Julio López
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10 años de la rebelión
Por Indymedia Rosario - Monday, Dec. 19, 2011 at 2:25 AM
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En la década del 90 se plantaron las semillas de la rebelión. La clase trabajadora vio plasmada en si la mutación que introdujeron las altas tasas de desempleo, el desguace de la industria nacional y las empresas estatales. Muchos de los trabajadores, que antaño se iniciaban y terminaban su actividad en la misma fábrica, donde posiblemente sus hijos siguieran el derrotero, devinieron en empleados informales, precarizados en el mejor de los casos y, si no, formaban parte del nuevo sujeto social que con fuerza se imponía: el desocupado. Justamente, fue el conflicto de Cutral Có en 1996, generado por los despidos masivos a raíz de la privatización de YPF, que se transformó en pueblada e instaló no solo al desocupado como nuevo actor social, sino al piquete como su método de lucha.

El fundamentalismo neoliberal impulsó históricas resistencias que se dieron a la par de las de quienes estaban desempleados, como la carpa blanca docente, las marchas de los jubilados, la lucha de las mujeres contra los remates de viviendas y las multitudinarias marchas impulsadas también por sectores sindicales que, con sus diferencias, se oponían al ajuste y la liquidación del país. Ya en diciembre de 2001, las luchas sociales se profundizaron y el intento de generar alternativas de poder se plasmaba en la creación de organizaciones, como el Frente Nacional contra la Pobreza (FRENAPO), espacio integrado por agrupaciones sociales, sindicales, agropecuarias, empresarias, políticas, de derechos humanos, eclesiales y estudiantiles. Bajo la consigna: "Ningún hogar pobre en la Argentina", entre el 14 y el 17 de diciembre el FRENAPO realizó una consulta popular en la que 3 millones de argentinos votaron su programa.

La calle como testigo

El país estaba literalmente en llamas. Altas tasas de desempleo, ahorros confiscados, bancarrota financiera, saqueos que se propagaban por toda Argentina, el ministro de economía Domingo Cavallo intentando dar seguridad a los mercados y el presidente Fernando De la Rua dictando el estado de sitio. En las calles, la gente comenzó a organizarse en barricadas, asambleas, resistiendo a las balas policiales en los barrios y caceroleando en las zonas céntricas.

Para Eduardo Delmonte, referente de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), que inicialmente fue una corriente sindical y luego se fortaleció en la organización de los desocupados, en 2001 “se dio la confluencia de muchos factores: por un lado la lucha constante del movimiento de desocupados, lo que hace eclosión en los barrios al dispararse los precios de los alimentos”, a lo que se sumaron “sectores de capas medias saqueadas por el gobierno”. Señaló también la existencia de “divisiones” en los sectores de poder “con Eduardo Duhalde y demás operando también”.

En tanto, el Secretario General de la CTA Rosario, Gustavo Teres, quien en 2001 era militante de base del gremio docente AMSAFE recordó que “la gran marea humana que salieron el 19 y 20 expresaba su indignación en el «que se vayan todos»”, reclamaba el fin de la institucionalidad vigente y marcó el fin de lo que denominó “fundamentalismo neoliberal”.

El dirigente sindical consideró que hubo cuatro actores fundamentales en el proceso dado en 2001 – 2002:
- Los sectores de la clase media “que impulsaron y consolidaron muchas asambleas barriales”;
- los movimientos de desocupados, “que se fortalecieron como organizaciones multitudinarias y pasan a formar parte del esquema de la mayoría de las organizaciones de izquierda”;
- el movimiento de fábricas recuperadas, entre las que se destacan Brukman, Zanón, en Rosario el ex Tigre, que demostraron que “se podía producir y organizar el trabajo por fuera de la lógica capitalista”;
- la “renovación sindical” que, encabezada por una nueva dirigencia, recupera organizaciones gremiales, con impronta “fuertemente democrática”. Justamente, apuntó que fue parte de esa generación de dirigentes que, a raíz de la convocatoria del abogado laboralista Horacio Zamboni, decide en un encuentro impulsar el reclamo del salario mínimo, vital y móvil.

La rebelión del 2001 estuvo empapada de una profunda crítica a la institucionalidad vigente, reclamando la democratización y contraponiendo a las estructuras burocráticas y expulsivas, una identidad asamblearia y pluralista. El reclamo de otro tipo de participación que por algunos fue leído como “anti política” puede ser visto no sólo direccionado a los partidos dominantes, sino también como un mensaje dirigido a parte de las organizaciones que se ubican dentro del campo popular.

La izquierda, con sus divisiones y retrasos, estuvo en la calle e intentó dirigir el proceso abierto. Algunas agrupaciones, tal vez parte de las lógicas que la población rechazaba, tomaron actitudes divisionistas en determinados espacios, generando incluso rupturas. A priori pudo visualizarse que se carecía de una dirección política y que en el intento de generarla se manifestaban serias debilidades, producto también de una historia vinculada al genocidio instaurado por la última dictadura militar que llevó al esfuerzo militante de resurgir de las cenizas esparcidas por todo el territorio nacional tras la recuperación democrática.

