“El acuerdo legaliza todas las irregularidades del crédito que violó las normas con el FMI y financió la fuga de capitales. Todas las denuncias sobre ese fraude quedan archivadas en la medida que se ratifica el acuerdo. Ya ningún funcionario va a poder alegar la responsabilidad de Macri, de Trump o de Lagarde en un crédito que fue ratificado por Fernández, por Biden, por Georgieva. Lo que permite en lo inmediato que los funcionarios del FMI respiren aliviados”, señaló el investigador y economista Claudio Katz, en esta entrevista realizada por el portal del partido trotskista MST, Periodismo de Izquierda, que compartimos a continuación.
Entregamos a los lectores de Periodismo de Izquierda una extensa entrevista que le realizamos al integrante de Economistas de Izquierda, investigador del CONICET y profesor de la UBA, Claudio Katz. Vale la pena detenerse en su largo relato, en el cual transita por una gran variedad de temas ligados a la descripción de las características del acuerdo con el FMI, sus políticas estratégicas hacia el país, así como sus posiciones en torno a las mejores tácticas para realizar una adecuada agitación política. Al margen de tal o cual diferencia táctica, la lectura de esta entrevista aporta muchos elementos para reflexionar sobre los desafíos que tenemos que enfrentar.
PdI: ¿Cómo caracterizas el acuerdo del FMI con el gobierno?
CK: Bueno, yo creo que el acuerdo legaliza todas las irregularidades del crédito que violó las normas con el FMI y financió la fuga de capitales. Todas las denuncias sobre ese fraude quedan archivadas en la medida que se ratifica el acuerdo. Ya ningún funcionario va a poder alegar la responsabilidad de Macri, de Trump o de Lagarde en un crédito que fue ratificado por Fernández, por Biden, por Georgieva. Lo que permite en lo inmediato que los funcionarios del FMI respiren aliviados. No van a tener que explicar por qué razón ninguna otra nación afronta una situación semejante, la anomalía del crédito. El FMI se asegura el cobro de todo lo adeudado y la custodia de la política económica a través de las revisiones trimestrales. Se reproduce esto que ha ocurrido en los últimos sesenta años, en los cuales la Argentina firmó 22 acuerdos con el FMI y este es, una vez más, una reproducción de lo mismo. El acuerdo, sobre todo, no dice nada de lo que va a suceder a partir del 2025, cuando reaparece toda la carga de los U$S 45.000 millones y va reaparecer de nuevo la imposibilidad de pagarlos.
Mientras tanto, en este bienio, de este año y el otro, va ha haber un relativo manejo, el FMI va intentar eso con esta cláusula de permiso que además de las relaciones trimestrales, le permite al FMI intervenir en cualquier tipo de política económica distinta. Hay que preguntarles a ellos que es lo que se hace frente a algún acontecimiento importante. El FMI volvió a co gobernar en el país y se demostró que no hay ningún acuerdo benévolo o distinto, o mejor del que finalmente se suscribió. Esta es un poco la síntesis, ya bastante discutida, sobre la cual hay un consenso general, no sólo en la izquierda, sino en sectores mínimamente críticos de lo que se está sucediendo.
PdI: ¿Qué relación existe entre las metas del acuerdo y la espiral inflacionaria actual?
CK: Yo diría que es el gran tema del momento. El acuerdo con el FMI es un programa nítidamente inflacionario, en la medida que para cobrar, el FMI necesita que el Estado tenga un excedente. Llegar en algún momento al superávit fiscal primario, en lo inmediato reducir el déficit fiscal primario. Eso se hace con mayor recaudación y menos gasto. El principal instrumento que tiene hoy la política económica para subir los ingresos y bajar los gastos es la inflación. Con la inflación se recauda de inmediato más y se licúan los gastos.
Por lo tanto, la inflación es una pieza clave del acuerdo. Esa razón ha contribuido a desatarla a los niveles actuales. Tuvimos 50,9% el año pasado y se repite lo de marzo y lo que viene de abril, la inflación anual estaría cerca del 70%. Esto supera ampliamente el pico de Macri y nos empieza a ubicar en los niveles que había en la década del ’90, fue la que tuvo Menem. Todavía no la de los ‘80, pero ya en un nivel bien problemático.
Esto es lo que determina la expansión de la pobreza, esta novedad de trabajadores pobres. No solo los informales, porque con el mismo desempleo que en el 2017 ahora hay 6 millones más de pobres y la mitad de los trabajadores está debajo de la canasta básica, simplemente porque hay más inflación. Ya hay seis años de salarios en caída o en no recuperación. Cuatro años nítidos de Macri de caída y dos según el sector, algunos empataron o no, pero en general también descendieron. Con las jubilaciones medias y altas también muy afectadas por la fórmula que finalmente desconectó los haberes de la inflación.
