en el país y la están remando contra la creciente influencia de Brasil y China que los desplazan paulatinamente (50% del PBI Argentino) en la competencia por el Mercado, la compra de industrias y campos y la adquisición de fortaleza financiera local. Es el precio que pagan EEUU y Europa por su decadencia frente a la emergencia de nuevos poderes económicos mundiales.

El gobierno hace piruetas y le pide a Ratazzi, Presidente de la FIAT, que demore las suspensiones de trabajadores hasta después de las elecciones. Lo mismo le ha pedido CFK a VW, Peugeot y otras firmas que no dependen ya de Washington, Berlin, Paris o Roma, sino de Sao Paulo, donde va a parar toda su exportación.

CFK y su “equipo” económico han dicho que la profundizacion de la dependencia de Brasil y China (ellos le llaman “alianza estratégica”) es la salida hacia la continuación del “modelo”.

No hay de que preocuparse, piensan en Balcarce 50, porque a nadie en la oposición burguesa, ni aun desde la centro izquierda o la izquierda, se les ocurre disputar esta centralidad del proyecto Kirchnerista.

La oposición burguesa, también la centro izquierda y la izquierda, han insistido en la corrupción, la falta de algunas libertades formales y la persecución ideológica – además de haber renunciado a las presidenciales, de hecho, y compartir todos ellos una común estrategia de elegir algunos diputados en Octubre.

La izquierda le agrega a esas demandas, otras de carácter sindical, como el aumento de salarios, las paritarias y la defensa de los delegados combativos y se pronuncia para que los votantes les permitan elegir algunos de sus miembros como fiscales del capitalismo en el Congreso.

Los votantes han respondido con el “milagro” que le permitió al FIT (PO-PTS-IS) sacar un 2.5% de los votos en las primarias para darles el derecho de presentarse en las elecciones de Octubre, pero no parecen dispuestos a sopesar la importancia de tener dirigentes de esos sectores en el parlamento.

Todas las criticas al gobierno han rebotado en el Teflón que recubre de una patina gruesa e impenetrable al “modelo” Kirchnerista. “Si hay que esperar poco” – se dicen los votantes – “es preferible hacerlo del malo conocido que de los malos por conocer.” Corrupción y robo incluidos, “porque al menos estos roban, pero hacen”, afirma la errónea filosofía popular.

Al negarse la oposición de todo signo a disputar con el gobierno alrededor de la penetración imperialista de Brasil y China, la creciente extranjerización de nuestra economía; al no representar la propuesta de que la burocracia sindical debe ser demolida y no “reformada” y que Argentina debería, entre otras cosas, nacionalizar tierras e industrias en manos extranjeras (no regularlas como pretende la propuesta “Ley de Tierras” del oficialismo o jugar con las palabras, como hace CFK, para decir que “no hablemos mas de empresas de capital extranjero, sino de empresas nacionales con inversores extranjeros”), se someten a los diktats del gobierno en cuanto a un no-debate pre-electoral.

Ante la abulia generalizada frente a las elecciones, a nadie en la oposición se le ha ocurrido denunciar el régimen democrático burgués por lo que es, una trampa insidiosa para elegir el mal menor y el posibilismo del verbo progresista mezclado con la actitud reaccionaria. Ni siquiera la izquierda ha salido a declamar un poema contra las rutinas del voto burgués.

Todos han dejado en manos de CFK y su equipo, incluyendo a algunos sobrevaluados incompetentes de la economía y la política, el que se reemplace a Moyano por Calo o algún otro, a EEUU por Brasil y China y a la industria nacional con conglomerados de estos países con algunos amigos del poder incluidos como testaferros.

O la Clarin/TN/ Hadad / C5N- que hegemonizan el mercado de la informacion - por el monopolio privado-gubernamental de Gvirtz, Tiempo Argentino, 678 y la TV pública “para todos.”

No existe un “modelo” alternativo, sino un reciclaje pragmático de lo mismo de siempre. En la economia, en lo social, en lo politico y en el debate de la prensa.

En la oposición burguesa, los votos se reciclarán. Muchos votos de Alfonsin, Duhalde y Carrió irán para el delfín del aburrimiento pro-capitalista y pro-Brasil de Hermes Binner y algunos más para el actor de reparto regional cuyano Rodríguez Saa.

Sino fuera porque los tendremos a este par como obstáculos futuros (ya desde el presente), casi les agradeceríamos que se deshicieran de Duhalde y Carrió y mantuvieran en la marginalidad a Alfonsín.

En el medio de este aburrimiento sin salida inmediata, pero que será conocido en el futuro como "la calma antes de la tempestad", no nos quedan muchas recomendaciones para el 23 de Octubre, salvo llamar a votar críticamente por la única formula de izquierda presidencial: la del FIT (PO, PTS, IS y otros).

Lo hacemos sin mucho entusiasmo es cierto, y en un par de días publicaremos una crítica de fondo – no meramente coyuntural – de los partidos que componen el Frente de Izquierda como una explicación de esa falta de estentóreo sonido de nuestra voz.

Tambien votaremos por algunos candidatos locales como Patricia Walsh (Proyecto Sur) para diputada en Capital – en reconocimiento público a su autoría de la Ley del fin de la impunidad y los indultos a los genocidios. Es todo a lo que podemos comprometernos.

Mas allá de ello, el futuro aguarda con grandes conmociones que, por el volumen de los votos que obtendrán el 23, comenzarán en el interior de la coalición oficialista de seudo progresistas, barones del Conurbano, burócratas sindicales y la estructura feudalista de los gobernadores del interior.

La tempestad provendrá de los enfrentamientos de lo que se cree hegemónico y se extenderá a toda la sociedad. ■

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