CGT – Gobierno. Una relación conflictiva

Cuando ya todo estaba listo para iniciar el diálogo social la central sindical hizo tambalear la mesa de acuerdos y decidió no asistir. Más allá de diversas razones objetivas lo que subyace es la crisis del capitalismo local que no deja mayores márgenes para acuerdos capital/trabajo.

Contra la clase trabajadora: Federico Sturzenegger, Sandra Petovello y Julio Cordero.

Llamar “tripartito” al llamado diálogo social entre gobierno, empresarios y CGT convocado por la Secretaría de Trabajo, es un bizarro eufemismo resabio de tiempos pasados. Bajo el gobierno Milei el Estado no tiene interés alguno en arbitrar las relaciones entre capital y trabajo, por el contrario su objetivo es modificarlas radicalmente a favor del capital. Hoy está al frente de la dependencia estatal, Julio Cordero, quién ha representado a las cámaras patronales en la OIT durante una década larga. Hoy es todo más transparente que en el pasado, se trata simplemente de un encuentro entre la CGT y el G6 (principales corporaciones empresariales) (1), convocado por un representante directo del conglomerado empresario más grande empresas del país (Grupo Techint).

Reforma laboral como objetivo

El gobierno pensaba inaugurar el encuentro esta semana. Objetivo inmediato: conformar una mesa técnica para establecer de común acuerdo el decreto reglamentario de la reforma laboral. Para luego, en las próximas reuniones ir acordando sin demasiada urgencia una agenda de temas.

Para el G6 era de importancia reponer en la discusión temas que, incluidos en el DNU70, hasta ahora judicializado, habían quedado afuera de la Ley Bases. Entre ellos la reglamentación del nuevo sistema indemnizatorio, la flexibilización de lo que entienden son rigideces de la Ley de Teletrabajo e incluir propuestas que hacen a la productividad y competitividad de sus producciones. Así como eliminar restricciones para favorecer el empleo en las PyMES. Para el gobierno era fundamental declarar al transporte y la educación como servicios esenciales y así garantizar el 75% de prestaciones en caso de medidas de fuerza.

Por su parte la CGT se comprometió a integrar la mesa tripartita y llevaba como objetivo atenuar algunos efectos de las Ley Bases, principalmente morigerar el artículo que crea la figura del trabajador independiente (que puede tener a su cargo hasta otros 3 trabajadores autónomos) y eliminar el artículo que define como “grave injuria laboral” los bloqueos a empresas. Al mismo tiempo pretendía proponer una agenda de reclamos más generales y urgentes. Por un lado la cuestión salarial, el desempleo y los despidos en el sector público. Por el otro como enfrentar la informalidad, el trabajo precario e infantil. Y la siempre presente crisis financiera de las obras sociales.

Unidad en fracciones

En rigor no todos estos temas son compartidos por las tres fracciones que coexisten en la CGT. Por un lado el ala colaboracionista, de la que forman parte Cavalieri de Comercio, Sasia de la UF, Cejas de CyT y cuya cabeza pensante es Martínez de la UOCRA. Por el otro el ala más confrontacionista con Moyano de Camioneros, Palazzo de Bancarios, Manrique del Smata , Furlán de la UOM, a los que también se podrían sumar Crespo del SUTNA, Yofra de Aceiteros y Desmotadores e incluso Sobrero de la Seccional Oeste de la UF, también dirigentes enrolados en la Corriente Federal. Los primeros –históricos garantes de gobernabilidad- son quiénes más entusiasmados estaban con sumarse al diálogo social. Sostienen que no es tiempo para un nuevo paro general contra el gobierno nacional. En palabras de Rodríguez “Cordero todavía no nos cagó”. Los segundos no ven ninguna utilidad en buscar acuerdos con el gobierno “porque después no los cumplen”… por lo que ven como único recurso medidas de fuerza. En palabras de Pablo Moyano “…hay que confrontar contra este Gobierno y contra este modelo económico que está destruyendo a las pymes, al poder adquisitivo de los trabajadores y al empleo”.

En el medio está la llamada mayoría automática. Daer de Sanidad, Acuña de Estaciones de Servicio, Lingieri de Obras Sanitarias y Rodríguez de UPCN (aunque este es un colaboracionista más). Este sector se recuesta en una u otra fracción según el momento y es quién en última instancia se inclina hacia uno u otro lado y define el curso a seguir.

Giro y marcha atrás

El Consejo Directivo de la CGT reunido 24hs. después de acordar participar del diálogo social dio una sorpresiva marcha atrás. Decidió retirarse del mismo y convocar al plenario de Secretarios Generales y a las Regionales para decidir la continuidad del plan de lucha frente al ajuste y a la intensidad de la recesión en curso. Esto es, el diálogo propuesto por el gobierno, como gran política de Estado en lo laboral, capotó antes de iniciar. Al menos por ahora…

Un estruendoso portazo que significó un fuerte golpe para el ala colaboracionista, que también se sintió fuerte en la Rosada, y un rédito político para los confrontacionistas. ¿Qué fue lo que lo disparó? Por un lado que cuando estaban negociando la reglamentación de la reforma laboral contenida en la Ley Bases, en la que el secretario Cordero se había comprometido a dar respuesta a los requerimientos de la Central, el gobierno sorpresivamente reglamentó el impuesto a las ganancias para la 4ta. Categoría (la CGT proponía aumentar el mínimo no imponible) y el artículo que crea la figura del trabajador independiente (la CGT proponía cambios atenuantes en su redacción), al mismo tiempo no hizo lugar al pedido de la Central de no apelar la judicialización del capítulo laboral del DNU70. Lo que subyace por debajo de estas idas y vueltas de la CGT y el gobierno es que la profundidad de la crisis del capitalismo en el país dificulta o condiciona toda negociación capital/trabajo.

Volver a las calles y a la Plaza

En la misma reunión el CD de la Central decidió participar el 7 de agosto de la movilización por el día de San Cayetano, el patrono del trabajo según la liturgia católica. Con esta decisión se suma a la convocatoria realizada por los movimientos sociales, especialmente el MTE, a la que se suman también las dos CTA. No habrá peregrinación a Liniers sino que será una concentración en Plaza de Mayo bajo la consigna “Pan, Paz, Tierra, Techo y Trabajo. Al momento de redactar esta nota los rumores sugieren que la CGT se comprometió a aportar a unan gran concentración. Pero, nunca se sabe…

Una vez más los trabajadores y sectores populares se expresarán en las calles y en la Plaza histórica.


Eduardo Lucita es integrante del colectivo EDI –Economistas de Izquierda-

Notas:

(1) Integran el G6 la Unión Industrial Argentina (UIA), la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO), la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA), la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (BCBA), la Sociedad Rural (SR) y la Cámara Argentina de Comercio (CAC).

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