La inflación está destruyendo los ingresos populares y hay dos causas inmediatas de la inflación. La primera es la inflación de alimentos. Este desborde es multicausal, porque todo es multicausal, pero tiene dos pilares muy concretos. El primero es la inflación de alimentos, que es una inflación internacional que por primera vez, en mucho tiempo, no esta desconectada de los precios internos. Esta es una novedad dramática para el país. Hace que el grueso de las ganancias de las commodities se lo queden los exportadores y el negocio de los formadores de precios. En realidad es una combinación de los dos. Quién se está quedando con una parte mayor no sabemos, pero hay que acordarse de que las tres cuartas partes de la facturación en las góndolas de los alimentos la tienen 20 empresas, el comercio exterior está concentrado en 10. Si eso no se divorcia, que es lo que está ocurriendo, de los precios locales tenés una inflación de alimentos brutal.
El segundo determinante es el FMI. El Fondo no solo por lo anterior, por lo evidente, esto es recaudo más de lo que gasto, sino que ahí juega un componente de inflación inercial. Todos saben que la inflación está en estos niveles sin que todavía tarifas y tipo de cambio, que es lo acordado con el FMI, hayan comenzado a operar. La devaluación esta acentuándose un poco, pero todavía está lejos de lo previsto en el acuerdo y las tarifas se vienen, todavía no vinieron. Tenemos está inflación sin eso. Como los formadores de precios saben que eso se viene, incluyen anticipadamente un elemento de inflación por esa expectativa.
No es una expectativa psicológica. Es el cálculo esperado que hace un empresario de lo que va a ocurrir con la tasa de inflación. Hay veces que es pura ganancia, pero hay veces que eso es tan claro en movimientos muy nítidos de lo que va suceder en la economía. Si se tiene un acuerdo con el FMI que dice que se van a subir las tarifas y la tasa de devaluación tiene que aumentar, hay un piso de la inflación, que más allá de lo que ocurra con los alimentos o con otras cosas, ya está elevado. Otras causas que siempre incidieran sobre la inflación como costos y demandas.
PdI: ¿Emisión monetaria?
CK: La emisión monetaria está en espera, no está afectando este momento. Es como la inercial, es la que se viene. El grueso de la emisión es para el segundo semestre. Se parece al tipo de cambio y se parece a las tarifas. Tenemos el acuerdo con el FMI más inflacionario de la historia, porque incluye todos los elementos para hacer que los precios se desborden por completo. Este drama que estamos viviendo con la inflación tiene una estrecha conexión directa con lo acordado con el FMI. Es un elemento hasta cierto punto novedoso. Siempre se decía que si había un acuerdo con el FMI iba a haber recesión, pobreza; pero pocas veces se conectaba tan estrechamente un acuerdo con el FMI con una disparada de la inflación como la que está ocurriendo ahora.
PdI: Golfajn dijo que no le importaban tanto el objetivo de inflación del acuerdo como el cumplimiento de las metas pautadas ¿A qué está apostando el FMI?
CK: La pregunta nos lleva a cuestionarnos qué está buscando el FMI con metas que ellos mismos saben que no se van a cumplir y que van a tener que revisarlas ¿Cuál es la estrategia del FMI, qué es lo que está buscando a mediano plazo? Creo que el FMI está mirando mucho más allá del bienio de este gobierno. Están decididos a un ajuste pleno, estructural. Un ajuste que van a ir haciéndolo de a poquito desde ahora con la revisión de metas, pero ellos lo tienen pensado para el próximo gobierno. Ajuste que incluye una fuerte caída del déficit fiscal, fuerte ajuste a las jubilaciones. Además, hay informes muy detallados internos del FMI que dicen que en la Argentina hay mucha gente jubilada con haberes muy altos, porque comparan la masa de jubilados con la masa de la población. Si toda la población está en situación de miseria, los jubilados parecerían privilegiados. Como la gran novedad es el empleo pobre y hay jubilaciones que no son de pobreza, el FMI reclama que todas las jubilaciones deben tener niveles de pobreza.
Lo otro es la reforma laboral. Ellos en estos dos años la van a ir tanteando. Por ejemplo, lo que Larreta quiere hacer con los colegios secundarios, que tengan prácticas laborales en horario de clases. O esta idea de que se permita extender la edad de retiro para los jubilados. Pero eso serían pequeñas medidas.
La gran reforma laboral es la que están pensando para después. La estrategia de ellos es una reforma estructural en el próximo gobierno de derecha y un trabajo sucio en el gobierno de Fernández. El trabajo sucio se hace a través de la inflación. La principal función que tiene la inflación es desmoralizar a la población, es generar una situación de agobio, de desesperación, de angustia, de sin salida, que la Argentina ya experimentó por lo menos dos veces. En un momento se desborda todo y hay un clamor general que hagan lo que hagan para parar esto. Eso es lo que está, a propósito, ejecutando el Fondo Monetario.
Por eso dejan correr la inflación apostando a crear un escenario “Alfonsín” de inflación espiralizada. Hay que recordar que el FMI se especializa en acogotar gobiernos de origen progresista. Antes de la convertibilidad, los primeros dos años de Menem, fueron de híper “a pleno”. Crear esos momentos donde después viene el ajuste. El plan del FMI es un plan de ajuste combinado con un nuevo modelo económico.
