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¡Esto no va mas! Las necesidades populares primero
Por PRML -
Wednesday, Apr. 10, 2013 at 5:46 PM
¡ESTO NO VA MÁS! Las necesidades populares primero
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Un drama evitable
En la vida de una sociedad suele ocurrir que ciertas situaciones permanecen sumergidas, deteriorándose día a día de manera imperceptible hasta que, inexorablemente, un hecho inesperado las expone con su verdadera naturaleza.
Así ocurrió con la tragedia en la estación de Once que mostró con crudeza el maridaje corrupto entre concesionarios privados, gobiernos y dirigentes sindicales afiliados a las políticas privatizadoras de Menem, pasando por De la Rúa y finalmente los Kirchner. Anteriormente, como un aviso previo, el asesinato de Mariano Ferreyra había exhibido la misma trama podrida.
Ahora, el drama social de las inundaciones y las muertes evitables en La Plata, la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense deja el desnudo la misma inmoralidad. Obra pública necesaria para el bienestar popular no hecha mientras se despilfarran fondos en ‘Megalópolis’ o en enrejar plazas u organizar carreras en medio de la ciudad. En sentido inverso, la inmensa solidaridad popular con los inundados contrastó ruidosamente con la presencia estatal, escasa y sobreactuada antes que eficaz. Más allá de los modos, Cristina Kirchner, Macri y Scioli –pero podríamos seguir– aparecen comprometidos en una política que está detrás del drama de las inundaciones: el ajuste de la economía que se descarga sobre los de abajo para ‘habilitar’ los negocios de los ‘amigos’ de arriba.
Ya no hay más conejos en la galera del kirchnerismo
Nada distinto a lo visto hasta aquí puede ofrecer el kirchnerismo. Se agotaron los conejos en la galera.
Los sucesivos gobiernos de los Kirchner supieron sacar provecho del descalabro político y económico tras el estallido de la crisis del 2001. En el desierto del brutal saqueo al salario que implicó la devaluación del 2002 y de demandas populares largamente insatisfechas, combinado con un inédito excedente proveniente de las exportaciones primarias a precios inusualmente altos, construyeron influencia y aparato políticos, sacándoles varios cuerpos de ventaja a otras facciones al interior de los grupos dominantes.
Sin embargo, señalábamos en el no transar anterior que “…la economía dejó atrás los días de ‘abundancia’ para las arcas del estado. El modelo sojero, agroexportador, extractivista y en beneficio del gran capital privado parece haber llagado a su techo. Desapareció su cara ‘distribucionista’, de concesiones a los de abajo y aparece su rostro ajustador. De ahí los topes salariales, la dureza frente a los reclamos salariales de los estatales, las subas de tarifas e impuestos, el cepo cambiario, las insuficiencias presupuestarias en educación, salud y ahora la ‘preocupación’ por la inflación.”
En este marco, sin margen para mayores concesiones económicas el kirchnerismo enfrenta un año decisivo para su suerte política. La calidad de sus iniciativas políticas se empobrece. Y decimos que se empobrece porque se aleja de las verdaderas preocupaciones populares como el trucho ‘congelamiento’ de precios, la inflación, la caída del salario y el futuro del empleo. La propuesta de “democratización de la Justicia” –y otras por el estilo– no da el pinet frente a los crecientes reclamos y luchas por defender y mejorar los ingresos populares.
Lo que no cambió desde diciembre del 2001
Si hay algo que el estallido del 2001 fijó en la conciencia obrera y popular es la disposición a confiar en sus propias fuerzas, no delegar, cuando de defender sus derechos e intereses legítimos se trata. Esto es algo que una década kirchnerista no logró alterar. Y esto va de la lucha de los docentes hoy, a los trabajadores del subte que paran ante un compañero asesinado por la ambición patronal y llega a la solidaridad con los inundados por encima de las actitudes gubernamentales.
