Julio López
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Desalojo de la biblioteca Los Libros de la Esquina
Por Clarin - Wednesday, Apr. 09, 2014 at 11:07 PM

Incidentes por el desalojo de una casa tomada en La Boca

Estaba ocupada por un grupo que la usaba como biblioteca. Vecinos dicen que era un "aguantadero". Tras el desalojo quemaron libros y atacaron un cajero automático.

Un fuerte operativo policial en Barracas por el desalojo de la biblioteca popular "Los libros de la esquina"
que ocupaba un edificio desde hace mas de cinco años. Un grupo de personas resistió hoy un desalojo en una casona antigua en La Boca que estaba tomada desde hace cinco años y donde sus ocupantes habían montado un lugar en el que, según dijeron, funcionaba una biblioteca popular y autogestionada. Hubo graves enfrentamientos con la Policía y muchos libros que terminaron quemados y mojados tirados en el asfalto.

El despliegue de agentes comenzó poco antes de las 9 de la mañana y fue resistido por las personas que estaban en el lugar. Ante la presencia policial, algunos de ellos salieron a cortar la avenida y a prender fuego objetos en el asfalto, con carteles que exigían la continuidad del lugar, la pertenencia de la propiedad y el pedido de respeto a “los espacios libres”. El lugar quedó con destrozos en su interior. Además de los libros que terminaron incendiados en un confuso episodio.

Después del desalojo, que movilizó a bomberos, un grupo de personas que decían representar el lugar salieron encapuchados y con palos y generaron destrozos en distintos locales, hasta llegar a la sucursal de un banco en Martín García al 700, que fue atacada.

La casona está ubicada en la avenida Patricios al 400, en la esquina de Arzobispo Espinosa. Ahí, la Policía llegó para desalojar a las personas que estaban dentro del lugar. Según sus ocupantes, la casona de más de cien años funcionaba como la Biblioteca “Los Libros de la Esquina”, y se promocionaba como un espacio independiente.

Y según denunciaron, dentro del lugar había más de 3.000 libros disponibles. Sin embargo, el operativo generó cruces entre los vecinos del lugar, que denunciaron que la casona funcionaba como lugar tomado y que la biblioteca era “una excusa” para mantener el edificio como “aguantadero”. “No son personas que interactúen con el barrio”, contó un kiosquero de la zona.

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No pueden desalojar la libertad que nos habita
Por Un compañero - Thursday, Apr. 17, 2014 at 12:20 PM

Expectación, nostalgia, decisión, dignidad y fuerza, porque en un desalojo, los verdugos, los que vienen a despojarnos de lo que nos pertenece, eso que nos pertenece porque lo creamos, lo recuperamos, o porque debería ser de todos, esos, los policías, los funcionarios, los propietarios, los que tienen el Poder de la represión…no pueden desalojar la libertad que nos habita. Porque en nuestras manos tenemos la fuerza de la dignidad, de la solidaridad, del impulso de destruir todo lo que haga falta para crear algo nuevo…algo nuevo en sintonía con aquella, la libertad que buscamos y defendemos desde aquí: desde dentro de nosotros.

En el marco de la remodelación del barrio de La Boca mediante la cual lo transforman con edificaciones más modernas para aumentar el valor de las propiedades ( a su vez en el marco de la represión que ejerce el Estado con el derecho de propiedad privada contra el deseo de libertad y la realización comunitaria), se están ejecutando desalojos sistemáticos a conventillos, incluso, incendiándolos para dejar a la gente en la calle y que no les quede nada porque luchar, arrebatándoles el espacio que podrían defender.

Así, el 9 de abril, le llegó el turno también a la casa okupa “la Grieta” y la biblioteca “Los libros de la esquina”. La primera, a la vez que espacio de vivienda de punk’s y anarquistas, brindo hospedaje a compañeros visitantes, nómades y viajantes de todas partes del mundo. La biblioteca en la parte baja de la casa fue un espacio autónomo, sin subsidios, sin injerencia alguna de partidos políticos o del Estado, donde también tuvieron participación los compañeros anarquistas. Ahí podíamos encontrarnos y desde cierto momento, algunos días a la semana, funciono para consulta un archivo anarquistas llamado “Verbo rebelde” que proseguía lo emprendido antes por otros compañeros en el ateneo anarquista Angela Fortunato, el que había sido cerrado en el marco de la represión.

En la biblioteca, espacio heterogéneo, se podía encontrar una charla, una cena fraterna en solidaridad con los presos, debate, publicaciones de compañeros de otras partes, libros, reflexión, impulso… era un espacio de encuentro entre afines y de referencia para quien quisiera acercarse, encontrar, donde quienes pasaban de curiosos también podían llevarse consigo una charla fraterna y unos mates compartidos. Los compañeros que construyeron el espacio desde dentro podrían dar mejor testimonio, los que nos acercamos solidarios y apoyándonos en este espacio social, para conocer, para hacer actividades, para ayudar a los compañeros, podemos afirmar que fue recuperado, construido y sostenido con pasión y esfuerzo, claro, no sin complicaciones, no sin desgastes, pero con esfuerzo y pasión.

Y remarcar lo siguiente, lo que dice al principio, nostalgia de lo sucedido, de lo que se vivió…ahí había fraternidad y abrazos, este detalle que quizá alguien pueda encontrar banal, es en realidad sumamente importante: había abrazos, se encontraban compañeros. Y decisión. Y dignidad y fuerza.

Pero tras diez años de ocupar y resistir poniendo el cuerpo al espacio, le llego el desalojo. Expectación, vigilia. Muy de temprano se ganó la calle y se impusieron los términos de la libertad, de los que resisten con la idea de superar incluso esta resistencia y ser ofensivos contra los enemigos de lo comunitario, de lo social en libertad. En ese momento, mientras se construían las barricadas recordé hace años a un compañero que me afirmaba, a través del análisis de otro (que tampoco era solo de otro, como lo anarquista, sino de la práctica y la experiencia colectiva), que en los términos de la sociabilidad uno más uno no es dos: porque se produce un excedente de energía que no se puede ni tiene sentido que se quiera calcular en términos matemáticos.

Es la fuerza social, es la fuerza de lo colectivo. Es la fraternidad con otro, su deseo de libertad, que no nos hace de límite sino que nos potencia y abre la perspectiva a una mayor y más bella resistencia, más bella destrucción y construcción, impulsándonos entre todos, codo a codo. Así que se ganó la calle, se montaron barricadas, se midió el avance del enorme operativo policial y hubo fuego e insultos y piedras frente a los verdugos.

Hubo ejemplo de dignidad frente al avance de los desalojos, fuerza en las gargantas y en los brazos que midieron la distancia con el cuerpo enemigo, cuerpo represivo, indigno. Hubo gimnasia del enfrentamiento, hasta diversión, a pesar de la pena de perder un hogar y un espacio de lucha. Porque se ganó la calle y se generó, otra vez, una experiencia de fuerza colectiva, se abrieron otras posibilidades, muchas perspectivas. Hubo y hay dignidad.

Porque no pueden desalojar la libertad que nos habita, porque desaparece un espacio como parte de un proceso de lucha pero quedan los vínculos y, hay que insistir con esto: esa fuerza colectiva que nos excede cuando nos juntamos, compañeros. Se perdió un espacio que nos hizo ganar muchas cosas. El vínculo, la continuidad de la práctica, la rebelión, nuestras vidas, todo por ganar.

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