Por eso están discutiendo ya la dolarización. No porque la dolarización vaya a ser el plan. Ellos están viendo alternativas. La dolarización tiene muchos problemas, muchísimos para ser implementada. De hecho, hasta ahora los elementos de inviabilidad son tan grandes que es difícil imaginarla. Pero ellos a través de eso van imaginando una dolarización plena, una dolarización a medias, una reforma monetaria que se aproxime, un cambio con bonos de los depósitos. Muchas cosas. Todo tiene muchos problemas. Cualquiera de esos planes: Bonex, dolarización, convertibilidad. Todo eso requiere un momento dramático de hiperinflación previa, sino es imposible. Es un problema político. Tenés que tener una inflación de tres dígitos, una desesperación general, una desarticulación de la sociedad, un colapso de los partidos visualizados como responsables. De ahí el camino abierto.
El plan del FMI es un plan estratégico conectado a un nuevo modelo económico. A una nueva política económica ultra regresiva, cuya forma todavía se está elaborando. Ellos apuestan a eso. Un elemento clave de eso es la preparación del escenario ideológico dominado por los economistas de derecha. En la Argentina se está recreando ese dominio prácticamente total en los medios de comunicación de los economistas de derecha, que fijan la agenda, fijan los temas y recrean todos los mitos del neoliberalismo. Lugares comunes que se repiten. Por ejemplo, que en la Argentina sólo el agro es productivo, y todo el resto de la sociedad vive a costa de lo que genera el agro. Somos todos parásitos, pero hay un solo sector que es el que realmente crea riqueza. Es un argumento absurdo porque en el agro están los rentistas que no hacen nada, el dueño de la tierra es el prototipo de parasito.
Tienen que crear un mito. Tienen que crear una ilusión, no te pueden decir que la minería destruye al medio ambiente, no te pueden decir que la apertura importadora destruye la industria. Además, sobre todo porque hay un antecedente relativamente fresco de Menem y la convertibilidad. Lo que tienen que volver es a la ilusión de que la Argentina fue maravillosa en el siglo XIX, que el agro es el motor de la economía. En el agro están los rentistas que no hacen un soto de la mañana hasta la noche, y que después compran con el dinero de la soja los departamentos de Puerto Madero. Ese es el emblema de la gente productiva.
O el mito que la Argentina es un país agobiado por impuestos. La Argentina es un país estructurado en torno al IVA, un impuesto regresivo y al consumo. Es una ideología que el gobierno convalida por simple inacción. El gobierno no dice nada. Tiene a sus agentes: la derecha, el ministro Domínguez. El agronegocio tiene directamente su hombre dentro del gobierno. El gobierno entró básicamente en la nada. Esa nada es esto, que siga la inflación, es ese trabajo sucio, es ese periodo de preparación del próximo modelo.
Por eso, a la pregunta tuya de qué está haciendo el FMI. Al FMI le interesa más seguir la meta, ir asfixiando un poquito, volver a renegociar. En realidad le interesa desgastar, garantizar un gobierno de derecha y ahí descargar un ajuste con un nuevo gobierno de derecha. Por lo cual no hay que sorprenderse de nada. Si aprueban, si no aprueban, si cambian, si no cambian. Cada revisión puede ser una sorpresa. Pueden decir que está bien una meta que no se cumplió, pueden decir que está mal una meta que se cumplió. La apuesta de ellos no es esta. La apuesta de ellos es lo que se viene. Estoy hay que tenerlo bien presente para saber las cartas que está jugando nuestro principal enemigo que es el Fondo.
PdI: ¿Podés explicarnos en qué consisten los “criterios de ejecución” que revisara la próxima auditoría del FMI?
CK: Para simplificarlo hay tres metas importantes. Las otras son pura hipocresía. La inflación es una meta y en realidad ellos quieren que se desborde la inflación.
Lo que a ellos le interesa son tres cosas concretas. La primera es el déficit fiscal, que al principio iba a ser de 3,3%, al final es del 2,5%. Lo llamativo hasta ahora- que viene la misión del Fondo- es que se sobre cumplió la meta.
PdI: ¿Hicieron una trampa contable con rentas de la propiedad?
CK: No quiero decir mucho esto, porque el año pasado hicieron lo mismo. Es muy fácil en el primer trimestre sobrecumplir porque se subejecutan los presupuestos. Pero más allá de lo que estén haciendo en el plano contable, lo que no cabe duda de que esto es el ajuste. Están recaudando más de lo que gastan y lo hacen simplemente para bancar el ajuste. Cuando ellos te dicen “estamos sobre cumpliendo”, quiere decir “estamos ajustando”. No hay ningún misterio. Va a venir el FMI y va a decir “muy bien sigan por este camino”.
El segundo tema es la emisión. Ahí los números todavía no te dicen nada. Porque el objetivo de corte de emisión es brutal. El acuerdo de emisión es bajarla al 1%. Ellos tienen metas de 1%, 0,6%, 0%. Veníamos del 3,7% en 2021. Era el gran instrumento de compensación a fin de año. Por ejemplo, perdían las elecciones y con emisión podían lanzar planes sociales.
