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Mundo: Año Internacional de Afrodescendientes
Por Nicolás Fernández Bravo - Thursday, Jan. 19, 2012 at 9:11 AM
nhicuf@arnet.com.ar

Revista Quilombo, 16 de enero.- Un balance provisorio. “Está por terminar nuestro año, y creo que no tuvo gran repercusión” – afirmó hace apenas unas semanas, una artista afrodescendiente que durante los últimos años ha participado activamente de las distintas instancias en las se ha puesto en jaque la invisibilidad de la población de origen africano en Argentina.

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Considerando la radical ausencia que ayer nomás tenía la temática, la afirmación remite a los actuales vientos de cambio: los afrodescendientes van por más. ¿De qué ha servido la declaración de las Naciones Unidas del “Año Internacional de las y los Afrodescendientes”?

Si bien resulta apresurado trazar una evaluación concluyente, sería por lo menos ingenuo pensar que la simple declaración de un organismo internacional, con independencia de su envergadura, pueda transformar el lugar que han ocupado en el imaginario moderno tanto los descendientes de africanos como su extraordinariamente rico legado.

Por el contrario, la declaración apenas si permitió dar un nuevo impulso a iniciativas que grupos de afrodescendientes de distintos países –con notable fortaleza en las Américas– han venido desarrollando en pos de subvertir una narrativa que dio continuidad a formas de exclusión y marginalidad asentadas en el color de la piel.

Estas iniciativas cobraron un carácter distintivo en la Argentina, acaso una de las sociedades en las que más violentamente se borró el trazo de la presencia africana y en donde su reciente emergencia ha despertado mayores expectativas.

Pese a que la coyuntura global en la que se insertó “el Año” ciertamente mejoró sus condiciones de visibilidad, esta hubiese sido sencillamente inimaginable de no haber contado con el férreo antecedente de un reducidísimo grupo de personas que, en los últimos 20 años, lograron instalar y construir un campo de reflexión y acción ligado a la temática afro.

La actual proliferación de estudios, iniciativas y liderazgos de distinto tenor no siempre han sido justos con aquellas y aquellos pioneros que, en condiciones de absoluta adversidad, remaron contra una corriente aplastante y no pocas veces desmovilizadora.

Tal vez uno de los aspectos más notables de estos “vientos de cambio” sea el incipiente prestigio e interés con el que las personas que protagonizan su renovada visibilidad –ya sea desde la práctica militante, desde las performances culturales, pasando por su interpretación y problematización– se ven a sí mismas.

Autoconscientes de su relevancia, interpelados con mayor cautela por el poder público, la academia y en menor medida por los medios de comunicación, los afrodescendientes se encuentran en la actualidad en un complejo proceso de gestación de narrativas que los definan.

Estas narrativas, en el contexto de las tensiones contemporáneas en las que el relato de lo nacional parece estar siendo cuestionado, están produciendo nuevos sentidos: algunos revisando el pasado, otros disputando el presente. Algunos menos, imaginando un futuro en el que la reflexión sobre el legado del racismo alimente las posibilidades de una sociedad más inclusiva y utópicamente post-racial.

¿Sirvió entonces, la sorprendente cantidad de actividades –reuniones, congresos, jornadas, fiestas, declaraciones, encuentros, obras de teatro, proyecciones, charlas, llamadas, foros, recitales– que se realizaron durante el año 2011 en nombre del “Año de los Afrodescendientes”?

Es indudable que la realización misma contribuyó a una mejor comprensión y estimulará a formas más creativas de disputar sentidos para que repercutan más hondamente en el fondo de una sociedad que, en su mayoría, continúa mostrando indiferencia hacia los aportes históricos y contemporáneos de los africanos en la hechura de la Argentina.

El reciente intento de demolición de la Casa Suiza, edificio que supiera albergar a los candombes del Shimmy Club en el microcentro porteño hasta la década del 70, es una alarmante prueba de lo frágil que resultan los avances y del preocupante estado de una legislación que, declaraciones al margen, nos recuerda la importancia que tiene una buena repercusión. Tal y como continúan reclamando los activistas.

