El expresidente boliviano Evo Morales cumple hoy 61 años lejos de su país, en condición de refugiado político en una Argentina que le abrió las puertas durante uno de los momentos más duros de su vida.
Han pasado 11 meses desde el golpe de Estado del cual fue víctima y 10 desde que llegará a este país el 12 de diciembre, dos días después de asumir el gobierno de Alberto y Cristina Fernández.
A ellos agradece al igual que al pueblo de esta tierra austral por ayudarlo y salvarle la vida, al igual que al gobierno de México, la primera escala que hizo tras el golpe.
Hoy la esperanza de Evo renace, después de meses de encabezar la campaña del brazo político Movimiento al Socialismo, de soportar que destruyeran y saquearan su casa, de llorar a su hermana Esther, a quien consideraba casi su madre, fallecida en agosto por Covid-19, que se le imposibilitara aspirar a senador y le abrieran disimiles causas judiciales.
La última semana fue muy intensa tras el aplastante triunfo del MAS con el 55 por ciento de los votos, dejando atrás a la derecha que aupó el golpe contra su gobierno, en complicidad con la OEA y por mandato de Estados Unidos, como ha apuntado.
Pero estos 61 años los celebrará en una Argentina que ya se convirtió en su segunda casa, con el deseo de estar cuanto antes en el Trópico de Cochabamba, donde empezó su vida como dirigente sindical y a donde quiere volver en cuanto toque suelo boliviano.
Su mente, como ha declarado, está en volver al campo y trabajar para, desde el lugar que le toque, apoyar a su exministro y ahora presidente electo Luis Arce en la tarea de volver a poner de pie a Bolivia, fortalecer la unidad en la región y restituir pronto la Unión de Naciones Suramericanas.
Pero también exige que lo sucedido en Bolivia no se repita y es por ello que en los últimos días pidió la renuncia del secretario general de la OEA, Luis Almagro, cuyo organismo realizó el informe señalando un fraude electoral en 2019.
En la red social Twitter Morales afirmó la víspera que la OEA publicó su informe preliminar para precipitar el golpe de Estado y reiteró que Almagro tiene las manos manchadas con sangre de bolivianos y es, junto a su equipo, responsable del genocidio y también del economicido.
Asimismo, salió al paso de unas recientes declaraciones de Almagro al señalar que es falso que le pidiera aceptar su informe de elecciones 2019 y que yo no renunciara porque la última vez que tuve contacto con él fue en mayo 2019, cuando pidió ver la concentración de un millón de personas, en Chimoré. Él es un golpista y debe renunciar, señaló.
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