A partir de agosto hay que ver, porque la emisión es un cronograma anual, vos podes no emitir ahora y emitir todo después. No cabe duda que hay un compromiso y el cumplimiento de ese compromiso tiene efectos de restringir el crecimiento. Esto es lo más importante. Cuanto más se cumpla eso, más hay que subir la tasa de interés. Básicamente eso se hace subiendo la tasa de interés para que sea positiva. El problema es que la inflación se ha desbordado un tanto. Si vos haces una carrera inflación, tasas de interés, la economía se descontrola. Con lo cual tampoco están logrando una tasa de interés positiva. Ahí hay una incógnita.
El tercer compromiso son las reservas. Ellos tienen que acumular 5.000 millones de dólares este año. Tampoco está claro porque hasta dos meses más, hasta julio, es que se produce el ingreso de las divisas de la exportación. Ahora está entrando, este es el momento en que tienen que acumular las reservas. Si las acumularán o no, no lo sabemos. Pero como tienen que acumular, ya están vendiendo menos dólares y eso afecta los pedidos de importación y afecta la tasa de crecimiento.
Al comprar, no venden los dólares suficientes para que los importadores abastezcan. Acá la gran pregunta es cómo esto va a afectar la tasa de la tasa de crecimiento. Porque hubo 10% de caída, 10% de recuperación y este año todavía sigue la tasa de crecimiento ascendente, todavía no está cayendo. Pero la tasa de interés positiva, políticas contractivas y acumulación de reservas van a afectar la tasa de crecimiento en algún momento.
PdI: ¿Qué nos podes decir del déficit cuasi fiscal?
CK: Ellos dicen: “yo sigo incrementando las Leliqs, a través de este sistema, yo voy endeudando al Estado en pesos, el endeudamiento en pesos me permite soslayar el endeudamiento en dólares y de esa forma tengo algo virtuoso, que es que yo aseguro el crédito en el mercado local”.
Lo que ese argumento no dice es que un endeudamiento en pesos a esta tasa de interés es en general una bola de nieve especulativa con las Leliqs. Ya lo hemos visto con las Lebacs en los años anteriores. Esa bola de nieve hace que los bancos se dediquen a tomar depósitos y a prestar al Estado. Le prestan al Estado, el Estado les paga una tasa que tiene que estar por encima de la tasa de interés. Es un círculo perverso que impide destinar el crédito a la producción, a los servicios.
Los fondos de inversión vuelven a especular. Probablemente, después de lo que pasó la vez pasada, en un país que tarde o temprano vuelve a caer en default, sean más cautos. No hay un ingreso de capital golondrina. En la medida que ese circuito empiece a fallar, se sabe que puede haber una tensión cambiaria. Todo eso lo vamos a saber en el segundo semestre. Son incógnitas para el segundo semestre. Entonces van a dejar de entrar las divisas de la exportación, hay que hacer la emisión monetaria, hay que subir las tasas de interés, vamos a ver lo que pasa. Son cuestiones de coyuntura que vamos a ver cómo se desarrollan.
PdI: ¿Qué importancia le ves a la actual polémica sobre el aumento de las tarifas?
CK: Hay que preguntarse si ya no está inviabilizado todo. En la medida que se suscribió un compromiso que es violado por la propia dinámica de dos factores, el precio internacional de la energía y la tasa de inflación interna. Eso hace que el precio de las tarifas, cualquiera sea su acuerdo, se descontrole.
Hay que acordarse que inicialmente habían dicho que iba a haber un aumento del 20%, ahora es del 40% para todos. Iba a ser para el 10% más rico, ahora es para el grueso de la población. Hay además sectores que están ahí cerca de la línea de la pobreza, que no caen en la pobreza porque tienen una tarifa baja. Si hay un pequeño aumento de tarifas hace que ese hombre caiga en la pobreza. Además, la mitad de las tarifas son impuestos. Esa es otra vía de pagar la deuda externa.
El aumento de las tarifas es siempre perverso, porque nunca sabemos las ganancias de las empresas. Lo que sigue siendo un gran misterio. Están ahí, como si nada, con unos balances que por momentos nadie entiende, con una gran toma de deuda, libros cerrados.
Pero el punto clave es que cualquier acuerdo de tarifas con el Fondo Monetario está destruido por dos factores. La Argentina importa gas licuado, cuyo precio se ha desbordado y cualquiera sea el ajuste que se haga ahora, con una tasa de inflación que está entre un 50% y el 70%, ¿cuánto tenés que ajustar las tarifas para alcanzarla? Siempre van a quedar formalmente retrasadas y siempre van a requerir otro ajuste.