No por nada, ante las inundaciones, la prensa de la gran burguesía advirtiera que “Debajo del drama de La Plata palpitan males colectivos. Tal vez el menos perceptible es un sistema político que, desde hace tres décadas, renunció a la competencia y, por lo tanto, al debate de problemas y soluciones.”, y a renglón seguido reclamar “… la hora de un balance, antes de que vuelva a sonar, inconducente, “que se vayan todos”” (Pagni, La Nación 05/04/13).
Esto que describimos constituye un piso político, un rasero del momento histórico, desde donde se deben medir todos los proyectos en pugna.
Si el continuismo kirchnerista ya no tiene más nada para ofrecer, la derecha en la oposición sólo propone una vuelta a un pasado conocido y repudiado. Una parte de ella especula que la elección del nuevo papa le permitirá usar su ‘liderazgo social’ para ajustar cuentas con el kirchnerismo, sin embargo las determinaciones de la crisis y el ajuste y, sobretodo, la respuesta popular van más rápido.
La llamada centroizquierda no puede con su alma. Tibia programática y prácticamente, no tiene más remedio que balconear los hechos.
Junto a una parte de la izquierda, todos - más allá de su naturaleza de clase- apuestan sus fichas a dirimir propuestas en las elecciones de octubre. Unos van por la permanencia, otros para recuperar una cuota de poder político y otros para ponerlas al servicio de la acumulación de fuerzas y la propaganda.
La apuesta de nuestro partido
No se trata de fobia antielectoral ni de desdén por la propaganda, ni de una manifestación de sectarismo lo que empuja a nuestro partido a no presentar o apoyar una propuesta electoral. Por supuesto no nos marginamos del debate electoral ni nos ata nuestra debilidad relativa.
Nuestro partido cree necesaria la unidad de acción para enfrentar el ajuste, la inflación, contra la criminalización de la protesta, por el no pago de la deuda fraudulenta, por la estatización de los recursos naturales y servicios públicos, entre otros puntos. Pero, al mismo tiempo, cree que hay que unir las luchas y para que estás vayan a fondo y enfilen hacia la rebelión popular hay que unir al activismo combativo, la izquierda y los que luchan con eje en los trabajadores.
Esta no es una tarea que se resuelve inmediatamente, pero urge encararla antes de las elecciones de octubre y, al mismo tiempo, las trasciende. No desconocemos los obstáculos que existen y que es necesario desmontar. Sectarismo, concepciones meramente electoraleras, subestimación de la política y los partidos, seguimiento oportunista de las ideas espontáneas de las masas, desconfianza en el rol de la clase obrera y los trabajadores, un pacifismo cerrado que rechaza la rebelión, son algunos de ellos.
Estamos cerca de la conmemoración de un nuevo 1° de Mayo, día internacional de la lucha de los trabajadores. Es una oportunidad para, en el marco unitario de un acto en la Plaza de Mayo, lo mismo en el resto de las provincias, iniciar el camino de construcción de una alternativa obrera, popular y antiimperialista del activismo combativo, la izquierda y los sectores populares en lucha.
Este año se cumplen treinta años continuos de una democracia en los marcos de un capitalismo tutelado por monopolios, multinacionales y el capital financiero internacional. Durante estos años, desde Alfonsín hasta los Kirchner, el bienestar y progreso de los trabajadores estuvo a merced de las ofertas electorales de los de arriba. Sólo el estallido del 2001 conmovió las bases de este camino sin salida.
Por eso la apuesta de nuestro partido a que la unidad de las fuerzas obreras, populares y antiimperialistas, dotada de un programa que enfrente el ajuste, el atraso y la dependencia; y por el camino de la rebelión de los oprimidos abra las posibilidades de un cambio verdaderamente popular y verdaderamente democrático.
Por eso nuestra apuesta a una salida obrera y popular para nuestro país en medio de la crisis capitalista mundial, del imperialismo, más profunda y extendida que conoció en su historia.
Por eso nuestro compromiso de construir el partido revolucionario marxista leninista como destacamento de avanzada de la clase obrera.
PRML
PARTIDO REVOLUCIONARIO MARXISTA LENINISTA
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