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A la izquierda de los monos
Por Daniel Papalardo - Saturday, Apr. 18, 2015 at 10:19 PM
danielpapalardo403@hotmail.com

Una instancia legal para encubrir la verdad. Otra vuelta en el sistema de creación de falsa conciencia con respecto a la integración en el modelo económico del narcotrafico

En forma mediática, como lo tuvo desde el inicio, esta semana se instaló en Rosario , la firma y propuesta fiscal de juicio abreviado para la mayoría de los imputados correspondientes a la llamada MEGACAUSA LOS MONOS, apelativo este último, con el que se conocía en la zona a la familia CANTERO, a la que se liga desde tiempo con el tráfico de estupefacientes.

Esta irrupción de la noticia, que significa que acusadores e imputados arriban a un acuerdo donde se unifica el relato respecto de lo sucedido y las responsabilidades penales que de ellas derivan . Ese relato necesariamente debe ser acotado a la consecuencia sancionatoria que previamente se ha acordado, que implica una sensible reducción de lo que originariamente se ventiló al momento de las primeras diligencias investigativas, y la repercusión política que se seguía de las mismas, máxime cuando en el medio se sucedieron secuencias como las presuntas amenazas de muerte para juez de instrucción y uno de los fiscales.

También habrá que recordar que del lado del gobierno provincial, autodenominado “socialista”, lo hecho fue la consecuencia de una determinación de autoridad, que impuso por vía de sus agentes judiciales la competencia local a desmedro de ventilar los hechos en la justicia federal , aún cuando desde importantes referentes se le advertía de la falta de apego al derecho que esa decisión implicaba, con el aditamento de que la actuación de la policía local frustraba una investigación preliminar desde el ámbito nacional.

Hoy todo llega a su fin , con un convenio, porque no otra es lo que deja la realidad tras el término, “proceso abreviado”. Esto significa que los hipotéticos amenazados, concertaron consecuencias con sus amenazadores y entre ambos conformaron un relato, que luego -si no ocurre un viraje de la situación por factores externos-, será bendecido por el nuevo juez de la causa.

¿Cuál es la pregunta que no tiene respuesta, con este desenlace? Nada más y nada menos que la que interroga por la verdad, esto es, por la construcción histórica con objetividad de lo sucedido. Esa deuda queda impaga, por vía de la bonificación que introduce el relato subjetivo, intencional y parcializado, de quienes proponen “abreviar”.

Haciendo memoria, los argentinos tendremos que advertir, que en realidad esa deuda –falta de acercamiento a la verdad- es la constante, casi el común denominador, de todos y cada uno de los hechos a los que, al tiempo de su suceder, adquirieron relevancia en nuestra sociedad. Solo a título de ejemplo, cabría reflexionar respecto de si sabemos con certeza que sucedió en Ezeiza, cuando el retorno de Perón. Conoce lo sucedido en la llamada Masacre de Trelew. Quien mató a Víctor Choque, Teresa Rodriguez, Kotesky y Santillán, Mariano Ferreyra, los caídos en la jornada de diciembre de 2oo1.Que sucedió en Cromañon,y la tragedia ferroviara de Once? Carlos Fuentealba, hace que su nombre de trabajador de la educación, aún repique en nuestras conciencias

La segunda pregunta, también tiene ribetes históricos . ¿Puede la verdad negociarse, al estilo de la teoría de los dos demonios, de los excesos y los que cumplieron ordenes, como se nos pretendió imponer alfonsinismo mediante? Hoy , aquí en Rosario, la verdad parece ser secreto para pocos, como dice Serrat: Se acabó, el sol nos dice que llegó el final. Por una noche se olvidó que cada uno es cada cual. Vamos bajando la cuesta que arriba en mi calle se acabó la fiesta.

Lo cierto es que si no hay verdad, no hay responsabilidad. Lo cierto es que no es relevante la pena o el castigo, si ha sido mucho o poco, sino que lo ausente es el registro de lo objetivo, y la preminencia del relato concertado. Sin embargo, lo que no es privado, son las consecuencias que ese relato concertado necesariamente conlleva. La economía del comercio de drogas, reina y se enseñorea sobre el escenario. “La guerra” contra el delito y la inflación punitivista siguen gritando desde los palcos, y en la platea todos nosotros observando como el genocidio por goteo se lleva a nuestros jóvenes de las barriadas, sea por gatillo fácil o lucha de pobre contra pobre. La gran dama “señora seguridad” seguirá siendo el centro de atención y el contenido del contenido hueco de toda la politiquería, y en algunos casos esa economía informal, de compra y venta de sustancias que se dicen prohibidas, seguirá traccionando las inversiones , entre las que se cuentan incluso alguno de los carteles o spots publicitarios de este año electoral.

Contrasta con todo esto, y casi con paradoja, que se hayan desarrollado hoy en el ámbito de la universidad jornadas de difusión y debate sobre el juicio por jurados. Como hablar de jurados, cuando no se llega al juicio. Como pretender un sistema de enjuiciamiento acorde con la constitución de nuestro estado Nacional, cuando nuestra realidad apuesta por “negocios” , “acuerdos” o como se lo quiera llamar entre, acusadores e imputados, que resaltan haber mantenido en secreto por meses esas negociaciones, mientras en las calles seguían muriendo pibes, linchamientos mediantes que de una u otra manera vieron sus vidas ligadas a ese estilo de vida que supone el narcotráfico.

Hay un gran ausente en todo esto, la clase trabajadora,siendo que paradójicamente resulta perjudicada en última instancia . Su no intervención ,con discurso específico, y comportamiento particular, puede ser leida incluso como un modo de estar frente al problema, pero aún así, es prescindencia por lo público y por las decisiones del poder burgues resulta un beneficio directo para esa clase , que se cree así dueña de la cosa publica y hegemónica en su discurso aún cuando fuera objetado por algún sector de la pequeña burguesía en rencillas de artificio y finalmente inocuas.

Falto la presencia activa , en las calles de los trabajadores para denunciar todo esto, y reivindicar la idea de que otra justicia es posible, en la medida en que otra sociedad sea posible. En el mismo plano, es notoria la ausencia de las organizaciones tradicionales de derechos humanos. También sobre esto , habrá que sacar prontas reflexiones, advirtiendo que no todo es disputa salariar o puja de precios, cuando en la base social se construye una sociedad que destruye la esperanza por la vía de la eliminación de nuestros jóvenes , con sustento cultura del consumo, sicarios, policías represores, agentes financieros, y otras yerbas.

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