Con lo cual volvemos al principio de todo. El FMI no apuesta a lo que va a suceder en los próximos dos años, quiere llegar con las tarifas lo más ajustadas posibles. El próximo gobierno tiene que empezar con un gran tarifazo. Por eso te decía que hay un escenario “Alfonsín”, pero también puede haber un escenario “Menem”. Que suba el próximo gobierno y como Macri, empiece con un tarifazo brutal. El FMI piensa en eso todo el tiempo, en el próximo modelo.
PdI: ¿Qué relación hay entre el pago de la deuda y la crisis política?
CK: Es una relación bastante evidente. El grueso del Frente para Todos votó el acuerdo tapándose la nariz. Hubo mucho descontento porque el acuerdo al final fue mucho peor del previsto y de lo que Guzmán les había prometido que iba a ocurrir. Pero el problema es que pasado un mes o dos de ese acontecimiento, Máximo no dice nada y el kirchnerismo no está ofreciendo una alternativa económica. Hay una crisis política. Se están peleando mucho, hay muchas exigencias de renuncia, pero nadie tiene ni la menor idea de cuál sería el plan económico alternativo de la corriente cristinista ¿En qué se diferenciaría del plan de Alberto? Simplemente no se sabe. Es un silencio absoluto. O no tienen otro plan, o no se atreven a decirlo.
Entonces lo único que hay son argumentos en general de resignación, que aumentan la crisis política. El argumento “la relación de fuerzas no da para otra cosa”, omitiendo que la relación de fuerzas se construye, no es algo que llega del cielo. O, “fue el mejor acuerdo posible, no se podía hacer otra cosa”, o ilusiones “vamos a hacer un proyecto impositivo progresista con el acuerdo” o “dentro del acuerdo vamos a hacer medidas progresistas”, o el suspiro por el pasado, “tendríamos que haber pateado el tablero hace dos años, no lo hicimos”, dentro de dos años van a decir que tendrían que patear el tablero ahora.
Lo único novedoso es el proyecto de crear un fondo para pagar la deuda con los fondos que se fugaron del país. Ellos dicen que, de los 400 mil millones de dólares que se calculan de fondos fugados se pueden, con cierta celeridad, recuperar 20.000, que serían la mitad de los 45.000.
Lo primero que hay que decir es que hablan de un problema real. La ventaja que tiene esto es que efectivamente la deuda es el resultado de la fuga de capital. Los capitales en el exterior son 360.000, de los cuales estarían declarados 70,000. Quedarían unos 300 mil. Otros llevan esa cantidad a un poco más. Lo importante es que hay casi un PBI argentino en fuga de capital afuera y que la deuda argentina es el resultado de la fuga de capital.
¿Cuáles son los problemas de este proyecto? Primero, si quiero recuperar fondos fugados, antes que todo, tengo que frenar la fuga. Antes de ir a buscar lo que ya se fue, le tengo que poner un límite a lo que se sigue yendo. En los últimos tres años, hubo una balanza superavitaria: 16.000, 12.000, 14.000 dólares y en las reservas no hay nada. Todo lo que entró, salió. No es que Argentina tuvo un boom económico en el que todo su excedente de divisas tuvo que destinarlo a la compra de insumos productivos. En tres años hemos tenido una fuga de capital enorme, ¿voy a buscar afuera lo que se va todos los días?
El segundo problema que yo veo del proyecto es que, antes de investigar el capital afuera fugado y no declarado, yo ya tengo hecha una investigación interna de la operación de 20.000 millones de dólares que salieron en el informe del Banco Central que se destinó como fuga de capital de los 45.500 millones que Macri contrajo con el FMI. El Banco Central ya tiene el informe, cantidad, personas y empresas. Son 100 empresas.
O sea, que los 20.000 que ellos dicen que empezarían a buscar están acá con nombre y apellido. Con lo cual es sumamente sencillo: si yo quiero hacer eso lo puedo hacer mañana, no necesitan un proyecto para discutir en el Parlamento, que necesitan que se lo aprueben ¿Por qué no se hace lo obvio? Hay una investigación última, muy buena, que estudió a las 16 familias más ricas del país y demostró que 15 están involucradas en la fuga de capitales. Es el establishment que tiene lazos muy estrechos no sólo con Macri, sino con el gobierno actual. Entre los nombres que aparecían ahí, incluso los nombres que aparecían en el informe del Banco Central hay muchos amigos del gobierno actual. Por esa razón Guzmán cajoneó ese informe.
¿Qué hay de interesante en el proyecto de los senadores? Primero que visibiliza un problema, nos permitiría incorporar ese tema como campaña central, la lucha contra la deuda como fuga de capital y sobre todo hay un elemento clave, y es que el proyecto incluye el levantamiento del secreto bancario, digital y bursátil. Ahora hay un gran lobby sobre los senadores para que saquen ese artículo. Si sacan ese artículo ese proyecto es nada. Si se aprueba es un elemento clave, ya que es el elemento que falta para convertir los 20.000 millones en un hecho judicial nítido. Porque ya se sabe, pero una cosa es que se sepa por una versión periodística, y otra cosa es que se levante el secreto bancario.