De hecho, la misma dirigencia de la CTA durante el 2001 no convocó a la movilización, lo que le valió duras críticas. Teres recordó que parte de la dirigencia de la central “antagonizó la rebelión del 2001 y el FRENAPO”, que venía de realizar la multitudinaria consulta popular de su programa político, “planteando que la insurrección echaría por tierra la popularidad alcanzada por el frente. Era una postura sumamente alejada de la realidad y es un debate que se puede decir que saldamos en la calle”, apuntó el actual referente local de la central.

“La masa salio espontáneamente sin programa definido y después la clase obrera ocupada, producto que la dirigencia sindical de ese momento estaba en un compás de espera, no promovió un paro nacional que la colocara en el centro de la escena política”, criticó por su parte Delmonte.

Justamente, una de las evaluaciones que se hizo pocos años después de la crisis fue que esa masividad alcanzada, en la que se había logrado la unión de reclamos, el reconocimiento a la lucha de las Madres de Plaza de Mayo que encabezaban las enormes marchas de la resistencia, el levantamiento de históricas banderas, se diluyó sin poder decantar en un proyecto de poder alternativo.

“Las fuerzas que empujábamos esa iniciativa teníamos debilidad. Y otros sectores que podrían haber apoyado, tenían esperanza en el proyecto de la alianza o no eran independientes. Luego los sectores dominantes trabajaron a fondo para restablecer las formas de dominación que había en ese momento con elecciones cada 4 años y recuperar la confianza en esos políticos”, consideró el referente de la CCC.

“El sectarismo y el excesivo personalismo” en las organizaciones populares devino en “incapacidad para coordinar una experiencia de unidad popular. El pueblo daba señales por debajo de que había condiciones, que la dirección de ese movimiento no supo leer”, apuntó en tanto Teres.


Impunidad, repliegue y relegitimación

Ya en 2002 con Eduardo Duhalde en la presidencia, la represión continuó. El 26 de junio los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán no sólo mostraban la continuidad de la tensión social y la brutalidad de quienes gobernaban, sino la profundización de la crisis que tocaba en ese momento a todos los sectores que buscaban mantener a fuego el orden vigente: la clase política repudiada en el “que se vayan todos”, el empresariado beneficiario, las fuerzas policiales sanguinarias y los medios masivos de comunicación socios y cómplices.

Actualmente no hay responsables políticos juzgados por los 38 crímenes cometidos durante las jornadas de diciembre de 2001. Vale aclarar que el número marcado no es definitivo y hay muchas personas que por no estar registrada su muerte o no poder las diversas organizaciones que investigan los hechos hacer contacto con familiares y corroborar los casos, no son contabilizados. Los conceptos de impunidad y relegitimación toman dimensiones concretas al advertir que la mayoría de los gobernadores responsables de las fuerzas de seguridad donde hubo asesinatos en las jornadas del 19 y 20, están hoy en cargos ejecutivos y legislativos (ver recuadro).

En lo que a este punto respecta, Pablo Solana, referente del Frente Popular Darío Santillán –organización que proviene de parte de lo que hace una década era la coordinadora Aníbal Verón-, consideró que los políticos repudiados en el «que se vayan todos» “lograron recomponer niveles de adhesión, de apoyo popular. Venimos de una serie de procesos electorales que lo están demostrando con claridad. A uno le puede gustar más o menos pero los números son evidentes. Son datos objetivos que demuestran que esa misma dirigencia política, las mismas personas con nombre y apellido que son las mismas que hace 10 años habían estado en los cargos públicos que habían generado tal repudio social, son los que están siendo legitimados con un sistema político que en esencia no cambió”, denunció.

Respecto a la etapa abierta en 2003 con la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia, Teres consideró que “hay que hacer una lectura integral, desde que irrumpe Duhalde, se pone a Roberto Lavagna como Ministro de Economía y luego se plantea una continuidad” con su permanencia en el cargo en el gobierno de Kirchner. “Creo que Kirchner logra tener una lectura acertada de la etapa y a través de la dirección del Partido Justicialista, que como partido de gobierno siempre ha tenido una eficacia muy fuerte en el diseño de las políticas dentro del estado”, lo que para el Secretario General de CTA Rosario le permite cooptar a varias organizaciones y tomar reclamos históricos como la defensa de los derechos humanos.

“El gobierno del kirchnerismo fue el sector de las clases dominantes que más lúcidamente comprendió lo sucedido del 2001 y operó y opera para que los poderosos recuperen las formas de dominación previas a aquella crisis política. Pero han tenido que utilizar un discurso progresista y es un arma de doble filo”, definió Delmonte.