Nicolás Fernández Bravo. nhicuf@arnet.com.ar
Foto: http://www.periodicovas.com
http://www.revistaquilombo.com.ar/?p=522

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Reclaman proteger un refugio de la cultura afro en la Ciudad
Por Fuente: Romina Smith - Clarín - - Wednesday, Jan. 25, 2012 at 7:00 PM

Es uno de los últimos lugares de la historia y tradición negra. Hoy marchan con tambores.

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Nació como sede de la Sociedad Filantrópica Suiza, resguardó un escenario que vio pasar a artistas como Carlos Gardel y Sandro, pero sobre todo fue, y todavía es, uno de los últimos lugares donde queda material vinculado con la historia afroargentina y negra de la Ciudad. La Casa Suiza, en Rodríguez Peña al 200, tiene una fachada Art Deco que hoy luce demacrada pero una gran historia que, si todo avanza como está previsto, va a desaparecer para dar paso a un edificio de oficinas y cocheras.

Esta tarde, a las 18, descendientes de afroargentinos del tronco colonial –un grupo preexistente a la nación que estuvo presente desde la primera fundación de Buenos Aires–, la ONG Basta de Demoler y vecinos del barrio buscarán evitar la demolición del inmueble con una movilización frente al inmueble que incluirá tambores y ritmo de candombe argentino.

“Queremos que se impida la demolición y que la propiedad vuelva a ser un lugar de difusión cultural. Salvo que la Justicia ponga el freno, la demolición es cuestión de días”, advirtió Pablo Cirio, antropólogo y miembro de la Asociación Misibamba, que hoy agrupa a descendientes de la comunidad afroargentina.

Según detalló, “la idea es llamar la atención para frenar la pérdida de un edificio histórico para la cultura, como ocurrió hace pocas semanas con la casa de Alfonsina Storni”.

La Casa Suiza empezó a funcionar como sede de la Sociedad Filantrópica Suiza (que nació en 1861 y fue una de las primeras instituciones de inmigrantes de la Argentina) en 1895.

Mucho tiempo después, en 1937, tuvo una importante remodelación que la convirtió en lo que se ve hoy: un frente Art Deco, una entrada de mármol y una sala que fue testigo de muchas historias.

Fue, por ejemplo, albergue de inmigrantes suizos y allí funcionó el Shimmy Club, una asociación de afroargentinos del tronco colonial fundada en 1882 que usó sus instalaciones desde los años 20 hasta fines de los 70 para reuniones y sus carnavales. Por su sala también pasaron Gardel, Sandro, Hermética y los Redondos. Durante la Dictadura, además, fue refugio de las Madres de Plaza de Mayo.

La Casa Suiza está cerrada desde 2009, y desde entonces pasó varias amenazas de demolición. Ahora los dueños dicen que tienen el permiso para construir allí un edificio de varios pisos y tres subsuelos para cocheras.

Pero los vecinos y el grupo Misibamba quieren impedirlo, amparándose en la Ley 2959, que preserva “el pórtico de ingreso, las arañas de cristal y el archivo histórico”. También se basan en la Ley 1227, que establece que no puede haber otra actividad que no sea cultural o vinculada a la preexistente.

Para eso, hoy sacarán los tambores al atardecer. La idea es hacerlos sonar otra vez como hace más de 50 años

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DOS MIRADAS
Por Fuente: Romina Smith - Clarín - Sunday, Jan. 08, 2012 at 10:25 PM

DOS MIRADAS...
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EL FRENTE, DE ESTILO ART DECÓ, HOY APARECE DESLUCIDO Y CON PINTADAS. ABAJO, LAS FIESTAS QUE ORGANIZABAN LA COMUNIDAD Y EL SHIMMY CLUB EN EL LUGAR, ENTRE LOS AÑOS 20 Y FINES DE LOS 70.

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