Como ya venimos diciendo desde nuestras editoriales, Macri y los gobernadores están implementando un duro ajuste sobre la clase trabajadora, alentados por los dictados del FMI. En este proceso, también decíamos que mientras la burguesía y el Fondo Monetario apuran al gobierno a mejorar las ganancias patronales, la clase trabajadora resiste este avance, por lo que Macri se encuentra entre dos presiones diversas, pero presiones al fin.
En esta nota se intentará explicar cómo se conforma este ajuste, cómo es su lógica política, y cuáles son sus perspectivas. – por Cristian
Para entender el ajuste actual, es necesario entender sus antecedentes. Durante el último gobierno kirchnerista se registró un fuerte crecimiento de los desequilibrios macroeconómicos. Estos desequilibrios se expresaron en el aumento del déficit fiscal –donde el gobierno gastaba más de lo que recaudaba-, en el incremento del déficit externo –donde salían más dólares de los que entraban al país-, y en una subida de la inflación –donde los precios crecían de manera generalizada y sostenida-.
Como cuestión general, estos desequilibrios son insostenibles en el mediano plazo. En términos concretos, ninguna economía capitalista puede mantener en el tiempo un crecimiento de sus desequilibrios, ya que, tarde o temprano, estos desembocan en una crisis de deuda externa, en una crisis cambiaria, y/o en una crisis hiperinflacionaria. En función de esta realidad, el kirchnerismo, en lugar de saldar estos desequilibrios, optó por dejar su resolución para el Macrismo. Y el Macrismo inició así el actual ajuste sobre la clase trabajadora.
Ahora bien, cabe preguntarse: ¿este ajuste solamente podía caer sobre la clase trabajadora? Lo responderemos al final.
Lo que importa en este momento es que Macri apuntó todas sus políticas de ajuste sobre nuestras espaldas. No obstante, como también dijimos, nuestra clase está resistiendo dentro de sus posibilidades. Es por ello que el malestar popular se hace sentir, lo que se traduce, de forma directa o indirecta, en cierto freno al avance de las políticas Macristas.
En función los obstáculos que la clase trabajadora le pone al ajuste, el gobierno terminó acudiendo al endeudamiento con el FMI, para poder financiar los nombrados desequilibrios mientras logra ir metiendo este ajuste de forma gradual.
Más allá del gradualismo, las políticas de ajuste pegan fuerte en el bolsillo de los laburantes. Este ajuste se expresa en los tarifazos, donde el gobierno recorta subsidios y hace que cada familia trabajadora pague cada vez más caros los servicios públicos. A su vez, este ajuste se ve en las paritarias a la baja, que a costa de bajarnos los sueldos, los patrones y el mismo Estado ahorran cada vez más recursos, hambreándonos día a día. También el ajuste se refleja en la caída de las jubilaciones, que empeoran las condiciones de vida de nuestros abuelos. Además, el ajuste se observa en los recortes de gasto público, que adicionalmente de reducir el empleo y empeorar la educación y la salud de los sectores populares, se cobraron la vida de dos trabajadores de la educación en estos últimos días.
No obstante, más allá de las consecuencias negativas que trae este ajuste sobre la población, la gradualidad que asumen estas políticas genera descontentos entre la misma burguesía y el FMI. De un lado, las políticas llevadas a cabo implican para los patrones pagar menores salarios y menores impuestos, lo que decanta obviamente en un aumento de sus ganancias. Por otro lado, todo recorte en el gasto público le asegura al FMI el cobro de sus jugosos intereses. Sin embargo, ambos –patronal y FMI- exigen, todavía, más ajuste.
En este marco, el gobierno trata de acelerar, pero sabe que toda aceleración tiene como consecuencias un costo político. En función de esto, la estrategia del macrismo se orienta a distribuir este costo, buscando complicidad en los gobernadores y en los legisladores de la supuesta oposición. De un lado, en consonancia con los gobernadores, se planea recortar aún más las transferencias a las provincias, lo que recaería en una reducción de la obra pública, un mayor recorte de salud y educación, y un nuevo golpe al empleo estatal. Del otro lado, con ayuda de los diputados y senadores de la oposición patronal, ya se está analizando para el próximo año un nuevo recorte en las jubilaciones y en el gasto social, recortes que deben ser acordados en el próximo presupuesto nacional.
Más allá de la dura situación que estamos pasando como clase, el final todavía está abierto. Todavía, con acciones unitarias estamos en condiciones de poner un freno al avance macrista. Sin embargo, como la realidad lo muestra, la situación de nuestra clase todavía se plantea fraccionada y sin fuerzas reales para llevar adelante esta ardua tarea de forma exitosa. En esta situación, es labor de todos los sindicatos clasistas y antiburocráticos y de todas las organizaciones políticas y sociales de la izquierda comenzar a coordinar de forma efectiva, tanto por lugares de trabajo como por zonas, realizando acciones concretas para parar el ajuste en curso.
No obstante, parar el ajuste en curso, dentro del sistema capitalista, no haría más que retrasarlo, porque, a la larga o a la corta, el capitalismo le cobra a la clase trabajadora todos y cada uno de sus ajustes. En función de esto, y respondiendo la pregunta que nos hicimos al inicio, como laburantes tenemos que entender que para que dejemos de pagar los platos rotos de la burguesía, tenemos que pensar en un gobierno obrero, que no llegará por medio de las elecciones, sino que solamente se podrá alcanzar con una revolución socialista.
Fuente: https://periodicoelroble.wordpress.com/2018/08/16/ajustando-el-ajuste-macri-y-su-laberinto/