Julio López
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Historia del s. XX. Los reacomodamientos politicos, 1962 - 1966
Por PRML - Wednesday, Jul. 25, 2012 at 7:01 PM

Los años que van de 1962 a 1966 marcan una etapa de reordenamientos en la política nacional, fruto de una serie de problemas que quedaron sin resolver durante la presidencia del depuesto Arturo Frondizi.

Historia del s. XX. ...
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Clases sociales y proyectos políticos

En el plano económico, las fracciones industrial y agraria del gran capital pugnaban por encabezar el aparato estatal. La segunda, si bien ya no era la poderosa burguesía terrateniente de principio de siglo, contaba a su favor con el hecho de dirigir la actividad
que mayor cantidad de dólares le proveía al país. La divisa norteamericana era fundamental para superar las cíclicas crisis de estancamiento en que caía la industria, que a pesar de ser el motor de la economía nacional, por los condicionamientos que imponían los altos niveles de concentración monopólica y la dependencia al capital imperialista (principalmente yanqui) no acertaba en lograr estabilidad, lo que redundaba en recurrentes déficits en la balanza de pagos. Por debajo
de estas fracciones, la burguesía nacional, asentada en el abastecimiento del mercado interno, se apoyaba en el movimiento obrero organizado: este, nucleado políticamente en el peronismo, si bien no tenía una dirección mayoritaria que se propusiera objetivos
independientes, actuaba no pocas veces con iniciativa propia.
En este marco, el principal problema político era el del peronismo. Sus opositores se debatían, sin llegar a
acuerdos, sobre si integrarlo o segregarlo. A tal punto fue así que la UCR continuaba partida, y así seguiría
durante el próximo proceso electoral(1). Este debate también repercutía en el seno de las Fuerzas Armadas.
Al sector tradicionalmente “gorila” se contrapuso otro que planteaba la alternativa de integrar al peronismo a la lucha anticomunista, en una escena dominada por la consolidación de la influencia mundial de la URSS, la presencia política creciente de China y, especialmente, la aparición de la Revolución Cubana. Los “azules”, a cuyo frente se destacaba el general Onganía, proyectaban la conformación de un frente que incorporara a dirigentes del radicalismo, el conservadurismo, la democracia cristiana y el sindicalismo peronista. Sin embargo, la polémica con los “colorados” fue agria y por momentos violenta; no había en ese momento condiciones para una salida de este tipo sin provocar enfrentamientos mayores.
Pero el problema también se daba hacia dentro del peronismo. Dentro del sindicalismo -fortalecido tras el Congreso Normalizador de la CGT- comenzaba a tomar envergadura la idea de un “peronismo sin Perón”, mientras el general en el exilio maniobraba sobre dirigentes sindicales y políticos afines para no perder terreno. Perón logró imponer su posición en el armado de la fórmula electoral para las elecciones de 1963, pero la misma fue vetada por el presidente Guido invocando las leyes proscriptivas.
En este cuadro, las presidenciales del ’63 se desarrollaron con todas las fracciones sociales y sus expresiones políticas y corporativas a la expectativa. Nadie arriesgaba demasiado. Los resultados electorales dieron cuenta de esta dispersión. De las 49 listas
que se presentaron, la fórmula de la UCR del Pueblo ganó con el 25% de los votos, seis puntos más que la segunda fuerza, el voto en blanco. Así llegó Arturo Illia a la presidencia.