Por lo que hay que mirar los elementos de interés que tiene esto. Me parece que para evitar enceguecerse, por lo menos yo lo veo así en la izquierda, nosotros tenemos que poner atención a veces en ciertos elementos de proyectos, del peronismo o quién sea, que nos son útiles para nuestra propia campaña. Combinar la crítica que yo he formulado, la he planteado nítidamente, con elementos que serían útiles para la agitación y la campaña política que desarrollamos nosotros.
PdI: ¿Qué opinas del pedido de Cristina al embajador Stanley para que los yanquis colaboren en identificar capitales no declarados de argentinos en el exterior?
CK: El proyecto vino junto con el momento en que Cristina se reúne con el embajador Stanley y ahora con la comandante del Pentágono. Ese es el camino que no llega a ningún lado.
El 70% de los capitales fugados en el exterior están depositados en los Estados Unidos. La Argentina tiene convenios de compartir información impositiva con centenares de países, menos con Estados Unidos. A diferencia de Italia, no es que les pedís una información y te la dan. Tiene que pasar por la autorización del Departamento de Estado. Darle información a Cristina sobre un capital fugado es lo último que van ha hacer Estados y el FMI. Las empresas norteamericanas en la Argentina hacen lobby, cada vez que quieren, contra los Precios Cuidados.
Esto recrea todos los problemas que han llevado al gobierno al pantano actual. Porque ellos durante dos años estuvieron negociando el acuerdo con el Fondo, primero con la expectativa de que le iban a condonar la deuda, después con la expectativa de que iban a hacer una quita de la deuda, después que iban a hacer una conversión de la deuda por razones climáticas, después que le iban a sacar la sobretasa que hay sobre el pago de la deuda. El FMI no hizo nada. Ahora Cristina vuelve a lo mismo, a la expectativa de que Estados va a colaborar con el FMI, como si el FMI no fuera Estados Unidos. Es un camino que nos conduce al pantano actual.
PdI: Fernández y Guzmán hablan de que si crecemos se va a poder pagar la deuda sin ajustar, ¿qué opinas?
CK: Esto lo dijeron el año pasado. Lo dijeron cuando perdieron las elecciones por haber ajustado. El año pasado se creció mucho y perdieron las elecciones porque a pesar de crecer, ajustaron. Con lo cual no se ve muy bien en qué se basa ese racionamiento. Si ellos mismos ya experimentaron que se puede crecer y no hay derrame.
Además, la pregunta es a qué tasa de crecimiento habría que sostener la economía para pagar con crecimiento. Cuando se crece la recaudación es muy elevada. Pero Guzmán lo dijo con una tasa de crecimiento del 10%. Obviamente la Argentina no crece al 10%, sino al 4%. Con la tasa que prevén en el acuerdo con el Fondo hay una pauta de crecimiento descendente. Pasan del 3,5%, al 3%- 2,5%. O sea, si la pauta de crecimiento acordada va bajando, como voy a pagar una deuda con crecimiento, si la tasa de crecimiento baja y cuando se pudo tener un ingreso muy grande era porque era dos o tres veces más grande. No tiene lógica. No se puede generalizar a futuro ese cálculo que hizo para el año pasado y además, la tasa de crecimiento es una gran incógnita que está muy atenazada. Todo indica que la tasa de crecimiento tiene que caer.
Por eso, en el acuerdo que firmaron con el Fondo baja. Porque si tengo tasas de interés positivas, tengo que aumentar las reservas para pagar al Fondo. Faltan dólares, que son los que empujan el producto bruto industrial y hay tasas de interés positivas que son las que desvían el capital de inversión al mercado financiero ¿Por dónde vendría ese crecimiento?
Es un argumento que se desmiente a sí mismo. No sólo es un argumento inmoral. Es inmoral, porque no dice “mi pauta de crecimiento de la ocupación, de mejora salarial, es este, y en función de esto yo hago pagos”. Al contrario, se hacen pagos y la variable son los parámetros sociales. Es el mundo a favor de los capitalistas, pero además es inconsistente, no se ve de donde saldría el dinero para pagar con crecimiento.
PdI: ¿Qué impacto tiene la guerra de Ucrania sobre la Argentina?
CK: A mí me da la impresión que estamos viviendo el mundo al revés, por primera vez en mucho tiempo en la Argentina. Porque tradicionalmente había una idea de que en los momentos de guerra y gran desastre mundial eran momentos en que la economía argentina encontraba su gran nicho para desenvolverse. Por ejemplo la II Guerra, el gobierno de Perón. Prácticamente el pensamiento económico argentino estuvo forjado por esta idea de que era el país que aprovechaba el aumento general de los precios de las exportaciones, para tener un ingreso que no tenía el resto y empujar la economía en un círculo virtuoso.
Por primera vez en mucho tiempo vivimos un mundo al revés, donde la desgracia económica del mundo, pasa a ser también una desgracia económica de la Argentina. Esto es así simplemente porque la derecha ha impuesto sus parámetros económicos al pensamiento social. Ahora no es el capital financiero internacional el que genera esta situación. La guerra de Ucrania es una desgracia económica para la Argentina, porque los precios de las exportaciones se trasladan automáticamente a los precios de los alimentos en la Argentina. Lo que se rompió es el divorcio que generaban las retenciones y el comercio exterior en manos del Estado.
