“Mientras me desespero por Fer ya todo era tarde, mi hijo, mi vida, mi único hijo ya había vivido el peor horror que le puede pasar a un ser humano, pedir, rogar, gritar que tenía familia, que tenía una bebé que los ayuden, pero nada, ellos nada”.
Parte de la respuesta de la mamá de Fernando Latorre al interrogante “¿Qué estabas haciendo cuando te enteraste de la Masacre en la Comisaría 1° de Pergamino?”, planteado como una interpelación social por el colectivo Justicia x los 7, en el marco de los preparativos de la conmemoración del segundo aniversario de los hechos.
El 2 de marzo de 2017 la Policía Bonaerense, cuyo cabecilla en esa ciudad era el ex comisario Alberto Donza, decidió terminar con la vida de Juan Cabrera, Sergio Filiberto, Fernando Latorre, Alan Córdoba, Franco Pizarro, Jhon Claros y Federico Perrotta, jóvenes que se hallaban bajo custodia del Estado que debió garantizar su vida y su integridad. “Justicia por los 7 y por la vida de todos” es un profundo cuestionamiento a la dinámica genocida que de sur a norte recorre la Argentina en rebeldía.
Esta nota es la primera de una serie difundida por la Agencia para la Libertad que comienza con el testimonio de Silvia, que brindamos más abajo.
Testimonio de Silvia Rosito, mamá de Fernando Latorre.
Estaba terminando de bañarme cuando le digo a mi mamá poné la planchita para hacerle las hamburguesas a Fer, (se las iba a llevar a la Comisaría 1°) así las come calentitas. Mientras me cambiaba mi mamá prepara en un taper el budín de pan, que el día anterior, entre todos los pibes habían juntado el pan para que lo hiciera. Una amiga, Gladys, me llama y me dice: flaca prende la tele, algo pasa en la comisaría. Me desespero, intento llamar, pero nadie me atiende. Le digo a mi marido vamos, vamos, rogando que no sea nada, en camino otra amiga, Mayra, que me pregunta dónde estoy y le respondo y me preguntó ¿estás sola?, yo seguía sin entender.
Mientras me desespero por Fer ya todo era tarde, mi hijo, mi vida, mi único hijo ya había vivido el peor horror que le puede pasar a un ser humano, pedir, rogar, gritar que tenía familia, que tenía una bebé que los ayuden, pero nada, ellos nada.
Los policías jugaron a ser Dios ,hicieron todo para que suceda la peor masacre, no les conmovió ni las súplicas, ni los gritos desgarradores de auxilió. Después todo se desató más horroroso aún …el escuchar su nombre: el último de la lista.