“El kirchnerismo construyó una nueva hegemonía con señales positivas dentro de los cimientos de una vieja organización política que a mi criterio recicla a muchos de los dirigentes cuestionados, que fueron parte de las políticas del 2001 y hoy forman parte de este proceso”, acusó en consonancia el referente de CTA.

A la par, el dirigente del FPDS evaluó que el impulso expresado en los diferentes sectores que protagonizaron las luchas de 2001 – 2002, “de alguna forma se replegó”. “Hoy nos encontramos en una situación que es distinta, porque en aquel momento era mucho más desesperante a nivel social, económico y a nivel de poder político las respuestas tenían un nivel de hostilidad” que llevo a tener “que volver a enterrar compañeros asesinados” en referencia a Santillán y Kosteki. “Eso no nos pasó a nosotros en las protestas recientes, pero sí pasó en Jujuy, en el Indoamericano, pasó con Fuentealba. No somos de hacer un trazo grueso directo y decir ‘son las mismas políticas’ o ‘es un gobierno que mantiene la continuidad de’, pero hay un aparato político represivo” que está activo en las provincias, analizó.

En el 1er Encuentro Nacional de Familiares de Víctimas de Diciembre de 2001 se planteó la necesidad de visualizar la lucha de los derechos humanos de manera integral. Los asesinatos por gatillo fácil, el caso del periodista gráfico José Luis Cabezas, el de María Soledad Morales, las muertes de los caídos hace una década, el docente Carlos Fuentealba y otros emblemáticos casos, la desaparición de Luciano Arruga y Jorge Julio López, son parte de un triste glosario de impunidad en Argentina que el sistema democrático ha avalado. Claro, que el planteo no fue realizado por contraposición ni mucho menos rechazo a los históricos, necesarios y tardíos juicios a los genocidas, sino para que no se repita en ellos la espera de 30 años para encontrar justicia.


Recuadro: Los responsables políticos

Fuente: Familiares de víctimas de diciembre de 2001.

Víctimas
Provincia y funcionario a cargo con mandato sobre las fuerzas de seguridad
Puesto que ocupa actualmente

Marcelo A. Pacini (15)
Claudio Lepratti (35)
Graciela Acosta (35)
Juan Alberto Delgado (24)
Rubén Pereyra (20)
Walter Campos (17)
Yanina García (18)
Ricardo Villalba (16)
Graciela Machado (35)

Santa Fe.
Gobernador: Carlos Alberto Reutemann

Senador Nacional por Santa Fe

Diego Ávila (24)
Julio H. Flores (15)
Damián Ramírez (14)
Ariel M. Salas (30)
Pablo Marcelo Guías (23)
Víctor Ariel Enrique (21)
Roberto A. Gramajo (19)
Eduardo Legembre (20)
Mariela Rosales (28)
Diego Lamagna (26)
Alberto Márquez (57)
Gastón Riva (31)
Carlos Almirón (23)
Gustavo Benedetto (23)
Rubén Aredes (30)
Daniel Mataza (23)
Cristian Gómez (25)
Maximiliano Tasca (25)
Sergio Pedernera (16)
Jorge Cárdenas (52)
José Vega (19)
Carlos Manuel Spinelli (25)

Capital Federal.
Jefe de Gobierno: Aníbal Ibarra

Provincia de Buenos Aires.
Gobernador: Carlos Ruckauf.


Vice gobernador: Felipe Solá (quien ascendió a Gobernador de la provincia en 2002)






En 2003 fue reelecto en ese cargo. Luego de la Masacre de Cromagnon fue destituido mediante juicio político. Desde 2007 y hasta la actualidad se desempeña como legislador porteño


Se presentó dentro de la lista para legisladores de la Unidad Popular, partido de Eduardo Duhalde. No logró ingresar a la cámara.


Actualmente es Diputado Nacional por Buenos Aires

David Ernesto Moreno (13)

Córdoba.
Gobernador: Juan Manuel de la Sota

Asumió la gobernación de la provincia. Es su tercer mandato.
Ramón Alberto Arapi (22) Corrientes.
Gobernador: Ricardo Colombi.
Asumió nuevamente la gobernación.
Romina Iturain (15)
Eloísa Paniagua (13)
José Daniel Rodríguez (25)
Entre Ríos.
Gobernador: Sergio Montiel.
Falleció.
Elvira Avaca (46) Río Negro.
Gobernador: Pablo Verani.
Actualmente es Senador Nacional por Río Negro.
Luis Alberto Fernández (27) Tucumán.
Gobernador: Julio Miranda.
Dirigente sindical del sector petrolero, gas privado y biocombustibles. Como tal formó parte de la intervención del sindicato petrolero durante el conflicto en Santa Cruz.

Fotos del 19 y 20 de diciembre de 2001 publicadas en Indymedia Argentina durante esos días por integrantes y lectores.

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