Es por el agrobusiness, los grupos exportadores. El peso de ese grupo ha hecho que lo que se hacía tradicionalmente en la Argentina, que era subir las retenciones, ahora sea palabra prohibida. El sector del agrobusiness al impedir las retenciones y al impedir el control del comercio exterior acaparan los dólares de la exportación y traslada los precios internacionales, a los precios internos. En la Argentina, ni el Estado tiene los recursos para empujar la industrialización, ni la población es favorecida con precios bajos de los alimentos. La Argentina pasa a ser un país afectado como si nosotros importáramos alimentos. Es como si la Argentina fuera Egipto, en vez de ser el granero del mundo, es un país que importa. Cuando se dice “tenemos que exportar para tener dólares”, ¿para qué?, ¿qué beneficio tiene el país?
Antes se favorecía la industrialización y lo económico de los alimentos. En las condiciones actuales, exportar y generar dólares es una desgracia, no es un beneficio, porque cuanto más exportó y más dólares genero, más inflación tengo, más pobreza tengo, más miseria tengo.
El escenario internacional es una desgracia para la Argentina, porque con el tractorazo se ha impuesto una especie de inhibición a hablar de las retenciones, después de lo de Vicentín está prohibido hablar de la nacionalización del comercio exterior. Con el mito de que el control de precios no sirve porque el mercado es más eficiente, la derecha quiere derogar la ley de abastecimiento, cuando se ha demostrado que lo que es ineficiente es la ausencia del control de precios. Lo que hay acá es descontrol de precios y hay una anarquía del mercado, hay un despotismo del mercado. No es cierto que ha fracasado el control de precios, lo que ha fracasado es el mercado, no el control de precios.
Frente a todo esto, el gobierno no hace nada. Tiene dos actitudes, o cae en la pasividad. Feletti dice que no hace “milagros”, hace una declaración. Al secretario de Comercio los precios le explotan y no se sabe. Cuando se reúne con los formadores de precios parecen un chiste esas reuniones: van, dicen cualquier cosa y mientras están en la reunión van mandando las nuevas listas. O combina su impotencia con las promesas. Ahora la promesa de una ley de renta inesperada. Dicen que como el 3% de la empresas, que son 100 empresas, tuvo una renta de 200.000 millones de pesos, le vamos a hacer un impuesto para esas empresas y ahí, el Estado tendrá una recurso adicional para paliar estas situaciones.
El primer problema es que esto no se hace. Ellos dicen que es como la fuga de capitales. La inflación es ahora, ellos frente a la inflación actual, dicen que van a hacer algo mañana. Este mes 6%, el otro mes 7%. Este proyecto va al Congreso, tiene que ser aprobado. Si es aprobado tiene que tener la suerte que un juez no lo vete. Si tiene la suerte de que ningún juez lo vete, tiene que tener la suerte de que los capitalistas paguen. Mientras tanto la inflación ya fue. Es tan inútil que hasta el FMI dijo que estaba bien. Hace más ruido, distrae.
El principal problema que tiene es que no sustituye las retenciones. Supongamos que lo aprueban. Hay un ingreso adicional. Pero este impuesto no incide sobre los precios internos. Con lo cual vas a tener un ingreso adicional con ingresos ya licuados. Con las retenciones inmediatamente planchas el precio. No permite contrarrestar el problema dramático que es la inflación.
Como en el caso anterior, no hay que pisar el palito embarcándonos en discusiones inútiles. Muy bien, renta inesperada quieren hacerlo magnífico, hagámoslo, mientras tanto retenciones y control de precios ya. Si tiene cosas positivas lo voto, no hay problema, pero a cambio de eso te planteó hagamos un control de precios y retenciones mañana.
PdI: ¿Qué pasa si no pagamos la deuda?
CK: Una pregunta clásica. Acá han aparecido nuevas falacias, que se suman a todas las que ya conocemos. La más novedosa es la que dice que si no pagamos nos caemos fuera del mundo porque el FMI, a diferencia de un banco privado, es un organismo de todo el mundo. Entonces, si no pagamos nos pelearíamos con Estados Unidos, con China, con Rusia, con Brasil; no es que nos pelearíamos con el Morgan Stanley. Esto es una falacia porque cuando Trump decidió otorgarle el crédito a Macri no llamó por teléfono a Putin, a Xi Jinping, ni a Merkel. Agarró, llamó por teléfono y listo. No es que el FMI para tomar sus decisiones reúne a un consenso de países. Al FMI lo maneja Estados Unidos. Así como te da un crédito, así como te pide el doble. No es que nos pelearíamos con el mundo, nos pelearíamos con Estados Unidos. Este es el problema.