El gobierno de Illia

Casi todas las caracterizaciones sobre la gestión de Illia refieren a conceptos morales: sobre su honestidad
y sus convicciones democráticas, sus seguidores; acerca de su poca capacidad de gestión, sus detractores.
La valoración de clase de Illia es compleja, ya que nunca quedó claro sobre qué fracción de la sociedad pretendía apoyarse para gobernar.
Su mandato comenzó con la anulación de los contratos petroleros firmados en los años de Frondizi, alegando que favorecían de manera desproporcionada a las empresas extranjeras en relación con el beneficio que obtenía el país. También le negó al influyente
banquero norteamericano Rockefeller las exenciones impositivas que éste exigía para radicarse en nuestro territorio. Pero la medida más resistida por el capital yanqui fue la sanción de la Ley de Medicamentos, que declaraba a los mismos bienes sociales y controlaba sus precios. La presión internacional para que dicha ley no se aprobara fue intensa. Pero estas fueron las únicas medidas de Illia contra el capital extranjero.
La relación con los EE.UU. era cordial, aunque la manejó con cierta independencia: así convivieron decisiones tales como la firma de un acuerdo de cooperación militar con los yanquis en 1964, con la condena a la invasión a Haití al año siguiente. El gobierno argentino siempre se posicionó en
contra de Cuba. De esta manera, su prédica americanista lo alineaba objetivamente con los intereses de la potencia del Norte.
En lo económico siguió, en lo central, los planteos desarrollistas. El fuerte intervencionismo estatal le valió la oposición de los principales agrupamientos empresarios, que se juntaron para reclamar un mayor liberalismo: la UIA, la Cámara Argentina de Comercio, la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y la Sociedad Rural presionaban de conjunto desde la ACIEL (Acción
Coordinadora de Instituciones Empresarias Libres ).
Pero los dolores de cabeza más fuertes vinieron de parte del movimiento obrero, que a la par que se reorganizaba, iba desatando en su seno la interna peronista.
La CGT celebró su Congreso Normalizador en 1963, todavía bajo la presidencia de Guido. De allí surgió
una conducción fruto del acuerdo de las “62 Organizaciones peronistas” y los “32 gremios democráticos”. De la central también participaba el MUCS (orientado por el PC) en minoría. Luego de aprobar una resolución de fuerte contenido político, la CGT lanzó la primera semana de un plan de lucha
cuyo punto más alto fue la ocupación de fábricas de 1964.
Las demandas obreras se centraban alrededor del atraso de los salarios y el problema de la desocupación,
que por esos años había superado el 8%. Es significativo que la CGT respondiera con una medida de tamaña envergadura a la propuesta del Ejecutivo de ley de salario mínimo, vital y móvil, tomando en cuenta que era un avance respecto de los duros años
de Frondizi. Pero había en juego otras cuestiones.
De una parte, en el marco de la proscripción, la dirigencia sindical pretendía mostrar el peso del peronismo en la sociedad, y del movimiento obrero
dentro del peronismo. En relación a esto, el metalúrgico Augusto ‘Lobo’ Vandor avanzaba en su disputa con el propio Perón, que operaba en el
país a través de su mujer Isabel. La disputa incluyó el fallido intento de regreso de Perón al país, en 1964, y
llegó al punto de quebrar a las “62”, que quedaron divididas en las “Leales a Perón” (vandoristas) y “De Pie Junto a Perón” (en donde se destacaban el secretario general de la CGT, José Alonso, y el textil Andrés Framini).
Consumada la demostración luego de las ocupaciones de fábricas, la CGT continuó con su plan de lucha,
esta vez buscando ampliar su arco de alianzas hacia el empresariado medio.
La relación con el gobierno se tensó al punto que fueron reprimidas varias movilizaciones obreras(2). A la par, la proscripción se había levantado parcialmente (no se legalizó al Partido Justicialista, pero sus candidatos se presentaron bajo otra denominación)
para las legislativas del ’65, en donde el peronismo cosechó buenos resultados.

Final anunciado

Sin puntos de apoyo claros, Illia fue incapaz de controlar una situación política signada por el desafío abierto de distintos sectores que, simultáneamente, medían sus fuerzas de cara a imponer sus proyectos. Las constantes burlas hacia su figura (aun hoy son recordadas las caricaturas de la tortuga y la paloma) daban cuenta de que el debate pasaba por ver en qué términos se iba a producir el nuevo
golpe de Estado.
Varios factores confluyeron en el golpe del ’66. Tras años de desórdenes, la gran burguesía ansiaba un período de estabilidad política. Dentro del peronismo, tanto Vandor como Perón apostaban a la salida militar: el primero para negociar con las autoridades entrantes y apuntalar su proyecto, el segundo para ganar tiempo y reorganizar el movimiento en torno suyo.
El ascenso de Onganía supuso una síntesis de esas aspiraciones, en momentos en que EE.UU. fomentaba la Doctrina de Seguridad Nacional, propiciando que las Fuerzas Armadas fueran garantes de los valores occidentales y cristianos.

1-Otro tanto ocurrió con el Partido Socialista,
cuya fractura se inició en 1958 y para el año ’63
contaba con varias fracciones. Las divisiones
en la UCR y el PS -los dos partidos de mayor
trayectoria, y los principales con el peronismo
proscripto- dan cuenta de la magnitud del debate, si bien en el segundo influyó también la
experiencia revolucionaria en Cuba.
2-El acto realizado el 17 de octubre de 1965 fue
disuelto por la policía, tras lo que quedaron detenidos 1.500 manifestantes. Ese mismo mes,
el día 21, durante un paro activo, murieron tres
trabajadores tras un choque con las fuerzas de
seguridad. Estos datos dan por tierra con el
mito según el cual Illia no habría recurrido a la
represión de la protesta.


PRML

PARTIDO REVOLUCIONARIO MARXISTA LENINISTA

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