Además, no hay un default con el Fondo. Esta es otra falacia. Yo puedo entrar en default con un banco, porque no le pago. Pero el Fondo es un organismo que nunca tiene default, porque renegocia permanentemente sus contratos. Si Argentina no le paga al Fondo, lo que haría es colocarle un problema único en su historia, que es que tiene el 61% de su deuda concentrada en un país. El Fondo tendría que explicarles a sus socios. Es ridículo decir que Rusia se pelearía con la Argentina en plena guerra de Ucrania. En un mundo llenó de tensiones como nunca, ¿en ese mundo de tensiones, todos van a abandonar sus tensiones para hacer una causa común para enfrentar a la Argentina? Es un pensamiento semi colonial.
En vez de decir “bueno, hay una tensión en el mundo, la Argentina es un país periférico, hay que ver cómo aprovecha los nichos que hay para posicionarse mejor”. Si yo no pago la deuda, este es el mejor escenario en muchos años para tener una política soberana. No estamos en un momento de gran solidez en el mundo. No es el momento de la unipolaridad de Bush atacando a Irak. Es el momento más favorable para tener políticas soberanas.
Es el chantaje de siempre. Nos hacen discutir al revés. En vez de discutir qué pasa si pagamos, qué es lo que ocurre; nos hacen discutir una hipótesis, que ocurriría sí no pagamos. En general uno discute, sí yo pago va a pasar tal cosa, sí yo no pago es un razonamiento condicional. Primero discutamos qué pasa si pago, eso sabemos, el otro está abierto a muchas hipótesis.
Además, no toma en cuenta que, en este escenario internacional de post pandemia, de sobre endeudamiento, nuevamente el problema de la deuda se está internacionalizando. Sri Lanka entró en cesación de pagos la semana pasada. No es que la Argentina sería un caso único en un mundo donde las finanzas están muy bien. Para nada es el momento de retomar una política soberana contra el FMI.
PdI: ¿Qué balance haces de las movilizaciones convocadas por el FIT-U, el espacio de la Autoconvocatoria y otras organizaciones?
CK: La Autoconvocatoria y el FIT-U han tenido una actitud muy meritoria porque han resucitado la bandera de la deuda. La resistencia al Fondo es un planteo que tiene muchas raíces históricas en la Argentina. No es que uno llega con una consigna descabellada. La Argentina tiene una historia de lucha contra la deuda. Es oportuno que lo haga la izquierda, frente a la actitud de agachar la cabeza que tienen muchos que históricamente tuvieron la bandera de la deuda en sus manos. Yo creo que, como en muchas cosas, la izquierda está cumpliendo un papel frente a los que arrían las banderas tradicionales.
Me parece clave que la izquierda se mantenga firme, pero que siga explorando oportunidades para ampliar el espacio. Yo no creo que nosotros tengamos que autorestringirnos a movilizaciones, que son muy numerosas, son muy masivas, son muy importantes, pero que todavía tienen mucho espacio para incorporar. Tenemos que tener una política inteligente, de convocatoria permanente a todos los sectores del kirchnerismo crítico para que se sumen al campo de lucha. Esto tiene que ser un objetivo para transformar esto en una lucha nacional.
PdI: ¿Qué decís sobre los dichos de Cristina acerca de que el capitalismo es el sistema más eficiente y eficaz?
CK: Yo creo que es una afirmación un poco curiosa en estos momentos. Porque en tan pocas oportunidades se ha visto en forma tan visible la cara brutal del capitalismo, como un sistema de miseria y sufrimiento como en los dos últimos años.
Primero tuvimos dos años de pandemia, en donde el Covid fue una calamidad natural potenciada por el capitalismo y fue una advertencia de lo que puede ocurrir bajo el capitalismo, si las alarmas sobre el cambio climático terminan transformándose en un desastre general. El capitalismo es este desastre que se está gestando y que hemos tenido una advertencia, con lo cual alabar al capitalismo.
Hemos tenido dos años de precariedad laboral, teletrabajo, incremento de la tasa de explotación. Ahora, a la salida de la pandemia, una nueva crisis, con una tasa de inflación inédita en los últimos 30 o 40 años, con un shock de oferta en toda la cadena global de valor muy inédita, cuyos efectos de desarticulación de la actividad productiva son por ahora desconocidos, pero potencialmente muy explosivos.
Sobre todo una explosión de la desigualdad. El 10% más rico que se lleva el 52% del ingreso total. Los diez hombres más ricos del mundo que duplicaron su fortuna. Este protagonismo que tienen Elon Musk, Jeff Bezos, Bill Gates, Mark Zuckerberg. Una especie de plutocracia que está haciendo una ostentación de riqueza con un nivel de impudicia nunca visto. La idea de que con el capitalismo ganamos todos, es una idea que no se condice con la realidad.
Más bien nos obliga a pensar en lo opuesto. En construir otra sociedad, una sociedad de democracia, de cooperación, de solidaridad. Un sistema con otros pilares cuyo sentido históricamente ha sido la bandera del socialismo y sigue siendo la bandera del socialismo. Esa es mi conclusión.
Entrevistó: Gustavo Giménez